lunes, 26 de septiembre de 2011

Habana Blues (Benito Zambrano, 2005)








FICHA TECNICA

Dirección: Benito Zambrano.
Países: España, Cuba y Francia.
Año: 2005.
Duración: 115 min.
Género: Comedia dramática.
Interpretación: Alberto Joel García Osorio (Ruy), Roberto Sanmartín (Tito), Yailene Sierra (Caridad), Tomás Cao Uriza (Alex), Zenia Marabal (Luz María), Marta Calvó (Marta), Roger Pera (Lorenzo), Julie Ladagnous (Valerie).
Guión: Benito Zambrano y Ernesto Chao; basado en un argumento de Benito Zambrano.
Producción: Antonio P. Pérez.
Música: Juan Antonio Leyva y Magda Rosa Galván.
Fotografía: Jean Claude Larrieu.
Montaje: Fernando Pardo.
Dirección artística: Juan García Prieto y Alain Ortiz.
Vestuario: Vladimir Cuenca.
Estreno en España: 18 Marzo 2005.

SINOPSIS

Ruy (Alberto Joel García) y Tito (Roberto San-martín) llevan años orquestando en común la melodía de su sueño: convertirse en estrellas de la música. Sus partituras se han convertido en la banda sonora que alumbra las estrechas y apasionadas relaciones del maravilloso grupo de colegas que am-bos comparten. Tito vive con su abuela, una gran dama de la músi-ca, tan elegante como única. Ruy, en cambio, vive con la madre de sus dos hijos, Caridad (Yailene Sierra), una joven luchadora que sostiene a la familia gracias a la elaboración de artesanías. La pa-reja combate el crepúsculo de su relación con el luminoso apoyo del mismo grupo de amigos. Pero un buen día, una pareja de pro-ductores españoles que ha descubierto hace semanas el extraordi-nario talento de Ruy y Tito les propone una oferta internacional. De pronto, los dos músicos se verán inmersos en un serio dilema. ¿Estarán dispuestos a dejar sus profundas relaciones atrás para abrazar su sueño?



COMENTARIOS

Habana Blues muestra de un modo profundamente humano las contradicciones que viven una serie de personajes, residentes todos ellos en La Habana, y los distintos caminos que acabarán eligiendo ante la percepción de sentirse atrapados en Cuba. Dos opciones posibles: quedarse y seguir luchando por sus sueños, a pesar de todos los pesares (la falta de oportunidades, la arbitrariedad de la burocracia, las diferencias con el turista, etc.); o bien marchar, a Miami o a España, con miedo por los nuevos peligros y preocupación por tener que aguantar la prepotencia y abuso de los nuevos empresarios.

La película se centra fundamentalmente en un sector de la juventud, el submundo de los músicos de rock. La mirada es, por tanto, necesariamente parcial. La película no es, ni pretende ser, una visión global sobre la situación de Cuba, sino mostrar las vivencias de un sector de población muy concreto. Pero a partir de este colectivo, y de una realidad muy concreta en la que está inmerso, la película nos permite ahondar en un tema universal, una vivencia compartida por mucha gente en diversos lugares del planeta: ¿qué hace uno con su vida cuando en el propio país siente que no puede desarrollarse y necesita hacer algo para cambiar esta situación? Estas distintas opciones, marcharse o quedarse, a menudo se relacionan de modo contradictorio con la dignidad. Sobre esto Benito Zambrano, el director de la película, ha comentado: "La dignidad es un tema que yo creo que, depende en qué lugar te tocó vivir y en qué circunstancias, tiene un valor o tiene otro. Hasta qué punto, para triunfar o para salir de Cuba, o para conseguir algo, un simple contrato de mierda; hasta qué punto tú estás dispuesto a transigir. Cada uno toma un camino diferente, todos son válidos, todos son respetables y yo te diría que, incluso, ninguno es más digno que otro, simplemente que a veces la necesidad te lleva a tomar caminos diferentes y a elegir en la vida." Lo que pretende mostrar Benito Zambrano es esa encrucijada en la que se encuentra mucha gente en Cuba, desde el respeto a las decisiones de cada quien, entendiendo que la dignidad no está en una u otra decisión, sino en la coherencia de cada uno ante sus propias circunstancias.

