viernes, 11 de diciembre de 2015

LA DAMA DE BLANCO (Wilkie Collins)





EL AUTOR

William Wilkie Collins (Londres, 8 de enero de 1824 - ib., 23 de septiembre de 1889) fue un novelista, dramaturgo y autor de relatos cortos inglés. Fue muy popular en su tiempo, dejando escritas 27 novelas, más de 60 relatos cortos, al menos 14 obras de teatro y más de 100 obras de no ficción.
 
Es considerado uno de los creadores del género de novela policíaca, a través de una narrativa caracterizada por la atmósfera de misterio y fantasía, el suspense melodramático y el relato minucioso. Sus obras más conocidas son La dama de blanco (1860), Armadale, (1866) y La piedra lunar (1868).



Collins nació en Londres, el 8 de enero de 1824, hijo del conocido pintor paisajista y académico William Collins. Su segundo nombre, Wilkie, le fue impuesto en honor a su padrino, el también artista plástico David Wilkie. Desde los doce a los quince años vivió con su familia en Italia, etapa que marcó en buena medida su educación y la formación de su carácter. A los 17 años abandonó la escuela y se empleó como aprendiz en una importante firma de comercio de té, pero después de cinco infelices años, durante los cuales escribió (en 1844) su primera novela, Ioláni o Tahití tal como era (que permanecería inédita durante un siglo y medio, hasta 1999), ingresó en el Lincoln's Inn para comenzar a estudiar Derecho, aunque nunca llegaría a ejercer como abogado, pues se dedicó por entero a la literatura. Tras la muerte de su padre, en 1847, Collins publicó su primer libro, Memorias de la vida de William Collins (1848). También llegó a considerar la idea de iniciar una carrera como pintor, exponiendo un cuadro propio en la exposición de verano de la Royal Academy en 1849. Pero fue con la publicación de su segunda novela, Antonina o la caída de Roma (1850), y con la continuación de la misma, Basil (1851), cuando su carrera como escritor comenzó en serio.
Un acontecimiento decisivo en la carrera literaria de Collins tuvo lugar en marzo de 1851, cuando conoció a Charles Dickens por mediación de un amigo común, Augustus Egg. Desde ese momento, Collins y Dickens se hicieron grandes amigos, gracias, entre otras cosas, a su común afición por el teatro, y colaboraron mano a mano en revistas y ediciones, llegando incluso a ser coautores de varias obras. Además, Collins, en su labor como editor, lo fue de la obra de Dickens Household Words, y varias de las novelas de aquél serían publicadas por entregas en el semanario All the Year Round, editado por el autor de Oliver Twist, que acabaría editando y publicando por su cuenta las obras de su amigo. La amistad entre ambos duraría toda la vida, hasta el punto de que llegaron a ser parientes, pues el hermano menor de Wilkie Collins, Charles Allston, contrajo matrimonio con Kate Macready Dickens, segunda hija de Charles Dickens y de Catherine Thompson Hogarth. Tras la muerte de Dickens, Collins también asesoró a Georgina Hogarth, cuñada del gran escritor, cuando ésta preparaba, en 1880 y en colaboración con la hija mayor de Dickens, Mary Angela, una edición de las Cartas de Charles Dickens desde 1833 a 1870.

Collins padecía una variación de artritis conocida como gota reumática que le acabó provocando una seria adicción al opio, que tomaba en forma de láudano para aliviar el intenso dolor. Como consecuencia de ello, comenzó a experimentar ilusiones paranoicas en las que creía estar continuamente acompañado por un clon suyo al que llamaba "Ghost Wilkie". En su célebre novela La piedra lunar (1868) planteaba de forma destacada el tema de los efectos de la adicción al opio.

Mientras escribía dicha novela, su consumo de láudano era tan desmesurado, que posteriormente confesó no recordar lo que había escrito en una gran parte de la narración.

Collins nunca contrajo matrimonio, pero desde 1858 hasta su muerte mantuvo sucesivas relaciones intermitentes con la viuda Caroline Graves y posteriormente con su hija Elizabeth, a la que el escritor llamaba "Carrie". Cuando Caroline le abandonó definitivamente para casarse con un tal Joseph Charles Clow (octubre de 1868), Collins conoció a otra mujer, Martha Rudd, con la que tuvo tres hijos: Marian (n. 1869), Harriet (n. 1871) y Charles William (n. 1874). Entre medias, la viuda Graves había vuelto con Collins, manteniendo ambos su relación de forma discontinua hasta la muerte del escritor. Wilkie Collins murió en Londres, el 23 de septiembre de 1889, y fue enterrado en el cementerio Kensal Green de la capital británica. El epitafio de su tumba le destaca como el autor de la novela La dama de blanco.

