lunes, 14 de diciembre de 2015

SI LOS MUERTOS NO RESUCITAN (Philip Kerr)



EL AUTOR

Philip Kerr (Edimburgo, Escocia, 1956) es un escritor británico.

Estudió en la universidad de Birmingham y obtuvo un máster en leyes en 1980; trabajó como redactor publicitario para varias compañías, entre ellas Saatchi & Saatchi, antes de consagrarse definitivamente a la escritura en 1989 con Violetas de Marzo (March Violets), obra con la que inició una serie de thrillers históricos ambientados en la Alemania nazi conocida como "Trilogía berlinesa" (también llamada "Berlin Noir"), protagonizada por el detective alemán Bernhard "Bernie" Gunther.



El resto de su obra suele ser novela negra o policíaca, y se ambienta en distintas épocas, incluso futuras, como por ejemplo Una investigación filosófica (A Philosophical Investigation). En 2009 obtuvo el III Premio RBA de Novela Negra, el de mayor dotación de su especialidad (125.000 euros), por Si los muertos no resucitan, cuya historia transcurre en un Berlín en pleno apogeo del nazismo, poco antes de las Olimpiadas y la II Guerra Mundial. Este título forma parte de la "serie Bernie Gunther".

Además de escribir para el Sunday Times, Evening Standard y New Statesman, ha publicado novelas orientadas al público juveniles, firmadas bajo el nombre de P. B. Kerr, en la serie "Los hijos de la lámpara" (Children of the Lamp), como El enigma de Akenatón, La Djinn Azul de Babilonia o La cobra rey de Katmandú.

Vive en Londres con su mujer, la escritora Jane Thynne, y sus tres hijos.

EL LIBRO

  • Nº de páginas: 528 págs.
  • Encuadernación: Tapa blanda
  • Editorial: RBA LIBROS
  • Lengua: CASTELLANO
  • ISBN: 9788490565957



  • Berlín 1934. Tras dejar la Kripo por las purgas llevadas a cabo por los nazis, Bernie Gunther trabaja como detective en el hotel Adlon de Berlín. Noreen Charalambides, una huesped judía y estadounidense del hotel que es periodista, lo contrata para que le ayude en la elaboración de un artículo sobre el antisemitismo nazi con la finalidad de conseguir que los Estados Unidos boicoteen los Juegos Olímpicos que se van a celebrar en Berlín. Gunther y Noreen, que acaban enamorándose, descubren durante su investigación una trama de corrupción entre altos cargos nazis y gangsters estadounideneses relativa a las concesiones de las obras olímpicas, lo que los hace víctimas de un chantaje por el que se verán obligados a separarse sin que el artículo pueda ser finalizado.

    La Habana 1954. Bernie Gunther, con su nueva identidad de Carlos Hausner, vive holgadamente en la Cuba del dictador Batista mientras prepara su regreso a Alemania. Es entonces cuando se reencuentra con Noreen Charalambides que se ha convertido en una escritora de éxito, partidaria del revolucionario Fidel Castro, y que vive temporalmente en la isla como invitada del también escritor Ernest Hemingway. Pero este reencuentro con Noreen lo será también con otra parte peligrosa de su pasado: los mismos gangsters estadounidenses y sus intreses turísticos en la isla. Además, el pasado nazi que Gunther creía haber dejado atrás también resurgirá con fuerza marcando su futuro inmediato y trastocando su deseo de regresar a Alemania.


    IMPRESIONES

    Esta es la sexta novela de la serie Berlin noir, que en principio fue concebida como una trilogía.

    Llegados a éste punto, y son seis ya las novelas que protagoniza Bernie Gunther, en distintos espacios temporales, creo que es necesario una biografía de éste personaje de ficción, al objeto de que aquellas personas que no hayan leído las novelas que protagoniza, e incluso algunos que sí las hayan leído, puedan ordenar un poco los acontecimientos e introducirse en la vida de éste personaje tan poco convencional;

    Hotel, Adlon Berlin, años 30


    "Bernard "Bernie" Gunther nació 1898. Luchó en el frente turco y en las trincheras de Amiens en la I Guerra Mundial. Estuvo casado pero su mujer murió en 1922 por la epidemia de "gripe española". Ingresó en la Policía Reichskriminal (Kripo) de Berlín en 1922 y alcanzó el grado de Kriminalinspector. El culmen de su carrera llegó con la detención de Gormann, un estrangulador en serie. Abandonó la policía en 1933, incapaz de tolerar las purgas de Goering. Fue detective en el hotel Adlon en 1934.
    Le conocemos en 1936, con 38 años, trabajando como detective privado con despacho en la Alexanderplatz. Investiga casos de personas desaparecidas, normalmente judíos asesinados o enviados a campos de concentración. Acepta todo tipo de encargos excepto divorcios (¿os suena?). En 1938, obligado, volverá a la Kripo como Kommissar para ayudar en la investigación de una serie de asesinatos de muchachas arias. Acabará formando parte de la SS, pese a no haber pertenecido nunca al partido nazi, al fusionarse la Kripo con la Gestapo y el SD.

    En 1941 es destinado a Minsk en Ucrania. Al descubrir que el objetivo de su grupo es asesinar civiles judíos pide el traslado al frente pero es devuelto a Berlín para trabajar en la Oficina de Crímenes de Guerra. Sus investigaciones incomodan a muchos y es enviado al frente ruso, donde es capturado y retenido en un campo de prisioneros.

    En 1947 le reencontramos en Berlín, con 15 kg menos, casado con Kirsten. En el 49, cansado de regentar un hotel ruinoso cerca de Dachau, volverá a trabajar como detective privado en Munich. En 1950 partirá rumbo a Argentina y en 1954 lo reencontraremos en La Habana.

