lunes, 27 de mayo de 2013

LIBROS QUE HE LEIDO: POR QUÉ NO SOY CRISTIANO (Bertrand Russell)



EL AUTOR

Bertrand Arthur William Russell, 3.º conde de Russell, OM, MRS (Trellech, 18 de mayo de 1872 - Penrhyndeudraeth, 2 de febrero de 1970) fue un filósofo, matemático, lógico y escritor británico ganador del Premio Nobel de Literatura y conocido por su influencia en la filosofía analítica, sus trabajos matemáticos y su activismo social. Contrajo matrimonio cuatro veces y tuvo tres hijos.

Bertrand Russell fue hijo de John Russell, vizconde de Amberley y de Katrine Louisa Stanley. Su abuelo paterno fue lord John Russell, primer conde de Russell, quien fue dos veces primer ministro con la reina Victoria. Su abuelo materno fue Edward Stanley, 2.º barón Stanley de Alderley. Además, era ahijado de John Stuart Mill, quien ―aunque jamás conoció a Russell― ejerció una profunda influencia en su pensamiento político a través de sus escritos.

Russell quedó huérfano a la edad de 6 años, tras la muerte de su hermana y su madre (de difteria), y seguidamente su padre, quien no pudo recuperarse de la pérdida de su esposa e hija y finalmente se dejó morir en 1878. Russell y su hermano Frank se mudaron a Pembroke Lodge, una residencia oficial de la Corona donde por favor real vivían su abuelo lord John y su abuela lady Russell, quien sería la responsable de educarlo. Pese a que sus padres habían sido liberales radicales, su abuela, aunque liberal en política, era de ideas morales muy estrictas, convirtiéndose Russell en un niño tímido, retraído y solitario. Solía pasar mucho tiempo en la biblioteca de su abuelo, en donde precozmente demostró un gran amor por la Literatura y la Historia. Los jardines de la casa eran el lugar predilecto del pequeño Russell y muchos de los momentos más felices de su infancia los pasó allí, meditando en soledad.

El ambiente represivo y conservador de Pembroke Lodge le produjo numerosos conflictos a Russell durante su adolescencia. Al no poder expresar libremente su opinión con respecto a la religión (la existencia de Dios, el libre albedrío, la inmortalidad del alma...) o el sexo, pues sus ideas al respecto habrían sido consideradas escandalosas, escondía sus pensamientos de todos y llevaba una existencia solitaria, escribiendo sus reflexiones en un cuaderno usando el alfabeto griego para hacerlas pasar por ejercicios escolares. No fue al colegio, sino que fue educado por diversos tutores y preceptores, de los que aprendió, entre otras cosas, a dominar perfectamente el francés y el alemán.

A la edad de once años Russell comenzó el estudio de la geometría euclidiana teniendo como profesor a su hermano, pareciéndole tan maravilloso todo el asunto como el primer amor. El poder demostrar una proposición le produjo a Russell una inmensa satisfacción, que sin embargo se vio frustrada cuando su hermano le dijo que tendría que aceptar ciertos axiomas sin cuestionarlos o de otra manera no podrían seguir, cosa que le decepcionó profundamente. Acabó admitiéndolos a regañadientes pero sus dudas sobre dichos axiomas marcarían su obra.

En 1890, Russell ingresó al Trinity College de Cambridge para estudiar matemáticas. Su examinador fue Alfred North Whitehead, con quien después colaboraría en Principia Mathematica. Whitehead quedó tan impresionado por el joven Russell que lo recomendó a la sociedad de discusión intelectual Los Apóstoles, un grupo de jóvenes brillantes de Cambridge que se reunían para discutir cualquier tema sin tabúes, en un ambiente intelectualmente estimulante y honesto. Finalmente, después de muchos años de soledad, Russell pudo expresar sus opiniones e ideas a una serie de jóvenes inteligentes que no lo miraban con sospecha. Poco a poco Bertrand perdió su rigidez y timidez y se empezó a integrar entre los alumnos.



Russell concluyó sus estudios en matemáticas obteniendo un examen meritorio que lo colocó como séptimo wrangler, una marca distintiva que era reconocida en el marco académico donde se movía. Durante su cuarto año en Cambridge, en 1894, Russell estudió Ciencias Morales (el nombre por el cual se conocía a la Filosofía). Para entonces Russell ya se había hecho amigo de George Edward Moore, un joven estudiante de clásicos a quien Russell había persuadido de cambiarse a filosofía.

Por esa misma época, Russell había conocido y se había enamorado de Alys Pearsall Smith, una joven culta perteneciente a una familia de cuáqueros estadounidenses. Ella, a pesar de ser varios años mayor que él, lo había cautivado tanto por su belleza como por sus convicciones, ideas y formas de ver el mundo. Se casaron el mismo año de la graduación de Russell.

