sábado, 13 de agosto de 2016

EL ARBOL DE LA CIENCIA (Pío Baroja)





EL AUTOR

(San Sebastián, 1872 - Madrid, 1956) Novelista español. Por su padre, como por su madre, perteneció a familias distinguidas, muy conocidas en San Sebastián; entre los ascendientes de la madre, existía una rama italiana, los Nessi.
 
Este poco de sangre italiana que llevaba en las venas no dejó nunca de halagar a nuestro autor, aunque su orgullo se cifró siempre en su ascendencia vasca. Eran tres hermanos: Darío, que murió, joven aún, en Valencia; Ricardo, que fue pintor y escritor y gozó también de alguna fama, y Pío, el novelista. Era éste el menor de los hermanos. Ya muy separada de ellos, nació Carmen, que había de ser la gran compañera del novelista.
 

Pío Baroja
El padre de Baroja, don Serafín, era ingeniero de minas, profesión que, unida a su temperamento inquieto y errabundo, llevó a la familia a continuos cambios de residencia. Ello no dejó de ser una suerte para el futuro novelista, que, de este modo, pudo conocer desde niño diversas partes de España, y sobre todo, Madrid, su amor más grande después de Vasconia, donde había de florecer su vocación y conseguir por último la fama.
 
Baroja permaneció poco tiempo en su ciudad natal; tenía siete años cuando sus padres se trasladaron a Madrid donde don Serafín había obtenido una plaza en el Instituto Geográfico y Estadístico; de Madrid pasaron a Pamplona, siempre por exigencias del cargo del padre y de sus deseos de mudanza. Desde Pamplona volvió la familia a Madrid; esta vez a don Serafín no le impulsaría ya solamente la inquietud, los deseos de cambio: sin duda entró también en su decisión la necesidad de educar a los hijos.
 
Cuando abandonó Pamplona tenía Baroja catorce años cumplidos; había asistido con sus hermanos a las clases del Instituto, y sobre todo reñido y correteado por las murallas; no sabemos si había ya emborronado alguna cuartilla, pero sí que había leído a Julio Veme, a Mayne Reid, el Robinsón, y había soñado ya con aventuras maravillosas, Junto al Arga, o subido a un árbol de la Taconera.
Había estudiado Baroja en San Sebastián las primeras letras, continuándolas en Madrid; antes, en Pamplona había frecuentado la escuela, como hemos dicho, y había empezado a asistir a las clases del Instituto; prosiguió en Madrid los estudios, y lo hizo finalmente en Valencia, donde terminó la carrera de Medicina, doctorándose posteriormente en la capital de España. Fue, por lo general, un pésimo estudiante; estuvo siempre mucho más interesado en las novelas que en los libros de texto; su carácter arisco y rebelde le perjudicó también en gran manera, pues acabó riñendo con algunos de sus profesores y no despertó simpatías en ninguno.
 
Aparte de esto, pasó toda su juventud entre dudas; nunca supo bien qué carrera le gustaba estudiar; en verdad, no le interesaba ninguna. Sólo las letras le atraían, pero tampoco en las letras veía clara su vocación. Antes de ir a Valencia había empezado algunos cuentos, artículos, tal vez una novela, pero lo rompió todo o lo dejó olvidado. Sus fracasos de estudiante, como es fácil suponer, se debieron más a falta de interés que de talento. Pocos escritores ha habido de vocación más segura y que se moviese más inseguro, con más dudas sobre su vocación, y aún mucho después, escrita ya buena parte de su obra, se preguntaba si sería verdaderamente escritor.
 
Al terminar sus estudios, Baroja se trasladó a Cestona, en el país vasco, donde había conseguido una plaza de médico. No tardó en advertir que aquello no era lo suyo; al poco tiempo estaba asqueado del oficio; había reñido con el médico viejo, con quien compartía el cuidado de la salud de aquellos pueblos, como había reñido antes con sus profesores; se había enemistado con el alcalde y, naturalmente, con el párroco y con el sector católico del pueblo, que le acusaban de trabajar los domingos en su jardín.
 
Se fue de allí asqueado del pueblo, del médico y hasta de los enfermos, cuando menos de algunos de éstos, y se trasladó a San Sebastián, donde estaba en aquel momento la familia. Permaneció algún tiempo en San Sebastián, y de allí salió para Madrid. En la capital estaba su hermano Ricardo, que, también sin empleo, se ocupaba en un negocio de pan de una tía de ellos que había quedado viuda. Ricardo le había escrito a su hermano que estaba harto del negocio y que iba a dejarlo. Baroja vio el cielo abierto ante él, y sin vacilar un instante escribió a su hermano que iba a Madrid, con la intención de ocuparse de aquel negocio.
 
De este modo, se vio convertido en dueño de un comercio de pan, sobre lo cual se le gastaron después tantas bromas y le irritaron de tantas maneras, sin contar los disgustos que se derivarían para él de la marcha del negocio. En Madrid, no obstante, había algo para él que estaba por encima de todo: de la vulgaridad del oficio y de las burlas que se le pudiesen gastar; allí podría, en efecto, reanudar los contactos con sus antiguos amigos, frecuentar los medios literarios, ponerse, en realidad, en contacto con su vida, volver de un modo o de otro a aquello que cada vez con mayor certeza sentía que era su vocación.
 
A poco de llegar a Madrid, instalado ya en el negocio, empezó sus colaboraciones en periódicos y revistas; en 1900 publicaba su primera obra Vidas sombrías, colección de cuentos, que empezó a darlo a conocer. Eran, en su mayoría, cuentos escritos en Cestona sobre temas de aquella región y de sus experiencias de médico; se trataba de vidas humildes, y reflejaban toda la tristeza de aquel medio, y la tristeza, sobre todo, que reinaba entonces en su alma -mezclada con ráfagas de cólera-.
Puede decirse que en su primera obra estaba ya en germen toda su obra futura. Vidas sombrías constituyó un éxito, un éxito del que el propio autor se sintió sin duda asombrado; de su libro se ocuparon con elogio Azorín, Galdós y sobre todo Unamuno, que se entusiasmó con él, especialmente de uno de los cuentos, "Mary-Belche", y quiso conocer a su autor.
 
A partir de entonces Baroja fue dedicándose más y más a las letras, y apartándose cada vez más del negocio, hasta dejarlo del todo y consagrarse exclusivamente a su vocación. En algún momento Baroja llevó a cabo alguna incursión en el campo de la política, arrastrado más que por su convicción, por el ambiente de la época y por el ejemplo de algunos de sus compañeros, como por ejemplo, Azorín. Efectivamente, Baroja se presentó para concejal en Madrid, y más adelante para diputado por Fraga.
 
Estas tentativas, como era natural, constituyeron dos rotundos fracasos; tampoco él lo había tomado demasiado a pecho. Se retiró cada vez sin gran disgusto; nos divirtió después contándonos las peripecias, y volvió al camino de las letras del que nunca habría ya de apartarse.
 