    Imagen de un cabaret en La Habana, años 50

    Pelo rubio, ojos azules, nariz rota. En una época donde la idea de un detective es unos nudillos de acero y un foco de luz, Bernard Gunther es un investigador honesto. Un juez de la personalidad, rápido y preciso. Cínico, critica a los nazis donde y con quien puede, pero no duda en saludar con el brazo en alto si las circunstancias lo requieren. Sabe que vive en un mundo desquiciado donde es normal que las personas desaparezcan y mueran, pese a ello no conoce el miedo y no respeta la autoridad. Se enfrenta a todos con humor, ironía y sinceridad, aun a riesgo de que le rompan la cara. Es muy duro, no duda en emplear su hierro (pistola) si se tiene que defender o considera que es el único modo de alcanzar la justicia. A medida que envejece se siente culpable de estar vivo.
    Siempre hay alguna mujer en la vida de Bernie: Frieda, Noreen Charalambides, Inge, Kirsten, Anna Yagubsky, pero las circunstancias o la muerte le separarán de todas y cada una de ellas.

    Las novelas de Kerr son género negro puro, un homenaje a los clásicos americanos en un contexto histórico y geográfico totalmente diferente. Las dos primeras transcurren en el Berlín anterior a la II Guerra Mundial. De la mano de Bernie descubriremos un pueblo alemán sumiso, conformista y fácilmente manipulable. Unos dirigentes europeos pasivos hasta que ya es demasiado tarde. Los campos de concentración, la eugenesia, el antisemitismo, las creencias espiritistas y mitológicas... la crueldad, la mentira, la hipocresía de los nazis. Y Jesse Owens triunfando sobre la supuesta superioridad aria.

    Estadio Olimpico de Berlin, 1936


    En "Réquiem alemán" nos pasea por un Berlín destrozado y dividido, tomado por los "ivanes" y los estadounidenses, una población hambrienta y desmoralizada, verdugos convertidos en víctimas que sobreviven gracias al estraperlo y la prostitución.

    En "Unos por otros" se plantean dilemas a los que se han enfrentado muchos pueblos: ¿es deseable olvidar el pasado para poder empezar de nuevo?, ¿es posible perdonar tales atrocidades?, ¿está justificada la venganza de Nakam (comandos secretos judíos que perseguían y mataban criminales nazis)?. Conoceremos las redes que utilizaron los nazis para escapar a Estados Unidos y Argentina, muchas de ellas apoyadas por la Iglesia Católica y algunos gobiernos occidentales con la excusa de evitar el comunismo. Volverá la mirada a los crueles experimentos médicos y la eliminación sistemática y despiadada de personas en los campos de exterminio. Y una pregunta constante al pueblo alemán y a toda la humanidad: ¿Cómo pudisteis dejar que esto pasará?, ¿cómo personas corrientes se convertieron en asesinos?

    "Una llama misteriosa" tiene lugar en Buenos Aires en 1950. Gunther ha abandonado Berlín y disfruta de la calurosa acogida que ofrecen los Perón a los exiliados nazis. La muerte de una muchacha y la desaparición de otra entroncan con una investigación que dejó sin concluir en 1932. Kerr nos pasea por los últimos meses de la República de Weimar y nos ofrece un espeluznante relato sobre el destino de miles de judíos en la Argentina peronista.

    "Si los muertos no resucitan" se desarrolla en dos actos. En 1934 en Berlín cuando Gunther trabaja como detective privado en el Hotel Adlon y los nazis han empezado su persecución contra los judíos y en 1954 en La Habana. Los gansters norteamericanos huyendo de la justicia se han hecho dueños de casinos y hoteles y sostienen al régimen de Batista con el beneplácito y la vigilancia de la CIA. Mientras algunos intelectuales que también huyen del Comité de Actividades Antiamericanas de McCarthy coquetean con los que serán los futuros revolucionarios, de fondo los personajes de Fidel Castro, en la cárcel de Pinar del Río y Ernest Hemingway, ausente por un viaje."
    La presente novela es una critica social de la sociedad alemana que se adentra en el nazismo, esta ambientada en el Berlin de 1934. La verdad que es un libro muy descriptivo y dudo que se pueda encontrar un documental, informe o ensayo en el que se describa y al mismo tiempo se descubra el nazismo en sus primeros pasos de asentamiento. Nos cuenta el día a día, como una radiografía de la sociedad, su visión del mundo.

    Este libro esta estructurado en dos partes claramente diferenciadas y sin aparente conexión entre ellas. La primera de ellas es para mi también la más oscura y la que más me ha costado de leer. Esta ambientada en el Berlin de la era preolimpica. Bernie Gunther, es detective del hotel Adlon, trabajo al que se ve abocado después de dejar la policía criminal alemana, la KRIPO, al no simpatizar con las SS y las SA con las que tendría que haber compartido espacio, y por su negativa a abrazar el incipiente nazismo que ya comenzaba a imponerse. Me he encontrado con un detective cínico, con una ironía morbosa, con una valentía fuera de lo común, un abogado de causas perdidas, un defensor de sus principios aunque en ocasiones se veía impelido a aceptar algunas reglas en aras a la supervivencia. Si algo se le puede reconocer a Gunther es su olfato para agarrarse a la vida.

    La llegada al hotel de una periodista norteamericana, Noreen Charamlabides, amiga de la directora de Adlon, para escribir un reportage sobre las injusticias racistas del régimen de la Wehrmacht y asi favorecer el boicot de los Estados Unidos a la candidatura de Berlin como sede Olímpica, les llevará a descubrir una trama de corrupción económica que afecta a altas esferas del nazismo y empresarios americanos, y también a autoridades alemanas y americanas del comité olímpico. Todo ello regado de cadáveres, y surge la sorpresa cuando no todos ellos son judíos.
     
    Finca Vigía, la casa de Hemingway cerca de La Habana
     
    En el recorrido que ambos personajes hacen por las calles de Berlin es posible detectar el miedo, ver las bases sobre las que se sustentaba el regimen que sembraba el terror, que empezaba a expanderse como una mancha de aceite. Es posible conocer a la gente que se paseaba por el Berlin de 1934, los que abrazaron el nazismo sin concesiones, los reticentes, los judíos desamparados y a la búsqueda de un trabajo que les permitiera alimentar a sus hijos, las triquiñuelas de los mandos policiales, la dureza de los oficiales nazis. En una palabra muy sonora CORRUPCIÓN, salpicada de un terror introducido a golpes de injusticias.

    Sus investigaciones les llevan incluso a arriesgar su vida, y la norteamericana tiene que salir urgentemente de Alemania, dejando un corazón partido y un alemán luchando por su supervivencia, dejo el resto para que descubráis una historia tan emocionante como oscura y a tramos dura, por el uso del lenguaje.

