viernes, 30 de marzo de 2018

BAHIA DE LA HABANA (Martin Cruz Smith)



EL AUTOR

Martin Cruz Smith es un novelista americano especializado en el género de misterio. Hijo de padres músicos, nació en Reading (Pensilvania) en 1942 y estudió en la universidad de ese estado.
Trabajó como periodista hasta 1969, cuando dejó la profesión que había ejercido durante casi cinco años para centrarse en la escritura. Su primera novela llegó en 1971, Gitano en ámbar, y en 1972 publicará Canto por un gitano (publicadas en 1995 en España). Ambas las firmó bajo el nombre de Martin Smith. Es importante señalarlo pues a lo largo de su carrera ha utilizado diferentes seudónimos: Nick Carter, Martin Quinn, Jake Logan, Simon Quinn e incluso su propio nombre, precisamente con el que mayor fama ha adquirido.

Sus libros más conocidos son los que conforman la saga de Arkady Renko, un investigador ruso que presentó por primera vez en El parque Gorki. Por esta novela se alzó con un Premio Gold Dagger de la British Crime Writers' Association.

EL LIBRO

  • Nº de páginas: 512 págs.
  • Encuadernación: Tapa blanda bolsillo
  • Editorial: ZETA BOLSILLO
  • Lengua: CASTELLANO
  • ISBN: 9788498726817



Cuando el cuerpo de un ruso es arrastrado a las turbias aguas de la bahía de La Habana, Arkady Renko debe viajar a Cuba para identificar el cadáver. Durante la búsqueda del asesino, Renko descubre una ciudad de soledad descolorida, peligro inesperado y contradicciones desconcertantes.

Su investigación le llevará a descubrir a una bella policía cubana, así como los rituales de la santería, a un americano fugitivo y a un grupo de mercenarios despiadados. En un lugar donde desdeñan cuanto huela a ruso, Hemingway se dedicó a la pesca, prosperó el KGB y la música está siempre en el aire, Renko encuentra el rastro de un engaño de envergadura mundial, y la razón para disfrutar otra vez de su propia vida.

IMPRESIONES

Que Martin Cruz Smith es un autor “particular” a nadie se le escapa, más aún conforme se leen sus libros. Si el primero, una obra magnífica llamada El Parque Gorki, ya nos sorprendió, no lo hace menos éste, Bahía de La Habana, en el que el autor ha vuelto a tomar a su investigador franquicia, Arkady Renko, y lo ha trasladado a la capital cubana.

"Bahia de La Habana" tiene lugar en 1999. Nos reencontramos con un Renko agotado personalmente, ha enviudado hace poco y no siente más que frío en su interior, y profesionalmente, mal pagado, desmotivado, ve como en su país los políticos sientan a su mesa a los mafiosos y debe enfrentarse a un nuevo tipo de crimen para el que no está preparado. Arkady llega a la capital cubana para recuperar el cadáver de Serguei Pribluda, antiguo agente del KGB y enemigo íntimo de Arkadi. Su mentalidad eslava choca de frente con la forma de ser cubana y sólo con la ayuda de la agente Ofelia Osorio podrá descubrir qué se esconde tras la muerte de Serguei y por qué alguien intenta asesinarle.

Vista aerea de la bahia de La Habana
Pero lo particular de este autor y de sus novelas no es la dinámica propia de la obra, el ritmo o las investigaciones. A mi me sigue sorprendiendo la capacidad de meterse en la mente de un ruso “soviético”, no sólo por la condición de norteamericano del autor, lo cual debe ser todo un handicap, sino por la facilidad con que lo hace y nos traslada sin que nos demos cuenta a una manera de pensar tan eslava como sólo podría hacerlo alguien completamente alejado de aquellas tierras.
A ello le tenemos que sumar que el autor sitúa la novela en una época postcomunista, donde todo aquel entramado ha caído o está al borde del precipicio. Pero aunque todavía humeen sus ruinas, los personajes -tan bien recreados están que parece que van a aparecer en la puerta de nuestra vivienda- siguen creyendo en aquellas ideas, en aquellas maneras de hacer las cosas y, sobre todo, todavía poseen esa mentalidad. No son cosas extrañas, por otra parte, ya que fueron muchos años de un régimen muy similar, pero nos sorprende que todavía haya seres que puedan definir a otro personaje con una palabra, “camarada”, con todo lo que ésta implica.
Martin Cruz Smith aprovecha que sitúa la novela en Cuba para repartir estopa por doquier, no sólo al régimen cubano, sino a todo quien ande cerca, desde la mafia hasta la política de los USA, pasando, claro está, por las relaciones ruso cubanas. Aunque se centra sobre todo en la realidad cubana, algo tan decadente como vital, demostrando que Cuba puede ser una ruina económica o social, pero allí habita un pueblo con un espíritu tan fuerte y propio que simplemente apabulla.
Destaca en la narración la concepción de la novela del El libro es, además, toda una brillante descripción de la realidad cubana: la Unión Soviética ya no existe y los rusos, como el caso del protagonista, ya no son considerados pioneros de la revolución sino más bien unos visitantes molestos. Se describe con agilidad el ambiente y el paisaje de la isla, con referencias a sus lugares de diversión, la santería, las "jineteras" y todas las contradicciones de un comunismo ambientado al ritmo caribeño.

Embajada rusa en La Habana, llamada ironicamente, Torre de Control
Los personajes están muy bien perfilados; junto a Renko destaca la policía Ofelia Osorio, que comparte protagonismo con el ruso, con quien por supuesto tiene su romance, y que refleja la honestidad de una mujer entregada al trabajo y a sacar adelante sus dos hijas. Junto a ellos destacan el sargento Facundo Luna, reflejo perfecto del policía corrupto y violento, los americanos John O'Brien y George Washington Walls, financiero el primero y agitador el segundo, Erasmo, un cubano que perdió las dos piernas por culpa de una mina mientras luchaba por la revolución en Angola, el fotógrafo Mostovoi, el boxeador Mongo o las prostitutas Heidy y Teresa. Todos ellos aparecen relacionados, en uno u otro lugar del conflicto, en una interesante intriga en la que se mezclan los intereses económicos y las pasiones personales.autor, algo que ya sabíamos por su primera obra y que ésta nos lo confirma. Para el autor no existen grandes crímenes ni grandes criminales, la lógica de los acontecimientos es su base para encauzar la investigación, como por ejemplo que el círculo más cercano al fallecido suele tener mucha más información que dar que la ofrecida en un primer momento y que con seguridad tengan que ver con los hechos luctuosos. Para el autor esto es una realidad y la vence de una manera muy sencilla, con perseverancia, el personaje principal no es una luminaria, ni un tipo intuitivo pero tiene dos cosas siempre a su favor, su experiencia como investigador y sobre todo la capacidad de no rendirse pese a que sus resultados puedan ser ínfimos.
La investigación de un crimen se ejecuta como es en realidad, sin prisa y no dejando ni una pista por explorar, a veces se vuelve sobre el mismo asunto, otras veces los personajes dudan de la verdad o de las verdaderas intenciones de los investigados, pero todo al final se cierra demostrando que la cadena de intereses o móviles es lo que mueve a los implicados. En ese punto es donde este autor siempre lo deja en suspenso y toda la novela toma impulso al final de la misma al descubrirlo, y es solo entonces cuando nos damos cuenta de lo que hemos ido sospechando desde el comienzo de la narración.
La prosa del autor es sencilla y nos permite una lectura fácil y agradable, aunque cabe destacar algunos pequeños fragmentos que no tienen mucho sentido, seguramente propios de una traducción no muy cuidada.

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