Fue Baroja un gran viajero; los libros y los viajes fueron sus grandes aficiones, puede casi decirse que sus únicas aficiones. Sus viajes por España los hizo casi siempre acompañado; fue unas veces con sus hermanos, Carmen y Ricardo, otras con amigos; hizo uno con Maeztu y otro con Azorín, en sus comienzos, y más adelante, con Ortega y Gasset, que le llevó en algunas ocasiones en su automóvil.
Baroja llegó a ser uno de los escritores que conoció mejor la España de su tiempo, cosa que se puede comprobar en sus novelas. La ciudad más visitada -también la más querida de las ciudades extranjeras- fue París. En ella pasó un largo tiempo en sus últimos años, cuando huyó de España durante la guerra civil. También estuvo en Londres y más adelante en Italia; viajó por Suiza, Alemania, Bélgica, Noruega, Holanda y Jutlandia, escenario de su trilogía Agonías de nuestro tiempo, con la magnífica El torbellino del mundo, con que encabeza la trilogía.
 
Fuera de esto, su residencia habitual fue Madrid, y más adelante Vera del Bidasoa, donde adquirió la casa de Itzea, y donde pasó los veranos con su familia. En este tiempo su destino estaba ya fijado, y con él su norma de vida; Baroja consagraba su tiempo a escribir y a viajar. Sus producciones iban apareciendo con gran regularidad y su fama creciendo hasta situarle en pocos años entre las primeras figuras de la nación. Esta actividad no cesó apenas durante su vida, de manera que es el escritor de su tiempo que cuenta con una obra más copiosa; también más diversa y más rica.
 
Entre sus mejores obras merecen citarse Vidas sombrías, publicada en 1900; Inventos y mixtificación de Silvestre Paradox, de 1901, en la cual evoca sus días de estudiante en Pamplona, con el ambiente de la ciudad; Camino de perfección (1902), confesión íntima y muy personal, en que podemos verle en las dudas y vacilaciones de su juventud, y que causó vivísima impresión. Muy bella, y bastante lograda, aunque de otro tono, es El mayorazgo de Labraz (1903), escrita también con recuerdos de Cestona, en que relata admirablemente la vida en un pueblo de España, con influencias tal vez de la vieja tragedia.
 
Importante es también en la producción barojiana la trilogía que siguió a estas novelas, que apareció bajo el subtitulo "La lucha por la vida", formada por La busca, Mala hierba y Aurora roja; aparecidas primero en folletín, y publicadas en volúmenes sueltos en 1904, ofrecen en mucha parte, en su desarrollo, las características de aquel género; en ellas el autor recoge admirablemente el ambiente de los barrios bajos del Madrid de su tiempo, en las primeras luchas sociales; merecen también citarse Zalacaín el Aventurero y Las inquietudes de Shanti Andía, novela la primera situada en la tierra vasca y en la época de las guerras carlistas, y la segunda, dedicada a la vida del mar con recuerdos de antepasados del escritor, de aventuras, de piraterías, y sobre todo con evocaciones de su infancia en San Sebastián, parte que constituye tal vez lo mejor del libro.
 
Estas dos novelas eran aquellas por las cuales mostró Baroja una cierta preferencia, especialmente por Zalacaín y en ella por la figura del héroe. No obstante, la obra más importante del novelista es sin duda Las memorias de un hombre de acción, novela cíclica, que escribió a lo largo casi de su vida y que terminó ya en la vejez. Consta esta obra de veintidós volúmenes y el héroe central es un antepasado suyo, G. de Aviraneta, que tuvo alguna importancia en los hechos políticos de su tiempo; en tomo a la existencia de su héroe, el autor reconstruye toda una época agitada y terrible de España; se incluyen en ella las guerras de la Independencia y carlistas, con tumultos y sublevaciones, en los días de Fernando VII e Isabel II.
 
Es una amplia evocación que tiene de novela, de historia y de folletín, pero siempre dentro de un gran rigor histórico, y todo fundido y recreado por la imaginación del escritor. Destacan en esta serie El escuadrón de Brigante, Los recursos de la astucia, El sabor de la venganza, Las figuras de cera, La nave de los locos y La senda dolorosa, dedicada ésta, en su mayor parte, al trágico fin del conde de España.
 
Aparte de estas obras, Baroja escribió algunos ensayos; sus libros de recuerdos, Juventud, egolatría (1917); Las horas solitarias y La caverna del humorismo (1918); eran éstas las obras preferidas por Ortega y Gasset, que aconsejaba al escritor que persistiera en aquel género; ya en sus últimos años Baroja dio a la prensa sus Memorias. Estas Memorias constituyen un monumento de la época, una evocación de su vida, y de la vida de su tiempo, con las figuras más importantes con las que trató, tanto en las letras como en las artes.
 
Sus Memorias constituyen asimismo un documento inapreciable para el conocimiento del autor, acaso su libro más interesante, el de lectura más agradable, y con el cual coronaba su obra y, puede decirse, su existencia. En este tiempo vivía en Madrid con su familia, con la que continuó viviendo hasta su muerte; su producción alcanzaba ya una cifra muy importante, y aunque no gozaba quizá de la fama que merecía, su nombre figuraba entre los tres o cuatro más destacados de la nación. En 1935 fue admitido como miembro de la Academia de la Lengua. Fue quizá, y sin quizá, el único honor oficial que se le dispensó.
 
En sus novelas, el autor se sitúa de lleno en la escuela realista; sigue en ellas las huellas de los grandes maestros europeos, que brillaban aún más en su tiempo, de Balzac, Stendhal, de Tolstoi y Dickens, que fueron sus autores predilectos, y los pocos que admiró sin reservas al lado de Dostoievski; se notan también en él influencias de los folletinistas franceses, cuya lectura le apasionó en su juventud, con las de la picaresca española, Quevedo, Mateo Alemán y El Lazarillo, no menos evidentes.
 
En las ideas dominaba al principio Nietzsche, pero poco a poco este entusiasmo fue cediendo, quedando en un escepticismo, muy cerca de Montaigne y, sobre todo, de Voltaire, al que leyó y admiró, pero que era también muy suyo. El fondo de sus libros es, por esto, pesimista; no obstante, en la forma, en sus descripciones de paisajes, de escenas, se muestra como un enamorado de la vida, un entusiasta, con una nota continua de alegría y, podríamos decir, da optimismo, que contrasta con el fondo amargo y sombrío de toda su obra.
 
Descuella Baroja en la evocación de ambientes, en las descripciones de pueblos y paisajes, y sobré todo, en la pintura de tipos; a veces tiene en sus descripciones algo de pintor, y nos recuerda en algunas ocasiones a Goya, especialmente en sus novelas de la guerra civil. No estuvo adherido a ninguna escuela, ni formó parte, en cuanto a influencias, de ningún grupo; fue, en este aspecto, el más rebelde de los escritores y el más independiente en todos los sentidos.
 
El mundo predilecto de sus creaciones fue el de las gentes humildes, los desventurados; pero al lado de ellos, sintió una viva predilección por toda suerte de seres fantásticos, locos, de gente rara y absurda; a todos se acercó con su ironía, con sus sarcasmos a veces, con su humor amargo, pero también con una gran piedad, con un deseo de redención y de justicia, que le emparenta con los grandes novelistas de Europa, sobre todo con Dickens, que fue al que más admiró.
 