    La segunda parte ya he comentado que aparentemente no tiene conexión con la primera, veinte años después en la Cuba de Batista, Gunther es una persona mucho más cínica, llega a la isla con un nombre falso y un visado argentino-germano. En la dictadura cubana se esconde de una orden de búsqueda y captura dictada por Viena, por el asesinato de dos mujeres. Allí se vuelve a reencontrar con Noreen que se ha separado y ha adoptado su apellido de soltera y es una consumada escritora. Otro personaje que le da continuidad a la trama es Max Reles un gangster americano dueño del un hotel -casino y socio de Batista.

    El cambio de escenario introduce otros olores y colores, pero no cambia la esencia de la novela, por la dictadura cubana, y se deja entrever la urdidumbre del régimen castrista, Gunther vuelve a estar en su sitio, nada contra corriente y guarda la ropa, se vuelve a ver inmerso en situaciones comprometidas. Lucha por volver a su Alemania natal, no acaba de acostumbrarse a la isla pero el curso de los acontecimientos amenaza con mantenerlo cautivo en la isla y de un amor que ya no es correspondido y que le causa mucho sufrimiento.
     
    ACTUALMENTE LEYENDO:  LAS LAGRIMAS DE HEMINGWAY  (Reyes Calderon)

    viernes, 11 de diciembre de 2015

    LA DAMA DE BLANCO (Wilkie Collins)





    EL AUTOR

    William Wilkie Collins (Londres, 8 de enero de 1824 - ib., 23 de septiembre de 1889) fue un novelista, dramaturgo y autor de relatos cortos inglés. Fue muy popular en su tiempo, dejando escritas 27 novelas, más de 60 relatos cortos, al menos 14 obras de teatro y más de 100 obras de no ficción.
     
    Es considerado uno de los creadores del género de novela policíaca, a través de una narrativa caracterizada por la atmósfera de misterio y fantasía, el suspense melodramático y el relato minucioso. Sus obras más conocidas son La dama de blanco (1860), Armadale, (1866) y La piedra lunar (1868).



    Collins nació en Londres, el 8 de enero de 1824, hijo del conocido pintor paisajista y académico William Collins. Su segundo nombre, Wilkie, le fue impuesto en honor a su padrino, el también artista plástico David Wilkie. Desde los doce a los quince años vivió con su familia en Italia, etapa que marcó en buena medida su educación y la formación de su carácter. A los 17 años abandonó la escuela y se empleó como aprendiz en una importante firma de comercio de té, pero después de cinco infelices años, durante los cuales escribió (en 1844) su primera novela, Ioláni o Tahití tal como era (que permanecería inédita durante un siglo y medio, hasta 1999), ingresó en el Lincoln's Inn para comenzar a estudiar Derecho, aunque nunca llegaría a ejercer como abogado, pues se dedicó por entero a la literatura. Tras la muerte de su padre, en 1847, Collins publicó su primer libro, Memorias de la vida de William Collins (1848). También llegó a considerar la idea de iniciar una carrera como pintor, exponiendo un cuadro propio en la exposición de verano de la Royal Academy en 1849. Pero fue con la publicación de su segunda novela, Antonina o la caída de Roma (1850), y con la continuación de la misma, Basil (1851), cuando su carrera como escritor comenzó en serio.
    Un acontecimiento decisivo en la carrera literaria de Collins tuvo lugar en marzo de 1851, cuando conoció a Charles Dickens por mediación de un amigo común, Augustus Egg. Desde ese momento, Collins y Dickens se hicieron grandes amigos, gracias, entre otras cosas, a su común afición por el teatro, y colaboraron mano a mano en revistas y ediciones, llegando incluso a ser coautores de varias obras. Además, Collins, en su labor como editor, lo fue de la obra de Dickens Household Words, y varias de las novelas de aquél serían publicadas por entregas en el semanario All the Year Round, editado por el autor de Oliver Twist, que acabaría editando y publicando por su cuenta las obras de su amigo. La amistad entre ambos duraría toda la vida, hasta el punto de que llegaron a ser parientes, pues el hermano menor de Wilkie Collins, Charles Allston, contrajo matrimonio con Kate Macready Dickens, segunda hija de Charles Dickens y de Catherine Thompson Hogarth. Tras la muerte de Dickens, Collins también asesoró a Georgina Hogarth, cuñada del gran escritor, cuando ésta preparaba, en 1880 y en colaboración con la hija mayor de Dickens, Mary Angela, una edición de las Cartas de Charles Dickens desde 1833 a 1870.

    Collins padecía una variación de artritis conocida como gota reumática que le acabó provocando una seria adicción al opio, que tomaba en forma de láudano para aliviar el intenso dolor. Como consecuencia de ello, comenzó a experimentar ilusiones paranoicas en las que creía estar continuamente acompañado por un clon suyo al que llamaba "Ghost Wilkie". En su célebre novela La piedra lunar (1868) planteaba de forma destacada el tema de los efectos de la adicción al opio.

    Mientras escribía dicha novela, su consumo de láudano era tan desmesurado, que posteriormente confesó no recordar lo que había escrito en una gran parte de la narración.

    Collins nunca contrajo matrimonio, pero desde 1858 hasta su muerte mantuvo sucesivas relaciones intermitentes con la viuda Caroline Graves y posteriormente con su hija Elizabeth, a la que el escritor llamaba "Carrie". Cuando Caroline le abandonó definitivamente para casarse con un tal Joseph Charles Clow (octubre de 1868), Collins conoció a otra mujer, Martha Rudd, con la que tuvo tres hijos: Marian (n. 1869), Harriet (n. 1871) y Charles William (n. 1874). Entre medias, la viuda Graves había vuelto con Collins, manteniendo ambos su relación de forma discontinua hasta la muerte del escritor. Wilkie Collins murió en Londres, el 23 de septiembre de 1889, y fue enterrado en el cementerio Kensal Green de la capital británica. El epitafio de su tumba le destaca como el autor de la novela La dama de blanco.