En 1900 elabora Los principios de la matemática y poco después comenzaría su colaboración con A. N. Whitehead para escribir los tres volúmenes de los Principia Mathematica, la que sería su obra cumbre y en la que pretendía reducir la matemática a la lógica.

Las labores extraacadémicas de Russell le hicieron emprender numerosos viajes en los cuales el filósofo observaba de primera mano la situación en diversos países y se entrevistaba con las personalidades relevantes del momento. Así, viajó dos veces a Alemania con Alys en 1895, el año siguiente viajaría a Estados Unidos. Más adelante, en 1920, junto con una delegación del Partido Laborista Británico, viajaría a Rusia y se entrevistaría con Lenin, viaje que acabaría con las esperanzas que inicialmente tenía con respecto a los cambios que el comunismo produciría. Poco después, junto con Dora Black, que en 1921 acabaría siendo su segunda esposa, viajó a China y permaneció allí durante un año, para volver a Inglaterra a través de Japón y Estados Unidos nuevamente. La estancia en China resultó muy provechosa, y Russell apreció en su cultura valores tales como la tolerancia, la imperturbabilidad, la dignidad y, en general, una actitud que valoraba la vida, la belleza y el placer de una manera distinta a la occidental que consideró valiosa. Todos estos viajes se tradujeron en libros, artículos o conferencias.

Russell fue un conocido pacifista durante la Primera Guerra Mundial, lo que acabó llevándolo a la cárcel durante seis meses por la publicación de artículos y panfletos.

Con su segunda esposa, Dora Black, estableció en Beacon Hill, Londres, de 1927 a 1932, una escuela infantil inspirada en una pedagogía progresiva y despreocupada que pretendía estar libre de prejuicios. El colegio reflejaba la idea de Russell de que los niños no debían ser forzados a seguir un currículo académico estricto.

En 1936 celebró terceras nupcias con Patricia Spence, y en 1938 fue llamado a la Universidad de Chicago para dar conferencias de Filosofía. Fue estando allí cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, pasando en esta ocasión del pacifismo mostrado en la primera a un apoyo claro a las fuerzas aliadas contra el ejército nazi alegando que un mundo en donde el fascismo fuera la ideología reinante sería un mundo en donde lo mejor de la civilización habría muerto y no valdría la pena vivir.

En 1940 se le impidió impartir la asignatura de Matemáticas que tenía asignada en la universidad de Nueva York y tuvo lugar a una polémica extremadamente áspera que provocó apasionadas protestas en algunos ambientes: se le reprochaba la exposición en forma singularmente cruda de sus opiniones acerca de la vida sexual, lo que supuestamente tendría una nefasta influencia en sus alumnos.

Tras la Segunda Guerra Mundial, Russell se dedica plenamente a la tarea de evitar la guerra nuclear y asegurar la paz mediante una adecuada organización internacional, iniciando una etapa de activismo político que provocaría su segunda encarcelación a los 90 años.

En 1950 recibió el Premio Nobel de Literatura «en reconocimiento de sus variados y significativos escritos en los que defiende ideales humanitarios y la libertad de pensamiento».

En 1952, a los ochenta años, se unió en cuartas nupcias a Edith Finch, en brazos de quien murió pacíficamente en 1970, con 97 años de edad.

EL LIBRO

En esta obra lord Bertrand Russell, uno de los pensadores más lúcidos e influyentes que produjo el siglo XX, reúne catorce ensayos escritos entre 1899 y 1954. En ellos expone y desarrolla los motivos de su agnosticismo, rebate los argumentos tradicionales del cristianismo, identifica el miedo como uno de los fundamentos principales de la religión, cuestiona las contribuciones de la religión a la felicidad del ser humano y critica muy duramente los planteamientos del cristianismo sobre cuestiones sexuales.

Por qué no soy cristiano es una de las más conmovedoras y convincentes defensas del no creyente que se han escrito desde los días de Hume y Voltaire.

IMPRESION PERSONAL

Me apetecía ya leer un buen ensayo. Y puestos a ello, elegí hacerlo a lo grande. Nada menos que Bertrand Russell, quizá la mente más lúcida del siglo XX. No es fácil leer a Russell, pero tampoco es excesivamente prolijo. Tiene la virtud, propia únicamente de los grandes genios, de traducir complicadísimos pensamientos y razonamientos filosóficos y científicos en algo digerible para la gran mayoría de los mortales con un mínimo de base cultural.

Reseñar a Bertrand Russell (1872-1970) no parece tarea fácil porque sería capaz de reproducir gran parte del libro debido a la clarividencia de sus reflexiones. Por qué no soy cristiano recoge una serie de conferencias y ensayos del filósofo británico publicados entre 1928 y 1951. Sin duda alguna, la que lleva por título "Por qué no soy cristiano", pronunciada en 1927, tuvo una repercusión enorme en la época puesto que Russell negaba la existencia de Dios con argumentos racionalistas, además de criticar el papel del cristianismo a lo largo de la historia.

