lunes, 10 de marzo de 2014

LA MANO DE FATIMA (Ildefonso Falcones)



EL AUTOR

Ildefonso Falcones de Sierra (Barcelona, 1959) es un abogado y escritor español, conocido por ser autor La catedral del mar (2006). Su obra prima se convirtió en la novela más leída del 2007 en España.

El 10 de junio de 2009 publicó su segunda obra, La mano de Fátima, que se convirtió rápidamente en un gran éxito vendiendo cincuenta mil ejemplares el día de su estreno, el 10% de la tirada inicial.

Hijo de un abogado y una ama de casa, la defunción de su padre cuando él tenía diecisiete años supuso el fin de su carrera deportiva como jinete. A esa edad se había convertido en el Campeón de España Junior en la categoría de salto. También destacó en hockey sobre hierba. Estudió en el Colegio de los Jesuitas de San Ignacio, y posteriormente comenzó en la universidad dos licenciaturas Derecho y Económicas, aunque decidió dejar la segunda para compaginar Derecho con un trabajo en un bingo de la capital condal.

Actualmente trabaja como letrado en su propio bufete, situado en el barrio del Ensanche de Barcelona. Aunque ya se había iniciado en la literatura, en estos últimos años ha compaginado el trabajo con su pasión de escribir libros. Tardó cinco años en terminar su primera novela.



Ideológicamente siempre se ha manifestado simpatizante del Partido Popular, e incluso en 2008 acompañó a Mariano Rajoy —por entonces candidato popular en las Elecciones Generales— en un acto político en la Iglesia de Santa María del Mar junto con otros dirigentes del Partido Popular catalán, como Dolors Nadal y Daniel Sirera

En 2010 el ayuntamiento de Juviles, en la provincia de Granada, acordó denominar Calle Ildefonso Falcones a una nueva vía del pueblo, dada la popularidad aportada al municipio por la novela La mano de Fátima.  El acto de inauguración tuvo lugar el 4 de abril de 2010 con asistencia del homenajeado

EL LIBRO

Joya representando la mano de Fátima

  • Nº de páginas: 960 págs.
  • Encuadernación: Tapa dura
  • Editorial: GRIJALBO
  • Lengua: CASTELLANO
  • ISBN: 9788425343544

  • (Del Blog del autor)

    En la opulenta Córdoba de la segunda mitad del siglo XVI, un joven morisco, desgarrado entre dos culturas y dos amores, inicia una ardiente lucha por la tolerancia religiosa y los derechos de su pueblo.

    En 1568, en los valles y montes de las Alpujarras, ha estallado el grito de la rebelión: hartos de injusticias, expolio y humillaciones, los moriscos se enfrentan a los cristianos e inician una desigual pugna que sólo podía terminar con su derrota y dispersión por todo el reino de Castilla. Entre los sublevados se encuentra el joven Hernando. Hijo de una morisca y el sacerdote que la violó, es rechazado por los suyos, debido a su origen, y por los cristianos, por la cultura y costumbres de su familia. Durante la insurrección conoce la brutalidad y crueldad de unos y otros, pero también encuentra el amor en la figura de la valerosa Fátima, la de los grandes ojos negros. A partir de la derrota, forzado a vivir en Córdoba y en medio de las dificultades de la existencia cotidiana, todas sus fuerzas  se concentrarán en lograr que su cultura y religión, las de los vencidos, recuperen la dignidad y el papel que merecen. Para ello deberá correr riesgos y atreverse con audaces y muy peligrosas iniciativas.

    Los lectores de La catedral del mar encontrarán en esta segunda novela de su autor las mismas claves que llevaron al éxito a la primera: la fidelidad histórica, que se entrevera con un apasionado relato de amor y odio, de ilusiones perdidas y esperanzas que dan sentido a la vida y la lanzan por los caminos de la aventura. De ese modo, su autor construye una trepidante novela que pretende reflejar la tragedia del pueblo morisco, ahora que se cumple el cuarto centenario de su expulsión de España, y que también relata una vida singular, la de un hombre fronterizo y enamorado que nunca se resignó a la derrota y luchó por la convivencia.

    IMPRESION PERSONAL

    El libro relata la historia real de la comunidad morisca que Ildefonso Falcones inicia con muy buen ojo a finales de 1568 a raíz del levantamiento que ese pueblo protagoniza en las Alpujarras granadinas y prolonga hasta su expulsión definitiva en 1610, cerca de cuarenta y dos años después.

    Juviles, en la Alpujarra granadina


     Completa, detallada y exquisitamente documentada en todos los aspectos, a veces en exceso, único punto que algunos lectores (sobre todo los detractores de la novela histórica) podrían encontrar en contra de este magnífico libro, ya que a veces puede dar la impresión de apartarse de la historia principal para centrarse en la propia documentación, algo muy extendido entre los autores de este género literario. Aún así, sus cerca de mil páginas no decaen ni se hacen pesadas en ningún momento, sino más bien permiten una lectura dinámica, enérgica y repleta de matices que resultan altamente provechosos.

    Tengo que decir que a mi entender ese exceso de documentación (si se puede llamar así) no representa problemática alguna, pues dice mucho a favor del proyecto final que Falcones pretende llevar a cabo (a fin de cuentas lo que persigue es contar una historia dentro de un contexto histórico que requiere de ciertas explicaciones para una mejor comprensión por parte del lector), ya que además de sacar a colación los puntos más relevantes de ambas culturas en relación con el hilo que intenta seguir (recuérdense los libros plúmbeos del Sacromonte, la Virgen María como nexo de unión entre las dos religiones, así como el Dios de Abraham, el mismo para las dos, la Inquisición o las relaciones de los cristianos nuevos con Berbería), da todo lujo de detalles sobre cada materia a tratar, como la vida ecuestre, el arte, la cultura o el quehacer cotidiano de moriscos y cristianos a finales del siglo XVI y comienzos del XVII.

    El autor, a través de un estilo suave y penetrante y un lenguaje que aunque sencillo y al uso no deja de ser exquisito, juega con unos ingredientes que, si bien suelen ser comunes en todo tipo de novela, parece ser que es en la histórica donde encuentran mejor asentamiento y aceptación por parte del lector: amores imposibles o casi imposibles (Fátima, Isabel, Rafaela), venganza (perseguida a lo largo de gran parte de la historia por Brahim y Ubaid, incluso por Barrax), odio, guerra, represión, violencia extrema y, sobre todo y como colchón donde descansa todo lo anterior, el hecho histórico, en el que el autor se detiene con una rigidez digna de admiración. Conduce la historia con maestría y actúa a favor o en contra de cada personaje (sea cual sea su religión) según circunstancia y momento, dejando a cada cual a la altura que le corresponde, pues cuenta sin complejos, según en qué capítulos, las atrocidades cometidas por ambas comunidades y ensalza los hechos plausibles que las mismas llevan a cabo.


    Interior de la mezquita de Córdoba, reconvertida en templo cristiano


    La trama se desarrolla, con un movimiento imperturbable, principalmente en las Alpujarras, Córdoba y Granada, dando un protagonismo menor a Sevilla, reino de Valencia, Berbería –sobre todo Tetuán y Argel-, y al pueblo turco.

    La primera parte –En nombre de Alá- se centra en la guerra de las Alpujarras. Ildefonso Falcones cuenta con precisión milimétrica y atinado criterio los avatares de un pueblo regentado por Abén Humeya, cuyo nombre cristiano es Francisco de Válor y Córdoba, al que tras su muerte sucede su primo Aben Aboo. Hernando Ruíz, hijo de Aisha –morisca- y del sacerdote cristiano que la violó –hecho que se repetía una y otra vez en la viciada sociedad, sobre todo rural, de la época- crece en Juviles, un pequeño pueblo de la comarca granadina. Su madre, para evitar el rechazo de sus vecinos, se ve obligada a casarse con Brahim, un hombre déspota que odiaba a su hijo, conocido por todos como el Nazareno, por su descendencia cristiana.

    Hernando es educado, por una parte, en la religión musulmana, por sus padres, pero sobre todo por Hamid, un viejo alfaquí que se volcó en él y lo trató con el cariño que su padre se negó a ofrecerle; por otra, en la cristiana, por don Martín y Andrés, cura y sacristán, respectivamente, de Juviles. Hernando, como morisco, se ve envuelto en el levantamiento de las Alpujarras, a partir del cual los hechos se van sucediendo con una inmediatez mareante, pero sobre todo con la espontaneidad propia de un pueblo agobiado por el maltrato, la vejación y la humillación, tema sobre el que no voy a entrar en detalle porque se alargaría demasiado esta crítica. La conciencia de Hernando, aun del lado del pueblo morisco, le impide estar de acuerdo con las matanzas que su propia comunidad protagoniza, tan crueles como las que llevaban a cabo sus enemigos. Así pues, ayuda a escapar a una niña cristiana (Isabel) y a un noble, también cristiano, que resultó ser don Alfonso de Córdoba, duque de Monterreal, y que más tarde actuará como protector del joven morisco. El odio y la venganza, en definitiva la crueldad, aparecen por doquier en esta primera parte, donde la acción y el movimiento provocados por el continuo batallar no encuentran reposo. Apabullante.