Baroja ha sido, sobre todo por sus ideas y por su manera de exponerlas, el literato más discutido, el más atacado de los escritores de su tiempo. Tal vez por el desorden habitual en sus novelas, y más aún por el tono ofensivo que adoptó para tantas cosas, por su sinceridad brutal, no alcanzó nunca la fama que merecía, la fama que alcanzaron muchos otros con menos méritos que él. El tiempo, en su labor justiciera, le ha ido situando en su lugar y hoy está considerado, dentro y fuera de su patria, como el primer novelista de la España de su tiempo, al lado de Galdós, y para algunos por encima de éste.

EL LIBRO

  • Nº de páginas: 264 págs.
  • Encuadernación: Tapa blanda bolsillo
  • Editorial: ALIANZA EDITORIAL
  • Lengua: CASTELLANO
  • ISBN: 9788420658803



  • Publicada en 1911, EL ÁRBOL DE LA CIENCIA (para el propio Pío Baroja «el libro más acabado y completo de todos los míos») es la obra en la que la técnica narrativa del novelista –el gusto por la sucesión ininterrumpida de acontecimientos, la abundancia de personajes secundarios, la hábil articulación de situaciones críticas, el impresionismo descriptivo, el rápido trazo de caracteres– alcanza su mayor eficacia, así como aquella en que, en palabras de Azorín, se halla «mejor que en ningún otro libro el espíritu de Baroja».

    IMPRESIONES

    Pío Baroja consideraba “El árbol de la ciencia” como el libro mas acabado y completo de todos los suyos. Sin que logre desbancar en mi corazón a “La busca“, la relectura de esta obra me ha descubierto en efecto un libro que resume de manera perfecta no sólo el estilo de Baroja, sino sobre todo su pensamiento, su postura ante la vida, su compromiso con la realidad social que le toco vivir. Un compromiso que, lamentablemente, se echa mucho de menos en nuestros escritores contemporáneos.

    “El árbol de la ciencia” narra la vida del joven Andrés Hurtado, desde que comienza sus estudios de medicina, hasta el final de los mismos, su primer trabajo como médico rural en un pueblo manchego, su vuelta a Madrid y el desempeño de su oficio como médico de un seguro para gente humilde o como médico de Higiene.

    El libro El Árbol de la Ciencia que en la mayoría de las veces se define como novela filosófica, se debería calificar como novela autobiográfica ya que la vida de Andrés Hurtado, el protagonista del libro, y la del propio autor son muy similares.

    Los factores más parecidos entre ambos son que los dos estudiaron medicina, a ambos se les murió un hermano, y además los dos conocieron muy bien el ambiente rural y la de la capital.

    Es verdad que muchas de las cosas que ocurren en el libro como la muerte del hijo y de la mujer y el posterior suicidio no son hechos reales que le hayan pasado a Baroja, pero las aficiones, los continuos cambios de residencia y otros capítulos de la vida del escritor se ven perfectamente reflejadas en Hurtado.

    Hurtado es un joven sensible, reflexivo, al que la observación de lo que acontece a su alrededor va volviendo antisocial. Durante sus estudios, comprende el atraso científico en que vive inmersa España. La idea de este atraso se desarrolla a lo largo del libro, achacándola a la falta de interés de los catedráticos que preparan a las nuevas generaciones, que se sirven de materiales de estudio obsoletos y oscurantistas, así como a la imposibilidad de desarrollar ninguna investigación en un país donde el progreso está mal visto por atentar contra la moral imperante y donde el capital no se invierte jamás en nada experimental, pues se busca la ganancia segura.

    La experiencia como médico rural contribuye a agudizar el desencanto de Hurtado. La vida asfixiante de un pueblo manchego donde la probidad o la honradez no son valores, donde sólo se respeta el dinero, donde los ricos oprimen a los pobres sin que estos exhalen una queja, solivianta el espíritu de justicia que caracteriza al protagonista.

    El regreso a Madrid, donde ejerce como médico de Higiene dando el certificado de salud a prostitutas, y como médico de un seguro para gente humilde, le pone en contacto con lo más bajo de la sociedad. La miseria física y moral en la que viven sus pacientes enerva a Hurtado, que les acusa de tener espíritu de esclavos. A pesar de vivir en la más absoluta indigencia, no hay en ellos el más mínimo espíritu de rebelión. Aceptan la iniquidad de la sociedad que los pisotea como algo inmutable que aceptan no con resignación, sino como algo que no les concierne.

    Si en la trilogía de “La lucha por la vida” Baroja retrataba el ideal del hombre de acción, que con su iniciativa modifica su entorno, en “El árbol de la ciencia” defiende al hombre que se desprende de todo para llegar a vivir con la máxima independencia y llegar mediante su esfuerzo al más absoluto equilibrio intelectual, a la ataraxia.

    Sorprende al leer esta novela el comprender que la sociedad española no ha avanzado nada, más de un siglo después desde la época que la obra describe: el mismo desprecio por la educación y por la investigación científica, la misma pleitesía al dinero, el mismo culto a las apariencias, el mismo espíritu de sumisión que agacha la cabeza en vez de erguirse ante la injusticia social.

    Se echa en falta en nuestros días un escritor que se comprometa con su época y describa la realidad de nuestra sociedad como lo hizo Pío Baroja con las suyas.



    Estructura:   la novela consta de siete partes divididas en capítulos. Las tres primeras partes forman un conjunto en el que se presente al personaje: formación académica, intelectual y anímica; relaciones familiares y personales; primeras experiencias como médico.  La  1ª parte refleja sus estudios de medicina y la decepción ante  profesores y alumnos. La 2ª es un esbozo de la panorámica social del Madrid de las clases media y baja en las casas de la vecindad. En la 3ª, Andrés viaja a un pueblo valenciano buscando el clima que cure la enfermedad de su hermano Luis. Termina la carrera y va como médico a un pueblo de Burgos, donde recibe la noticia de la muerte de su hermano.
    La 4ª parte es un intermedio reflexivo. Es  un extenso diálogo entre Andrés y su tío Iturrioz sobre el árbol de la vida y el árbol de la ciencia. Es el núcleo intelectual de la novela: constituye una recapitulación filosófica de la primera etapa vivida por Andrés y la formulación ideológica que verá comprobada en la siguiente.


     Las tres últimas partes también conforman un bloque en el que se desarrollan las experiencias profesionales y personales de Andrés hasta el trágico desenlace. En la quinta parte se narra  la experiencia negativa de Andrés como médico en Alcolea. En la 6ª regresa a Madrid y trabaja como médico de prostitutas  y de pobres. En la 7ª parte, Andrés se casa con Lulú, trabaja como traductor y encuentra la paz en el matrimonio hasta que todo acaba en tragedia: su hijo nace muerto, muere Lulú y él se suicida.
     
