miércoles, 2 de enero de 2013

PELICULAS QUE HE VISTO: LA MUJER EN LA LUNA (Fritz Lang, 1929)



Coincidiendo con la llegada de éste nuevo año 2013, voy a incluir en el presente blog más entradas de peliculas cinematograficas (recuerdese que fue el primitivo objetivo de la presente publicación), sin dejar por ello, ni mucho menos, abandonada la lectura. Lejos de ser incompatibles, son artes complementarias, hasta cierto punto claro está.

EL DIRECTOR

(Viena, 1890 - Hollywood, 1976) Director de cine alemán. Durante su juventud realizó estudios de arquitectura complaciendo así la voluntad paterna; pero más tarde se inclinó hacia la pintura, vocación que lo llevó a abandonar el hogar familiar y a emprender una serie de largos viajes. En 1914, con motivo del estallido de la I Guerra Mundial, regresó a Austria, se enroló en el ejército y cayó herido; fue en el hospital militar donde conoció al director de cine Joe May, al que mostró sus dibujos y algunos de sus relatos; éste no dudó en contratarle como guionista.



El primer título de Lang que se llevó a la pantalla fue Die Hochzelt im Exzentrik Klub, obra dirigida por May en 1917 y actualmente desaparecida; el resultado desilusionó notablemente al joven guionista y decidió dirigir él mismo sus propias películas. La primera de ellas que se conserva es Die Spinnen (1919), en la que se percibe ya su desarrollado sentido volumétrico para la composición de imágenes y su sensible talento dramático para el relato. Desde este momento Lang pasó a engrosar y enriquecer las filas del expresionismo alemán.

Durante su etapa en Alemania rodó obras maestras como las dos partes de El doctor Mabuse (Dr. Mabuse der Spieler, 1922; Spione, 1928), las dos partes de Los Nibelungos (Sigfrido y La venganza de Crimilda, 1924), Metrópolis (1927), La mujer en la luna (1931), M, el vampiro de Düsseldorf (1931) y El testamento del doctor Mabuse (1932), películas en las que se repiten los motivos referentes al mundo subterráneo (cuevas, sótanos, galerías), las imágenes desdobladas en espejos y otras visiones ilusorias.

En 1933 huyó de la Alemania de Hitler y buscó refugio en París. Atrás dejó a su esposa, Thea von Harbou, guionista de cine que le había ayudado en la confección de algunas películas y que se había adscrito activamente al movimiento nazi. Una vez en la capital francesa, Lang rodó una adaptación de la obra teatral de Ferenc Molnar Lillom (1934), sin cosechar demasiado éxito. Pasados dos años consiguió trasladarse a Estados Unidos, donde firmó una serie de contratos con la Metro Goldwyn Mayer.

Su etapa americana también dio grandes obras a la cinematografía, en esta ocasión cargadas de crítica social y de reflexiones sobre el individuo y la justicia. De entre ellas cabe destacar Furia (1936), Sólo se vive una vez (1937), La venganza de Frank James (1940), La mujer del cuadro (1944), Los sobornados (1953), Mientras Nueva York duerme (1956) y Más allá de la duda (1957).
Los criterios comerciales impuestos a Lang durante el rodaje de estas dos últimas películas incitaron al artista a abandonar los Estados Unidos en busca de mayor libertad creativa. Una compañía alemana le produjo dos filmes en la India: El tigre de Esnapur y La tumba india (1959). En 1961 dirigió su última película, Los crímenes del doctor Mabuse. La pérdida de la vista le impidió seguir trabajando. Su ingente obra abarcó todos los géneros, excepto la comedia.

LA PELICULA

Ficha tecnica

Título original: Die frau im Mond
Alemania (1929) película original, Alemania (2001) versión DVD restaurada
Duración: 162 min. en la versión original
Producción: Universum Film A.G. (U.F.A.)
Director: Fritz Lang
Productor: Fritz Lang
Guión: Fritz Lang, Thea von Harbou, Hermann Oberth
Música original: Willy Schmidt-Gentner
Fotografía: Court Courant, Oscar Fischinger, Otto Kanturek
Dirección artística (diseño de decorados): Emil Hasler, Otto Hunte, Karl Vollbrecht
Efectos especiales: Konstantin Tschewerikoff
Montaje: Felix Malitz
Intérpretes: Gerda Maurus (Friede Velten), Willy Fritsch (Wolf Helius), Gustav Von Wangenheim (Profesor Hans Windegger), Klaus Pahl (Profesor Georg Mandfelt), Gustl Gstettenbaur (Gustav), Fistz Rasp (Walter Turner), Tila Durieux (Inversora ), Karl Platter (Técnico)