    La segunda parte –En nombre del amor- cuenta la llegada de Hernando a Córdoba (de la que hace un repaso histórico y cultural exhaustivo, dejándola en el apetecible y muy apropiado lugar que se merece), su establecimiento en esa ciudad y la forma en la que va prosperando día a día, hasta el punto de convertirse en todo un personaje en su entorno. Entre la primera y segunda partes hay un movimiento en cuanto a las vidas amorosas de Brahim y de Hernando que el autor trata de justificar según las costumbres de cada religión y que el lector sufre en sus propias carnes. Una segunda parte, aunque más relajada que la primera, en la que los protagonistas se ven envueltos en continuos desengaños e injusticias por parte no sólo de los cristinos, sino de sus propios familiares. Tremenda.

    Casa de los Tiros, en el barrio del Realejo (Granada), residencia de los Granada-Venegas, la más importante familia morisca de España, familiares del Rey Boabdil .


     En la tercera –En nombre de la fe- Hernando realiza varios viajes –más o menos largos según la circunstancia y la necesidad del momento- a tierras granadinas, pero esta vez a la capital, donde el autor revienta en una orgía de detalles alrededor de la vida de esa ciudad en el siglo XVI. Su relación con ciertos personajes de la nobleza le concede un prestigio que en Córdoba ya había comenzado a disfrutar. Incluso la cúpula de la iglesia granadina le ofrece trabajar con ella, lo que le costó la confianza y el afecto que la comunidad morisca cordobesa había depositado en él. Una parte, tal vez, más intelectual que el resto, en la que el protagonista tiene la oportunidad de demostrar su eficiencia como traductor y colaborador con ciertos frailes y obispos. Deliciosa.
    En la cuarta parte –En nombre de nuestro Señor-, además de continuar viviendo en Córdoba, hace algún otro viaje a Granada y al reino de Valencia. Conforme se va aproximando el final, el autor va tejiendo una tela de araña que va aumentando la tensión y acaba desinflándose en las últimas páginas, en las que recibe noticias que le cambiarán –de nuevo- la vida. Un final inesperado que, sin embargo, no se aparta de la línea del resto de la novela. Una cuarta parte, que unida al epílogo, complementa sabiamente todas las anteriores en cuanto a calidad, ambientación y documentación. Más que satisfactoria.

    En cuanto a los personajes, hay que decir que están muy estudiados y magníficamente desarrollados. Llenan todo el hueco que el autor les exige en cada capítulo. Se mueven conforme las propias circunstancias y hechos históricos les van pidiendo, lo cual no es baladí en una novela de esta envergadura. Hernando –que representa la generosidad y la tolerancia, casi la perfección, en una época dominada por la iniquidad y la lucha entre religiones y razas- es un personaje que tiene multitud de altibajos, tanto sociales y económicos como personales o familiares, a lo largo de toda su vida.

    Hay ocasiones en las que le va mal, otras muy mal (en las que Falcones consigue mantener al lector con el corazón en un puño), situaciones que sabe sortear y superar con resolución y soltura. También las hay buenas e incluso muy buenas (en las que el autor parece premiarnos con la relajación que inconscientemente buscamos después de tanta injusticia). Hamid, Aisha, Fátima, Rafaela o el propio Miguel, ponen un contrapunto de humanidad en medio de un campo en el que Ubaid (el arriero de Narila), Barrax o Brahim van sembrado toda la injusticia y venganza que cabe en una insurrección de estas características. El autor consigue que nos conmovamos con Fátima o Rafaela y odiemos a Ubaid o a Brahim al mismo tiempo que sufrimos con Hernando y repudiamos las acciones que ambas tropas llevan a cabo, como la que da lugar a la muerte de Gonzalico, que si bien Falcones no le saca todo el jugo que el hecho en sí merece, en mi opinión representa el símbolo alrededor del cual se mueve toda la ignominia y la crueldad que pretende reflejar en su obra.
    En definitiva, la historia de “La mano de Fátima” es un epilogo a la ocupación de la Península ibérica por los árabes, narra desde la guerra de las Alpujarras hasta la expulsión definitiva de los moriscos, teniendo como centro de la novela a su protagonista, Hernando, un morisco hijo de madre musulmana y del cura del pueblo. Esto marcará su existencia en el debate de convivencia de las dos religiones. Ese es uno de los aspectos claves del libro. La tesis de si era o no posible una convivencia en un momento en que las religiones formaban parte la médula espinal de los Estados.

    Hablar de convivencia entre modelos que excluyen a los no creyentes, a los que no participan de su modelo o concepto del gobierno, resulta realmente complicado. A pesar de los trabajos de los más moderados, basta con una chispa de las posiciones más extremistas para que todo el trabajo de convivencia sea destruido. En esto, el libro, muestra unos principios muy actuales, en todos los movimientos excluyentes se dan cita sectores más moderados y extremistas, pero todos tienen un objetivo común: la instauración de un sistema que excluye a una parte de la población. En el caso que nos ocupa, el objetivo no era otro que la recomposición del Reino árabe de Granada y, ¿por qué no? del Al-Andalus. Y en el fondo, incluso los movimientos más moderados, perseguían dicho objetivo.
    Hernando o Hamid imb Hamid, tal y como adoptó su nombre árabe, se posiciona en unos planteamientos moderados pero sin renunciar nunca a sus objetivos religiosos ni políticos.


    Decía que la obra es actual, tanto como desde que procedí a su lectura, muchas de las imágenes que se plasman en sus páginas se repiten en la prensa: la existencia de tribunales musulmanes paralelos al poder civil (caso en Cataluña), juicios de honor, degollamientos de hijas casadas con cristianos (recientemente en Italia), asesinato de espías cristianos (hace unos meses en abisinia), provocaciones entre religiones (invasión de musulmanes de la mezquita de Córdoba), aplicación extrema de la sharía (gran parte del mundo musulmán), guerra santa con gran violencia (conflictos de Irak y Afganistán)…… Así es la descripción que hace Ildefonso Falcones, cruel y dolosa, de la guerra de las Alpujarras que, incluso, puede llevar a algunos lectores abandonar su lectura. No lo recomiendo, su final no lo merece, pero nos podemos preguntar si sobra semejante fuerza descriptiva o, simplemente, no queremos ver hasta dónde puede llegar la crueldad humana. En 500 años no ha variado mucho, las noticias de los telediarios reproducen muchas de las descripciones.

    Y es que, 500 años después de la expulsión de los moriscos, nuestra sociedad ha recuperado un porcentaje importante de población musulmana. Nuestros pueblos y ciudades conviven, de nuevo, con musulmanes. Algo hay de diferente antes y ahora, en la sociedad occidental, el poder ya no está unido a la religión. Los comportamientos, los hábitos, las formas de la sociedad occidental, de la España actual poco tienen que ver con la lectura de la obra. Los objetivos de nuestra sociedad no son instaurar una ley religiosa, si no, según tendencias políticas, todo lo contrario.
    Hernando pasa de la miseria, a la riqueza y de la riqueza a la pobreza, en lo material, en lo espiritual y en el amor. Actual es la obra también en estos aspectos, la crisis económica hace mella en un país con más de 4,5 millones de parados. Pero, me quedo con los mensajes de esperanza, el trabajo honrado, los principios, la ayuda prestada, son recompensas del futuro. Los héroes de falcones tienen algo en común en este sentido.


    Lo que sí es la “La mano de Fátima” es una maravillosa historia de amor, conmovedora y cuanto menos imposible. Realmente apasionante y, por qué no, dura, dura como es toda la historia de nuestro personaje. La sensibilidad con que la que se plasma la historia de amor en toda la novela contrasta con la dureza de la obra.

    ACTUALMENTE LEYENDO:  EXPEDIENTE BARCELONA (Francisco Gonzalez Ledesma)

    lunes, 17 de febrero de 2014

    LA NEBLINA DEL AYER (Leonardo Padura)



    EL AUTOR

    Leonardo Padura Fuentes (La Habana, 1955) es un novelista y periodista cubano, conocido especialmente por sus novelas policiacas del detective Mario Conde. El Gobierno de España concedió en 2011 la ciudadanía de ese país a Padura, quien sigue viviendo en Cuba.

    Nacido en el barrio de Mantilla, hizo sus estudios preuniversitarios en el de La Víbora, de donde es su esposa Lucía; naturalmente, estas zonas de La Habana, muy ligadas espiritualmente a Padura, se verán reflejadas más tarde en sus novelas. Padura estudió Literatura Latinoamericana en la Universidad de la Habana y comenzó su carrera como periodista en 1980 en la revista literaria El Caimán Barbudo; también escribía para el periódico Juventud Rebelde. Más tarde se dio a conocer como ensayista y escritor de guiones audiovisuales y novelista.



