martes, 3 de septiembre de 2013

LIBROS QUE HE LEIDO: EL LEJANO PAIS DE LOS ESTANQUES (Lorenzo Silva)



EL AUTOR

Lorenzo Manuel Silva Amador nació el 7 de junio de 1966 en un edificio hoy demolido del antiguo hospital militar Gómez Ulla, en el barrio de Carabanchel de Madrid.
Estudió Derecho en la Universidad Complutense y ejerció  como abogado, tras pasar un año como auditor de cuentas y otros dos como asesor fiscal en una firma multinacional, pero a finales de los noventa decidió  colgar la toga y dedicarse de lleno a la literatura.

 
 



Lorenzo Silva es hijo y nieto de militares. Ambas circunstancias permiten suponer que su conocimiento interno del funcionamiento de la Benemérita será bastante más amplio que el de la mayoría de los lectores.



Desde que iniciara su dedicación a la literatura,  ha cultivado diferentes géneros:


Novela:

La flaqueza del bolchevique (finalista del Premio Nadal 1997).
Noviembre sin violetas.
La sustancia interior.
El urinario.
El ángel oculto.
El nombre de los nuestros.
Carta blanca (Premio Primavera 2004)
Niños feroces.
Algún día, cuando pueda llevarte a Varsovia.
El cazador del desierto.
La lluvia de París.
 

Y, por supuesto, la serie de novela policíaca protagonizada por los guardias civiles Bevilacqua y Chamorro:


El lejano país de los estanques, 1998 (Premio Ojo Crítico 1998).
El alquimista impaciente, 2000 (Premio Nadal 2000).
La niebla y la doncella,2002
Nadie vale más que otro, 2004
La reina sin espejo 2005.
La estrategia del agua, 2010
La marca del meridiano, 2012. (Premio Planeta 2012)

Relatos:
El déspota adolescente.

Libro de viajes:
Del Rif al Yebala. Viaje al sueño y la pesadilla de Marruecos.

Libro-reportaje:
Al final, la guerra, junto a Luis Miguel Francisco

Ensayo:
El Derecho en la obra de Kafka.
Sereno en el peligro. La aventura histórica de la Guardia Civil (Premio Algaba de Ensayo).

Su obra ha sido traducida al ruso, francés, alemán, italiano, griego, catalán y portugués.

Como guionista de cine, ha escrito junto a Manuel Martín Cuenca la adaptación a la gran pantalla de la novela La flaqueza del bolchevique.

EL LIBRO

Novela policíaca del escritor Lorenzo Silva publicada en 1998. Ganadora del premio El Ojo Crítico. También es la primera novela de la serie protagonizada por los investigadores Rubén Bevilacqua y Virginia Chamorro que son oficiales de la Guardia Civil. El título se refiere al país Austria, de donde viene la víctima del asesinato. Antes de resolver el crimen Belvilaqua visita el cementerio en Viena donde han enterrado a la víctima: «Era primavera, y las golodrinas [...] se mojaban las puntas de las alas en las aguas oscuras del lejano país de los estanques.» (Silva, Lejano País, editión de 2010, p. 286).



El cuerpo desnudo de una joven austriaca pende atado de las manos en un chalet mallorquín. Ni los signos de violencia, ni la pestilencia de una muerte estival ocultan su inquietante belleza. En el revólver hallado en la basura abundan las huellas de una sesentona suiza de fama libertina, pero la vida turbia de la joven, Eva Heydrich —un ser irresistible consagrado tanto al placer como a la destrucción—, sugiere que la sencillez del crimen es tan sólo la punta de un iceberg. En Madrid, la Guardia Civil confía el caso al experimentado sargento Rubén Bevilacqua, o «Vila» para sus compañeros, ex-psicólogo desempleado para quien Jung era sólo un aficionado, y a la inexperta agente Virginia Chamorro, cuya eficacia policiaca será puesta a prueba por primera vez. De incógnito entre nudistas teutones, turistas desenfrenados y mafiosos locales, Bevilacqua y Chamorro se adentrarán en el reverso oscuro de una apacible urbanización mallorquina tratando de desentrañar los últimos días de la joven asesinada. Con esta novela, Lorenzo Silva da inicio a las andanzas policiales de una atípica pareja de guardias de la Benemérita.