Los tres personajes centrales de la película, Ruy, Tito y Caridad, acaban optando por caminos distintos. Ante la disyuntiva de qué hacer, Ruy decide quedarse. No puede aceptar un contrato de esas características, que le acabaría convirtiendo prácticamente en un esclavo de la compañía discográfica, ni que le utilicen para criticar al régimen. Sin embargo, Tito acepta el contrato, a pesar de ser consciente del abuso que supone. Y Caridad decide probar suerte en Miami, donde tiene a su madre, y salir de modo ilegal en una lancha.

Por otra parte, lo que la película retrata de un modo extraordinario es la sensación de ruptura, de no vuelta atrás que entraña la decisión de emigrar. Cuando la gente de un país del Norte con recursos y posibilidades duda entre el marchar o el quedarse, esta disyuntiva se puede vivir como la necesidad de elegir entre dos posibles decisiones, sabiendo que marchar no significa romper con lo que uno deja atrás. Los personajes de la película se debaten en el dolor de saber que si se van no les resultará tan fácil regresar y que, además, al marchar uno ya nunca volverá a ser el mismo, que aquel mundo al que aún pertenece ya no volverá a existir. Esta experiencia supone una ruptura muy dura, terrible, que la película ayuda entender. Este tipo de situación se puede ejemplificar a partir de una situación tan particular como la cubana, pero sin embargo el problema adquiere una dimensión mucho más amplia, una experiencia compartida por mucha gente en los países del Sur.

La película está ambientada en una Cuba bloqueada y con un montón de trabas que el mismo sistema se impone. De hecho, son varias las referencias a las dificultades por las que tiene que pasar la gente a causa del bloqueo y la pobreza de la isla, como algunas de las decisiones de las propias autoridades políticas. Resulta especialmente significativo el retrato de las dificultades económicas y de las contradicciones generadas en el país. El caso de Caridad es ilustrativo: tiene que dejar de dar clases en la universidad y dedicarse a vender artesanías que ella misma elabora porque le resulta mejor económicamente, a la vez que tiene que cargar con la práctica totalidad del trabajo doméstico. Pero a pesar de mostrar esta dura realidad, la película no ahonda en la situación política de un modo claramente deliberado. Al respecto, su director explicó: "Mi pretensión desde el principio fue la de no hablar de buenos y malos, eso creo que les corresponde a los propios cineastas cubanos, que son los que tienen la obligación de hablar de su país. Habana Blues puede ser vista como una mirada complaciente o ingenua, pero también tierna, cariñosa y respetuosa con una realidad dura como la que se vive en La Habana. Mi intención ha sido la de hablar de verdades humanas y de sentimientos, la de hablar desde un discurso emocional, pero no político."

Pero la película no deja de mostrar esta falta de recursos en la que vive la población cubana y cómo, al mismo tiempo, el acceso al turista, en sus diversas formas, puede suponer una importante fuente de ingresos. Esta relación con el extranjero es a menudo vivida como una especie de prostitución, no necesariamente de un modo sexual. En diversos momentos Ruy y Tito tienen la percepción de estar viviendo esta situación. Desgraciadamente, esta sensación es compartida por no poca gente en Cuba, hasta el punto que hay quienes rechazan el contacto al extranjero por temor a ser vistos en tales términos.

Además de la historia de Ruy, Tito y Caridad, las canciones ocupan un lugar central en la película. Algunas ayudan a entender la profunda sensación de soledad que viven los protagonistas de la película, tanto los que se van cómo los que se quedan. Otras facilitan la comprensión de esta sensación de cansancio y ahogo que provoca La Habana entre determinadas personas. La canción Habaneando habla de ello:

[estribillo:]
Habaneando, guitarreando, voy rumbeando
habaneando, negociando, pregonando
bicicleta calle abajo por el barrio belén
esta la habana oculta esa que tu nunca ves
llenas de gente especial
humildes por tradición
llevan la nostalgia y la resignación
buscando todas las puertas de la solución

[estribillo]
El sistema aprieta y no quiere ceder
y la bolsa negra llega resolver lo justo
detrás de esa fachada tan turística que ves de cuba en un cartel
hay un obrero todo el puto día dando luz y ser
tu sabes...la isla no es solo ron y tabaco, putas, varadero, cayo largo
no solo es eso, hay gente que pasa to el día trabajando, de sol a sol
por un futuro mejor, así que vamos
[estribillo]

Ritmo cubano al son de Zambrano

La filmografía de Benito Zambrano no es demasiado extensa, pero suficiente para que después de Solas se esperara de él algo grande. Lo cierto es que el proyecto de Habana Blues estaba en su mente antes que aquella, porque él estudió cine allí en Cuba, pero no la ha podido realizar hasta ahora y desde luego ha merecido la pena.