    Su primera novela —Fiebre de caballos—, básicamente una historia de amor, la escribió entre 1983 y 1984. Pasó los 6 años siguientes escribiendo largos reportajes sobre hechos culturales e históricos, que, como él mismo relata, le permitían tratar esos temas literariamente.  En aquel tiempo empezó a escribir su primera novela con el detective Mario Conde y, mientras lo hacía, se dio cuenta "que esos años que había trabajado como periodista, habían sido fundamentales" en su "desarrollo como escritor". "Primero, porque me habían dado una experiencia y una vivencia que no tenía, y segundo, porque estilísticamente yo había cambiado absolutamente con respecto a mi primera novela", explica Padura en una entrevista a Havana-Cultura.

    Las policiacas de Padura tienen también elementos de crítica a la sociedad cubana. Al respecto, el escritor ha dicho: "Aprendí de Hammett, Chandler, Vázquez Montalbán y Sciascia que es posible una novela policial que tenga una relación real con el ambiente del país, que denuncie o toque realidades concretas y no sólo imaginarias".

    Su personaje Conde —desordenado, frecuentemente borracho, descontento y desencantado, "que arrastra una melancolía", según el mismo Padura— es un policía que hubiera querido ser escritor y que siente solidaridad por los escritores, locos y borrachos. Las novelas con este teniente han tenido gran éxito internacional, han sido traducidas a varios idiomas y han obtenido prestigiosos premios. Conde, señala el escritor en la citada entrevista, refleja las "vicisitudes materiales y espirituales" que ha tenido que vivir su generación. "No es que sea mi alter ego, pero sí ha sido la manera que yo he tenido de interpretar y reflejar la realidad cubana", confiesa.

    Conde, en realidad, "no podía ni quería ser policía" y en Paisaje de otoño (1998) deja la institución y cuando reaparece en Adiós Hemingway (2001) está ya dedicado a la compraventa de libros viejos.

    Tiene también novelas en las que no figura Conde, como El hombre que amaba a los perros (2009), donde las críticas a la sociedad cubana alcanza sus cotas más altas.

    Padura ha escrito también guiones cinematográficos, tanto para documentales como para películas de argumento.

    Vive en el barrio de Mantilla, el mismo en el que nació. Al preguntarle por qué no puede dejar La Habana, el ambiente de su historia, ha dicho: “Soy una persona conversadora. La Habana es un lugar donde se puede siempre tener una conversación con un extranjero en una parada de guaguas”.

    EL LIBRO



    NARRATIVA (F). Novela
    POLICIACOS (F). Las cuatro estaciones (Comisario Mario Conde)
    Noviembre 2009
    Andanzas CA 690/06
    ISBN: 978-84-8310-199-1
    País edición: España
    360 pág.

    La Habana, verano de 2003. Han trascurrido catorce años desde que el teniente investigador Mario Conde, desencantado, abandonara la policía. En esos años han ocurrido muchos cambios en Cuba, y también en la vida de Mario Conde. Su inclinación por la literatura y la necesidad de ganarse la vida lo han llevado a dedicarse a la compra y venta de libros de segunda mano. El hallazgo fortuito de una valiosísima biblioteca le coloca al borde de un magnífico negocio, capaz de aliviar sus penurias materiales. Pero, en un libro de esa biblioteca, aparece una hoja de revista en la que una cantante de boleros de los años cincuenta, Violeta del Río, anuncia su retiro en la cumbre de su carrera. Atraído por su belleza, por el misterio de su retiro y el silencio posterior, Mario Conde - ahora con más años y más cicatrices en la piel y en el corazón - inicia una investigación, sin imaginar que, al seguir el rastro de Violeta del Río, despertará un pasado turbulento que, como la fabulosa biblioteca, ha estado tapiado durante más de cuarenta años.

    Considerado uno de los más significativos representantes de la actual literatura cubana, Leonardo Padura regresa con La neblina del ayer al detective Mario Conde, que le ha permitido crear una vívida crónica literaria de la existencia cotidiana en su isla del Caribe. Además de un retrato de las dificultades de la vida cubana contemporánea, La neblina del ayer es un viaje a La Habana nocturna de los años cincuenta y su música, al mundo de los libros en la isla, y una especie de descenso a los infiernos del bajo mundo habanero de hoy, en el que Conde debe introducirse tras las huellas de la enigmática cantante Violeta del Río.

    IMPRESION PERSONAL

    La neblina del ayer, publicada por la editorial Tusquets, es la quinta novela de Leonardo Padura protagonizada por su personaje Mario Conde. Las anteriores, que forman la serie Las Cuatro Estaciones (Pasado perfecto, Vientos de Cuaresma, Máscaras y Paisaje de Otoño), presentan a Conde formando parte de un colectivo represivo que en La neblina del ayer es visto por él desde fuera, ya que han transcurrido catorce años desde que lo abandonara por su propia voluntad. Desde ese lugar externo pero con un profundo conocimiento de sus métodos y sus estrategias, Conde analiza el carácter de la policía cubana criticando algunos de sus rasgos como el constante abuso de poder, la falta de comprensión hacia los marginados y su conversión, en muchas ocasiones, en lo mismo que supuestamente ese colectivo persigue: delincuentes. Denuncia la mentira, la hipocresía, la corrupción y el chantaje como técnicas habituales del cuerpo al que en otro tiempo él mismo perteneció.
     
    Leonardo Padura, en La neblina del ayer, hace envejecer a Mario Conde. Dice que es la novela de la madurez, de su madurez y también de la de Mario Conde. No en vano, Padura hizo nacer a Mario Conde en el año 1.955, mismo año de nacimiento del escritor. Esto hace que su alter ego vaya envejeciendo al mismo ritmo que el novelista, lo cual da aún más credibilidad a los relatos.
     
    Sin embargo, aunque este tema es importante en la novela, hay otro que se aborda constantemente, que impregna cada objeto de la historia, cada lugar que visita Conde, a cada personaje, y que en cierto modo está relacionado con el anterior: la miseria.
     
    Leonardo Padura describe esta miseria desde dentro, ejerciendo la crítica igual que Mario Conde lo hace con respecto a la policía de su país. Esta miseria es una miseria estructural, que afecta a cada aspecto de la historia protagonizada por Mario Conde. Su origen evidente es el escenario en el que transcurre la historia: una isla devastada por la pobreza, el hambre, la enfermedad desatendida, la decadencia física y moral de los habitantes, la destrucción implacable del tiempo, la falta de medidas de higiene, el racionamiento, la soledad y la frustración de las ilusiones.
     
    Calle Esperanza, en el barrio de Atarés, La Habana
     
          
    En pleno siglo XXI, Cuba, inmersa en una situación que recuerda mucho a una eterna posguerra (sus personajes no tienen mejores condiciones de vida que las de los personajes de La colmena), sufre las consecuencias, los lastres, de una historia plagada de incertidumbre y de situaciones sociales insostenibles, de un descontento general prolongado durante siglos y de unos cambios políticos extremos e inestables que supuestamente han sido realizados para mejorar la calidad de vida del pueblo pero que solamente han beneficiado a los de siempre. En las conversaciones de Conde con sus amigos Carlos el Flaco, Candito el Rojo y el Conejo asistimos a una crítica feroz y desencantada de las actuaciones políticas de los gobernantes y de las consecuencias que éstas han tenido para el pueblo cubano.
     
    Padura ha elegido como tema de ésta nueva novela,  el bolero -novela bolero- y a una misteriosa cantante de cuando La Habana era aún el feudo de Batista, el lupanar de los EE.UU, la capital del juego y refugio de las estrellas de cine y millonarios estadounidenses. Aquel extraño suicidio no resuelto de Violeta del Río le permitirá al autor adentrarse en una trama folletinesca, de un pasado literario trillado, ligado a la voz, la figura y la personalidad de esta ya desconocida cantante. Todo ello surge del oficio al que se dedica ahora el ex-policía: intermediario en la compraventa de libros usados. Da con una magnífica biblioteca al tiempo que con la historia que ha de llevarle, como al héroe de Dashiell Hammett, a recibir su habitual paliza y a establecer el vínculo que liga La Habana de hoy (con sus restaurantes en los que todo es posible, a los que acuden los nuevos ricos de la post-revolución) con los supervivientes de las poderosas familias que huyeron a Miami cuando se dieron cuenta de la dirección que tomaba el nuevo régimen. El oficio “del” Conde convierte La neblina del ayer casi en manual de libros raros de la bibliografía cubana y precios actuales en catálogos estadounidenses: bellas ediciones ilustradas con grabados coloreados a mano de los ingenios azucareros, primeras ediciones de Martí o Borges, de Heredia y de los Cronistas. Este contacto con el arte bibliográfico acentúa el contraste con el hampa y los barrios como el de Atarés, de casas derruidas, donde habita la más peligrosa delincuencia. La afición por la cocina cubana, de la que se describen algunos platos y se da cuenta de un raro recetario, nos llevará sin duda al recuerdo de Carvalho, el héroe de Vázquez Montalbán.
     