IMPRESION PERSONAL

De entrada ya sorprende encontrarse con una novela protagonizada por dos guardias civiles, concretamente el sargento Bevilacqua y la agente Chamorro, ya que estamos acostumbrados a leer historias del FBI, la CIA o los servicios secretos británicos, pero ¿guardias civiles?, raro, raro, y muy acertada apuesta. Desde el principio nos deja clavados ante el libro, nos hace entrar en situación rápidamente y empiezan a caernos bien sus dos protagonistas. Aunque ojo, que también existen unos personajes secundarios muy bien dibujados y sin ningún desperdicio.


Pero sí es cierto que Bevilacqua y Chamorro no son los protagonistas por casualidad, y consigue unos excelentes personajes a los que le cogemos cariño y con los que casi nos sentimos como el tercer miembro del equipo. La historia está contada en primera persona por el genial sargento, lo que todavía ayuda un poco más a sentir la cercanía.

Entrando en la novela, ésta empieza cuando aparece un cadáver de una rica, joven y promiscua extranjera en una urbanización de Mallorca, poco se sabe de los motivos del asesinato, ya que a priori no existe ningún enemigo aparente y hay ciertas cosas que no encajan. Sin embargo, sí existe una sospechosa, una mujer suiza bastante mayor que tiene especial predilección por las jovencitas, desaparecida y que alojaba en su casa a la asesinada. Será con estos ingredientes y con las fiestas, el desfase y el descontrol de mucha gente que veranea en la isla, cuando nuestros protagonistas entren en acción. Para ello, tendrán que formar parte de la vida nocturna de la ciudad, entrando en los juegos de seducción, trapicheos y demás.

Una de las muchas calas situadas en el este de la isla de Mallorca


Hay que decir que en la forma en la que se desarrolla la investigación,  Silva acierta plenamente.

Bevilacqua tiene muy claro que él es un guardia civil, que el que manda, manda y que los deseos de los jefes son órdenes para él, pero esto no le va a impedir investigar este caso con criterio propio y reflexivas deducciones que, a pesar de su habilidad para sortear problemas, le ocasionará más de uno con sus superiores a quienes, desde el respeto, obviará cuando lo considere necesario para su investigación.
 
Las pesquisas son muy interesantes y para el lector resulta simpático imaginarse a dos guardias civiles serios y formales, que apenas se conocen, intentando parecer una pareja seductora y licenciosa que sólo busca diversión sin límite en las noches mallorquinas, explorando el lado oscuro de la vida nocturna de la ciudad. Especialmente comprometida y divertida es la situación que viven ambos cuando quedan con un grupo de sospechosos para bañarse en una playa nudista.
 
El estilo de Lorenzo Silva me ha parecido elegante, aunque no parezca una palabra muy adecuada para describir un estilo narrativo. Narrada en primera persona por el protagonista, el autor ha conseguido escribir una novela negra –o policíaca- sin detalles sórdidos o escabrosos pero sin restar crudeza a la historia. Me gusta cómo ha salpicado la narración de unos hechos brutales con buenas dosis de humor, con momentos entre los personajes que prometen y agudas reflexiones del protagonista sobre la condición humana o el comportamiento criminal. No obstante, no perderemos nunca el hilo conductor de la historia: el crimen.

Me gusta que esté protagonizado por alguien tan cercano como dos guardias civiles. Quiero decir con cercano que me resultan más familiares que los agentes del FBI, la CIA, el MI5. la KGB o el Mossad, que son lo que suelen protagonizar este tipo de novelas. Y si te paras a pensarlo tiene su lógica ya que, según palabras del propio autor, “Ningún cuerpo policial lleva tanto tiempo resolviendo crímenes como la Guardia Civil”, pues fue creada muchos años antes que todas esas organizaciones.
Dicen que esta novela no nació como el principio de una saga pero lo cierto es que te deja con ganas de más y está claro que los protagonistas principales merecen una continuación de sus aventuras. Supongo que en ellas asomará más de un secundario que aparece en esta obra muy bien retratado.

