sábado, 5 de enero de 2013

PELICULAS QUE HE VISTO: LA REINA KELLY (Erich Von Stroheim, 1929)



EL DIRECTOR

Erich von Stroheim, de nombre real Erich Oswald (Viena, Imperio austrohúngaro, actual Austria, 22 de septiembre de 1885 - Maurepas, Seine-et-Oise, Francia, 12 de mayo de 1957) fue un cineasta estadounidense de origen austriaco.

Erich Oswald nació en Viena el 22 de septiembre de 1885, en una acomodada familia de comerciantes judíos. Estudió en la Academia Militar de Viena, pero su carrera militar terminó en 1909 cuando desertó y emigra a los Estados Unidos debido a unas deudas. Durante cinco años trabajó en los más variopintos empleos hasta que en 1914 llegó a Hollywood para trabajar de figurante, especialista y actor. Sus conocimientos militares le convirtieron en asesor y ayudante de dirección. Durante la I Guerra Mundial encarnó a malvados oficiales prusianos, lo que le convirtió en un renombrado actor. Fue el protagonista de una campaña publicitaria con su imagen y con la frase "éste es el hombre al que le gustaría odiar"



Decidió ser director de cine después de trabajar como actor y ayudante con David W. Griffith en El nacimiento de una nación e Intolerancia en 1916. Convenció al productor Carl Laemmle, creador de los estudios Universal, para que le dejara escribir, producir y protagonizar Corazón olvidado, donde aparece su interés por el naturalismo y los personajes problemáticos. En 1920 dirigió La ganzúa del diablo, primera película que no protagonizaba él mismo.

En 1922 comenzaron sus problemas. Finalizó Esposas frívolas, una historia de sexo ambientada en Montecarlo, y que dura cuatro horas, pensada para ser exhibida en dos partes. El director de producción Irving Thalberg, le obligó a cortarla por la mitad y durante el rodaje de Los amores de un príncipe fue despedido. Así, von Stroheim se convirtió en el primer director despedido de la historia. A pesar del despido, trabaja para la Goldwyn, que le produjo Avaricia en 1923. Durante el largo rodaje del film, que duró más de nueve meses, a los que siguieron seis de montaje, la Goldwyn se unió con la Metro Corporation. El jefe que le había amargado la vida en la Metro, Irving Thalberg, volvió y se produjo otro enfrentamiento entre director y productor, quien redujo el metraje de la película de las nueve horas originales montadas por el director (a partir de las 96 horas de material filmado) a sólo dos horas y la saboteó. Erich von Stroheim nunca quiso ver el resultado de esa mutilación de su obra.

En compensación por esto Thalberg le dio amplio presupuesto para rodar La viuda alegre, versión muda de la famosa opereta de Victor Leon y Leon Stein, que se convirtió en un gran éxito, siendo uno de sus pocos trabajos que no fue manipulado por productores. Fue contratado por la Paramount y realizó La marcha nupcial, pero su larga duración hizo que los problemas se repitieran. El estudio la dividió en dos partes para su exhibición, Stroheim no lo aceptó porque se daba a la segunda parte el nombre de Luna de miel.
La actriz Gloria Swanson convenció a su amante, el banquero Joseph P. Kennedy, para que financiara La reina Kelly, un proyecto del controvertido director con ella de protagonista, donde una vez más la acción transcurre en un inventado país centroeuropeo en medio de una decadente aristocracia. Durante el rodaje se deterioraron las relaciones entre director y estrella, la censura presionó para que se cambiara el final, situado en un prostíbulo africano, y la llegada del sonido cambió muchas cosas: Joseph P. Kennedy se dedicó a la política y la película quedó inacabada. En 1931 Gloria Swanson estrenó una versión sonorizada de la parte grabada y en 1985 se distribuyó una versión en la que aparecían algunas fotografías y nuevos rótulos. La actividad de Von Stroheim como director acaba a los 48 años con ¡Hola hermanita!, su única producción sonora, con la que volvió a tener problemas con las productoras y que acabó en el olvido.

Durante la primera mitad de los años treinta volvió a trabajar como actor, guionista y asesor en irregulares filmes. En 1937 Jean Renoir le ofreció encarnar al comandante Rauffenstein en La gran ilusión. Esto le llevó a Francia donde intervino en 16 películas. La II Guerra Mundial le llevó de vuelta a los Estados Unidos y rodó allí nuevas películas, entre las que destacan Cinco tumbas sobre el Cairo de Billy Wilder, donde interpreta al mariscal Rommel y el policiaco de Anthony Mann El Gran Flamarion. Volvió a Francia, donde le ofrecieron peores papeles pero le trataron mejor. En 1950 Wilder le llamó para que co-protagonizara El crepúsculo de los dioses, donde interpreta a Max von Mayerling, ex director, chófer y mayordomo de la antigua estrella del cine mudo, Norma Desmond, interpretada por su antigua colaboradora, Gloria Swanson.

Murió el 12 de mayo de 1957 en la localidad francesa de Maurepas.