    Casona del Vedado, similar a aquella en la que Conde encuentra la biblioteca
     

    Pero el mayor interés de la novela es la nostálgica recuperación de un pasado que constituye su clave. Padura traza los personajes con eficacia, creando un caleidoscopio habanero tan degradado como el personaje y sus compinches, sin ideales, condicionado por el sistema que mantiene a la población en el racionamiento, en el hambre. Aunque la trama policíaca es compleja y endeble, nos hallamos ante una novela negra que va mucho más allá del género. Padura posee oficio, narra con eficacia, mantiene el misterio. Una vez más dos ciudades son una y, a la vez, el mito.
     
    ACTUALMENTE LEYENDO:  LA MANO DE FATIMA  (Ildefonso Falcones)

    NOSTROMO (Joseph Conrad)

     

     
     


    EL AUTOR

    Józef Teodor Konrad Korzeniowski, más conocido como Joseph Conrad (Berdyczów, entonces Polonia, actual Ucrania, 3 de diciembre de 1857 – Bishopsbourne, Inglaterra, 3 de agosto de 1924), fue un novelista polaco que adoptó el inglés como lengua literaria. Conrad, cuya obra explora la vulnerabilidad y la inestabilidad moral del ser humano, está considerado como uno de los mas grandes novelistas de la Literatura Universal.

    Su nombre polaco original era el de Józef Teodor Konrad Nałęcz-Korzeniowski, aunque al tomar la nacionalidad británica adoptó el de Joseph Conrad. Nacido en el seno de una familia pertenenciente a la baja nobleza en Berdyczew, Podolia el 3 de diciembre de 1857, en una ciudad hoy situada en Ucrania y por entonces perteneciente a la Polonia sujeta al ocupante ruso. Su padre combinaba la actividad literaria como escritor y traductor de Shakespeare y de Víctor Hugo con el activismo político del nacionalismo polaco, objeto de la represión del régimen zarista, actividades que le acarrearon una condena a trabajos forzados en Siberia. La madre de Josef murió de tuberculosis durante los años de exilio, y cuatro años más tarde el padre, al que se le había permitido volver a Cracovia.



    Al quedar huérfano a los doce años, Conrad hubo de trasladarse a la casa de su tío Thaddeusa a Lvov, ciudad entonces bajo administración del imperio austro-húngaro, y luego a Cracovia donde estudió secundaria. Pero a los 17 años, hastiado de la vida estudiantil, viajó hasta Italia y luego a Marsella para terminar enrolándose como marinero a bordo del buque "Mont Blanc" (1875). Esa experiencia cambiaría su vida ya que con ella nacería una pasión, que no abandonó jamás, por la aventura, por los viajes, por el mundo del mar y por los barcos.

    De los siguientes cuatro años apenas se conocen datos. De esa etapa, que él se empeñó siempre en mantener en penumbra, se ha documentado, no obstante, un viaje por el Caribe, su apoyo activo al legitimismo bonapartista, cierto asunto de contrabando de armas a favor de los carlistas españoles (del que extrajo algún pasaje para su relato de El tremolino) y, según parece, hasta un intento de suicidio por razones amorosas.

    En 1878, para escapar al reclutamiento militar ruso, se trasladó a Inglaterra, trabajando como tripulante en barcos de cabotaje en los puertos de Lowestof y Newcastle, ocupando sus ratos libres a bordo con una afición un tanto sorprendente para un joven marinero extranjero, la lectura de Shakespeare, lo que le permitió ya a los 21 años un amplio dominio del idioma inglés, lengua en la que escribió toda su obra y en la que se consagraría como uno de sus autores clásicos. En palabras de Javier Marías, "el inglés de Conrad se convierte en una lengua extraña, densa y transparente a la vez, impostada y fantasmal, (...) utilizando las palabras en la acepción que les es más tangencial y por consiguiente en su sentido más ambiguo".

    Tras obtener la nacionalidad inglesa, pudo presentarse a los exámenes de aptitud de oficial de la marina mercante británica, navegando en el "Duke of Sutherland", "Highland Forest", "Loch Etive", "Narcissus" y "Palestine" y luego obtuvo el título de capitán, cargo que desempeñó en los barcos "Torrens" y "Otago", éste último de bandera australiana.

    En el último cuarto del siglo XIX, al llegar el imperio británico a su máxima expansión, las necesidades del comercio a gran escala y a larga distancia por vía marítima entre la metrópoli y el rosario de colonias, factorías y puertos que se extendía por todas las costas del mundo, junto con las nuevas tecnologías de la siderurgia y el perfeccionamiento de la máquina de vapor, produjo una crísis en la técnica secular de la navegación impulsada por el viento, debido a que los barcos de vela, pese al romántico canto de cisne de los rápidos clippers, era incapaz de competir en velocidad, capacidad de carga y mayor fiabilidad del transporte en los grandes vapores de acero. Enfrentado a la encrucijada de esos dos mundos que se cruzan sin comprenderse e ignorándose, uno, el dominado por el imprevisible capricho del viento, el de la dura y secular técnica de la navegación a vela que tan magistralmente aparece descrita en "El bello arte" y, el otro, el de la esclavitud por la tiranía de la puntualidad y la deshumanización de la vida a bordo, Conrad toma partido ardiente por el primero, aún sabiendo que está irremisiblemente condenado a sucumbir legándonos, ese es su mayor valor, esa irrepetible galería de tipos humanos, armadores, oficiales, capitanes, marineros, etc., que lo han convertido en uno de los clásicos de la literatura del mar, a la altura de Melville y Stevenson. Como reconoce en el prólogo a la edición de El espejo del mar, fue gracias al bagaje vital adquirido durantes sus años como marino, los episodios vividos durante esa época, los tipos humanos que pudo conocer y las historias que oyó en puerto o durante las tediosas horas a bordo, los que modelaron ese universo geográfico y moral en el que el individuo aparece confrontado en solitario a las fuerzas desatadas de una naturaleza hostil o amenazadora, junto a una fuerte carga de pesimismo respecto a la condición humana y en relación al papel de la civilización, esto último objeto de su relato El corazón de las tinieblas, en el que narra de forma oblicua las atrocidades que se estaban cometiendo contra la población indígena en el Estado Libre del Congo, por cierto denunciadas de forma mucho más abierta y decidida por el diplomático irlandés Roger Casement, con el que tuvo cierta amistad personal.

    Tras lograr la nacionalidad británica (1886) y escribir su primera novela La locura de Almayer, en 1894, a la vuelta de su último viaje a Australia, conoció a su futura mujer, Jessie George, con la que se casó dos años después, residiendo en los años siguientes en el sur de Inglaterra, ya dedicado exclusivamente a su labor literaria, trabajando para la Editorial Unwin, más tarde para el editor Pinker y después para la English Review. Se publican Un paria de las islas (1896), al año siguiente, Salvamento, El negro del Narcissus y Una avanzada del progreso.

    Durante estos años conoció a Rudyard Kipling, a Henry James y a H.G. Wells, colaborando con Ford Madox Fox en la novela Los herederos. En 1898 pasa dificultades económicas debido a su afición al juego, por lo que trata infructuosamente de regresar a la marina. En 1900 escribe Tifon y Lord Jim, novela en la que evoca el traumático accidente que sufrió a bordo del vapor "Palestine", y que estuvo a punto de costarle la vida.

    Los años siguientes verán la publicación, con suerte desigual, Tifón, Nostromo, El espejo del mar y de El agente secreto. No obstante sufre de depresiones y de otros problemas de salud, además de continuar sus dificultades económicas. En 1913 lo visita Bertrand Russell y él devuelve la visita viajando a Cambridge. En 1914, durante un viaje por Polonia, estalla la primera guerra mundial y los Conrad tienen que regresar a Inglaterra por Austria e Italia. En 1916 el Almirantazgo le encarga diversas comisiones de reconocimiento por varios puertos británicos.

    Al término de la guerra se traslada a Córcega y en 1923 viaja a Estados Unidos. Poco antes de morir, el 3 de agosto de 1924, aún tiene tiempo para rechazar un título nobiliario que le ofrece el gobierno inglés.