SINOPSIS

La sinopsis es sencilla: consiste en presentar el primer viaje a la Luna desde la Tierra, protagonizado en este caso por ciudadanos alemanes. El industrial Wolf Helius, convencido por el profesor Mandfelt de que en la Luna es posible encontrar oro, construye un cohete espacial capaz de efectuar un viaje a nuestro satélite. En el insólito viaje, que no va a ser el primero ya que una expedición anterior no ha sobrevivido, le acompañarán su mejor amigo e ingeniero jefe, el profesor, su novia, un espía y un niño que se cuela en la nave como polizón

IMPRESION PERSONAL

Si se revisa la mayor parte de los textos que han comentado "La Mujer en la Luna", la conclusión a la que se llega no anima precisamente a ver la película. Se la califica con adjetivos como "aburrida", "tonta", "larga" o "lenta", portadora de sólo un puñado de elementos dignos de reseña y no particularmente recomendable. En su descargo hay que añadir, no obstante, la dificultad técnica que suponía la realización de la presente pelicula con ciertos visos de credibilidad en esa época, y sobre todo, que el verdadero "ritmo" cinematográfico no se obtiene defintiivamente, en mi opinión, hasta bien entrados los años 30 con el apogeo del cine sonoro.



La mujer en la luna ofrece a los ojos del espectador del siglo XXI un impresionante alarde de imágenes que hemos tenido el privilegio de observar sin la ayuda de los efectos especiales. Escenas como la del lanzamiento de la nave espacial, que nos resultan tan comunes actualmente, debieron ser una verdadera revolución en la época de realización de la película. Como anécdota hay que contar que la famosa cuenta atrás fue inventada por Lang: "Si empezamos a contar a partir de uno, no sabremos cuándo terminar. Pero si empezamos desde diez hacia atrás, todos sabrán que la cuenta acabará en cero. Eso da un dramatismo inusitado a la situación." Ese conteo descendente sería después aplicado a todas las películas posteriores y, lo que es más interesante, a los lanzamiento reales, con lo que debemos a Lang el suspense que se produce cada vez que una nave espacial abandona nuestro mundo. En este sentido, añadir que el filme ofrece imágenes que podríamos definir como anticipatorias, y no es de extrañar ya que Hermann Oberth —guionista— y otros colaboradores que trabajaron para Lang eran científicos que habían sido colaboradores del programa de investigación del gobierno alemán para la elaboración de cohetes. Escenas como la del lanzamiento de la nave espacial, que nos resultan tan comunes actualmente, debieron ser una verdadera conmoción en la época en que se realizó la película. Es famosa la anécdota que atribuye a Fritz Lang la invención de la, ahora habitual,  cuenta atrás.  Diseñada, por lo tanto, como medio para  aumentar la tensión dramática, la estrategia de Lang terminó siendo asimilada por los profesionales del medio al que la película representaba y posteriormente universalizada a infinidad de situaciones. Además, más tarde, la verosimilitud de lo narrado por Lang hizo que las autoridades alemanas confiscaran las copias con el objetivo de no revelar el estado de sus investigaciones. Una vez llegaron al poder, los nazis también se encargaron de destruir todas las maquetas de la nave espacial porque, al parecer, ponía en peligro sus programas secretos.    
  La película consta de dos partes muy bien diferenciadas. En la primera parte se nos muestran los entresijos económicos y de poder que propician el viaje, en realidad un empresa económica más. Los poderosos quieren sacar tajada del viaje y los aventureros deberán plegarse a sus exigencias. La segunda parte muestra el viaje en sí y es donde se concentran la mayoría de los elementos de ciencia-ficción

La flaqueza que el film exhibe se centra principalmente en los personajes. No se produce en ningún momento un desarrollo creíble de éstos, proporcionando a los espectadores un pálido estereotipo de cada uno de ellos. La cándida y abnegada novia, el héroe inteligente y guapo, el profesor chiflado, el espía malvado y típico, o el amigo dubitativo entre la amistad y su propia salvación. Estos personajes realmente aportan muy poco a la narración y se podría decir que deambulan simplemente como sostén de lo que es para Lang más importante: la imagen.

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