Collins fue autor o co-autor de 27 novelas, más de 60 relatos cortos, al menos 14 obras de teatro y un centenar de piezas de no ficción. Algunas de sus obras narrativas fueron calificadas en su momento como "sensation novels", un género equivalente y precursor de las actuales novelas policiacas y de suspense y misterio. También escribió sobre la situación de las mujeres, sobre asuntos sociales y sobre la realidad cotidiana de su tiempo. Así, su obra Hide and Seek (1854) estaba protagonizada por uno de los primeros personajes sordos de la literatura inglesa. Como muchos otros escritores de su tiempo, publicó la mayor parte de sus novelas por entregas, en revistas como la mencionada All the Year Round, y por ellas llegó a ser reconocido como un maestro del estilo, creando el grado justo de suspense e intriga para lograr mantener a su público lector pendiente de la historia semana tras semana. La tirada de All the Year Round se incrementó notablemente con la publicación consecutiva de Historia de dos ciudades (1859), de Dickens, y La dama de blanco (1860), de Collins.

Tras la publicación de esta novela, Collins disfrutó de diez años de gran éxito. Su siguiente obra, Sin nombre (1862), combinaba denuncia social —criticaba una absurda ley que se aplicaba en aquella época a los hijos de padres no casados— con una densa estructura de thriller de venganzas.

Armadale (1866), la única novela escrita por Collins en la década de 1860 que no apareció por entregas en All the Year Round, suscitó feroces críticas, generalmente centradas en un personaje transgresor para la época: la malvada Lydia Gwilt. Además, la novela supuso un golpe financiero para el autor y un rotundo fracaso comercial: la suma adelantada por la revista The Cornhill Magazine en concepto de derechos de publicación fue excepcional, eclipsando por un margen sustancial los precios pagados por la gran mayoría de las novelas similares de la época, y finalmente las ventas, muy por debajo de las expectativas creadas, no consiguieron amortizar la inversión de los editores. La piedra lunar, publicada en 1868, fue la última de las novelas del ciclo más exitoso del autor y, pese a una acogida inicial un tanto fría por parte de los críticos y del propio Charles Dickens, significó un retorno de Collins a su estilo más característico y restableció el valor comercial de un escritor cuyo éxito en el competitivo mercado editorial victoriano había ido decreciendo desde su primera obra maestra. Considerada por muchos como obra precursora de la novela policiaca dentro de la tradición de la narrativa inglesa, La piedra lunar sigue siendo la novela de Collins más popular y más aclamada por la crítica. En su momento, fue definida por el poeta y dramaturgo T. S. Eliot como "la primera, la más larga y la mejor novela de la moderna literatura policiaca inglesa, en un género inventado por Collins y no por Poe",  y la escritora de género policiaco Dorothy L. Sayers (1893-1957) se refirió a ella como "probablemente la mejor novela policiaca jamás escrita".  Además, uno de sus personajes centrales, el Sargento Cuff, ha sido considerado como precursor literario del célebre detective de ficción Sherlock Holmes, creado por Arthur Conan Doyle en 1887.

La dama de blanco y La piedra lunar comparten una estructura narrativa poco común, similar a la de una novela epistolar, en la que cada parte del libro tiene narradores diferentes, cada uno con una voz narrativa diferenciada. (Armadale también tiene una estructura parecida, aunque en menor medida, de narración a través de la correspondencia entre personajes.)

Sin embargo, diversos factores (frecuentemente se citan la muerte de Dickens en 1870, que supuso para Collins la pérdida de su mentor literario; su creciente drogodependencia; y una inclinación poco aconsejable a utilizar su narrativa como vehículo de denuncia recurrente de las injusticias sociales, en detrimento del suspense y la intriga que tan buenos resultados le habían dado) condujeron a Collins a su declive en las décadas de 1870 y 1880. Sus obras (novelas y relatos cortos) de ese periodo, si bien no desprovistas de cierto valor literario, son generalmente consideradas como menores y, desde luego, inferiores a sus grandes producciones anteriores, por lo que han llegado a nuestros días prácticamente ignoradas por la crítica.

Las novelas posteriores a La piedra lunar contenían menos elementos de thriller y más crítica social. Los temas tratados seguían teniendo interés, pero la popularidad del autor disminuyó considerablemente. El controvertido poeta inglés Algernon Charles Swinburne (1837-1909) comentó acerca de Collins: "¿Qué fue lo que llevó a la perdición el gran genio de Wilkie? Algún demonio susurró: «¡Wilkie tiene una misión!»".

EL LIBRO

  • Nº de páginas: 816 págs.
  • Encuadernación: Tapa blanda
  • Editorial: DEBOLSILLO
  • Lengua: CASTELLANO
  • ISBN: 9788499086316



  • Una trama argumental magníficamente desarrollada, que envuelve al lector en una atmósfera de misterio e intriga.