    Aspectos filosóficos: El árbol de la ciencia es una novela intelectual impregnada de una filosofía pesimista. Tres son los filósofos preferidos en las lecturas del protagonista: Kant, Schopenhauer y Nietzsche. De ellos, la presencia más influyente es la Schopenhauer. Así, en la novela se muestra desde el principio la relación entre el dolor y sufrimiento del hombre y la inteligencia y conocimiento empleados en la búsqueda de la verdad. Hurtado se va convenciendo de la filosofía pesimista del alemán ya en su período de alumno interno en el hospital, ante la contemplación del dolor de los enfermos y la crueldad del personal sanitario. Su dolor resalta más en contraste con la actitud inconsciente de su compañero Lamela, que está enamorado de una solterona fea, pero él la idealiza y la ve bellísima. También se aprecia el eco de Schopenhauer en la conducta de Hurtado cuando alivia el sufrimiento de su soledad familiar y de su rechazo de la farsa universitaria al ver el dolor de su amigo artrítico Fermín Ibarra: es el alivio del dolor personal ante la contemplación del ajeno.  Hurtado intenta seguir el modelo de la abstención (“ataraxia”) schopenhaueriano hasta que la muerte de Luisito perturba la tranquilidad encontrada en el pueblo burgalés.

    El auténtico núcleo filosófico de la novela está en la cuarta parte: en ella Iturrioz esboza su concepción del mundo partiendo de la imagen bíblica del árbol de la vida y el árbol de la ciencia (4ª parte, cap. 3).

    Hurtado defiende la esperanza de que mediante la ciencia y el conocimiento se podrá llegar a un mundo mejor; pero ante la ruindad humana de Alcolea, llega al escepticismo puro, a la serena impasibilidad conseguida con la autolimitación, pero la pierde en la entrega sexual con Dorotea (5ª parte, cap. 10).

    De nuevo en Madrid, vuelve a conseguir la ataraxia mediante la abstención social en el refugio de su matrimonio con Lulú, convencido de que “Iturrioz tenía razón: la Naturaleza no solo hacía el esclavo, sino que le daba el espíritu de la esclavitud” (6ª parte, cap. 8). Hurtado vuelve a perder la ataraxia (esa abstención vital propugnada por Schopenhauer) abatido por la muerte de su hijo y de su esposa, y, aplastado por el dolor, ya no puede conciliarse con la vida ni por medio de la ciencia ni por la de la abstención.

    El título de la novela:  El árbol de la ciencia, insiste en lo intelectual, en el conocimiento de la verdad; todo acaba aplastado por el árbol de la vida, pero algún día la ciencia podrá ser útil, como parecen indicar las palabras finales: ”había en él algo de precursor”, referidas al suicida.
     
    Aspectos sociales y políticos: La novela refleja la vida española en el tránsito del S.XIX al XX. Desde un punto de vista noventayochista, Baroja muestra una desoladora panorámica que constituye el subtema más importante de la novela. Baroja refleja la realidad española en dos núcleos espaciales fundamentales, Madrid y Alcolea del Campo (a los que se añaden otros de menor importancia: pueblo de Valencia, Valencia capital, pueblo burgalés).

    El núcleo espacial madrileño le sirve a Baroja para trazar una despiadada radiografía de las clases sociales y del ambiente cultural: la mísera sordidez de las casas de vecindad (su descripción adquiere tonos esperpénticos en la muerte del escritor bohemio Villasús); los ambientes de la prostitución (lacra tolerada y considerada como un mal necesario) donde la miseria se agudiza: viven amontonadas, reciben palizas brutales, padecen enfermedades, etc. Esta situación contrasta con los señoritos de la alta sociedad que las visitan, con las amas que las regentan, con la protección policial de que gozan alcahuetas, amas y chulos, con la “honrada decencia” de los empresarios contra los que el narrador descarga su ironía feroz (6ª parte, cap. 5).
    Nada escapa a la visión demoledora: la religión católica aparece como funesta creadora de un mundo cómodo mediante la caridad  y el paraíso prometido, mientras que sus ministros se entregan al bienestar, al juego y a la sexualidad pervertida. En Alcolea la férrea moral católica impone al pueblo un comportamiento que distorsiona su sexualidad internamente desenfrenada y alimentada por la pornografía. La sanidad tampoco queda mejor parada: hospitales sin higiene, trato humillante y cruel a los enfermos.  Pero Baroja es especialmente satírico con la Universidad española, que aparece como símbolo de la vulgaridad intelectual: edificios inadecuados, falta de espíritu científico en alumnos juerguistas y en profesores ineptos. También aparece el abandono de la investigación, sin protección alguna por las instituciones ni la industria, lo que obliga al inventor Fermín Ibarra a emigrar a Bélgica.

    En el terreno político se manifiesta la misma realidad penosa. El pueblo vive, engañado por sus gobernantes, el irresponsable optimismo ante la guerra con EE.UU, que acarreará la pérdida de sus colonias, provocando el Desastre del 98; sólo algunas mentes lúcidas  como Iturrioz son conscientes de la triste realidad. Lo más grave es que, ocurrido el desastre, sigue la indiferencia general de los políticos y del pueblo, que parece no enterarse de nada. Todo ello causa la desolación  de  Andrés  (6ª parte, cap. 1).

    Esta situación se completa con la penosa realidad de la España rural ejemplificada en Alcolea del Campo: pueblo sin solidaridad, manejado por una política corrompida y aplastado por una economía paralizada; Alcolea está sitiada por la moral católica y el caciquismo de liberales y conservadores (grotescamente denominados “Ratones” y “Mochuelos”), que se turnan políticamente en la explotación del pueblo ignorante y resignado.
    El atraso  científico, la pobreza cultural, la desastrosa realidad social y la absoluta irresponsabilidad política dominantes en aquella época eran tan penosas como ciertas. Ante esto, el protagonista de la novela abandona toda rebeldía social a favor del escepticismo absoluto.


    Problemática existencial: los dos ingredientes fundamentales de la novela (la filosofía pesimista de Schopenhauer y la penosa realidad social y política española) están relacionadas entre sí de modo que constituyen el marco intelectual y humano en el que se desarrolla la problemática existencial de Andrés. Hurtado, que antepone la independencia como norma ética, no logra, ni en su familia, ni en la intelectualidad ni en  la sociedad, un sistema de ideas en que basar su vida, convirtiéndose así en un exponente de los conflictos existenciales del intelectual de principio de siglo. Veamos su desarrollo:
    - El desamparo familiar condiciona su personalidad. Rechazo, aislamiento, exceso de sensibilidad, agravados en la universidad en contraste con el pragmatismo de Aracil, con la estupidez de sus profesores, y alimentados por sus lecturas filosóficas.