    Collins fue autor o co-autor de 27 novelas, más de 60 relatos cortos, al menos 14 obras de teatro y un centenar de piezas de no ficción. Algunas de sus obras narrativas fueron calificadas en su momento como "sensation novels", un género equivalente y precursor de las actuales novelas policiacas y de suspense y misterio. También escribió sobre la situación de las mujeres, sobre asuntos sociales y sobre la realidad cotidiana de su tiempo. Así, su obra Hide and Seek (1854) estaba protagonizada por uno de los primeros personajes sordos de la literatura inglesa. Como muchos otros escritores de su tiempo, publicó la mayor parte de sus novelas por entregas, en revistas como la mencionada All the Year Round, y por ellas llegó a ser reconocido como un maestro del estilo, creando el grado justo de suspense e intriga para lograr mantener a su público lector pendiente de la historia semana tras semana. La tirada de All the Year Round se incrementó notablemente con la publicación consecutiva de Historia de dos ciudades (1859), de Dickens, y La dama de blanco (1860), de Collins.

    Tras la publicación de esta novela, Collins disfrutó de diez años de gran éxito. Su siguiente obra, Sin nombre (1862), combinaba denuncia social —criticaba una absurda ley que se aplicaba en aquella época a los hijos de padres no casados— con una densa estructura de thriller de venganzas.

    Armadale (1866), la única novela escrita por Collins en la década de 1860 que no apareció por entregas en All the Year Round, suscitó feroces críticas, generalmente centradas en un personaje transgresor para la época: la malvada Lydia Gwilt. Además, la novela supuso un golpe financiero para el autor y un rotundo fracaso comercial: la suma adelantada por la revista The Cornhill Magazine en concepto de derechos de publicación fue excepcional, eclipsando por un margen sustancial los precios pagados por la gran mayoría de las novelas similares de la época, y finalmente las ventas, muy por debajo de las expectativas creadas, no consiguieron amortizar la inversión de los editores. La piedra lunar, publicada en 1868, fue la última de las novelas del ciclo más exitoso del autor y, pese a una acogida inicial un tanto fría por parte de los críticos y del propio Charles Dickens, significó un retorno de Collins a su estilo más característico y restableció el valor comercial de un escritor cuyo éxito en el competitivo mercado editorial victoriano había ido decreciendo desde su primera obra maestra. Considerada por muchos como obra precursora de la novela policiaca dentro de la tradición de la narrativa inglesa, La piedra lunar sigue siendo la novela de Collins más popular y más aclamada por la crítica. En su momento, fue definida por el poeta y dramaturgo T. S. Eliot como "la primera, la más larga y la mejor novela de la moderna literatura policiaca inglesa, en un género inventado por Collins y no por Poe",  y la escritora de género policiaco Dorothy L. Sayers (1893-1957) se refirió a ella como "probablemente la mejor novela policiaca jamás escrita".  Además, uno de sus personajes centrales, el Sargento Cuff, ha sido considerado como precursor literario del célebre detective de ficción Sherlock Holmes, creado por Arthur Conan Doyle en 1887.

    La dama de blanco y La piedra lunar comparten una estructura narrativa poco común, similar a la de una novela epistolar, en la que cada parte del libro tiene narradores diferentes, cada uno con una voz narrativa diferenciada. (Armadale también tiene una estructura parecida, aunque en menor medida, de narración a través de la correspondencia entre personajes.)

    Sin embargo, diversos factores (frecuentemente se citan la muerte de Dickens en 1870, que supuso para Collins la pérdida de su mentor literario; su creciente drogodependencia; y una inclinación poco aconsejable a utilizar su narrativa como vehículo de denuncia recurrente de las injusticias sociales, en detrimento del suspense y la intriga que tan buenos resultados le habían dado) condujeron a Collins a su declive en las décadas de 1870 y 1880. Sus obras (novelas y relatos cortos) de ese periodo, si bien no desprovistas de cierto valor literario, son generalmente consideradas como menores y, desde luego, inferiores a sus grandes producciones anteriores, por lo que han llegado a nuestros días prácticamente ignoradas por la crítica.

    Las novelas posteriores a La piedra lunar contenían menos elementos de thriller y más crítica social. Los temas tratados seguían teniendo interés, pero la popularidad del autor disminuyó considerablemente. El controvertido poeta inglés Algernon Charles Swinburne (1837-1909) comentó acerca de Collins: "¿Qué fue lo que llevó a la perdición el gran genio de Wilkie? Algún demonio susurró: «¡Wilkie tiene una misión!»".

    EL LIBRO

  • Nº de páginas: 816 págs.
  • Encuadernación: Tapa blanda
  • Editorial: DEBOLSILLO
  • Lengua: CASTELLANO
  • ISBN: 9788499086316



  • Una trama argumental magníficamente desarrollada, que envuelve al lector en una atmósfera de misterio e intriga.

    Walter Hartright se traslada a Limmeridge para dar clases de dibujo a Laura, una joven rica heredera sobrina del barón Frederick Fairlie. Poco antes de irse, tropieza con una misteriosa dama vestida de blanco que le habla de Limmeridge y de su propietaria fallecida, la señora Fairlie. Desde el principio Walter siente una gran atracción por Laura, quien está prometida con sir Percival Glyde, que solo busca arrebatarle su herencia. Solo se interpone en su camino la misteriosa dama de blanco. La dama de blanco , inspirada en un hecho real y publicada originalmente por entregas en una revista dirigida por Charles Dickens, ha constituido un éxito ininterrumpido de ventas en todas las lenguas. Todo ello se debe a una trama argumental magníficamente desarrollada, que envuelve al lector en una atmósfera de misterio e intriga; al increible ritmo narrativo que va imponiendo el autor conforme avanza la historia, y sobre todo a la profundidad psicológica de los personajes y a la gran capacidad descripiva de ambientes ysituaciones. Junto con La piedra Lunar ha sido considerada, tanto por el público como por la crítica, una de las mejores novelas de misterio e intriga de todos los tiempos.

    IMPRESIONES

    Historia victoriana intrigante e intrincada llena de misterio, amor y personajes sugerentes, “La Dama De Blanco” es la novela más popular de Wilkie Collins, un libro romántico con trazos góticos que apareció por entregas en “Household Words”, publicación semanal creada por su amigo y excelente escritor Charles Dickens.

