lunes, 11 de junio de 2018

EL NAZI PERFECTO (Martin Davidson)



EL AUTOR

Martin Davidson (n. 1960, Edimburgo), licenciado por la Universidad de Oxford, es un documentalista y productor de televisión especializado en temas históricos y culturales, actualmente encargado de la sección de Historia de la BBC. A su haber tiene la dirección de documentales sobre Albert Speer y Leni Riefenstahl, entre otros. Su madre, de nacionalidad alemana, emigró al Reino Unido en los años 50 y contrajo matrimonio con un escocés.



EL LIBRO

  • Formato: EPUB - DRM
  • Editorial: ANAGRAMA
  • Lengua: CASTELLANO
  • Año edición: 2012
  • ISBN: 9788433933454



Todas las familias tienen sus secretos. ¿Pero qué sucede cuando, investigando a un abuelo encantador, el detective se encuentra con una ilustración del mal? Durante más de cincuenta años, la familia de este nazi perfecto había conseguido guardar el secreto, hasta que su nieto escocés decidió enfrentarse a la verdad. Y se dedicó a investigar quién y qué había sido realmente su abuelo materno, un joven dentista de Berlín que a los diecinueve años ya era un nazi ferviente y militante. Pero el propósito de su autor también es iluminar el mal que hasta los hombres insignificantes pueden hacer en las épocas en que la historia enloquece... «Un libro valiente y repulsivo a la vez... sobre las circunstancias que llevaron a personas comunes y corrientes a hundirse en la locura hitleriana, y convertirse en monstruos» 

IMPRESIONES

En 1958 una joven alemana llegó a Edimburgo, en parte para aprender inglés y en parte para huir de un padre autoritario, y allí se enamoró de un escocés y se casó. Nunca perdió sin embargo el contacto con su país y en vacaciones visitaba con sus hijos el Berlín occidental aislado por el muro donde seguía residiendo su padre, Bruno Langhben. Era éste un próspero dentista a quien su nieto Martin recuerda como un hombre seguro de sí mismo, dispuesto a dar su opinión sobre cualquier tema de actualidad, pero acerca de cuyo pasado ni él ni nadie de la familia hablaba. Bruno vivió lo suficiente como para ver la caída del muro y tras su muerte su nieto escocés Martin Davidson, que ha dirigido varios programas sobre el nazismo para la BBC, se decidió a esclarecer la inquietante cuestión de su pasado en los siniestros años del nazismo. No encontró muchos documentos, pero sí los suficientes para reconstruir los hitos fundamentales de su existencia, para situarle en un determinado batallón de las SA y en una determinada unidad de las SS. El abuelo había resultado ser un “nazi perfecto”, un hombre que no había sido un dirigente, que no había cometido personalmente, que se sepa, ni crímenes de guerra ni crímenes contra la humanidad, pero había sido uno de esos numerosos cuadros medios sin los cuales habrían sido imposibles el triunfo de Hitler, el establecimiento de su régimen totalitario y su criminal empresa de conquista y exterminio que devastó Europa. 

La búsqueda de la verdad acerca de su abuelo ha llevado a Davidson a escribir un libro excelente, que no es tanto una biografía de Bruno Langhben, que apenas se puede escribir por falta de datos y que en definitiva tampoco interesaría demasiado, como un retrato de un grupo, el de aquellos alemanes nacidos a comienzos del pasado siglo, que vivieron como adolescentes entusiastas los triunfos de la I Guerra Mundial, sintieron como una traición la derrota de 1918, vieron en la democracia de Weimar una degeneración y se aprestaron a restaurar a golpes el orden y la grandeza de la patria. Con gran agilidad narrativa, Davidson reconstruye los sucesivos ambientes a través de los cuales el joven dentista prusiano fue ascendiendo en las filas nazis hasta convertirse en el oficial de las SS satisfecho de si mismo y de mirada glacial que aparece en la fotografía de cubierta con su mujer y su hija, la madre de Martin. No hay cartas privadas ni recuerdos de parientes o amigos que atestigüen lo que Bruno sintió o pensó en cada momento, pero cabe deducirlo con facilidad de las opciones que tomó. En definitiva, no era un individuo singular sino un ejemplar característico de su especie, que compartía creencias y conductas con miles de congéneres, pero al haber escogido Davidson la trayectoria de su abuelo como eje conductor de su narración, el lector se siente inmerso en la historia y a veces le parece percibir los acontecimientos como los habría vivido un militante nazi. 


Bruno Langhben fue militante de las infames S.A.


Ello no implica el más mínimo intento de justificación, pues el secreto de familia que la investigación de Davidson ha revelado conduce a una de las mayores maldades del pasado siglo, al corazón de las tinieblas. El hecho de que nada indique que Bruno fuera un psicópata sádico resulta incluso más inquietante. Era un hombre autoritario y de mentalidad simple, capaz de asumir una ideología letal que dividía a los seres humanos entre seres superiores y escoria y de hacer carrera al tiempo que luchaba a favor de ese fatídico ideal, pero en definitiva era un tipo más o menos corriente. Tuvo la suerte de que en los últimos días de la guerra un oficial soviético, que ignoraba su pertenencia a las SS, evitara que un partisano checo le disparara en la nuca, como acababa de hacer con otros alemanes. En la posguerra dejó atrás su pasado sin sentimiento de culpa y disfrutó de la prosperidad de la República Federal, feliz con su cerveza, su aguardiente y su cigarrillo, como aparece en una fotografía de los años sesenta. 