    EL LIBRO



    Autor/ra: Conrad, Joseph
    Materia: Literatura(narrativa,cuentos)
    Páginas: 448
    Formato: 20 x 12,5
    Isbn: 978-84-85346-07-3

    El capataz italiano Nostromo es el único hombre capaz de actuar con la decisión necesaria para salvar la plata de la mina de Santo Tomé y proteger la independencia de Sulaco, la provincia occidental del estado latinoamericano de Costaguana. Pero ¿su integridad es tan incuestionable como todos creen? ¿O sus ideales se doblegarán frente a las presiones económicas y políticas? En esta gran obra, se ilustra a la perfección el impacto de las explotaciones comerciales extranjeras en una joven nación en desarrollo, así como las dificultades que conlleva conciliar la identidad individual con un papel social. A partir de cinco personajes unidos por el aislamiento, pese a que cooperan entre sí, Conrad se adentra en un mundo de revoluciones, de intereses materiales y emocionales, de enormes tensiones, y construye una novela en la que numerosos personajes y situaciones de todo tipo se entremezclan en una trama sin fisuras. Sólo un excepcional novelista como Conrad -de cuyo nacimiento se cumplen ahora 150 años- podría penetrar en el alma política de una civilización tan distinta de la suya hasta el punto de reproducir su idiosincrasia con éxito y reflejar el espíritu de una época fundamental en la historia latinoamericana.

    IMPRESION PERSONAL

    Con distancia, la mejor novela sobre Latinoamérica jamás escrita fuera de la lengua española… Está mucho más emparentada con ciertos episodios de Cien años de soledad que toda la ficción latinoamericana de la primera mitad del siglo XX.

    La novela se desarrolla en el puerto imaginario Sulaco cuya economía depende de la minería de plata.

     Dibuja las características de la política interna e internacional en los países latinoamericanos de fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX y la intervención de Estados Unidos para asegurar sus intereses económicos. Las guerras civiles de las élites criollas, las intrigas y el supuestamente "incorruptible" líder popular, determinan finalmente la secesión de Sulaco que se declara independiente de Costaguana, en aras de asegurar la mina de plata de San Tomé a los estadounidenses y a sus asociados en la élite local.

    Conrad se inspiró en los sucesos reales de Colombia y la separación de Panamá apoyada por Estados Unidos en aras de asegurar el control del canal interoceánico, suceso ocurrido en 1903, un año antes de la publicación de la novela.

    Soldados Panameños durante la llamada Guerra de los Mil Dias, que acabó con su independencia, respecto de Colombia (1903)


    Muchos consideran Nostromo la más grande de las novelas de Conrad; y es, sin duda, la que ofrece la más variada riqueza de personajes y situaciones memorables, tramados en una nítida acción de conjunto. En la construcción de un enorme edificio novelístico sin fisuras, Nostromo responde a la perfección a las exigencias de ese autor según el cual una obra de arte "debe justificarse línea a línea"
    La república de Costaguana, en la tenaza entre las sombras de su Sierra y las profundidaes de su Golfo Plácido, es el teatro de un mundio que hierve de realidad en sus torbellinos de revolución y contrarrevolución, de intereses materiales y emocionales, de tensiones entre las aspiraciones y los logros. Nostromo es una gran novela política y una gran novela de aventuras, y más que eso. El timonel y las tinieblas son dos presencias constantes en la obra de Conrad; y, en Nostromo, alrededor del tesoro oculto se estructura un compromiso entre el orden y el caos, internos y externos: del hormiguero humano de la novela de sangre, en la acción aventurera que vertebra la narración, la vigorosa humanidad de Nostromo, que poseedor de "la propia fuerza del pueblo", "gobierna desde dentro": desde dentro del pueblo, y desde dentro del hombre mismo.


    Conrad imaginó un lugar imaginario en Sudamérica, un país llamado Costaguana, trasunto de cualquier república del subcontinente, un lugar que dotó de una gran historia y de muchas pequeñas historias en forma de personajes que tratan de sobrevivir a la ambición por el poder y el dinero. Quien tenga la fortuna de aproximarse a las páginas de Nostromo se encontrará con un escenario que le resultará conocido: la Sudamérica que inventó Conrad es la Sudamérica que aún podemos encontrar en nuestros días, un territorio revuelto, complejo, palpitante y controvertido.

    El eje sobre el que hace girar la acción es la puesta en marcha de una mina de plata en la ciudad de Sulaco, que condiciona desde el principio las vidas de los personajes vinculados a ella. La concesión de la mina hace irrumpir como un cataclismo el progreso en la República, y con él, la riqueza y la codicia, la corrupción y el dilema moral: será el dinero extranjero, procedente de los Estados Unidos, el que hará posible extraer la plata de la tierra, pero serán las manos indígenas, ásperas manos de pobres, las que trabajen en ella. Se trata de un tesoro que pronto ejercerá una nefasta influencia sobre todo el país, comenzando por los gobernantes, cínicos tiranos que tratan de imponer por la fuerza lo que no pueden hacer a través de las ideas.

    Sulaco se convertirá en un territorio que trastoque todos los valores éticos y sociales del país y de sus habitantes. Nostromo aparece entonces como un gran fresco de dimensiones impresionantes, por donde circularán sanguinarios dictadores, políticos desaprensivos, bandas intrigantes que jugarán a hacer revoluciones, amos que se aferran a sus intereses materiales por encima de cualquier moral, fanáticos religiosos sedientos de poder y un pueblo ignorante que lucha por su supervivencia, dentro de un ambiente opresivo de mentira y destrucción.


    Insurrección en la ciudad de Panama (1903)

    Sobre todos ellos sobresale un hombre, Gian Battista Fidanza, al que la gente llama Nostromo, capataz de cargadores, inteligente, sagaz, ágil, fuerte, incorruptible. Parece que sólo este hombre puede estar por encima de los intereses que rodean a la mina. Podríamos creer que se trata de un hombre de altos ideales, un modelo de integridad, un ejemplo a seguir; pero sólo es un hombre vanidoso, que sólo espera secretamente la atención y la gratitud de los demás, el ser bien considerado entre sus semejantes. ¿Lo hace eso peor persona? Nadie tiene una queja de él y los hechos demuestran que siempre ha sido un ser leal: salvó de la muerte al presidente constitucional cuando era perseguido por unos sublevados, y una hazaña suya ha hecho posible que la paz vuelva a Sulaco, cuando un militar ambicioso trató de hacerse con la ciudad. Es el hombre perfecto, el hombre en el que se puede confiar, y quién mejor para confiarle una embarcación llena de plata para ponerla a salvo de los enemigos.

    Pero la riqueza pesa, destruye. ¿Podrá Nostromo sustraerse a su absorbente influjo? ¿Quedará en Sulaco alguna persona realmente incorruptible, alguien que se subordine a la ley, a la justicia y al orden, cuando parece que la ciudad vive víctima de su maldición? ¿Está el hombre por encima de estos ideales, con sus propias necesidades, sus luchas interiores, sus sentimientos más profundos? En un clima de desconfianza, de intereses cruzados, de flagrantes deslealtades, el mal acecha en cualquier situación. Joseph Conrad expuso con pesimismo su particular tesis en esta obra extraordinaria que puede leerse como una novela política y social, pero también como una novela de aventuras, en la que crea con mano maestra un microcosmos integrado de inolvidables personajes trazados con singular meticulosidad, reales, vivos, muy reconocibles. Es la historia de una obsesión, de muchas obsesiones, tantas como suscita el dinero y el poder, iluminadas por la presencia odiosa e inmensa de una mina de plata, dominando con su enorme riqueza el valor, el trabajo, la lealtad de los pobres, la guerra y la paz, la ciudad, el mar y la naturaleza.

    Nostromo oculta entre sus páginas un exacto mecanismo de relojería que va desvelando con pulso firme situaciones cada vez más complejas, donde las acciones morales se llevan a cabo por razones equivocadas, los ideales irrealizables no llevan nunca al orden y a la prosperidad y los personajes se encuentran más allá de sus posibilidades. Por eso compartimos la opinión de Francis Scott Fitzgerald, cuando afirmó que hubiera preferido haber escrito Nostromo que cualquier otra novela.

    Conrad demuestra que es un escritor que puede medirse tranquilamente con Sthendal, Balzac, Proust, Flaubert y otros dioses, crea una novela hermosa, con una narrativa de una grandísima altura y todo un placer para los sentidos literarios y además para rematar todo, es sin lugar a dudas la mejor novela sobre Latinoamérica escrita nunca por un escritor inglés, a la altura ( en ese aspecto ) al monumento "Cien Años de Soledad".

    IMPRESCINDIBLE EN CUALQUIER BIBLIOTECA.

    ACTUALMENTE LEYENDO:  LA NEBLINA DEL AYER  (Leonardo Padura)

    domingo, 2 de febrero de 2014

    LOS PAJAROS DE BANGKOK (Manuel Vázquez Montalbán)



    EL AUTOR

    Manuel Vázquez Montalbán (Barcelona, España, 27 de julio de 1939 - Bangkok, Tailandia, 18 de octubre de 2003) fue un escritor español conocido sobre todo por sus novelas protagonizadas por el detective Pepe Carvalho.

    Personalidad casi inabarcable, se definió a sí mismo como "periodista, novelista, poeta, ensayista, antólogo, prologuista, humorista, crítico, gastrónomo, culé y prolífico en general", campos todos en los que destacó.