Bevilacqua piensa en un principio que lo destinan con Chamorro casi como un castigo y prefiere a otra compañera. Pero poco a poco se irá dando cuenta de que es mucho más buena de lo que pensaba, y le dejará claro que nunca la va a dejar en la estacada. Por supuesto, la relación que guardan entre ellos da lugar para un amplio estudio, y aunque puede parecer la típica en este tipo de historias, Lorenzo Silva está muy hábil y no permite que en ningún momento el asesinato se convierta en algo secundario. Especialmente simpática es la escena en la que tienen que ir a una playa nudista, para seguir una pista importante, sin exagerar para nada la situación, el autor consigue que sintamos la misma vergüenza que deben estar pasando ellos.

Sí es cierto que hay detalles que si son tenidos en cuenta en solitario, pueden ser un poco intrincados o exagerados, pero desde luego en el tono del libro queda como anillo al dedo, ya que en todo momento podemos ver hasta dónde llega la gente que dispone de una buena cartera y hasta qué punto son capaces de sentirse por encima del bien y del mal, en un mundo en el que las drogas y las orgías son algo habitual. Pero no olvidemos que lo importante aquí sigue siendo la investigación.

Por eso, nos sentimos encantados de acompañar a nuestros dos guardias civiles y vamos viendo paso por paso todo el proceso de la investigación. Bevilacqua no entiende de superiores, y desde el respeto, será capaz de desobedecer cualquier orden si la misión lo requiere. Además, no creáis que nos los presenta como unos superhéroes capaces de todo y que resuelven todo a la perfección. ¡Para nada! Y este es otro de los grandes aciertos de la novela, porque son seres de carne y hueso que intentan descubrir el misterio como pueden, a tirones y pasándolo mal, llegando incluso por momentos a sentirse verdaderamente agotados y con la cierta sensación de haber fallado en el camino de sus pesquisas.

Puerto deportivo en una población del este de Mallorca, donde se situa la historia


Volviendo a los secundarios, nos encontramos con una buen número de ellos, que irán desfilando ante nuestros ojos a lo largo de la novela, y todos ellos muy interesantes. Por ejemplo el brigada Perelló, maravilloso y muy atinado en sus observaciones hechas como quien no quiere la cosa, ese grupito de chicos italianos que están viviendo la vida loca de la isla sin muchas preocupaciones, el pinchadiscos de una discoteca con un pasado en África con la Legión francesa o Regina, la sospechosa suiza que os comentaba anteriormente, todos muy conseguidos y muy aprovechados para la historia.

En cuanto al final, teniendo en cuenta la evolución de la historia, es bastante bueno, un poco rocambolesco pero muy agudo y con una gran facilidad para enlazar el principio con el final de la novela. Podría parecer una hipótesis bastante extraña en principio, pero vuelvo a repetir que teniendo en cuenta la vida desenfrenada en la que nos envuelve la novela, no resulta para nada descabellado y puede llegar a parecer hasta lo más lógico.

La novela es de lectura absolutamente fluida, y está escrita con verdadero buen gusto; Silva contrapuntea la crudeza de los hechos narrados con las reflexiones de Bevilacqua, un hombre bragado y con una fina capacidad de análisis, que es capaz de extraer reflexiones genéricas, escritas en ocasiones con un fino casticismo, a partir de los hechos a los que se va enfrentando. El retrato de personajes es preciso, y si bien la resolución de la trama policiaca en sí resulta un tanto fría, el autor es capaz de añadir codas que atan cabos sueltos más allá del criminal y dejan abierto el apetito por las sucesivas novelas de la serie. Un libro, sin duda, entre los más interesantes de la narrativa española contemporánea.

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