Dos cosas llaman la atención al ver Habana Blues, porque están siempre presentes, incluso en el título y son La Habana y la música. Toda la acción se desarrolla en esta magnífica ciudad y la música no compone únicamente la banda sonora, sino que se convierte en el leitmotiv de la historia. Ambas cosas son las que condicionan a los personajes, para bien o para mal, viéndose obligados a prescindir dolosamente de ellos o luchar con todo para conservarlos.

Los protagonistas son dos amigos que tiene un grupo musical. Componen canciones y sueñan con llegar a vivir de la música, convertirse en artistas y salir de la miseria en la que se ven sumidas sus vidas. Uno de ellos, Ruy, es un hombre casado y con dos niños. Aunque los quiere mucho las cosas con su mujer no marchan bien ya que a él le pierden las mujeres y es infiel por naturaleza. El otro, Tito, está como loco por salir de Cuba y buscarse en España la vida como sea. Los intereses, el amor por su patria y por la música y su amistad se verán de pronto confrontados cuando un grupo de productores musicales llega a su ciudad para ofrecerles un contrato con su compañía.

La mayor parte del reparto son actores cubanos desconocidos, pero todos ellos tienen una naturalidad y un descaro a la hora de actuar que hacen que la película tenga un aire semidocumental de libertad estupendo. Además el hecho de que la música esté siempre presente en los personajes hace que se lleven mejor las casi dos horas de duración.

Pero no todo son fiestas y conciertos, que los hay, también se nos muestra la realidad social de un pueblo que ha sufrido embargos y que no olvidemos vive bajo una dictadura. La vida en Cuba es difícil y se nos muestra en toda su magnitud, desde lo que se ven obligados a hacer algunos para salir de la isla al día a día para poder comer, los familiares en el extranjero que les mandan dinero o como hay quienes se aprovechan de la situación.

Aunque sobre toda la temática la que más destaca es la de la amistad entre los dos protagonistas, que a pesar todo se mantiene pase lo que pase, aunque tenga que remontar los baches provocados por la necesidad, que lo sobrevuela todo.

También se habla del dicho anglosajón, business is business, que en lo referente a la música parece ser la tendencia más clara hoy en día. ¿Y dónde queda entonces el artista? La gente se vende al capitalismo, buscan la fama fácil y aquello de que la fama cuesta parece haberse quedado en aquella serie de los años 80. Hoy cualquier mindundi logra la fama sin mucho esfuerzo si da lo que se puede vender y carece de escrúpulos. Pero esa es otra historia.

Imprescindible para los melómanos, los amantes de Cuba y los que se hayan dejado el corazón en La Habana.

martes, 20 de septiembre de 2011

Habanastation, pelicula que revoluciona el cine cubano




Ficha Técnica
Guión: Felipe Espinet con la colaboración de Ian Padrón.
Dirección: Ian Padrón
Dirección de Fotografía: Alejandro Pérez
Montaje o Edición: José Lemuel
Música Original: René Baños – Nacional Electrónica
Argumento: Ian Padrón
Sonido: Diego javier Figueroa
Dirección de Arte: Vivian del Valle
Director Asistente: Hoari Chiong
Productora Ejecutiva: Vilma Montesinos
Productora Delegada: Lídice Marrero
Producción de Rodaje: Noel Álvarez

INTÉRPRETES
Andy Fornaris
Ernesto Escalona
Luis Alberto García
Blanca Rosa Blanco
Claudia Alvariño
Miriam Socarrás
René de La Cruz Ortíz
Omar Franco
Pedro Fernández
Herón Vega
Rigoberto Ferrera
Raúl Pomares
Milton García
Dania Monzón
Ruben Araujo
Ever Alvarez
Bárbara Viera
Jorge Ryan

Sinopsis
Dos niños que estudian en la misma aula de una escuela de La Habana pasan juntos un 1ro de Mayo.