    Hijo único de una modista y de un militante del Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC), no conoció a su padre hasta los 5 años, después de que éste saliera de la cárcel. Él mismo militaría más tarde en ese partido, tras su paso por el Frente de Liberación Popular (FELIPE) ingresaría en 1961 en el PSUC y llegaría a ser miembro de su Comité Central, así como también en Iniciativa per Catalunya (ICV).

    Estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Barcelona y Periodismo en la Escuela de Periodismo de Barcelona.

    En 1962  un consejo de guerra lo condenó a tres años de prisión por sus actividades políticas, y fue en la cárcel de Lérida donde escribió su primer libro, el ensayo Informe sobre la información.

    Después de su estancia en prisión, comienza su carrera periodística en la revista Triunfo bajo el seudónimo Sixto Cámara. Colabora en diversas publicaciones como Siglo XX, Tele/Xprés, Por Favor y más tarde en El País e Interviú, en los que escribió hasta su muerte.



    En 1966 nació su único hijo, Daniel Vázquez Sallés, que se convertiría también en escritor y le daría dos nietos: Daniel y Marc. A su esposa, la historiadora Anna Sallés, la había conocido en la universidad.

    En 1967 publicó su primer poemario, Una educación sentimental, seguido en 1969 por Movimientos sin éxito. Ese mismo año aparece la novela Recordando a Dardé, acompañada por una serie de relatos; se trata de su primera incursión en la narrativa. En 1972 publicó la primera novela en la que el protagonista es el detective privado Pepe Carvalho, su personaje más popular, titulada Yo maté a Kennedy.

    En 1995 recibió Premio Nacional de las Letras Españolas en reconocimiento a toda su obra.

    Vázquez Montalbán murió el 18 de octubre de 2003 debido a un paro cardíaco en el aeropuerto de Bangkok, la capital de Tailandia. Tenía 64 años.

    El 3 de febrero de 2009 se inauguró en Barcelona la plaza Manuel Vázquez Montalbán, situada entre la calle de Sant Rafael y la Rambla del Raval, cerca de donde nació el escritor.

    EL LIBRO


  • Nº de páginas: 286 págs.
  • Encuadernación: Tapa blanda
  • Editoral: PLANETA
  • Lengua: CASTELLANO
  • ISBN: 9788408050438

  • Aparentemente, Pepe Carvalho viaja a Bangkok para atender el SOS de una vieja amiga, Teresa Marsé. Pero en realidad el lector puede llegar a la conclusión de que huye de su mundo cotidiano, en el que la realidad le es insuficiente y le empuja a perseguir fantasmas, como el de Celia Mataix, asesinada con una botella de champán de marca desconocida, o el de su asesina, Marta Miguel, self-made woman de un pueblo de Salamanca. O quizá el motivo auténtico del viaje sea saber el nombre de los pájaros de Bangkok, o confirmar que la Tierra es redonda y que el desenlace real le espera a su regreso. Más que de viajes, novela de viaje de ida y vuelta, que entre otras posibles lecturas ofrece una versión directa de los escenarios de Conrad, Somerset Maugham o Graham Greene, radicalmente modificados en un tiempo en el que la aventura es casi... imposible

    IMPRESION PERSONAL

    La novela, protagonizada por el ya legendario detective Pepe Carvalho, nos cuenta tres historias simultáneas: dos de ellas tienen lugar en Barcelona y una tercera que transcurre en Tailandia. Éste, hastiado por lo aburrido de los trabajos en los que anda metido, se siente intrigado por el asesinato de una bella mujer a la que conoció días atrás. Simultáneamente se ve obligado a partir para Bangkok en ayuda de una amiga que se encuentra en apuros.

    Parque Lumpini, Bangkok, en el barrio financiero y diplomatico

    La novela está a la altura de los más grandes del género policíaco y cuenta con pasajes realmente memorables. En uno de ellos, el propio Carvalho nos enseña a preparar unos spaghetti a la Annalisa, mientras discute con su amigo Fuster las aportaciones de la cocina italiana o por qué en tiempos de Franco había menos crema de leche en los supermercados.

    Estructuralmente hablando, Los pájaros de Bangkok es la novela más compleja del canon carvalhiano. Tres historias se entrecruzan en su trama, proporcionando un fresco de situaciones y personajes que, a medida que avanzamos en la lectura, van componiendo un todo donde cada una de las piezas encaja perfectamente. Las dos primeras historias con las que se encuentra el lector transcurren en Barcelona. Una trata sobre la investigación que el detective realiza sobre la estafa que se le está haciendo a un empresario. La otra es el caso del asesinato de una joven; aquí Carvalho actúa por cuenta propia, para sobrellevar mejor la falta de trabajo y el ambiente opresivo en el que parece hallarse.

    Hotel Dunsit Thani, donde se alojará Carvalho


    La tercera historia en arrancar es la que le llevará a Tailandia. Teresa Marsé, amiga de Pepe Carvalho, ha desaparecido en el otro extremo del mundo, así se lo hace saber el hijo de ésta. Al principio todo son reticencias y negaciones por parte del detective a la hora de aceptar el caso. Hay más implicaciones que las puramente profesionales. El recelo que le produce el asunto le hace desistir una y otra vez a involucrase. Sin embargo, movido por el deseo de escapar de la monotonía y la melancolía que amenazan con ahogarlo, decide finalmente, y por segunda vez en su vida, visitar el país asiático.

    Isla Koh Samui, Thailandia


    Como en las grandes novelas, el círculo se cerrará al final. Todo cobrará sentido una vez alcancemos las últimas páginas. Para ello, será necesario que Carvalho vuelva a Barcelona, a la ciudad de la que huyó (porque lo suyo realmente fue una huida en toda regla). Regresa, no obstante, con algunas respuestas, para algunos tal vez a preguntas triviales, para él fundamentales. Una de ellas, planteada antes de su partida y que no dejaba de rondarle por la cabeza, era sobre el nombre que tenían aquellos pájaros apostados a millares en las calles de Bangkok. Una vez en su despacho con vistas a las Ramblas y con su anhelada respuesta comprenderá lo inútil que es tratar de huir de uno mismo, porque además de resultar imposible es una considerable pérdida de tiempo.

    jueves, 30 de enero de 2014

    LA DAMA DE URTUBI (Pío Baroja)



    EL AUTOR

    Pío Baroja, (San Sebastián, 1872 - Madrid, 1956) Novelista español. Por su padre, como por su madre, perteneció a familias distinguidas, muy conocidas en San Sebastián; entre los ascendientes de la madre, existía una rama italiana, los Nessi.
     
    Este poco de sangre italiana que llevaba en las venas no dejó nunca de halagar a nuestro autor, aunque su orgullo se cifró siempre en su ascendencia vasca. Eran tres hermanos: Darío, que murió, joven aún, en Valencia; Ricardo, que fue pintor y escritor y gozó también de alguna fama, y Pío, el novelista. Era éste el menor de los hermanos. Ya muy separada de ellos, nació Carmen, que había de ser la gran compañera del novelista.

    El padre de Baroja, don Serafín, era ingeniero de minas, profesión que, unida a su temperamento inquieto y errabundo, llevó a la familia a continuos cambios de residencia. Ello no dejó de ser una suerte para el futuro novelista, que, de este modo, pudo conocer desde niño diversas partes de España, y sobre todo, Madrid, su amor más grande después de Vasconia, donde había de florecer su vocación y conseguir por último la fama.
     
    Baroja permaneció poco tiempo en su ciudad natal; tenía siete años cuando sus padres se trasladaron a Madrid donde don Serafín había obtenido una plaza en el Instituto Geográfico y Estadístico; de Madrid pasaron a Pamplona, siempre por exigencias del cargo del padre y de sus deseos de mudanza. Desde Pamplona volvió la familia a Madrid; esta vez a don Serafín no le impulsaría ya solamente la inquietud, los deseos de cambio: sin duda entró también en su decisión la necesidad de educar a los hijos.
     
    Cuando abandonó Pamplona tenía Baroja catorce años cumplidos; había asistido con sus hermanos a las clases del Instituto, y sobre todo reñido y correteado por las murallas; no sabemos si había ya emborronado alguna cuartilla, pero sí que había leído a Julio Veme, a Mayne Reid, el Robinsón, y había soñado ya con aventuras maravillosas, Junto al Arga, o subido a un árbol de la Taconera.
     
     
     
    Había estudiado Baroja en San Sebastián las primeras letras, continuándolas en Madrid; antes, en Pamplona había frecuentado la escuela, como hemos dicho, y había empezado a asistir a las clases del Instituto; prosiguió en Madrid los estudios, y lo hizo finalmente en Valencia, donde terminó la carrera de Medicina, doctorándose posteriormente en la capital de España. Fue, por lo general, un pésimo estudiante; estuvo siempre mucho más interesado en las novelas que en los libros de texto; su carácter arisco y rebelde le perjudicó también en gran manera, pues acabó riñendo con algunos de sus profesores y no despertó simpatías en ninguno.
     