    Mediante una original narración estructurada desde diferentes puntos de vista se crea un clima de intriga y suspense absorbente que atrapa desde la primera página. Su catálogo de caracteres resulta complejo en su psicología, brillando con luz propia el Conde Fosco, excelente y encantador villano, y el magnífico retrato femenino de Marian Halcombe, mujer marcada por la inteligencia y la confianza en sí misma.

    Limmeridge House, Cumberland (Inglaterra)


    Wilkie Collins fue un escritor y dramaturgo inglés que dejó más de 27 novelas y 100 obras de no ficción. Algunas de sus obras se consideran pioneras en el género de la novela policíaca. Como la mayor parte de sus novelas, 'La mujer de blanco' (1860), fue publicada originalmente por entregas, una condición editorial que Collins llegó a dominar con suma maestría. Estamos ante un novelón de más de 800 páginas que absorbe al lector con sus cualidades.

    La primera de ella es el original intercambio de narradores con el que Collins juega en su novela. No se trata del típico narrador omnisciente de tercera persona decimonónico, sino que algunos de los personajes van prestando su voz para ir desgranando los hechos que conforman la trama. Se ha calificado en algunas ocasiones como novela epistolar, pero no acabo de estar de acuerdo. Las sucesivas intervenciones no son exactamente cartas, sino una especie de testimonio coral de los hechos acaecidos en Blackwater Park y Limmeridge House. El éxito de la fórmula de Collins en esta novela quizá (esto es una conjetura mía) pudo inspirar a Bram Stoker la forma en la que estructuró su obra más conocida, 'Drácula', que se publicaría 37 años más tarde.

    Otra de los grandes virtudes de Collins es la viveza de sus personajes. Nuestro autor es un excelente configurador de caracteres, y cada uno de los actantes de la novela está muy bien retratado: la ternura y la bondad de lady Fairlie; la determinación de Marian Halcombe; o el personaje que quizá resulte más interesante de todos: el conde Fosco, sus maquiavélicos planes y su sibilino comportamiento. Todos los personajes, en general, están dotados de una fuerza extraordinaria.
    En la novela también destaca la mezcla de géneros que Collins consigue, aportando elementos de melodrama, novela romántica, de novela policíaca, de intriga e incluso hasta algún punto de terror sobrenatural (el primer encuentro de Walter con la dama de blanco).

    A pesar de su extensión, la obra se lee de forma ágil, animada además por los constantes giros de la trama que el género del folletín le insufla, y que se van acumulando sobre todo en la recta final del libro, con lo que consigue atrapar al lector sin remedio.

    También los personajes de La dama de blanco están bien planteados, son consistentes de principio a fin en su abnegación, en su maldad o en su indolencia. Mención aparte merece el de la señorita Halcombe, un personaje femenino como existen pocos en la literatura de la época. La señorita Halcombe es inteligente y resuelta hasta tal punto que se cree en la necesidad constante de disculparse por su personalidad poco femenina y resaltar las virtudes tradicionalmente achacadas al sexo fuerte, en lo que resultan sutiles intentos de no incomodar a sus interlocutores masculinos. Personalidad que contrasta con la de la gentil pero apocada Laura Fairbanks, en torno a la cual gira la intriga.

    En resumen, una obra de suspense que ha debido satisfacer a los amantes del género durante ciento cincuenta años y que todavía puede hacer las delicias de cualquier lector. No se la pierdan.

    ACTUALMENTE LEYENDO:  SI LOS MUERTOS NO RESUCITAN  (Phillip Kerr)

    domingo, 6 de diciembre de 2015

    EL REINO DE ESTE MUNDO (Alejo Carpentier)



    EL AUTOR

    Alejo Carpentier y Valmont (La Habana, Cuba, 26 de diciembre de 1904 - París, 25 de abril de 1980). Escritor cubano.

    Hijo de un arquitecto francés y una profesora rusa, inicia estudios de arquitectura en 1921, que abandona dos años más tarde, pasando a ejercer como periodista en la revistas Hispania, Social y Carteles, destacando también como musicólogo. En 1924 es nombrado redactor jefe de la revista Carteles. Encarcelado en 1927 por su actividad política de oposición al dictador Machado, en 1928 abandona Cuba para establecerse en París. Allí se dedica a actividades relacionadas con la música, siendo corresponsal de diversas revistas culturales cubanas.



    Entra en contacto con la vanguardia, especialmente con el surrealismo, y colabora en la revista Révolution Surréaliste de André Breton. En 1933 publica en Madrid su primera novela ¡Ecué-Yamba-Ó!, aunque la que marca su madurez literaria es El reino de este mundo. En España entabla amistad con los poetas de la Generación del 27 Pedro Salinas, Rafael Alberti y Federico García Lorca.

    En 1937 participa en el II Congreso por la Defensa de la Cultura y tras dos años en Europa regresa a Cuba. Continúa su labor periodística en la radio y en revistas como Tiempo Nuevo y Orígenes. Entre 1945 y 1959 vive en Venezuela, para volver a instalarse en Cuba tras la victoria de Fidel Castro.

    Desempeña las responsabilidades de director de la Editora Nacional y de vicepresidente del Consejo Nacional de Cultura, siendo además consejero cultural en las Embajadas de Cuba en diversas capitales iberoamericanas y del este de Europa. Sus últimos años los pasa en Francia como alto funcionario diplomático en la embajada de París.


    EL LIBRO

  • Nº de páginas: 160 págs.
  • Editorial: ALIANZA EDITORIAL
  • Lengua: CASTELLANO
  • Encuadernación: Tapa blanda bolsillo
  • ISBN: 9788420655505
  • Año edición: 2004
  • Plaza de edición: MADRID



  • Novela calificada por Mario Vargas Llosa como «una de las más acabadas que haya producido la lengua española», EL REINO DE ESTE MUNDO (1949) recrea de forma incomparable los acontecimientos que, a caballo entre los siglos xviii y xix, precedieron y siguieron a la independencia haitiana. Estimulado por la prodigiosa historia original y valiéndose de un magistral dominio de los recursos narrativos, Alejo Carpentier (1904-1980) embarca al lector, merced al poder de su palabra, en un mundo exuberante, desaforado y legendario en el que brillan con luz propia el «licántropo» Mackandal, en quien se conjugan la rebelión popular y los poderes sobrenaturales, y el dictador Henri Christophe, quien alumbró en su palacio de Sans-Souci y la ciudadela de La Ferrière arquitecturas dignas de Piranesi.

