EL AUTOR
Jorge Fernández Díaz (Palermo, Buenos Aires, 8 de julio de 1960) es un periodista y escritor argentino. En sus novelas aborda temas cotidianos, donde los marginales, los perdedores, los humillados, en la mayoría de los casos, se convierten en protagonistas.
Fue redactor especial y cronista policial de La Razón, en épocas del editor Jacobo Timermann. Emigró luego a la Patagonia, donde fue jefe de redacción de El Diario del Neuquén.
A su regreso a Buenos Aires, asumió la jefatura de Política de El Cronista y, más tarde, fue subdirector de las revistas Somos y Gente. Fue también subdirector y miembro del grupo fundador del diario Perfil. Asimismo, fue director de la revista Noticias y del suplemento semanal adnCultura, que fundó junto con Tomás Eloy Martínez, reconocida en 2009 con el Premio Atlántida entregado por el Gremio de Editores de Cataluña.
Actualmente, es secretario de redacción del diario La Nación.
EL LIBRO
La acción de la novela se sitúa al principio del siglo XIX, en concreto en 1808 y su protagonista es José de San Martín, un militar que con los pasos de los años cambia de bando: pasa de guiar a la caballería española contra los ejércitos franceses dirigidos por Napaleón en la Batalla de Bailén a convertirse en héroe de la independencia de la colonias españolas en América del Sur.
General José de San Martín
Un idealista en busca de la libertad, un estratega militar, es el protagonista de esta novela cuya acción se inicia en el frente español de 1808 contra los invasores franceses. Ese capitán que llevaba a sus jinetes españoles a la muerte y a la gloria combatía sólo cuatro años después contra las tropas españolas invasoras al otro lado del Atlántico. Con una recreación muy visual y de ritmo vertiginosos, asistimos a batallas, muertes, traiciones, linchamientos, intrigas, persecuciones, complots, juramentos secretos, una Logia como elemento aglutinador en la clandestinidad de la resistencia y una historia de amor.
Un retrato del pueblo español en guerra, de un pueblo invasor e invadido. Y de su comportamiento en ambos casos, aunque en frentes distintos. Una novela con la épica que acompañó las gestas de personajes tan singulares como el general San Martín.
IMPRESION PERSONAL
La historia es fuente de la literatura y la llamada novela histórica es una de sus vertientes. Pero también está la historia novelada, que es el relato en forma literaria a partir de los hechos reales, completando vacíos documentales y sobre todo utilizando la conjetura, que permite adjudicar a los protagonistas pensamientos, sentimientos e intenciones que, si bien no tienen bases documentales, pudieron haberse dado, logrando -a través del contexto histórico- que resulten verosímiles.
En mi opinión, este muy buen libro de Jorge Fernández Díaz no es una novela histórica porque no relata hechos imaginarios que no han sucedido en un contexto histórico real, sino que más bien es historia novelada, ya que todos los hechos que relata son históricos, aunque lo hace en forma literaria y sin el andamiaje erudito de la historia académica.
Se inscribe también en lo que puede ser denominada literatura épica, que en Occidente tiene antecedentes tan lejanos como la Odisea. Es que destaca hechos de San Martín en los cuales el valor y el coraje se muestran a toda prueba, pero no lo hace desde el bronce de la estatua del prócer inmaculado, sino desde la sensibilidad y la contextura humana del personaje.
La Logia de Cádiz se inscribe en el marco de la interpretación histórica de la figura de San Martín ya fijada en vida en 1823, en la que se llamó su protobiografía, escrita ese año en su defensa frente a los ataques y calumnias que sufría por su amigo y ex colaborador, el colombiano Juan García del Río, y que después termina de imponer, ya en 1863, quien en mi opinión fue su primer biógrafo integral: el chileno Agustín Vicuña Mackenna.
Pero el libro de Fernández Díaz agrega la faz humana, el dolor, la angustia, la tristeza, el goce y la pasión que debió haber sentido el protagonista y que las cartas -el gran testimonio para reconstruir la historia hasta las últimas décadas del siglo XX- la mayoría de las veces no muestran.
El libro nos muestra ante todo el San Martín militar, el guerrero, para lo cual el relato se centra en sus años iniciales, antes de la organización del Ejército de los Andes, aunque el enfoque literario le permite ir y venir con referencias a hechos que sucedieron después.
Quizás el período y el enfoque que ha elegido Fernández Díaz sea el contrapuesto al periodo en el cual San Martín se transforma en estadista, que es cuando se transforma en Jefe de Estado del Perú, organizando sus órganos de gobierno, sus instituciones y sentando las bases de una nueva cultura con una ideología muy definida, muy cercana a la monarquía constitucional, como muy bien lo ha estudiado el historiador peruano De la Puente Carcamo en su libro San Martín Fuentes Doctrinarias.
El San Martín de Fernández Díaz termina con la tristeza del San Martín que en 1823 ha dejado el poder en Perú, poco después muere su esposa -a la cual no ha sabido amar maritalmente- y, además, la mayoría de sus conciudadanos lo critica y desvaloriza.
Es el mismo sino trágico de sus Granaderos en sus primeros años, que en mi opinión tan bien pinta el autor.
Retrato de José de San Martín en los ultimos años de su vida, en el exilio francés
En la novela, que sigue una estructura lineal muy sencilla, se respeta los datos conocidos de la figura de José de San Martín, en lo que se refiere a vida profesional (su carrera militar en uno u otro bando) y a su vida personal: su matrimonio con Remedios de Escalada y su hija, Merceditas, a la que profesaba un gran amor y a quien procuró una cuidada educación.
No nos encontramos ante la historia cronológica y el argumento lineal que podrían ser más propios de un ensayo biográfico; más bien nos topamos con una novela con estructura de rompecabezas, sin alcanzar, ni tal cosa se pretende, la complejidad de, por ejemplo, Pedro Páramo, del mexicano Juan Rulfo. El autor argentino afirma que tras cuatro años de arduas investigaciones y documentaciones decide dejar al margen las grandes batallas y campañas del prócer americano. Sostendrá la trama, en cambio, en dos pivotes, en dos escaramuzas que guardan un significativo paralelismo: la primera será la acción de vanguardia de Arjonilla, en vísperas de Bailén; la segunda, el combate disuasorio de San Lorenzo, que transcurre cuatro años después en América. A su vez, se dan también curiosos paralelismos entre determinados personajes secundarios. Y es digna de admirar la metamorfosis en lo relativo a las lealtades que sufre aquel teniente coronel de Yapeyú.
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