LA PELICULA

Ficha Tecnica

Director: Erich von Stroheim
Intérpretes: Gloria Swanson, Seena Owen, Sidney Bracey, Sylvia Ashton, Tully Marshall, Walter Byron
Título en VO: Queen Kelly
Año: 1928.
Duración: 96 min.
Clasificación: Sin definir
Género: Drama
Color o en B/N: Blanco y Negro
Guión: Erich von Stroheim
Fotografía: Gordon Pollock
Paul Ivano




Sinopsis

En un estado Centroeuropeo, el primo de la reina, "Wolfram el Salvaje” cumple el castigo impuesto por aquella de desfilar con su escuadrón de coraceros a las afueras, bajo el sol del mediodía. Allí se cruza con las jóvenes pupilas de un convento, conducidas por las monjas. Cuando las muchachas se inclinan ante el príncipe, los leotardos de una de ellas se deslizan hasta el suelo: son de la huérfana Kitty Kelly. El príncipe ríe y la muchacha, indignada, se los arroja a la cara. Enamorado locamente de ella la rapta, conduciéndola a sus habitaciones en palacio, pero la Reina, con quien que está comprometido el príncipe, les sorprende. Kelly, desengañada y expulsada del palacio por la propia Reina, que la persigue hasta la calle con su látigo, se exilia en África, donde hereda el burdel de una lejana tía.

IMPRESION PERSONAL

Película maldita de su director Erich von Stroheim, que no pudo terminar, aunque se puede ser testigo de su genialidad, visionando cada uno de los fotogramas de lo que acabó conformando el film. Describe intrigas amorosas en torno a Kitty Kelly, que se esté educando en un convento situado en el imperio germánico. Wolfram, revoltoso príncipe prometido con la reina, es de cascos ligeros, y en una maniobra con sus soldados acaba llegando cerca del convento. Se enamorará apasionadamente de ella, hasta el punto de raptarla.
En la producción intervino su protagonista, Gloria Swanson, aunque ella y el director no terminaron bien por la interrupción del film, que amenazaba con ser ruinoso. No obstante ambos coincidirían amistosamente años después en El crepúsculo de los dioses. La cinta sólo cuenta con la parte en torno a la inocente chica del convento, genialmente narrada, pero le falta la mayor parte de lo que debía transcurrir en África, donde los avatares del destino conducían a la chica a regentar allí un burdel. No obstante si se rodó la sobrecogedora escena en que la tía de Kelly lega a esta su negocio y le pide que se case con un tipo depravado, poco después de recibir ella la unción de los enfermos.



Esta pelicula del director austríaco con aires, cuasi delirios, de grandeza (por lo visto en Greed, merecidos). El gran Erich Von Stroheim, actor, marido, mayordomo, director, y hasta arquitecto de pirámides, si se hubiese terciado, en el Antiguo Egipto. Sus películas, lejos de pecar por defecto, son faraónicas, aunque se queden en simples proyectos o no puedan finalizarse por falta de presupuesto u otros motivos, cual es el presente caso.

Cuando Stroheim tenía un guión en las manos le daba su propio y genuino sello, en otras palabras, lo triplicaba. Así películas “normalitas” de la hora y media consabida se elevaban exponencialmente hasta las cuatro horas de duración. Ya pasó con Avaricia (Greed) y así estaba previsto que pasara con la Reina Kelly. Sin embargo la propia Gloria Swanson y su amante Joseph Kennedy (papá de John Fitzgerald) echaron el cerrojo al cuerno de la abundancia (no olvidemos que estabamos en el año 29) y sea porque el presupuesto se hubiese extralimitado o quien lo hubiese hecho fuese el propio director, el caso es que colgaron el cartel de “hasta aquí hemos llegado” y aquí paz y después gloria.

Cuentan que la gota que colmó el vaso de las extravagancias y acabó con la resistencia de Miss Swanson fue el rodaje de una escena en la que un siniestro personaje, bebedor, pendenciero y mutilado por más señas escupía tabaco sobre la mano de una Kelly que se había convertido en su esposa en una de los momentos más duros y siniestros que ha dado el cine, amén del “si” más largo que se recuerda. De esta forma finalizó el rodaje de una película que nació con aristocráticos propósitos pero que acabó, por mor del toque Stroheim en un desmesurado melodrama donde el apelativo de Reina Kelly valía tanto para Madame de burdel como para dignataria de un imaginario país centroeuropeo.

La película con la que nos encontramos hoy en día es un montaje video fotográfico de lo rodado por Stroheim (la primera parte del film donde se conocen el principe y la novicia, y una larga escena, puro expresionismo alemán, donde una Kelly resignada a su suerte consiente una boda absolutamente vejatoria) y un conjunto de imágenes que pretenden complementar una supuesta historia que nunca sabremos si fue la que el director quiso contar en sus presupuestadas cuatro horas.

La película se rueda entre estertores del cine mudo lo cual condicionaba indudablemente su viabilidad y puede incluirse entre los motivos de abandono del proyecto.

Los “excesos” de Stroheim no solo se limitaban al metraje, también abarcaban el terreno de la sexualidad, la provocación e incluso la violencia. En estos aspectos hay secuencias memorables tales como la inicial con la reina Regina V (Seena Owen) solamente “vestida” con un gato y con El Decameron de Bocaccio como libro de cabecera en su mesita de noche. Del mismo modo, la brutal paliza infringida a Kelly por la soberana ante las risas de la soldadesca, con claras connotaciones sadomasoquistas,  es otro instante genial de un director tan singular como extremado.

De haberse completado el film tal como lo veía Stroheim, seguro que estaríamos hablando de una obra maestra. No siendo así nos quedamos un tanto a medias, pero con todo y eso, una gran y recomendable película.

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