lunes, 21 de abril de 2014

AMBROSE BIERCE Y LA REINA DE PICAS (Oakley Hall)





EL AUTOR

Oakley Maxwell Hall (1920-2008) nació en San Diego, California, y se graduó en la Universidad de Berkeley. Como profesor de la Universidad de California en Irvine orientó los primeros pasos de varios escritores californianos, como Richard Ford (El día de la Independencia, Acción de gracias), Michael Chabon (Los misterios de Pittsburg, Las asombrosas aventuras de Kavalier y Clay), y Amy Tan (Los cien sentidos secretos, El club de la buena estrella). Escribió trece novelas, la mayoría de ellas ambientadas en la época del Far West americano, en cuya historia Hall es un gran especialista, y una serie de cinco novelas de misterio coprotagonizadas por el genial escritor y periodista norteamericano Ambrose Bierce. Entre sus obras destacan: The downhill racers (1963), Lullaby (1982), Love and war in California (2007), y sobre todo su novela de culto (iniciado por el escritor Thomas Pynchon) Warlock (1958), llevada al cine un año más tarde.



EL LIBRO

Datos del libro
  • Nº de páginas: 336 págs.
  • Encuadernación: Tapa blanda
  • Editoral: VALDEMAR
  • Lengua: CASTELLANO
  • ISBN: 9788477026846
San Francisco, finales de la década de 1880. Un joven auxiliar de imprenta y aspirante a reportero, Tom Redmond, se une al temido escritor y editor del semanario satírico The Hornet, Ambrose Bierce, para investigar una serie de brutales asesinatos de prostitutas cometidos en un barrio de la emergente ciudad. El asesino, conocido como el Destripador de Morton Street, deja siempre un naipe del palo de picas sobre los cuerpos desnudos de sus víctimas. Las conjeturas iniciales, así como las pruebas practicadas, apuntan a que tras la salvaje cacería podría estar una poderosa familia de nuevos ricos de dudosa integridad aliada con los inmorales y a menudo violentos propietarios del monopolio del ferrocarril. Para Tom Redmond, que teme por la vida de la joven por la que se siente atraído, resolver el misterio es de importancia capital; para «el amargo» Bierce es sólo una nueva oportunidad para alimentar su guerra particular contra los magnates de la minería y de la todopoderosa Southern Pacific Railroad y sus políticos títeres.
IMPRESION PERSONAL

Ambrose Bierce y la Reina de Picas es tanto una narración de ambientación histórica como una apasionante novela de misterio; el retrato que realiza Oakley Hall -autor de la novela de culto llevada al cine Warlock (1958) y especialista en la historia del Oeste americano- dando vida al genial escritor norteamericano Ambrose Bierce resulta impecable. En esta novela Hall va más allá de la habitual recreación literaria a partir de determinados hechos reales y nos ofrece una subyugante y peculiar historia policiaca, en la que cada capítulo se abre con una corrosiva definición tomada de El Diccionario del Diablo, la patibularia y desternillante recopilación de aforismos deAmbrose Bierce (El Club Diógenes, 45).

Fotografía de Ambrose Bierce, hacia 1880, época en que se ambienta la novela


Es primera de una serie de misterios policíacos protagonizada por el ácido escritor norteamericano como personaje literario. Hall coloca a un Ambrose Bierce y a su joven ayudante en el escenario de un San Francisco, en pleno crecimiento de finales del siglo XIX. Los grandes empresarios del ferrocarril, las mafias políticas, la corrupción y el poder de la prensa,  son los elementos de telón de fondo para una serie de crímenes similares a los de Jack el Destripador y en los que los elementos y coincidencias típicas del folletín mas clásicos, convergen para dar una visión crítica y colorista de la época en la que un miserable minero se puede transformar en el gobernador del estado y una antigua madamme de burdel en un poblacho de mineros, en la esposa de un Lord ingles.