El interés mayor del libro reside en que contribuye a esclarecer el ambiente moral y social en que se gestó el nazismo desde una perspectiva, por así decir, minimalista. Más allá de cualquier consideración relativa a los grandes factores históricos, caldo de cultivo del fenómeno en cuestión, el énfasis está puesto en lo que debía pensar y sentir un individuo ordinario en aquellos años cruciales, alguien que por su fecha de nacimiento (año de 1906) no pudo participar en lo que sus compatriotas consideraban una gesta nacional, la Primera Guerra Mundial. Un individuo que, a partir de esta contingencia, se sumió de lleno en la marea de frustración y resentimiento que inundó Alemania después de 1918, asimilando la deplorable mitología que tergiversó la verdad sobre la derrota alemana, dejándose imbuir de un clima ideológico que alentaba el culto a la violencia, el ansia nacionalista de revancha, la exacerbación de las virtudes marciales, el antisemitismo y el odio a la democracia y el liberalismo. Por descontado que las pesquisas realizadas por los hermanos Davidson enfrentaron las reticencias de sus parientes alemanes, como de muchos de quienes podían proporcionarles información en un país que comenzaba a superar el proceso de encubrimiento y negación en torno al traumático pasado nazi; un proceso tan celosamente ejecutado que resultaba ser una genuina conspiración del silencio. (Lejos, en todo caso, estaban los días en que, cuando el juicio a Adolf Eichmann, los sentimientos de los alemanes fluctuaban entre el hastío y la indiferencia.)

Retrato de Bruno Langhben con su familia

Davidson tiene muy en cuenta, entre otras cosas, el influjo que pueden ejercer los mandarines culturales, escritores de aquellos que no solo reflejan la atmósfera espiritual de su tiempo sino que contribuyen a moldearla. Es el caso señero de Ernst Jünger. De modo sintomático a la vez que revelador, Davidson recibió de manos de su abuelo un ejemplar de Tempestades de acero, novela que a éste lo había subyugado en la adolescencia. Jünger, sí, el literato que idealizó la guerra moderna como experiencia formadora, como crisol de un “hombre nuevo” y de una “sociedad regenerada”; el escritor que con su áspero imaginario bélico fomentó -en medida acaso inigualada por sus contemporáneos- el fetichismo militarista y vindicativo de la Alemania de entreguerras, cautivando a tantos de aquellos espíritus frustrados que se dejaron seducir por la agresiva retórica nazi. ¡Qué contraste tan penoso el de este hombre con uno como Erich Maria Remarque, denodado pacifista, o con los memorialistas británicos que expusieron su rechazo de la guerra! La de Jünger fue una pasión infame que lo aleja por completo de coetáneos como Wilfred Owen y Robert Graves, aludidos por Davidson. «Ellos –afirma nuestro autor- son compasivos y Jünger es despiadado; en ellos hay elegía, en él éxtasis; en él hay hierro y acero en lugar de carne y sangre; en lugar de los muertos, cuyo recuerdo persigue y escarmienta, para Jünger están los caídos cuyo sacrificio consumará algún día la venganza; en vez de barro y ratas hay tierra que la sangre hace sagrada. El Jünger soldado de asalto nunca se siente más vivo que cuando está rodeado de los hombres que acaba de matar. Pero las intensas evocaciones del combate se convierten en algo más funesto: en una celebración de la propia guerra».


El autor no ha hallado pruebas de que su antepasado tuviese ingerencia directa en el Holocausto y otras de las peores atrocidades perpetradas por el Tercer Reich, pero esto apenas le sirve de consuelo; como no le consuela demasiado el manido pretexto de las circunstancias (“aquellos eran otros días”, “los que regían eran otros parámetros”, “nos limitábamos a obedecer órdenes”, etc.). Todo sugiere que Langbehn estaba secretamente orgulloso de su pasado nazi, como si hubiese sido partícipe de algo grande y honroso (pretexto característico suyo era el de “Lo único que queríamos era un imperio como el de vuestro Churchill”). No le queda a uno más remedio que solidarizar con la desolación -y la repugnancia- que han debido experimentar los hermanos Davidson al progresar en sus indagaciones, y, de paso, persistir en el estupor que provoca el nivel de adhesión que pudo granjearse un movimiento como el nazi. Por más que en la actualidad nos beneficiemos de las ventajas de la mirada retrospectiva sobre hechos consumados, por más que nuestros tiempos y nuestros apremios sean otros, nada atenúa el horror que nos embarga ante tamaña aberración histórica: el auge de lo que abiertamente se proclamaba como una negación radical de todo lo que  podemos considerar amable y valioso en la condición humana. 

ACTUALMENTE LEYENDO:  NOCTURNO DE LA HABANA  (T. J. English)

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