    IMPRESIONES

    En 1949 Alejo Carpentier escribe una de sus más importantes novelas. Esa novela lleva por nombre “El reino de este mundo” y a él le es concedido un alto lugar como literato mundial, pues fue y es uno de los pocos escritos histórico-literarios que comentan y ejemplifican el proceso de independencia haitiano. Además, Carpentier es reconocido como uno de los fundadores del llamado realismo mítico en el cual la literatura juega y entrelaza la realidad y los sueños, la imaginación y el raciocinio, la vida y la muerte, que al lado del barroquismo crean un tapiz suntuoso, mágico y alegórico del Haití de principios del siglo XIX.

    Es con este libro que Carpentier se unifica a un movimiento en busca de las tradiciones y orígenes de la historia haitiana, en una búsqueda de una consciencia americana propia, autónoma e independiente de un Nuevo Mundo.
    Alejo Carpentier en su novela relata la historia haitiana y trata de cimentarla en fechas y eventos históricos reconocidos luego de que en el año de 1943 viajara al que antaño fue el reino de Henri Christophe; de esta manera menciona el envenenamiento de las aguas realizado por Mackandal en 1757 y su ejecución en 1758, el levantamiento de Bouckman en 1791, la huída de los plantadores franceses a la ciudad de Santiago de Cuba, entre los cuales se encontraba Lenormand De Mezy, el intento de Napoleón Bonaparte por recuperar el control de la colonia haitiana entre 1801-04, el envió de Paulina Bonaparte como representante real en 1801-02, el reinado de Henri Christophe entre 1807-1820, y finalmente la llegada de los agrimensores que realizaron un Código rural enviados por Jean-Pierre Boyer en 1826. Además, de identificar a personajes de la historia haitiana como el latifundista de la región Limbé al norte de Haití, Lenormand de Mezy.

    El reino de este mundo es una obra basada en el realismo mágico, en una mezcla de la historia independentista y revolucionaria haitiana, junto al sincretismo religioso, al voduismo, a los sacrificios de animales, al calor y sudor de los esclavos negros en las plantaciones, una trama en la que la ironía del poder repite un ciclo vicioso en el cual todo final es un origen y la relación amo-sometido responde al ideal nietzscheano de la vida. Su credibilidad acontece en las referencias ya documentadas sobre la historia de Haití, pero la inclusión del barroquismo en su literatura, el uso de la naturaleza y su entorno nos proveen de un ambiente místico que transporta al lector a lo más profundo de las playas caribeñas y nos imaginamos incluso el palacio del cielo en que Henri Christophe dejó su cuerpo en los muros, como una perpetuación del primer rey negro del Nuevo Mundo.

    La trama de El reino de este mundo inicia con una breve reseña sobre la burocracia francesa presente en la isla de Haití, que es parte de la corona de Francia y se menciona por primera vez a Ti Noel, un esclavo negro, que pertenece al latifundista Monsieur Lenormand de Mezy. Es aquí cuando por primera vez percibimos la presencia de la imagen que habrá de mantenerse a lo largo de toda la obra. Una imagen en la que se ilustra a los pueblos negros africanos viviendo como “un negro rodeado de abanicos de plumas y sentado sobre un trono adornado de figuras de monos y de lagartos.  Para luego hacer una comparación entre este rey negro rodeado de abanicos y plumas con el rey europeo al que tilda de cobarde, incompetente, sumiso y débil de carácter y fuerza; minimizándolo al lado del rey-guerrero negro.

    
    Henri Christophe, que llego a ser Rey de Haiti


    Luego de fijar su mirada en un cuadro en el que se ilustraba a un rey negro recibiendo a visitantes blancos, Ti Noel se recuerda de un personaje tanto histórico como parte íntegra de la cultura vodú haitiana. Este personaje se llamaba Mackandal.

    Mackandal era un negro que trabajaba en la plantación de Lenormand de Mezy y que debido a un accidente con el trapiche quedó manco y fue empleado en labores más sencillas debido a sus nuevas limitantes. Mackandal era un hombre excepcional, tenía el poder de llevar a todo el que escuchara sus relatos por viajes fantásticos de un mundo allende los mares en África; un mundo en que las ciudades de Guinea eran ricamente ilustradas y los negros soñaban con su libertad lejos del yugo blanco.

    Un nuevo personaje sale a escena. Se trata de un negra practicante del vodú, su nombre es Mamán Loi, y es ella quien provee a Mackandal en las páginas siguientes de enormes poderes licantropitos que lo conectan a un mundo hombre-animal, hombre-naturaleza y cuerpo-espíritu.

    Curiosamente y luego del envenenamiento de un perro con uno de los hongos que Mackandal le había dado a comer, el negro Mackandal desaparece luego de que Lenormand de Mezy lo mandase a llamar para pedir explicaciones. De Mezy resuelve que no habría de buscar al manco, pues no representaba peligro alguno. Tiempo después y luego de la enorme desesperanza que le envolvía; Ti Noel recibió un mensaje. Y este mensaje se desarrolla entorno a un evento por de más importantísimo y que representa el renacimiento a la vida y la esperanza luego de vivir en un valle de sombras, truenos y centellas: “Un día, cuando los ríos hubieron vuelto a su cauce, Ti Noel se encontró con la vieja de la montaña en las inmediaciones de las cuadras. Le traía un recado de Mackandal.”
    Mackandal lo esperaba en una lúgubre cueva, llena de pociones y cosas extrañas. Fue aquí que divisó a su amigo y se percató de que nunca había desaparecido. Sólo estuvo ausente y a la vez presente del reino de este mundo.
    Durante su ausencia es que Mackandal realizó alianzas para un levantamiento que habría de acabar con el yugo blanco y fue así que las haciendas de la llanura habían pactado con Mackandal y su resurrección.