    - La depresión y la angustia se agudizan en contacto con la mísera de las casas de vecindad.
    - Halla la paz en el pueblo levantino, pero en la capital valenciana su espíritu se ve perturbado por una angustia de signo cósmico ante las ciegas fuerzas de la Naturaleza ocultas en la noche.
    - En  la aldea de Burgos recobra el equilibrio, pero se rompe con la muerte de Luisito.
    - Andrés escucha de Iturrioz su pesimista concepción del mundo, pero él confía en la ciencia, “que ni es cristiana, ni atea, ni revolucionaria, ni reaccionaria”, pero se derrumba por la experiencia repugnante de Alcolea.
    - Ya en Madrid, Andrés, convencido de que Iturrioz tenía razón, llega a la esquizofrenia (6ª parte, cap. 8).
    - Halla un oasis de tranquilidad con Lulú, pero vuelve a ser aplastado por el destino: malos presentimientos que se apoderan de su sensibilidad enfermiza, inquietud creada por el deseo de Lulú de tener un hijo, histerismo de ella en el embarazo; finalmente, la tragedia de la muerte de Lulú y el hijo hacen que la existencia se vuelva insoportable para Andrés. Pierde su confianza en la ciencia (la medicina no pudo salvar a su mujer) y en la Naturaleza (que tampoco curó a Luisito). Por lo tanto, se suicida. Sin embargo, la idea final (“Tenía algo de precursor”) ofrece una esperanza: las ideas no mueren, y el sacrificio de Andrés conlleva la esperanza de un mundo menos absurdo mediante el esfuerzo intelectual.

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    martes, 19 de julio de 2016

    LA SOMBRA DE OTRO (Luis García Jambrina)



    EL AUTOR

    Luis García Jambrina (Zamora, 1960) es un escritor español.

    Es doctor de Filología Hispánica por la Universidad de Salamanca y profesor titular de la misma. También es crítico literario en el suplemento cultural del diario ABC. Director de los Encuentros de Escritores y Críticos de las Letras Españolas en Verines. Escribe relatos cortos, cuentos novela y ensayo. En novela, ha cultivado géneros muy distintos, como la novela histórica (en El manuscrito de piedra y El manuscrito de nieve, en torno a la figura de Fernando de Rojas) y la novela policiaca ( En tierra de lobos).



    Narrativa
    • Oposiciones a la morgue y otros ajustes de cuentas (1995, Valdemar), cuentos.
    • Muertos SA (2005, El Gaviero), cuentos.
    • El manuscrito de piedra (2008, Alfaguara), novela.
    • El manuscrito de nieve (2010, Alfaguara), novela.
    • En tierra de lobos (2013, Ediciones B), novela.
    • La sombra de otro (2014, Ediciones B), novela.

    Ensayo

    • De la ebriedad a la leyenda (1999, Universidad de Salamanca)
    • Claudio Rodríguez y la tradición literaria (1999, Junta de Castilla y León)
    • La otra generación poética de los 50 (2009, UNED)

    Premios

    • Premio Fray Luis de León de Ensayo, Junta de Castilla y León, 1999.
    • Finalista del Premio de la Crítica de Castilla y León 2009.
    • V Premio Internacional de Novela Histórica Ciudad de Zaragoza, 2009.
    EL LIBRO

  • Nº de páginas: 400 págs.
  • Encuadernación: Tapa dura
  • Editorial: S.A. EDICIONES B
  • Lengua: CASTELLANO
  • ISBN: 9788466655545

  • Miguel de Cervantes, en su madurez


    En una librería de Toledo, un profesor de literatura encuentra, por casualidad, unos papeles antiguos escritos en caracteres arábigos. Se trata de la “confesión” de Antonio de Segura, enemigo en la sombra de Miguel de Cervantes, a quien envidia con toda su alma y persigue de manera implacable con la intención de destruirlo. En ella Segura nos relata, desde la cárcel, cómo conoció a Cervantes en su juventud y cómo fue herido por él en el curso de una pelea, suceso que cambiará para siempre el destino de ambos.

    A partir de ahí se suceden las peripecias, los misterios, las intrigas, los conflictos y las rivalidades personales y políticas, las luchas por la supervivencia y por hacerse un hueco en la Corte y en el mundo de las letras, hasta componer un fabuloso recorrido por la vida del autor del Quijote. De las calles de la Villa de Madrid a la ciudad de Argel, de la inspiradora austeridad manchega a la exuberancia sevillana, los principales episodios de la vida del genio se suceden en un argumento tan apasionante como riguroso.

    Una novela histórica de calidad en la que no faltan la ironía y los guiños cervantinos, con una fiel ambientación histórica y unos personajes memorables, impactante en sus revelaciones, y llena de intriga y acción.

    Su protagonista, Miguel de Cervantes, es un personaje absolutamente novelesco, muy poco tratado en el mundo de la ficción.

    IMPRESIONES

    El escritor zamorano Luis García Jambrina se atreve a novelar la vida del mayor escritor en lengua castellana, Cervantes. La sombra de otro (Ediciones B) hilvana algunos de los puntos más enigmáticos y polémicos de la trayectoria del mítico autor alcalaíno en un relato tan apasionante como inteligente. La vida de Cervantes está llena de episodios oscuros, incertidumbres e intrigas. En esta novela, Jambrina dibuja un relato que no excluye ninguno de los momentos vitales del escritor, uniéndolos y dándoles un sentido. Se vale para ello de infinidad de datos históricos y biográficos comprobados, aunque también aprovecha algunos que son hipótesis o conjeturas. Una novela histórica ambiciosa en la que no faltan la ironía y los guiños cervantinos, con una fiel ambientación y unos personajes logrados e impactante en sus revelaciones, y donde misterio y acción ocupan muchas de las páginas. “Busco, como enamorado de la literatura clásica española, hacerle un homenaje y aunar intriga, conflicto, emoción y entretenimiento con la literatura que sea capaz de captar la atención del lector”, comenta Jambrina durante la presentación de su libro

    Unica imagen que se conserva de Antonio de Segura, narrador de la presente obra

    La novela se abre con un prefacio del editor para, seguidamente, recoger la confesión de Antonio Segura, la cual se presenta dividida en veintisiete capítulos. Puesto que estamos ante un relato que recoge la declaración de Segura, todos los capítulos están narrados en primera persona por él, como si de una especie de diario se tratase, y ya en el prefacio el editor nos avisa de las modificaciones que ha realizado con el objetivo de facilitar la lectura y la compresión del texto. En cuanto al estilo, destaca este por su calidad, empleando Luis García Jambrina una prosa minuciosa, cuidada y elaborada, que, al mismo tiempo, mantiene una sencillez que hace que resulte fácil de leer y entretenida, sin que el ritmo pausado que sigue el relato llegue a convertirse en un obstáculo.
     
    El autor de la novela hace uso de un lenguaje muy apropiado para el momento en que tiene lugar la narración. Es un lenguaje muy rico en matices, con muchos guiños quijotescos y con expresiones muy coloquiales. Los personajes está muy bien creados. El autor nos hace vivir la depresión de Cervantes y las oscuras intenciones del antiguo arquitecto del Rey. También nos describe una situación social que no parece distar mucho de la actual, con la cultura soportando los caprichos de los mandatarios, con una cofradía dedicada al robo y a la extorsión cuyas cabezas pensantes eran miembros de la cúpula del gobierno y ¡cómo no! con políticos corruptos, vamos una calcamonía de la época que estamos viviendo.

    La novela está dividida en 28 capítulos de esos que te hacen decir uno más y apago la luz. La sombra de otro es una novela muy atractiva, se deja leer bien y lo hace por dos cosas: está bien escrita y el lector quiere saber más y más sobre el autor del inmortal Quijote.