Con minucioso detalle describe las corruptelas y, muy pegado a la los acontecimientos históricos, desarrolla una historia de crímenes atroces que sirve solo de escusa para analizar el desarrollo de los intereses de las grandes compañías con la mirada casi obsesiva del “Bitter Bierce”, el Amargo Bierce como era conocido por sus acres y críticos artículos de prensa en los que la dureza de sus comentarios, lo convirtieron en un influyente periodista de  proyección paralela a la que representa su personaje de la ficción. Aunque en realidad no deja de ser un secundario de lujo, es el joven Tom Redmon, quien investiga, pelea, recibe palizas, se enamora, y persigue a los posibles asesinos que amenazan también la vida se su amada. Mientras Bierce se pavonea en los salones y exhibe su cínico sentido del humor, su misoginia y su vena obsesiva.
 
Y sin embargo… Y sin embargo desde las primeras páginas el ambiente de novela negra esta también presente: los bajos fondos, las chicas malas, la ingenuidad de su protagonista principal, los polis corruptos, los sindicatos del crimen, los soplones y los periodistas metidos a detectives jugándose la vida. Sórdido y perverso, todos tienen algo que ocultar: desde las altas mansiones a los sórdidos burdeles de una ciudad en expansión.
 
Las Cuatro Grandes, mansiones de cuatro de los magnates más importantes de San Francisco, en el barrio residencial de Nob Hill.
 

Pese al título, Bierce no aparece como un ejemplo a imitar, en su pedestal es un poder fáctico, que va mas allá de la ciudad. Es un ser egoísta y cínico, que trata a su mujer y a sus hijos con una cierta maldad premeditada, con un distanciamiento buscado, mientras el se divierte y se deja ver con señoritas de dudosa moral. No sentimos simpatía por el personaje, que no se muestra lúcido, sino obsesionado por encajar la realidad en la medida de su objetivo que es meter en prisión a su enemigo, el gobernador corrupto, hundirle en el fango.  Es lo único que le interesa por encima de descubrir al asesino que aparecerá de forma rocambolesca al final. Mientras su joven ayudante, convertido en un héroe de acción que busca al culpable de esos crímenes, es el lleva el peso más directo de la investigación, y en ese curso de acontecimientos descubrirá algo sobre él mismo. Es el personaje ingenuo y el que atesora las virtudes del héroe y las acciones arriesgadas que le conducirán a sufrir apaleamientos, a proteger a los débiles y a recibir las palizas que a Bierce no pueden darle.

El único pero que podríamos poner a la historia repleta de hallazgos y de aciertos, en la que se mezcla realidad, los hechos descritos son ciertos en su mayor parte, y ficción, es que tal vez sea una aventura para consumo propio, para una sociedad que no necesita buscar las claves de una historia que ya conoce y que al lector europeo le resulta ajena por lo distante y extraña. Es un nuevo mundo y una sociedad naciente en construcción hecha de marginados rechazados por el nuevo continente.
 
Esos personajes aventureros, que devienen desde la miseria a la cúspide social a base se sus propios logros, en tan poco tiempo, pero usando métodos poco honorables, esa aristocracia social, encaja mal con los esquemas de la vieja Europa y tal vez sea la mayor virtud de un país joven el que todo es posible para los quien saben atrapar las oportunidades.

No es tampoco una glorificación de esas corruptelas, es tal vez una forma de venganza el descubrir debajo los oropeles y de las distancias que se construyen entre las clases sociales, todos son iguales, y nada borra el pasado. Al final todos reciben sus castigos y a la vez nada cambia, porque otros de la misma calaña ocupan los sitios que quedan vacantes.

La ciudad minera de Virginia City (Nevada), en 1866

 
Mientras, la aventura policíaca continúa, los crímenes horrorosos se relacionan con otras historias desarrolladas en Londres y conducen las sospechas hacia un camino definido que se bifurcará al final en varias posibilidades con los efectos mas típicos del folletín entre personajes ambiguos, paternidades dudosas, pasados vergonzantes. Dos tramas paralelas que se entrecruzan constantemente con el nexo de las obsesiones de "Bitter Bierce" y notas biográficas ciertas, datos históricos contrastables: la campaña contra Huntington, fue real y orquestada por el mismo Bierce, historiadores norteamericanos asi lo han atestiguado, hechos como el inicio del Crack de la industria del ferrocarril en USA. El genial escritor aparece brillantemente reflejado. Bierce,   el de verdad,  fue tambien el arbitro político y critico literario de la época y su influencia era mas que notable, por eso el humilde Tom Redmond, su ayudante y discilpul o literario, es un contraste perfecto que lima los aspectos mas testimoniales e históricos  y  permite a través de él introducir la trama detectivesca  y romántica en la novela,  en un difícil equilibrio entre esa realidad histórica y la aventura pura y dura de la intriga.