    El primer acontecimiento de la novela empieza. El veneno que había empezado por acabar con los estómagos de las vacas, bueyes, novillos, caballos y ovejas había esparcido su alcance a los blancos. Grandes hogueras que al inicio sólo calcinaban los cuerpos enfermos de animales habrían ahora de recibir los cuerpos de blancos que uno a uno caían ante la enfermedad. El pánico cundía. Mackandal fue descubierto y mítines de exploración fueron enviados a toda la comarca. En el ínterin el negro se movilizaba como licántropo en forma de iguana, mariposa, perro, alcatraz, etc. de hacienda en hacienda como vigía de que sus fieles siguieran lo planeado y su ápice había iniciado. Cuatro años después Mackandal era ahora ilimitadamente sobrenatural.

    El gran velo. Capítulo que inicia con una metáfora interesante y de fácil detección; expresa como el inicio de una nueva época, poco antes de la salida del sol y a la vez poco después de una noche que termina, de un cierra de las tinieblas, los negros son llevados en oleada a la Plaza Mayor. El negro ha caído. Mackandal sería muerto calcinado.

    “Un lunes de enero, poco antes del alba, las dotaciones de la Llanura del Norte comenzaron a entrar en la Ciudad del Cabo… De pronto, todos los abanicos se cerraron a un tiempo… Mackandal avanzaba hacia el centro de la plaza
    ¿Acaso el negro ha muerto? ¿Acaso este es el fin de la resistencia? ¿Acaso es este el fin de la revolución negra? De hecho lo es. El mundo blanco acabó con el protagonista de sus pesadillas y temores. Mackandal es ahora parte del fuego y morirá hecho polvo, parte de la tierra que en algún momento alimentó los hongos con los que mataba a los blancos. Mackandal ha muerto en el reino de este mundo, Mackandal ya no es.

    Pero el mundo negro es ahora cuando descubre su ascensión. Mackandal se ha liberado del cuerpo. Ha trascendido a un nivel superior. Él es parte íntegra de un mundo extra sensorial y extra terrenal. Su espíritu se encuentra en cada negro que presenció su muerte en las brasas.

    La fortuna y peculio son parte de la colonia francesa. El excedente de las plantaciones se nota en las calles de la Ciudad del Cabo. Las casas eran grandes y el barroquismo está presente con sus excesos en ornadas y pernios trebolados. Los oficios se han desarrollado e incluso un teatro y ópera había sido inaugurado en la calle Vandreuil.

    Monsieur Lenormand de Mezy había regresado, ahora de la mano de una bella dama, en realidad una actriz fracasada en Europa, que a lo largo habrá de demostrar su frustración artística violentando e insultando a sus esclavos negros. 20 años habían pasado ya y Ti Noel era padre de una jauría de hijos que una cocinera había parido 12 veces. La hacienda florecía pero su amo había cambiado. La borrachez lo había tomado por completo y pasaba días castigando corpóreamente a los negros.

    A continuación una larga e importantísima cita se presenta. Es una cita que demuestra la primera noticia del grito de ¡vive la Revolution! Que llegaba a la isla. Pero en qué contexto ocurre. De nuevo en medio de las lluvias torrenciales que demuestran los temores de una tierra que retumba, una tierra que se preocupa por el porvenir de los negros. Era una reunión de sombras, sombras silentes que murmuraban en lo profundo de la barranca. Era una ronca y sombría barranca que habría de ensordecer poco a poco con su grito de rebelión. Los unos por un lado apoyados por un Dios tirano amante del dolor y sufrimiento del látigo blanco, por el otro dioses de la naturaleza sedientos de venganza negra, venganza contra el Dios tirano de los blancos.

    “Los truenos parecían romperse en aludes sobre los riscosos perfiles del Morne Rouge, rodando largamente al fondo de las barrancas, cuando los delegados de las dotaciones de la Llanura del Norte llegaron a las espesuras de Bois Caimán, enlodados hasta la cintura, temblando bajo sus camisas mojadas… una voz potente se alzó en medio del congresos de sombras… Era Bouckman el jamaiquino quien hablaba de esa manera… algo había ocurrido en Francia, y que unos señores muy influyentes habían declarado que debía darse libertad a los negros, pero que los ricos propietarios del Cabo, que eran todos unos hideputas monárquicos, se negaban a obedeces… el Dios de los blancos ordena el crimen. Nuestros dioses nos piden venganza… ya en mayo, la Asamblea Constituyente… había acordado que se concediera derechos políticos a los negros, hijos de manumisos.”

    Ocho días habría de esperarse. La sublevación iniciaría y sólo juzgaría por el color quien viviría y quien no. Cuando Monsieur Lenormand de Mezy se encontraba tras los ajuares de una negra en la bodega de tabaco la sublevación inició. La cobardía tomó sus pantalones y permaneció escondido mientras las cabezas de los blancos empezaban a rodar y el cuerpo de su esposa era violada sin más ni menos que por Ti Noel.

    Luego de dos días de Mezy sale a la luz, la sublevación había terminado, su esposa había sido violada y luego muerta, y todos menos 12 de sus esclavos habían sido asesinados. Pero el blanco salió perdiendo, la moral de sus señoritas había sido destruida. Sus cuerpos fueron penetrados y desgarrados por el orgullo negro. Haití ya no era colonia francesa. Nunca más lo sería como en su ápice lo fue. ¿A qué se debió que esto se saliera de las manos?

    “La anarquía se entronizaba en el mundo. La colonia iba a la ruina. Los negros habían violado a casi todas las señoritas distinguidas de la Llanura. Después de haber destrozado tantos encajes, de haberse refocilado entre tantas sábanas de hilo… ya no había modo de contenerlos. Monsieur Blanchelande (el Gobernador) estaba por el exterminio total y absoluto de los esclavos, así como de los negros y mulatos libres… los negros tenían, pues, una religión secreta que los alentaba y solidarizaba en sus rebeldías. A lo mejor, durante años y años, habían observado las prácticas de esa religión en sus mismas narices, hablándose con los tambores de las calendas, sin que él lo sospechara.”

    Los franceses se retiran de la isla. Su dirección es el puerto de Santiago de Cuba, sus motivos: la pérdida de la esperanza, el honor y el orgullo. Su consuelo: el licor, la comida y el poco dinero que les quedaba. Pero la revanche está en pie y los franceses envían mastines que habrán de desgarrar las carnes de los negros como ellos desgarraron a sus bellas mujeres.