El cineasta cubano Ian Padrón dio un jonrón con su película Habana Station. En menos de una semana ha llenado la sala grande del Chaplin, cada día queda público afuera, y lo mejor es que todo el mundo sale encantado con este filme para todas las edades. Por suerte, en estos momentos ya se proyecta en todos los cines de estreno de la capital.

La cinta se llamaría inicialmente Pleiesteichon (es la manera en que se pronuncia en español Playstation), pero como la compañía de ese nombre no lo permitió, Ian terminó titulándola Habana Station, que le viene muy bien, pues cuenta la historia de dos niños cubanos que están juntos en la misma aula, pero que son muy diferentes y habitan lugares completamente opuestos de la ciudad.


Mayito es un alumno ejemplar que tiene una vida de película en una casa de Miramar. Su padre es músico -se la pasa viajando-, su madre es la representante y no les falta nada. Él vive prácticamente en una burbuja, no le permiten comprar caramelos o cualquier cosa en la calle, va en carro a la escuela, juega siempre con su Playstation y aunque no tiene amigos, aparentemente es feliz. Es un niño muy noble.

Carlitos, en cambio, no tiene a su lado a sus padres, lo cría su abuela y vive en un barrio de la periferia, por no decir marginal, en el que la violencia es explícita desde la música que se escucha en los alrededores, el vocabulario de ciertos elementos, el ritmo cotidiano de las personas, hasta las aguas sucias del río que atraviesa la zona. Aun así, este protagonista y sus amigos más cercanos sobreviven a este clima de la forma más lozana posible. De hecho, el director adorna muy oportunamente las escenas y hasta los más peligrosos incidentes de los muchachos terminan siendo peripecias.

Por accidente, ambos personajes pasan juntos un Primero de Mayo. Mayito descubre un mundo difícil que para él no existía, se enfrenta al miedo, debuta en cómo ganarse unos pesitos, da su primer beso y encuentra un amigo, algo que él no tenía. El segundo aprende que no siempre se puede seguir al coraje y que los «hombres duros» también deben saber cuándo parar.

Ian Padrón estuvo muy bien asistido por su equipo; sobre todo la fotografía de Alejandro Pérez y la música de René Baños y Nacional Electrónica son admirables. Le dan el color y el tempo exacto a cada momento, cada lugar de esta urbe.

Habana Station es una película muy pintoresca, con una historia bien sencilla, pero universal. Tiene la dosis exacta de emoción, lo mismo para hacernos reír que llorar. Nos recuerda, a buena hora, cuánta distancia hay entre unas y otras familias cubanas, cuántas Habanas dentro de nuestra ciudad. Es una película conmovedora, reflexiva y divertida, con un didactismo nada reprochable. Todo lo que dice es necesario volverlo a escuchar. Para los niños -no solo los cubanos, sino de todo el mundo- es una película ideal, y para los adultos que compartimos el cine no deja de ser aleccionadora, pues nos hace pensar en tantas cosas que son más importantes que lo material. No se puede comparar un Playstation con la amistad, con bañarse en un aguacero o empinar papalotes. Parece que los viejos pasatiempos siguen siendo más divertidos



Premios
Founders prize Best of Fest. Traverse City Film Festival. Michigan. Estados Unidos, 2011

ANUNCIAN ESTRENO DE FILME CUBANO

Marina es el título del próximo estreno el día 29 de septiembre en el céntrico cine Yara de L y 23 en la capital cubana, aunque contará con un preestreno el 21 en la sala Charles Chaplin de la Cinemateca de Cuba.

Realizada por Enrique Álvarez, esta película cuenta la historia del regreso de una joven desde la capital al pueblo de provincias. Rodada en 14 días en el poblado de Gibara, provincia Holguín, al este de la capital cubana, es una película íntima, según declaraciones de su director, “… una ventana a una sucesión de pequeños sucesos que discurren a través de sus personajes”.

Los estrenos del cine cubano en el verano que finaliza han sido sólo tres Habanastation de Ián Padrón, Sumbe, de Eduardo Moya, un filme de guerra sobre una batalla cuando la intervención cubana en la guerra de Angola y el mencionado estreno de Marina.

Estas tres cintas sirven de muestra de los caminos que recorre hoy el cine nacional desde las historias sociales a la nostálgica narrativa épica del régimen hasta el retorno del emigrante al pueblo después de los años.