Ambrose Bierce y la Reina de Picas (1998)  ha resultado ser un claro homenaje a las novelas de Sherlock Holmes pero ambientada en el San Francisco de finales del siglo XIX, donde 'Bitter' Bierce se gana la vida como periodista y cuya única obsesión es criticar el Ferrocarril (históricamente reconocida es su aversión al lucrativo negocio que rodeó en aquéllos años a este medio de transporte). Su rutina se verá distorsionada por culpa de una serie de asesinatos de prostitutas, todos aparentemente relacionados con un elitista club minero (la Jota de Picas) y sus envidiosos miembros y "miembras". Acompañando a Bierce tenemos a su Dr. Watson particular, el también periodista Tom Redmond, verdadero protagonista de la novela y narrador omnisciente, que ayudará a Bierce a desenredar la madeja de traiciones y dobles identidades que pueblan esta entretenida historia.

Desde el punto de vista estrictamente literario, si algo hay que destacar de esta primera incursión en las aventuras de Ambrose Bierce es la magnífica recreación que Oakley Hall hace de su San Francisco natal. Al igual que ocurría con Warlock, Hall se transforma en un maestro de la ambientación y su enciclopédico conocimiento de la época le convierte en el mejor narrador posible para imaginar cómo transcurría el día a día en aquélla ciudad tan boyante, que entraba con pasos de gigante en la modernidad. No obstante, debemos admitir que el desarrollo de los misterios que engarzan esta novela no goza de los mismos momentos de brillantez que los pasajes descriptivos de la misma. No es que Hall se muestre torpe a la hora de verter en el texto la información relevante para la resolución del arabesco, pero sí que hemos echado en falta cierto ritmo, cierta acción y, por qué no decirlo, mala leche, a la hora de desenmascarar la trama.

Asimismo, Hall desaprovecha la aventura para indagar más en la personalidad de su personaje estrella, dejando al lector un poco huérfano en este sentido, que ansioso por conocer más (aunque fuera en sentido imaginado) sobre una figura tan sombría como Ambrose Bierce, se ha de conformar con un par de brochazos gruesos sobre su poblado bigote y su misántropa actitud. En este sentido, baste recordar la exitosa novela de Carlos Fuentes, Gringo viejo (1985), que fantaseaba con el paradero del desaparecido escritor allá por 1914. Hubiera podido aprovechar el bueno de Oakley Hall en convertir esta primera aventura de Ambrose Bierce en su particular "gringo adulto", pero habrá que esperar a que se publiquen las restantes cuatro novelas de la serie para comprobarlo. Eso sí, Hall aprovecha todos los eventos biográficos conocidos de Bierce (incluida su relación con William Randolph Hearst) para adornar la trama de esta novela, sirviendo el escritor-personaje más como contextualizador de la época que como verdadero motivador de la acción, hasta el punto de que cada capítulo de esta narración viene encabezado por una de las caústicas definiciones ideadas por Bierce en El diccionario del Diablo (1906), en un sentido homenaje a su protagonista.

En cualquier caso, toca disfrutar ahora de este divertimento, que cabalga a medio camino entre el 'thriller' y la novela histórica, y que ayuda a poner de nuevo en el mapa la figura de Ambrose Bierce, autor de reconocida influencia literaria en contemporáneos como Edgar Allan Poe o Nathaniel Hawthorne y responsable de obras clásicas como su mórbida colección de Cuentos de soldados y civiles (que incluye la afamada historia "Lo que pasó sobre el puente de Owl Creek") (1891). Parafraseando al propio Bierce en la novela, recomendamos su lectura, no porque sea "importante", sino porque es "simplemente interesante". Que no es poca cosa en los tiempos que corren...


ACTUALMENTE LEYENDO:  LA VENGANZA TEMPLARIA  (Michael Jecks)

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