lunes, 23 de julio de 2012

LIBROS QUE HE LEIDO: EL CORONEL CHABERT (Honoré de Balzac)



EL AUTOR


(Tours, Francia, 1799 - París, 1850) Novelista francés. En 1814 se trasladó con su familia a París, donde estudió derecho y empezó a trabajar en un bufete, pero su afición a la literatura le movió a abandonar su carrera y escribir el drama Cromwell (1820), que fue un rotundo fracaso.

Sin embargo, el apoyo de Mme. de Berny, mujer casada y bastante mayor que él, le permitió seguir publicando novelas históricas y melodramáticas bajo seudónimo, que no le reportaron beneficio alguno. Emprendió varios negocios, que acabaron en fracaso y le cargaron de deudas, que, sumadas a las derivadas de su afición al coleccionismo de arte y su tendencia al derroche, lo pusieron en una difícil situación.

Sin embargo, con El último chuan (1829), la primera novela que publicó con su apellido, obtuvo un gran éxito. A partir de entonces inició una febril actividad, escribiendo entre otras novelas La fisiología del matrimonio (1829) y La piel de zapa (1831), con las que empezó a consolidar su prestigio. La amistad con la duquesa de Abrantes le abrió las puertas de los salones de sociedad y literarios.

En 1834, tras la publicación de La búsqueda de lo absoluto, concibió la idea de configurar una sociedad ficticia haciendo aparecer los mismos personajes en distintos relatos, lo que empezó a dar a su obra un sentido unitario. Por entonces inició su intercambio epistolar con la condesa polaca Eveline Hanska, con quien mantuvo una intensa relación, aunque sus encuentros fueron breves hasta la muerte del marido de ella (1843). En 1847, poco antes de morir, se casó con Eveline, pero entretanto mantuvo relaciones con sus otras amantes.



En los últimos años de su vida fue presidente de la Société des Gens de Lettres (desde 1839) e intervino en numerosos asuntos públicos como director de la Revue Parisienne, al tiempo que sufría el acoso de sus acreedores. En 1841 se inició la publicación de sus voluminosas obras completas bajo el título de La comedia humana, aunque de las 137 novelas que debían integrarla, cincuenta quedaron incompletas.

Balzac es considerado a menudo como el fundador de la novela moderna, y su preocupación por el realismo y el detallismo descriptivo se halla en la base de la posterior novela francesa, aunque su realismo convive siempre con elementos románticos y trazos del Balzac «visionario», tal como lo definió Baudelaire.


SINOPSIS DEL LIBRO



Escrita en 1844, “El coronel Chabert”, recuperada ahora en castellano por la editorial Funambulista, es una obra no muy larga en extensión – que no  en calidad – en la que Honoré de Balzac nos hace uno de sus muchos retratos de la época que le tocó vivir, la de un heroe de las campañas napoleónicas, en este caso, el Coronel Chabert, heroe de la batalla de Eylau, batalla de 1807 franco-rusa. En esta pieza, Chabert, uno de los hombres de confianza del Emperador, nada menos que Napoleón, falleció oficialmente en la misma, dándosele por muerto sin que lo estuviese realmente. Su vuelta a Paris, su exigencia de revocación del acta de defunción y el restablecimiento de sus derechos, dan pie a esta novela.

De un lado la historia que nos cuenta Balzac contiene ese toque que asegura la atención y el interés del lector: la injusticia. Con lo que Chabert hizo por Francia en la época del Imperio, y ahora se le postra a la condición de mísero indigente. Otro toque: venganza. Su mujer adquirió fortuna gracias a haberse casado con él, y ahora, casada con otro – con el Conde de Ferraud – finge no reconocerlo. Tiene ese toque de humor que viene del despacho del procurador que lleva los asuntos del desdichado Coronel, el pilluelo del ayudante – muy Dickensiano - y los pasantes a cada cual más jocoso – “yo no he visto nunca un estudio donde se bromee tanto como en éste a costa de los clientes” ( pág 133 ). El procurador Derville es quien habilmente llevará el caso de restitución del honor y de una buena paga que le permita vivir con comodidad el resto de su vida. Otra cosa es que lo consiga. Es una buena porción de “comedia humana” balzaquiana, con un final no exento de moraleja, con una agria crítica al mundo que le había tocado vivir. Me pregunto que diría del de ahora.

Así vemos la desdicha de alguien que se ha dejado casi literalmente la vida en los campos de batalla, que a su vuelta es repudiado por todos. Un tema del que se ha escrito bastante, pero que cada vez que se acomete una lectura con este tema, es tan interesante como la primera. De un lado nadie cree que sea realmente quien dice ser. Y le toman por loco. De otro lado quienes sí lo reconocen niegan hacerlo, unos por motivos económicos, otros por motivos ideológicos. El heroe de una causa de ayer es el denostado del hoy. Vemos una sociedad de pirañas donde medrar es el único verbo conjugado. Una sociedad que ya anticipa el problema de la justicia, con una   maraña de abogados y papeleo inacabable que no lleva precisamente al ideal de justicia. Ni en realidad a ninguna parte.
Finalmente añadir que es una lectura que invita a ser devorada. Se lee rapidísimo, muy ágil y amena, como lector estás deseando saber como acaba todo, si el Coronel Chabert recuperará su vida. Balzac sabe presentar personajes a los que unos los amas y a otros quieres estrangularlos. En definitiva una buena lectura. Me atrevería a catalogarla como “una lectura de las de antes”. ¿Qué más se le puede pedir a un libro?
IMPRESION PERSONAL


Carga de la caballería francesa en la Batalla de Eylau (1807)

Tremenda historia ésta, que tan magistralmente sale de la pluma del genial Balzac. Un relato que nos llega al alma, nos emociona, nos conmueve profundamente. Una narración que trata dramas universales originados por los lazos del matrimonio, los lazos de la amistad, las convenciones sociales, la actuación de la justicia, valores como la verdad, la honradez…la vida y la muerte.

Balzac nunca deja de sorprenderme, al igual que Galdós y Zola, que forman una trío de escritores decimonónicos por los que siento una especial debilidad. Balzac es un observador innato del mundo, un registrador de caracteres psicológicos y un cronista verídico de la realidad de su tiempo. Pero no se conformaba con eso, sino que era capaz de crear personajes casi tan complejos como los seres humanos que habitamos la realidad. Uno de los más recordados es este Coronel Chabert (novela de la que se ha realizado alguna versión cinematográfica), el soldado de Napoleón al que, creyendosele muerto en la batalla de Eylau de un mandoble en la cabeza, se entierra en una fosa común. El pobre Chabert logra salir dificultosamente de su muerte en vida, pero más provechoso le hubiera sido quedarse en su atestada tumba, puesto que el resto de su existencia va a ser un auténtico infierno.

El coronel Chabert, dado por muerto por los seres que le aprecian, vuelve después de algunos años de existencia errante a un mundo que ya no le pertenece, al París de la Restauración, donde el ejército de Napoleón no es más que un recuerdo, glorioso para unos, enojoso para otros y un oficial que reclama su antigua vida no es más que un estorbo, un insignificante obstáculo en la rueda de los acontecimientos. Además Chabert ha vuelto andrajoso y miserable, su mujer (casada con otro) se niega a reconocer a su marido en ese cadáver andante. Toca recurrir a la justicia, a ese despacho en el que en el principal pasatiempo de los pasantes es hacer burla de los clientes.

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