    Aparte de esto, pasó toda su juventud entre dudas; nunca supo bien qué carrera le gustaba estudiar; en verdad, no le interesaba ninguna. Sólo las letras le atraían, pero tampoco en las letras veía clara su vocación. Antes de ir a Valencia había empezado algunos cuentos, artículos, tal vez una novela, pero lo rompió todo o lo dejó olvidado. Sus fracasos de estudiante, como es fácil suponer, se debieron más a falta de interés que de talento. Pocos escritores ha habido de vocación más segura y que se moviese más inseguro, con más dudas sobre su vocación, y aún mucho después, escrita ya buena parte de su obra, se preguntaba si sería verdaderamente escritor.
     
    Al terminar sus estudios, Baroja se trasladó a Cestona, en el país vasco, donde había conseguido una plaza de médico. No tardó en advertir que aquello no era lo suyo; al poco tiempo estaba asqueado del oficio; había reñido con el médico viejo, con quien compartía el cuidado de la salud de aquellos pueblos, como había reñido antes con sus profesores; se había enemistado con el alcalde y, naturalmente, con el párroco y con el sector católico del pueblo, que le acusaban de trabajar los domingos en su jardín.
     
    Se fue de allí asqueado del pueblo, del médico y hasta de los enfermos, cuando menos de algunos de éstos, y se trasladó a San Sebastián, donde estaba en aquel momento la familia. Permaneció algún tiempo en San Sebastián, y de allí salió para Madrid. En la capital estaba su hermano Ricardo, que, también sin empleo, se ocupaba en un negocio de pan de una tía de ellos que había quedado viuda. Ricardo le había escrito a su hermano que estaba harto del negocio y que iba a dejarlo. Baroja vio el cielo abierto ante él, y sin vacilar un instante escribió a su hermano que iba a Madrid, con la intención de ocuparse de aquel negocio.
     
    De este modo, se vio convertido en dueño de un comercio de pan, sobre lo cual se le gastaron después tantas bromas y le irritaron de tantas maneras, sin contar los disgustos que se derivarían para él de la marcha del negocio. En Madrid, no obstante, había algo para él que estaba por encima de todo: de la vulgaridad del oficio y de las burlas que se le pudiesen gastar; allí podría, en efecto, reanudar los contactos con sus antiguos amigos, frecuentar los medios literarios, ponerse, en realidad, en contacto con su vida, volver de un modo o de otro a aquello que cada vez con mayor certeza sentía que era su vocación.
     
    A poco de llegar a Madrid, instalado ya en el negocio, empezó sus colaboraciones en periódicos y revistas; en 1900 publicaba su primera obra Vidas sombrías, colección de cuentos, que empezó a darlo a conocer. Eran, en su mayoría, cuentos escritos en Cestona sobre temas de aquella región y de sus experiencias de médico; se trataba de vidas humildes, y reflejaban toda la tristeza de aquel medio, y la tristeza, sobre todo, que reinaba entonces en su alma -mezclada con ráfagas de cólera-.
     
    Puede decirse que en su primera obra estaba ya en germen toda su obra futura. Vidas sombrías constituyó un éxito, un éxito del que el propio autor se sintió sin duda asombrado; de su libro se ocuparon con elogio Azorín, Galdós y sobre todo Unamuno, que se entusiasmó con él, especialmente de uno de los cuentos, "Mary-Belche", y quiso conocer a su autor.
     
    A partir de entonces Baroja fue dedicándose más y más a las letras, y apartándose cada vez más del negocio, hasta dejarlo del todo y consagrarse exclusivamente a su vocación. En algún momento Baroja llevó a cabo alguna incursión en el campo de la política, arrastrado más que por su convicción, por el ambiente de la época y por el ejemplo de algunos de sus compañeros, como por ejemplo, Azorín. Efectivamente, Baroja se presentó para concejal en Madrid, y más adelante para diputado por Fraga.
     
    Estas tentativas, como era natural, constituyeron dos rotundos fracasos; tampoco él lo había tomado demasiado a pecho. Se retiró cada vez sin gran disgusto; nos divirtió después contándonos las peripecias, y volvió al camino de las letras del que nunca habría ya de apartarse.

    EL LIBRO



    Autor: Pío Baroja
    ISBN:  978-84-7035-096-2
    Colección: Colección ''Itzea''
    Nº de pág: 104

    Un médico de un pequeño pueblo navarro, situado cerca de la frontera con Francia, explica, a través de las palabras de un cura, el origen, los motivos y los rituales, así como sus sortilegios, conciliábulos y aquelarres, de la brujería practicada en la comarca durante el siglo XVII. Un movimiento con mucho seguimiento, sobre todo cerca de Zugarramurdi, donde celebraban algunos de sus ritos en las iglesias cristianas.

    IMPRESION PERSONAL

    La dama de Urtubi expone el mundo de la brujería durante el siglo XVII en País Vasco. Describe la actitud del pueblo ante la brujería, la superstición, el respeto y el miedo... Importante es la figura de las sorguiñas en las tierras vascas y navarras, brujas que se reunen y celebran espeluznantes aquelarres. Paralelo a la historia de brujería hay una historia de amor protagonizada por Leonor, la dama de la casa de Urtubi, y Miguel Machain, que aunque de otro mundo tiene mucho en común con ella. Un relato del maestro Baroja más que recomendable.

    Se narra la historia de Leonor de Alzate, sobrina huérfana del señor de Urtubi, a quien pretenden tanto el señor de Saint-Pée, procedente de un linaje enemigo, como el plebeyo Miguel Machain.

    El primero es un tipo peligroso que recluta a la «reina de los aquelarres» para que una noche de san Juan en Zugarramurdi convierta a Leonor en bruja y no pueda ya separarse de él. Machain, después de emigrar como soldado y hacer la fortuna suficiente como para casarse con la señora, tratará de evitarlo.
     
    Baroja describe los procesos inquisitoriales de Pierre Lancre, terrorífico inquisidor en el País Vasco francés del XVII. Y también escenifica el akelarre, con una «vieja vestida de negro, iracunda y siniestra» que «subida sobre una piedra peroraba en vascuence contra la religión y la Iglesia», mientras la maestra de ceremonias empezaba a sentir los efectos de la mandrágora y el estramonio».
    Machain salva a la chica, por su conducta racional y su buena cabeza, al contrario que los implicados en el akelarre, que terminan en el tribunal de Logroño: la justa recompensa por cada acción, según la escala de valores del propio Baroja.
     
    Castillo de Urtubi, en la localidad de Urreña
     
     
    El autor escribió 'La dama de Urtubi' en Itzea, en 1916, y refleja su apego por la zona fronteriza en la que se enclava el caserón comprado unos años antes, a un paso de Urruña, la localidad vascofrancesa donde según la novela un médico se encuentra con un cura que le pasa el manuscrito con la historia de Leonor de Alzate.
     
    Como en otras obras suyas, Baroja muestra su afecto por los relatos que circulaban en los pueblos. Es un gusto romántico, reforzado por la lectura de algunos maestros de la literatura fantástica a los que admiró, como Edgar Allan Poe. 'La dama de Urtubi' es de hecho una pequeña gran fantasía desarrollada con la difícil naturalidad que siempre le caracterizó.

    Presenciamos en la obra como la jefa del aquelarre pretende casar a Leonor con el señor de Saint-Pée y, para hacerla sucumbir, la lleva engañada a la celebración del de la noche de San Juan. Pero Miguel, ayudado por algunos amigos, entre los que destaca el fiel Errotabide, se presentará allí para rescatarla.

    Cuevas de Zugarramurdi, en el Pirineo Navarro, donde Baroja escenifica los aquelarres


    El acostumbrado estilo de Baroja, de frases cortas y escasos pasajes descriptivos, se hace aquí mucho más explícito y calmado. De hecho, resulta hermosísimo como nos habla de las tradiciones vascas y nos dibuja los paisajes que los protagonistas van recorriendo.

    Parece como si Baroja, al hablarnos de su tierra, se transformase. No encontraremos aquí al hombre desilusionado del mundo y de sus congéneres, sino al admirador incondicional de su tierra y sus gentes, con sus tradiciones sencillas, sus leyendas y su modo de vida natural.

    En suma, nos encontramos ante un relato extraordinario, tanto por la belleza de lo que se nos narra como por la forma de hacerlo, que nos proporciona un refrescante mosáico de naturaleza y gentes sencillas y limpias de espíritu.

    ACTUALMENTE LEYENDO:  LOS PAJAROS DE BANGKOK  (Manuel Vázquez Montalbán)

    lunes, 27 de enero de 2014

    LA ISLA DE LOS AMORES INFINITOS (Daina Chaviano)

     


    EL AUTOR

    Daína Chaviano (La Habana, 1957) es una escritora cubana.

    Está considerada una de las tres escritoras más importantes de la literatura fantástica y de ciencia ficción en lengua española, junto con Angélica Gorodischer (Argentina) y Elia Barceló (España) con quienes integra la llamada "trinidad femenina de la ciencia ficción en Hispanoamérica".