Russell fue un humanista en el sentido amplio de la palabra: escribió sobre literatura, política, ética, matemáticas, filosofía y teología. Además fue un firme partidario del desarme y de la paz mundial, un defensor a ultranza de la libertad y por tanto un enemigo de los totalitarismos (tanto fascista como comunista). Fue un librepensador del siglo XX, un intelectual racionalista admirado cuyas opiniones nunca dejaron indiferente a nadie. Todo un humanista.



Su posición frente a las religiones es tan tajante que no deja duda desde el prefacio: "Creo que todas las grandes religiones del mundo -el budismo, el hinduismo, el cristianismo, el islam y el comunismo- son a la vez falsas y dañinas".

Ser cristiano supone creer en un dogma: hay que creer en Dios y en la inmortalidad. Pero, ¿existe Dios? hay diferentes argumentos que lo niegan:
- la Causa Primera: "Si todo tiene que tener alguna causa, entonces Dios debe tener una causa".
- el argumento del Plan: que todo fue creado siguiendo un plan, pero desde Darwin, sabemos que las criaturas vivas se adaptan al medio, y que por tanto evolucionamos.
- el argumento del remedio de la injusticia: que Dios existe porque es necesario para traer justicia al mundo. Según esto, tiene que haber un Dios y tiene que haber un cielo y un infierno con el fin de que a la larga haya justicia, si no la hay en la tierra. ¿Pero por qué Dios nos castiga con injusticia en la tierra?
- el carácter de Cristo: Cristo no era el mejor y más sabio de los hombres, creía en el infierno y amenazaba con el castigo eterno. Dice Russell, "yo no creo que ninguna persona profundamente humana pueda creer en un castigo eterno". Cristo es un predicador que manifiesta su furia vengativa contra los que no escuchaban sus sermones. "No se halla esa actitud en Sócrates".

Russell acaba diciendo que la doctrina cristiana es una doctrina que trajo la crueldad al mundo y dio al mundo generaciones de cruel tortura.
A continuación Russell afirma que la religión cristiana ha sido y es la principal enemiga del progreso moral del mundo. Y llega a una afirmación que comparto: "La religión se basa principalmente en el miedo. Es en parte el miedo a lo desconocido... el miedo a lo misterioso, el miedo a la derrota, el miedo a la muerte."

Es la ciencia la que nos librará del miedo cobarde con el que la humanidad ha vivido, "tenemos que ver el mundo tal cual es y no tener miedo de él", "debemos mantenernos en pie y mirar al mundo a la cara".
En el ensayo de 1930, "¿Ha hecho la religión contribuciones útiles a la civilización?", Russell afirma que no. La religión es una enfermedad nacida del miedo, es perniciosa intelectual y moralmente. Como ejemplo, su actitud ante el sexo (considerado tabú), y su oposición al control de la natalidad, idea que Russell considera que es fundamental para luchar contra la pobreza. Para que exista libertad sexual, Russell proponía que las Iglesias no dominasen la política educacional. Buena parte de esto se ha conseguido en muchos países.

Para el cristiano, el sufrimiento es parte de su vida. Para Russell, "ningún hombre que crea que los sufrimientos de este mundo son por nuestro bien puede mantener intactos sus valores éticos, ya que siempre está tratando de hallar excusas para el dolor y la miseria".

Sus afirmaciones son categóricas a lo largo del libro, y no pretendo citar todas aquellas que me han llamado la atención, sería una larguísima reseña, solo destacaré algunas más: "los tres impulsos humanos que representa la religión son el miedo, la vanidad y el odio"; "No pretendo poder probar que Dios no existe...El dios cristiano puede existir; igualmente pueden existir los dioses del Olimpo, del antiguo Egipto o de Babilonia."; "si no tuviéramos miedo a la muerte, no creo que hubiera nacido la idea de la inmortalidad", "el miedo es la base del dogma religioso".
Sin embargo, el miedo a la muerte es consustancial al hombre, es algo que ya muestran los neandertales cuando entierran a sus seres queridos. Las religiones prometen la inmortalidad, ¿por qué no creer en ella? Da consuelo.
Finalmente la eterna discusión entre libre albedrío y determinismo: "El mundo en que vivimos puede ser entendido como resultado de la confusión y el accidente; pero, si es el resultado de un propósito deliberado, el propósito tiene que haber sido el de un demonio. Por mi parte, encuentro el accidente una hipótesis menos penosa y más verosímil".
Acabo con esta reflexión que suscribo: "El cristianismo se ha distinguido de las otras religiones por una mayor disposición a la persecución... El antisemitismo fue fomentado por el cristianismo desde el momento en que el Imperio romano se hizo cristiano".

Un libro para abrir las mentes. Imprescindible.

ACTUALMENTE LEYENDO:  SOMBRAS Y LUCES  (Jonathan Rabb)

No hay comentarios:

Publicar un comentario