    Walter Hartright se traslada a Limmeridge para dar clases de dibujo a Laura, una joven rica heredera sobrina del barón Frederick Fairlie. Poco antes de irse, tropieza con una misteriosa dama vestida de blanco que le habla de Limmeridge y de su propietaria fallecida, la señora Fairlie. Desde el principio Walter siente una gran atracción por Laura, quien está prometida con sir Percival Glyde, que solo busca arrebatarle su herencia. Solo se interpone en su camino la misteriosa dama de blanco. La dama de blanco , inspirada en un hecho real y publicada originalmente por entregas en una revista dirigida por Charles Dickens, ha constituido un éxito ininterrumpido de ventas en todas las lenguas. Todo ello se debe a una trama argumental magníficamente desarrollada, que envuelve al lector en una atmósfera de misterio e intriga; al increible ritmo narrativo que va imponiendo el autor conforme avanza la historia, y sobre todo a la profundidad psicológica de los personajes y a la gran capacidad descripiva de ambientes ysituaciones. Junto con La piedra Lunar ha sido considerada, tanto por el público como por la crítica, una de las mejores novelas de misterio e intriga de todos los tiempos.

    IMPRESIONES

    Historia victoriana intrigante e intrincada llena de misterio, amor y personajes sugerentes, “La Dama De Blanco” es la novela más popular de Wilkie Collins, un libro romántico con trazos góticos que apareció por entregas en “Household Words”, publicación semanal creada por su amigo y excelente escritor Charles Dickens.

    Mediante una original narración estructurada desde diferentes puntos de vista se crea un clima de intriga y suspense absorbente que atrapa desde la primera página. Su catálogo de caracteres resulta complejo en su psicología, brillando con luz propia el Conde Fosco, excelente y encantador villano, y el magnífico retrato femenino de Marian Halcombe, mujer marcada por la inteligencia y la confianza en sí misma.

    Limmeridge House, Cumberland (Inglaterra)


    Wilkie Collins fue un escritor y dramaturgo inglés que dejó más de 27 novelas y 100 obras de no ficción. Algunas de sus obras se consideran pioneras en el género de la novela policíaca. Como la mayor parte de sus novelas, 'La mujer de blanco' (1860), fue publicada originalmente por entregas, una condición editorial que Collins llegó a dominar con suma maestría. Estamos ante un novelón de más de 800 páginas que absorbe al lector con sus cualidades.

    La primera de ella es el original intercambio de narradores con el que Collins juega en su novela. No se trata del típico narrador omnisciente de tercera persona decimonónico, sino que algunos de los personajes van prestando su voz para ir desgranando los hechos que conforman la trama. Se ha calificado en algunas ocasiones como novela epistolar, pero no acabo de estar de acuerdo. Las sucesivas intervenciones no son exactamente cartas, sino una especie de testimonio coral de los hechos acaecidos en Blackwater Park y Limmeridge House. El éxito de la fórmula de Collins en esta novela quizá (esto es una conjetura mía) pudo inspirar a Bram Stoker la forma en la que estructuró su obra más conocida, 'Drácula', que se publicaría 37 años más tarde.

    Otra de los grandes virtudes de Collins es la viveza de sus personajes. Nuestro autor es un excelente configurador de caracteres, y cada uno de los actantes de la novela está muy bien retratado: la ternura y la bondad de lady Fairlie; la determinación de Marian Halcombe; o el personaje que quizá resulte más interesante de todos: el conde Fosco, sus maquiavélicos planes y su sibilino comportamiento. Todos los personajes, en general, están dotados de una fuerza extraordinaria.
    En la novela también destaca la mezcla de géneros que Collins consigue, aportando elementos de melodrama, novela romántica, de novela policíaca, de intriga e incluso hasta algún punto de terror sobrenatural (el primer encuentro de Walter con la dama de blanco).

    A pesar de su extensión, la obra se lee de forma ágil, animada además por los constantes giros de la trama que el género del folletín le insufla, y que se van acumulando sobre todo en la recta final del libro, con lo que consigue atrapar al lector sin remedio.

    También los personajes de La dama de blanco están bien planteados, son consistentes de principio a fin en su abnegación, en su maldad o en su indolencia. Mención aparte merece el de la señorita Halcombe, un personaje femenino como existen pocos en la literatura de la época. La señorita Halcombe es inteligente y resuelta hasta tal punto que se cree en la necesidad constante de disculparse por su personalidad poco femenina y resaltar las virtudes tradicionalmente achacadas al sexo fuerte, en lo que resultan sutiles intentos de no incomodar a sus interlocutores masculinos. Personalidad que contrasta con la de la gentil pero apocada Laura Fairbanks, en torno a la cual gira la intriga.

    En resumen, una obra de suspense que ha debido satisfacer a los amantes del género durante ciento cincuenta años y que todavía puede hacer las delicias de cualquier lector. No se la pierdan.

    ACTUALMENTE LEYENDO:  SI LOS MUERTOS NO RESUCITAN  (Phillip Kerr)

    No hay comentarios:

    Publicar un comentario