    Mientras vivió en Cuba, publicó varios libros de fantasía y ciencia ficción, convirtiéndose en la autora más vendida y admirada dentro de ambas vertientes en la historia de su país. Después de abandonar la isla, en 1991, se ha destacado por una serie de novelas donde aborda asuntos más contemporáneos e históricos con fuertes elementos mitológicos y fantásticos.

    Su prosa se mueve con igual soltura en la modalidad fantástica y en la tradicional. Tanto en una como en otra ha obtenido premios y reconocimientos internacionales.

    Sus temas abarcan la mitología, el erotismo, la historia antigua, la sociología, la parasicología, la política y la magia

    Licenciada en lengua y literatura inglesa por la Universidad de La Habana. Ganó su primer premio literario cuando aún era estudiante, en la primera convocatoria que se hacía en Cuba para un concurso de ciencia ficción, con su libro Los mundos que amo. Más tarde fundó el primer taller literario de ciencia ficción en su país, al que nombró Oscar Hurtado como homenaje al padre del género en la isla caribeña.

    En 1991 abandonó Cuba y se estableció en Estados Unidos.



    En 1998 alcanzó reconocimiento internacional cuando recibió el Premio Azorín de Novela en España, por El hombre, la hembra y el hambre. Esta obra forma parte de su ciclo novelístico «La Habana Oculta», al que también pertenecen Casa de juegos (1999), Gata encerrada (2001) y La isla de los amores infinitos (2006). Esta serie ha sido calificada como “el proyecto novelístico más coherente de su generación, indispensable para entender la psicología social y los altibajos espirituales de los cubanos”.

    En 2004 fue la Invitada de Honor al 25º Congreso Internacional del Arte Fantástico (25th Internacional Conference for the Fantastic in the Arts, ICFA), el mayor evento académico del mundo dedicado a la literatura y al arte de ciencia ficción y fantasía que se celebra anualmente en Estados Unidos. Fue la primera vez que se otorgó ese honor a un escritor de habla hispana.

    En 2007 su novela La isla de los amores infinitos fue galardonada con la Medalla de Oro en el certamen Florida Book Awards —que reconoce los mejores libros publicados anualmente por autores residentes en ese estado—, en la categoría Mejor Libro en Lengua Española.

    La isla de los amores infinitos ha sido publicada en 25 idiomas y se ha convertido en la novela cubana más traducida de todos los tiempos.

    Sus influencias literarias provienen fundamentalmente del mundo celta, de diversas mitologías y de las principales epopeyas de pueblos antiguos. Entre estos referentes se encuentran el ciclo artúrico, los mitos griegos, romanos, egipcios, precolombinos y afrocubanos, y las primeras epopeyas de la humanidad, cercanas a la prehistoria, tales como el Poema de Gilgamesh, el Mahábharata, el Popol Vuh, la Odisea, y otros similares.

    Este gusto por lo mágico y lo mitológico ha desembocado en un estilo marcadamente distinto al de otros escritores de su país. La propia autora ha reconocido que no tiene afinidad alguna con la literatura cubana de ninguna época.  Tampoco la literatura hispanoamericana parece ser un referente temático en ella. Con la excepción de nombres como Manuel Mujica Láinez y Mario Vargas Llosa , su punto de contacto más importante con Latinoamérica son las mitologías precolombinas.

    En términos generales, sus influencias contemporáneas provienen de autores europeos y anglosajones como Margaret Atwood, Milan Kundera, Ursula K. LeGuin, Ray Bradbury, Anaïs Nin, J. R. R. Tolkien y William Shakespeare, entre otros.

    EL LIBRO

  • Nº de páginas: 416 págs.
  • Encuadernación: Tapa dura
  • Editoral: GRIJALBO
  • Lengua: CASTELLANO
  • ISBN: 9788425340253



  • Tres familias de orígenes y culturas dispares protagonizan esta apasionante saga de emigrantes que recalan en Cuba y cuyos destinos a lo largo de más de 150 años correrán parejos con los de la bella isla. Desde el Miami actual, la historia retrocede hasta 1856, cuando entran en contacto los personajes, procedentes de China, España y África, y surge el amor, que hallará una mágica continuidad un siglo más tarde. Una hermosa historia de esperanzas y sueños rotos, de nostalgia, exilio y amores unidos por el destino.

    IMPRESION PERSONAL

    Este libro, escrito a la manera de una saga familiar, que comienza en el siglo XIX en tres puntos diferentes (Africa, China y España), pretende recrear la historia de Cuba, y particularmente de una ciudad, La Habana, desde mediados del siglo XIX hasta la revolución de Castro. Naturalmente las historias que comienzan en estos tres escenarios finalmente convergen y se mezclan en las coloridas calles de La Habana.

    Paralelamente hay otra historia que ocurre en tiempos actuales, en Miami, que es la que nos sirve de hilo conductor de todo el libro.

    Es el libro "cubano" (y entrecomillo expresamente lo de cubano), es el que más ha sido traducido, ediciones en 25 idiomas. Esto me parece un gran mérito editorial, pero en absoluto se corresponde a su calidad literaria que, en mi opinión es solo pasable, muy lejos de otros grandes escritores, éstos si cubanos, como Julio Travieso Serrano, Carpentier e incluso, Cabrera Infante o Padura.

    Me ha gustado mucho, y justo es reconocerlo, la aportación que hace la autora al reconocimiento de la importancia que ha tenido la cultura china en la evolución histórica de Cuba. Ëste es un asunto que había sido previamente tratado en manuales o ensayos, pero creo que muy poco o nada en obras literarias de ficción..

    Barrio Chino de La Habana

    La acción se sitúa en varios escenarios diferentes: por un lado tenemos el Miami actual en el que la protagonista, Cecilia, trata de encontrar el amor y a sí misma. Debe escribir un artículo para la revista en la que trabaja, y buscando información sobre ciertos caserones antiguos de la ciudad y sus moradores, descubre viejas historias muy interesantes.

    Por otra parte, la Cuba de mitad del siglo XIX es un hervidero de gentes de procedencia muy diversa. China, España y África. 'La isla de los amores olvidados' cuenta la historia de tres familias cuyos destinos van uniéndose por capricho del destino. 

    Para empezar, tenemos a una familia china que, debido a las guerras que asolan su región, deciden emigrar al único sitio donde tienen familia: el abuelo vive en La Habana desde hace años, y el matrimonio con su hijo pequeño cruzan el mundo para reunirse con él y comenzar una nueva vida. Se establecen en el barrio chino y consiguen abrir una lavandería.

    En Cuba, una esclava mulata, hija de otra esclava africana y de su amo blanco, es cedida a una gran propiedad donde servirá a unos amos ricos, con grandes extensiones de cultivo. Se enamorará del esclavo que hace las funciones de chófer en la propiedad colindante, y juntos verán su sueño hecho realidad: la abolición de la esclavitud en la isla. Se establecerán en La Habana, abriendo un pequeño comercio que irá prosperando rápidamente en el nuevo ambiente que se respira en la ciudad.

    Por último, en España vive una familia muy singular: todas las mujeres de la familia, sean descendientes directas o casadas con un varón descendiente de esta familia, poseen un pequeño don o maldición, según cómo se mire; el de tener a su lado un duendecillo que se les aparece en la infancia y no las abandona a lo largo de su vida, vayan donde vayan. Al duendecillo le llaman Martinico, pero no es un ser amable y bondadoso, sino que se dedica a hacerles la vida imposible y a destrozar todo lo que pilla. Una convivencia complicada… Por supuesto, esta familia viaja a Cuba cuando la escasez de las cosechas en las tierras del pueblo les augura un futuro peor que negro.


    Calle de la Pequeña Habana, Miami

    Todas estas cosas que os he contado suceden en el siglo XIX y, de alguna manera confluirán en Cecilia, una exiliada cubana que vive, en la actualidad, en Miami. Cecilia es periodista y en estos momentos está encargada de un reportaje sobre un suceso muy extraño que tiene lugar en esta ciudad: hay una casa fantasma que aparece y desaparece en distintos lugares. ¿Será real? Además ha conocido a una anciana en un bar de ambiente cubano, Amelia, que le cuenta historias sobre una familia china, otra española y una última de esclavos de origen africano que la tiene absorta…

    En el libro hay pequeños toques de magia que lo hacen más rico e interesante. El Martinico es un duendecillo impertinente, pero sin él faltaría algo en la historia. La casa fantasma es un punto clave que llevará a Cecilia a conocer aspectos desconocidos de su familia. Incluso la abuela de Cecilia era una mujer que predecía el futuro… y siempre acertaba. Me encantan estas historias en las que estás tan metida que estos toques fantásticos no te suenan raros, sino que los aceptas como verdad y sigues leyendo encantada de que haya magia en el mundo.


    ACTUALMENTE LEYENDO:  INTIMIDADES DE LA HISTORIA  (Carlos Fisas)