    Francisco de Sandoval y Rojas, Duque de Lerma y valido de Felipe III


    Un aspecto llamativo es que aún siendo Antonio Segura el narrador, este queda en un segundo plano para convertirse Cervantes en el auténtico protagonista de La sombra de otro, permitiéndonos descubrir tanto su personalidad como lo que fue su vida. Conocemos el pasado itinerante de su familia, lo que provocó que Miguel fuese un alumno bastante rezagado hasta que, tras instalarse en Madrid, comienza a prepararse para entrar en la Universidad de Alcalá. En esta ciudad dedicará la mayor parte de su tiempo a estar con sus amigos, cortejar damas y escribir poemas, una actividad en la que su sensibilidad y talento suplen la torpeza que tiene con el lenguaje, siendo Isabel de Valois la dama de sus sueños y la musa inspiradora de casi todos sus versos. Sin embargo la vida de Miguel sufrirá un vuelco y será condenado a destierro, viéndose obligado a comenzar una huida que le llevará a participar como soldado en diversas campañas militares, padecer un duro cautiverio, sufrir diversos ataques y agresiones y participar como espía en alguna peligrosa y secreta misión. Al margen de estas actividades, mantendrá su labor literaria ejerciendo como poeta satírico y autor de comedias, además de probar fortuna con el género de la “novella”, de origen italiano y de donde surgirá El Quijote. Una vida llena de desgracias, desventuras y desilusiones que da lugar a un interesante relato a través del cual Antonio de Segura nos muestra lo que fue este personaje desde su propia perspectiva.
     
    Y es que si bien Cervantes se convierte en el eje central de la obra, destaca también como no podía ser de otra manera, el propio narrador de la historia, Antonio Segura. Su vida y la de Miguel de Cervantes transcurren de manera paralela, quedando entrelazadas a pesar de que sean opuestas. Cervantes y Segura se conocerán en Madrid, donde este último trabaja al servicio de Juan de Herrera en las obras de El Escorial, a pesar de que su aspiración es, al igual que la de otros muchos jóvenes, la de convertirse en poeta cortesano. Los celos, la envidia y la rivalidad serán los que le lleven a batirse en duelo con Cervantes, lo que supondrá el punto de inflexión a partir del que Antonio de Segura comenzará una persecución implacable con la intención de destruirlo, convirtiéndose en el enemigo en la sombra de Miguel de Cervates.
     
    Ultima casa en la que vivio Miguel de Cervantes, en Madrid, actual calle de Cervantes, esquina a Leon
     
     
    Cervantes y Segura son las dos figuras que están más trabajadas en esta novela, aunque en torno a ellos vamos descubriendo a otros personajes que tuvieron algún tipo de vinculación con su historia. Su papel es secundario y por lo tanto no están definidos con mucha profundidad pues no es necesario, mereciendo la pena destacar a Lope de Vega por la forma en la que influirá sobre la trayectoria literaria de Cervantes.

    No es posible dejar de lado en esta novela el contexto histórico en el que se desarrolla el relato, pues es otro de los puntos que aparece cuidado al detalle. Luis García Jambrina nos ofrece una visión de los aspectos más relevantes de dicha época, moviéndonos por ciudades como Madrid, Argel, Sevilla o Nápoles y poniendo de manifiesto cómo era tanto la sociedad como la forma de vida en dichos años. A lo largo de la narración somos testigos de acontecimientos como la construcción de El Escorial, el nacimiento de la infanta Catalina Micaela, la muerte de Isabel de Valois, el constante traslado de la Corte o el nacimiento de los corrales de comedias, todo ello integrado con naturalidad y de una forma amena consiguiendo que la lectura sea instructiva y al mismo tiempo entretenida. Al margen de los datos históricos queda también muy bien reflejado el ambiente que se vivía en esa etapa en el ámbito social, cultural y político, junto a las presiones e intereses enfrentados que provocaban continuos enfrentamientos y rivalidades.
     
    En definitiva, La sombra de otro de Luis García Jambrina es una novela histórica que nos ofrece un excelente recorrido por la vida de Miguel de Cervantes a través de una trama en la que se suceden aventuras y desventuras, odios, envidias, rivalidades, conspiraciones e intrigas, dando como resultado una lectura muy entretenida e instructiva a la que merece la pena acercarse, especialmente si somos aficionados a este género o queremos profundizar en la figura de Cervantes.
     
    ACTUALMENTE LEYENDO:  EL ARBOL DE LA CIENCIA  (Pío Baroja)

    domingo, 17 de julio de 2016

    LA FRONTERA DORMIDA (Jose Luis Galar)



    EL AUTOR

    José Luis Galar Gimeno (Zaragoza, 1965) es un novelista español.

    Durante 11 años fue profesor titular de la Escuela Universitaria de Turismo de Zaragoza; trabaja como directivo de una empresa pública del sector turístico.

    En 1998 publica su primera novela Muerte en un cabaret, al año siguiente ve la luz, La isla de los pelícanos, y en 2000 El agua que no moja las manos. Cuatro años más tarde publica La red del pescador, y en 2008 sale La frontera dormida, que se ha convertido con el tiempo en un long seller y en una novela de referencia para todos aquellos que buscan una perspectiva diferente sobre algunos acontecimientos transcurridos durante la Segunda Guerra Mundial en la frontera entre España y Francia, concretamente en Canfranc. El tráfico de arte expoliado y las más modernas investigaciones de la Policía Científica española dan cuerpo a esta novela. En 2011 aparece Angelitos Negros con la primera guerra del Golfo como telón de fondo, en donde se plantean cuestiones de gran profundidad desde el punto de vista de la ética política respecto a cuestiones fundamentales para la vida diaria como la energía, el envío de tropas a los conflictos internacionales, incluyendo contingentes de mercenarios, el uso de los servicios secretos del Estado, el expolio del subsuelo africano, etc...




    En el año 2013 publica su primer ensayo titulado Tras Albert Cossery, basado en el desconocido escritor egipcio que se afincó en París y que vivió durante cincuenta y siete años en la misma habitación de hotel: la número 58 del hotel La Louisiane. La particular idea de Albert Cossery sobre cómo hacer la revolución consistía en intentar conseguir que cada lector de un libro suyo no fuera a trabajar al día siguiente ingresando en la cofradía de la pereza reflexiva. Escribió en su larga vida de noventa y cuatro años solamente ocho libros, a una media de dos frases por semana.

    Actualmente, junto a la producción literaria experimenta con la imagen. Como storyteller cuenta historias utilizando los soportes que encuentra a su alcance: Luz de otoño es la primera experiencia como director de cortometrajes, basada en guión propio.

    EL LIBRO

  • Nº de páginas: 400 págs.
  • Editorial: DESTINO
  • Lengua: CASTELLANO
  • Encuadernación: Tapa dura
  • ISBN: 9788423340132
  • Año edición: 2008
  • Plaza de edición: BARCELONA


  • Vista general de Canfranc (Huesca)


    Un enclave de los Pirineos guarda el mayor secreto entre Franco y Hitler. ¿Quién prefiere que la verdad permanezca dormida?

    Una noche gélida de diciembre de 2005 muere en Canfranc un anciano oficial nazi. Pero los enigmas de su azarosa vida han sido confiados la noche anterior, en secreto de confesión, al joven párroco de la localidad, el padre Gúzman, quien adquiere el compromiso de entregar determinados documentos...


