domingo, 15 de febrero de 2015

EL ABISINIO (Jean-Christophe Rufin)





EL AUTOR

Jean-Christophe Rufin nació en 1952 en Bourges (Francia) y, tras ser abandonado por su padre, fue criado por sus abuelos. Es médico, novelista y trotamundos; también es el presidente de “Acción contra el hambre”, y fue vicepresidente de “Médicos sin fronteras” y administrador de “Cruz Roja Francesa”. Ha sido asesor en numerosos proyectos para el gobierno francés, en particular en relaciones norte-sur.
 
 
 
Sus libros publicados, ensayos y novelas, son: “Le Piège” (1986), “L’Aventure humanitaire” (1994), “La Dictature libérale” (1994), “El abisinio” (1997), “El cerco de Ispahán” (1998), “Les Causes perdues” (1999), “El Imperio y los nuevos bárbaros” (2001), “Rojo Brasil” (2001), “La Lutte des seigneurs” (2003), “Globalia” (2004), “Géopolitique de la faim: Faim et responsabilité” (2004) y “La Salamandre” (2005).

EL LIBRO

  • Nº de páginas: 560 págs.
  • Encuadernación: Tapa blanda bolsillo
  • Editorial: ZETA BOLSILLO
  • Lengua: CASTELLANO
  • ISBN: 9788496546271



  • Jean-Baptiste Poncet, un joven médico perteneciente a la colonia francesa de El Cairo, es elegido para curar al Negus, mítico soberano abisinio. Poncet, que ignora la trama urdida a sus espaldas, parte hacia Abisinia en compañía de su acólito Juremi, un artista y liberal francés, y el padre Brèvedent, un jesuita que oculta una siniestra ambición de poder. Juntos recorren los desiertos egipcios y las montañas abisinias. Tras cumplir con su objetivo, se trasladan a Versalles. El recibimiento en palacio será muy diferente del esperado y Poncet tendrá que vérselas con el conservadurismo de la Corte.

    IMPRESION PERSONAL

    El abisinio es una obra que entretiene, engancha, hace olvidar las esperas, el calor y las horas perdidas. Porque el ritmo es el adecuado, porque no abusa de la descripción y los hechos se suceden con maestría para que el lector los pueda seguir con facilidad y seguir pendiente del devenir de los acontecimientos.

    La prosa, más elegante y poética que la de Ken Follet, a pesar de la fama del escritor de Best sellers por excelencia, contiene una historia de aventuras situada en el marco del reinado de Luis XIV, aunque sus ambientes sean orientales y por tanto exóticos y alejados de la Corte: El Cairo, Yeddah… y Abisinia. Sin que falten, desde luego, a la Francia de la época, con las guerras de religión de fondo, y con un Rey Sol que aparece muy brevemente en la obra y a quien se pinta cuando ya no es un joven monarca.

    Mapa de Africa, como se observa solo Etiopia (antigua Abisinia) y Liberia, no fueron nunca colonias europeas


    Como en toda obra de aventuras, evidentemente, ciertos hechos resultan difíciles de creer… pero, ¿qué sería de este género sin la imaginación? Si uno no se deja llevar por la emoción del adolescente o niño que lee Los Tres Mosqueteros por primera vez, este tipo de novelas deja de tener sentido, por más fundamento histórico que pueda haber tras ellas.

    Los personajes van y vienen en función de la historia principal y a la pareja protagonista Él-Ella, se yuxtaponen una segunda pareja y una serie de secundarios que pueden hacernos reír por sus ridículas maneras y su infundada fe en sí mismos, como el cónsul; o por su glotonería y su miedo exagerado en el cocinero enviado como embajador por el rey de Abisinia.

    Las exageraciones pueblan la obra: el “médico” protagonista, que no es titulado, sino conocedor de los principios de las plantas, sabe casi tanto como un doctor contemporáneo y cura las afecciones o las diagnostica fatales prácticamente sin error alguno; los religiosos son cegados por su propia soberbia casi siempre; los protestantes son gentes siempre sencillas y creyentes que luchan con fervor por su fe, sin faltar nunca a la verdad… Quizá este sea uno de los puntos más flacos de la obra de Juan-Christophe: criticar a los jesuitas está demasiado visto; criticar la ignorancia de los Franciscanos es demasiado simple; ensalzar a los protestantes en toda ocasión deja en evidencia las preferencias religiosas del autor, que no parece tomar la distancia y la objetividad del buen historiador o ensayista. No tiene por qué, pues para ello es un novelista, pero quizá abusa de su licencia para presentar buenos muy buenos y malos muy malos y además vestidos de negro (los jesuitas).

    Embajada Persa ante la Corte Abisinia, siglo XVIII


    En este mismo orden de cosas la heroína es muy contemporánea y escapa de los convencionalismos de la época aunque ha sido educada en ellos. Tiene un arrojo y una voluntad impropias de su siglo. Y si bien no es de dudar que hubiera mujeres avanzadas y libres, resulta de una inteligencia moral y de una libertad sorprendentes.

    A pesar de todo, el viaje a Abisinia, el entramado de la novela, el muy adecuado ritmo, el buen hacer de la prosa y las perlas diseminadas aquí y allá con comparaciones poéticas hacen del libro una buena compañía para largas horas, e infunden en el lector la alegría y la emoción, como deben hacerlo este tipo de libros.

    Recomendable, entretenida, bien escrita y bien documentada

    ACTUALMENTE LEYENDO:  UN PROBLEMA DE TRES PIPAS  (Julian Symons)