    Ahora Bonaparte entra en escena. Su enviada es Paulina Bonaparte que habrá de encabezar el ejército que recuperará el control de la isla. Ella, débil de carácter ejemplifica el exceso y la lascivia. Busca el cumplimiento de su sueño infantil de princesa y está lista para sucumbir ante la sensualidad de jóvenes oficiales al descubrir su cuerpo y tentarlos con lo infinitamente imposible que será para ellos tocar uno de sus cabellos. Es Paulina Bonaparte el nexus entre la feminidad que en la época colonial ejemplifica en su totalidad la inmoralidad de una colonia inundado por mores sociales que reprimen “sus instintos”.

    Ti Noel ahora libre decide regresar a la isla y a lo largo de la isla capta como las raíces negras habían vuelto a sus caminos con sacrificios animales y el sonido africano. Al llegar a sus tierras divisa un enorme palacio y una enorme iglesia que se erguían en medio de los pastizales. Pero ¡oh asombro! Toda la gente que miraba era negra: sacerdotes, señoras, ministros y reclusos. Había llegado a Sans-Souci, la residencia de un rey negro, el primero de América. Henri Christophe, aquel que había sido un cocinero y dueño de La Corona en la ciudad, era ahora la cabeza de una enorme ciudad y un soberbio palacio en construcción.


    Ruinas del Palacion de Sans Souci, residencia de Henri Christophe


    No más llegado Ti Noel es tomado por esclavo y por 12 largos años se somete al yugo de sus amos negros quienes latiguean a su misma sangre exigiéndoles trabajo. El rey negro era un tirano con sed de poder y gloria.

    Luego de años de sufrimiento, el pueblo estaba agotado y clamaba por la cabeza de su rey. Un día al asomarse por la ventana se percata de un gran ambiente de algarabía y tambores sonaban al son de las manos. ¿Pero por qué sonaban tambores? La sublevación había iniciado, el monarca corre como loco en busca de su ejército y sirvientes.

    “Pero, en ese momento, la noche se llenó de tambores. Llamándose unos a otros, respondiéndose de montaña a montaña, subiendo de las playas, saliendo de las cavernas, corriendo debajo de los árboles, descendiendo por las quebradas y cauces.”

    El rey olvidó que la sangre de los toros que habría de sacrificar por doce años le protegería de un ataque de los blancos, sin saber que serían los negros, su raza, los culpables de su caída y del balazo que atravesaría su cuerpo. Disparo dado por el mismo hacia la sien. Sus trajes reales se teñían de sangre, su reinado había caído, su muerte era el fin del rey negro del Nuevo Mundo.

    Cinco de sus esclavos cargaron su cuerpo a tuto y lo llevaron a la Ciudadela de La Ferrière, donde habría de ser parte de la fortaleza. Su cuerpo desaparecería en la argamasa, luego de que un dedo, su dedo meñique se iría a Roma en el escote de la reina María Luisa. Mientras que su sueño sería su pesadilla, el nunca sería polvo, su cuerpo quedaría atrapado por la eternidad en el hormigón que el mismo mando a construir. Ese sería su purgatorio por el resto de los días.
    Ti Noel había tomado partido en la destrucción de la Ciudadela. Su casa estaba adornada por tesoros robados del castillo de Henri Christophe. Una cosaca adornaba de vez en vez su cuerpo y su mente se transportaba a “Angola”, su reino propio. ¿Acaso Ti Noel había enloquecido? ¿Acaso había descubierto realmente la libertad? ¿Era el su propio rey?

    “Ti Noel había caído en posesión del rey de Angola, pronunciando un largo discurso lleno de adivinanzas y de promesas. Luego, habían nacido rebaños sobre sus tierras. Porque aquellas nuevas reses que triscaban entre sus ruinas eran, indudablemente, presentes de sus súbditos… Ti Noel dictaba órdenes al viento. Pero eran edictos de un gobierno apacible, puesto que ninguna tiranía de blancos ni de negros parecía amenazar su libertad.”

    La llegada de los agrimensores afrancesados acabó con el sueño de Ti Noel. Estos agrimensores son ni más ni menos que el Código Rural que Jean-Pierre Boyer realizó en 1826. Su mundo era invadido de nuevo. ¿Ahora a donde lo llevaría el viento?

    Su camino procedió a seguir los pasos de Mackandal, su amigo eterno, el espíritu que después de su “muerte” moraba a su alrededor. Fue gracias a Mackandal que Ti Noel era ahora ave, luego un garañon, luego una avispa, ahora una hormiga que habías sido sometida a otra clase de trabajo, ¡al trabajo en serie! ¡Bienvenido a la Revolución Industrial! Él era ahora parte de “un engranaje igual de corrupto” o al menos eso es lo que trata de describir Carpentier.

    “Transformado en hormiga por mala idea suya, fue obligado a llevar cargas enormes, en interminables caminos, bajo la vigilancia de unos cabezotas que demasiado le recordaban los mayorales de Lenormand de Mezy, los guardias de Christophe, los mulatos de ahora.”

    Ahora era ganso y descubrió que había luchado su vida entera por cambiar el rumbo del mundo, cuando todo menos el mundo estaba dispuesto a cambiar. La relatividad de la vida, la subjetividad de la posición desde la que se juzga. Lo bueno y lo malo, arriba o abajo, amo y sometido, blanco y negro. El reino de este mundo era un mundo en el que:

    “El hombre nunca sabe para quién padece y espera. Padece y espera y trabaja para gentes que nunca conocerá, y que a su vez padecerán y esperarán y trabajarán para otros que tampoco serán felices, pues el hombre ansía siempre una felicidad situada más allá de la porción que le es otorgada.”


    Se vive pensando en la libertad, se muere pensando en la libertad. Haití era libre y a la vez oprimido. Haití fue el primer país en independizarse de América Latina, pero qué es Haití ahora sino un cúmulo de problemas y horrores. Haití significó no más que una advertencia para América. No podemos ignorar que hay una mano invisible que maneja nuestro mundo y ese mundo a veces es preferible no perturbarlo. Haití significó el caos para un mundo negro que no estaba listo para dirigirse por sí solo. Fue un fracaso de independencia como lo fueron en menor escala casi todos los países latinoamericanos que le siguieron. América no estaba lista para ser el dueño de su propio destino.


    ACTUALMENTE LEYENDO:  LA DAMA DE BLANCO  (Wilkie Collins)