    La especialista en arte para la política científica Patricia Hernando se deslumbra al descubrir el botín que escondía la casa del anciano alemán, y no puede permanecer impasible ante la visión de un Vermeer de cuya existencia se ha dudado a lo largo de los siglos. Sin buscarlo, el padre Guzmán y Patricia Hernando se han situado en el ojo del huracán de un asunto pendiente de la historia europea.

    Y ahora saben demasiado para continuar viviendo tranquilos, porque la información a la que han tenido acceso es vivamente codiciada por grupos del poder económico para los que puede ser muy comprometedora.

    IMPRESIONES


    Una de las rutas elegidas por los nazis para traficar con el oro y las obras de arte expoliadas a los judíos fue la estación de Canfranc, un secreto entre Hitler y Franco que el escritor José Luis Galar despierta del pasado a través de su trepidante novela "La frontera dormida".

    El autor, nacido en Zaragoza en 1965, ha querido que la presentación de su nuevo libro tuviera lugar en el Ayuntamiento de Canfranc, frente a su famosa estación internacional de trenes, ahora envuelta por andamios y maleza pero en la que aún se respiran misterios sin desvelar.

    El Geografo, de Vermeer


    La trama de "La frontera dormida" (Ediciones Destino) comienza con la muerte en Canfranc de un anciano oficial de las SS escondido bajo falsa identidad y que en su buhardilla escondía un tesoro en obras de arte expoliadas por los nazis. Ello provocará que una experta en arte de la policía científica, Patricia Hernando, comience una aventura que une pasado y presente.

    Galar, quien reconoce que le interesa más el arte que el oro, destaca en ese botín nazi "El alquimista", un cuadro ficticio de Vermeer incluido en la colección personal de Hitler por contener una fórmula química mortal más destructiva que el Ébola. A partir de ahí, sacerdotes, espías, policías, anticuarios y asesinos irán apareciendo en Canfranc, Madrid, Roma, Lisboa y Ciudad del Vaticano para hilar un "thriller" histórico que nos devuelve a los años cuarenta, pero que transcurre sólo entre el 24 de diciembre de 2005 y el 4 de enero de 2006.

    José Luis Galar ha afirmado que "la discreción aragonesa" ha hecho que los mayores del lugar callen las historias sobre los nazis en este lugar, sus bailes con las chicas de Canfranc o el paso de oro hacia las dictaduras de Franco y Salazar en compensación por la ayuda española y portuguesa a Alemania con materiales estratégicos como la blenda de las minas de Teruel.

    "La frontera dormida" rememora ficticiamente todos aquellos acontecimientos, ocurridos cuando la bandera nazi ondeaba en la parte francesa de la estación, pues la frontera con España era marcada sólo por los raíles. 



                                                 Fachada principal de la estacion de Canfranc

    La estación de Canfranc fue al final de la II Guerra Mundial un hervidero de fugitivos, espías y contrabandistas, pero también de "vías abandonadas y ferrocarriles de la esperanza", ha comentado el autor. Pues Canfranc sirvió también para que judíos y la resistencia francesa escaparan de los nazis y éstos, a su vez, más tarde, huyeran de los aliados hacia países sudamericanos.

    La espectacular y versallesca estación de Canfranc, inaugurada en 1928 por el rey Alfonso XIII, junto al presidente de la República Francesa G. Doumergue, y el general Primo de Rivera, es recordada ahora a través de este libro, para el que el autor se documentó en la sede de la Policía Científica de Madrid, donde una inspectora -al igual que en el libro- le explicó cómo reconocer que un cuadro es falso o no.

    "Existen lugares tan acostumbrados al olvido que hasta los propios habitantes acaban por abandonarse a sí mismos y a los demás", escribe Galar al comienzo de su libro.

    ACTUALMENTE LEYENDO:  LA SOMBRA DE OTRO  (Luis García Jambrina)

    domingo, 8 de mayo de 2016

    LA BERLINA DE PRIM (Ian Gibson)




    EL AUTOR

    Ian Gibson nació en Dublín en 1937, pero se nacionalizó como español en 1984. Tras dedicarse a la docencia en universidades de Belfast y Londres, en 1975 se asentó en España, llegando a convertirse en uno de los hispanistas más conocidos de nuestro país. Se licenció en Literatura Española y Francesa en el Trinity College dublinés en 1960. Tras vivir unos años en Madrid, se trasladó a El Valle (Granada), desde donde volvió a Madrid en 2004.



    Sus obras más conocidas son las biográficas, que se centran en las figuras de los poetas Federico García Lorca (obtuvo el  Premio James Tait Black Memorial en 1989 por La represión nacionalista de Granada en 1936 y la muerte de Federico García Lorca, que fue estrictamente censurada en la época franquista) y Antonio Machado, si bien también ha tratado a otros personajes artísticos como Salvador Dalí, José Camilo Cela o Rubén Darío. Aparte de su trabajo como ensayista también ha escrito novela (Viento del Sur, 2001) y ensayos de investigación histórica (Paracuellos. Cómo fue, 2005). Ha colaborado en diversos medios de comunicación, como El País y El Periódico de Cataluña, y ha sido director y presentador de varios documentales para la BBC inglesa.

    EL LIBRO

  • Nº de páginas: 384 págs.
  • Encuadernación: Tapa blanda
  • Editorial: PLANETA
  • Lengua: CASTELLANO
  • ISBN: 9788408114567

  • Berlina de Prim, que actualmente se exhibe en el Museo del Ejercito, Madrid


    Principios de septiembre de 1873. La Primera República, con apenas nueve meses de vida, agoniza.

    El periodista Patrick Boyd llega a España con una misión: aclarar el asesinato, tres años antes, de suamigo el general Prim, presidente del Gobierno y el hombre más poderoso del país. Patrick, hijo ilegítimode una joven andaluza y del irlandés Robert Boyd, fusilado en Málaga al lado de Torrijos y cincuenta compañeros, está decidido a descubrir quién o quiénes maquinaron el magnicidio que cambió el destino de España. Su trepidante búsqueda detectivesca, con epicentro en Madrid, lo lleva desde Sevilla a Francia, y termina otra vez por tierras andaluzas, en vísperas del golpe militar que acabará durante más de medio siglo con el sueño republicano.

    IMPRESIONES

    El día 27 de diciembre del año 1.870 el general Prim sufría un atentado a pocos metros del Congreso de los Diputados. Fallecería tres días después cambiando el rumbo de la historia de España y hoy, a dos años del bicentenario del nacimiento de Prim, la autoría sigue siendo un misterio. Y de ahí parte la historia que nos presenta Gibson.

    General Juan Prim y Prats

         Cuando el periodista Patrick Boyd decide viajar a España para intentar esclarecer el asesinato de Prim, corría el año 1.873 y la Primera República estaba ya muy perjudicada pese a llevar menos de un año.Para ello viajará por Madrid, Hendaya, Sevilla... intentando juntar las piezas necesarias para poder resolver el misterioso asesinato. Patrick, hijo ilegítimo de una andaluza y un irlandés llamado Robert Boyd que fué fusilado en Málaga junto a cincuenta compañeros, está decidido a hacer lo que sea necesario para resolver el misterio.

         Entra con paso firme este autor en la novela histórica. Mezclando realidad y ficción nos enseña los diarios de un periodista ficticio cuyo padre existió realmente. Nuestro personaje ficticio tiene el firme propósito de descubrir lo que sucedió antes de que la agonizante República caiga dando al traste con cualquier esperanza de que se resuelva la investigación. Es un personaje complejo, tanto por su padre como por el momento en que llega a España, ha enviudado y está emocionalmente tocado. Utiliza al periódico en el que trabaja hablando de un reportaje sobre política, para poder cumplir su objetivo manteniendo una correspondencia activa con el diario.

    Recreacion del atentado que costó la vida al General Prim

         Pero no es sólo novela histórica, sino que en el más puso estilo thriller, vamos recopilando pistas que poco a poco van complicando la historia, y descubrimos que hay mucha gente que ha podido salir beneficiada con la muerte el general. Lo que consigue de este modo es una novela ágil en un momento convulso históricamente. Documentado de forma impecable, destacaría las descripciones de Doñana, a Machado y a un Galdós que está pensando en sus Episodios Nacionales. Una historia que me atrapó entre sus páginas de principio a fin, siguiendo a Boyle y mirando detrás de su espalda por si le podía suceder algo, cosa que se me antojaba posible en muchos momentos. Y, como toda historia que se precie, con la dosis justa de pasión y amor.

    La berlina de Prim es una mezcla de novela histórica, libro de viajes e intriga policial que se combina a la perfección para ofrecernos un cuadro realista y detallado de la situación de nuestro país en una época caótica y crucial para nuestra historia.

    Por sus páginas desfilan personajes históricos como Benito Pérez Galdós, Antonio María de Orleans, duque de Montpensier, José Paul Angulo, diputado republicano federalista revolucionario, o el naturalista Antonio Machado Núñez, que serán protagonistas de las intrigas políticas y conspiraciones a las que se enfrenta el país y que Patrick está dispuesto a desvelar. Además, el protagonista conocerá a una mujer que le dejará una profunda huella.

    Antonio María de Orleans, Duque de Montpensier, y su esposa Luisa Fernanda de Borbon

    Como si de una novela clásica policíaca se tratase, se van presentando los diferentes sospechosos del asesinato, manteniendo la intriga y el interés hasta su impactante y emocionante final que culmina en el Coto de Doñana. La novela se completa con un interesante epílogo en el que el autor aclara los aspectos históricos de la obra y nos invita a visitar los lugares claves relacionados con su trama.

    ACTUALMENTE LEYENDO:  LA FRONTERA DORMIDA  (José Luis Galar)

    domingo, 1 de mayo de 2016

    SUEÑOS DEL ALBAYZIN (Carolina Molina)




    EL AUTOR

    Carolina Molina es periodista y autora de novela histórica. Desde 1995 se ha vinculado con la ciudad de Granada. De esta relación surge en 2003 la novela histórica La luna sobre la Sabika, que será su primera novela ambientada en Granada. Siguiendo con la temática andalusí escribirá Mayrit entre dos murallas (2004) y Sueños del Albayzin (2006). Ha colaborado en revistas granadinas como El legado andalusí, una sociedad mediterránea, Garnata y EntreRíos. Ha conferenciado sobre la cultura andalusí en bibliotecas de distintas partes de España y fue invitada por el Instituto Cervantes de Utrecht (Holanda) para hablar del legado de al-Andalus.



    Sus últimas novelas, Las vidas de Iliberri y Guardianes de la Alhambra empiezan la trilogía de su personaje, Max Cid. En la actualidad coordina la sección del periódico digital El Heraldo del Henares " Erase un cuento" y dirige la colección de narrativa de la editorial granadina Zumaya. Ha coordinado el monográfico dedicado al relato breve "Los que cuentan" de la revista EntreRíos (2011).

    EL LIBRO

  • Nº de páginas: 300 págs.
  • Editorial: ROCA EDITORIAL DE LIBROS
  • Lengua: CASTELLANO
  • Encuadernación: Tapa blanda
  • ISBN: 9788496544444
  • Año edición: 2006
  • Plaza de edición: BARCELONA

  • Vista general de la Alhambra desde el Albaicín


    Sueños del Albayzín nos adentra en un mundo de leyenda, de anhelos e intrigas palaciegas en la Alhambra del siglo XIV. Said Ibn Tammim es un joven indomable que deambula por las solitarias calles del Albayzín, desde donde sueña con los palacios de la Alhambra que el sultán Yusuf I ha ordenado levantar. Un día se aventura hacia lo desconocido, la colina de la Alhambra, donde se ganará la confianza del sultán, conseguirá la amistad del visir poeta Ibn al-Jatib y se casará con la mujer a la que ama, Asha. Pero Said no es feliz porque su amor está maldito.

    IMPRESIONES

    Sueños del Albayzín es una novela con forma de leyenda, con la que su autora nos adentra en la Granada del siglo XIV, a través de las calles y plazas del Albayzín, de sus mezquitas y puertas. Carolina Molina nos explica el misterio de la construcción de la Alhambra a través de los hechos históricos más representativos de la época, desde la legendaria batalla del rio Salado hasta la peste que asolo Europa a mediados del siglo XIV. Una novela de amor e intrigas palaciegas que nos supondrá un agradable sueño, el sueño del Albayzín.

    Mirador de San Nicolas, El Albaicin


    En el siglo XIV la Alhambra se encuentra en todo su esplendor. Reina Yusuf I uno de los grandes sultanes nazaríes. La escritora describe en clave de novela histórica y a través de una relación amorosa la Granada del esplendor hispano-musulmán.

    La autora plantea también en esta novela el supuesto misterio de la construcción de la Alhambra a través de los hechos más representativos de la época, desde la legendaria Batalla del Río Salado hasta la Peste que asoló Europa a mediados del siglo XIV.

    La escritora desmitifica la falsa convivencia de las tres culturas: musulmana, cristiana y judía. En sus obras predomina el carácter didáctico y divulgativo, así como el deseo de entretener al lector. Considera que una novela histórica “no solo debe dar los datos de un periodo determinado, sino que la gente aprenda historia a través de la novela”.

    Said Ibn Tammim es un joven indomable que deambula por las solitarias calles del Albayzín, desde donde sueña con los palacios de la Alhambra que el sultán Yusuf I ha ordenado levantar. Un día se aventura hacia lo desconocido, la colina de la Alhambra, donde se ganará la confianza del sultán, conseguirá la amistad del visir poeta Ibn al-Jatib y se casará con la mujer a la que ama, Asha. Pero Said no es feliz porque su amor no es correspondido: Asha sigue escondiendo en su corazón el amor verdadero por otro hombre. Novela con forma de leyenda con las que su autora nos adentra en la Granada del Siglo XIV, a través de las calles y plazas del Albayzin, sus mezquitas y puertas. Una novela de amor e intrigas palaciegas que nos supondrá un agradable sueño, el sueño del Albayzin.

    Restos arqueologicos de la ciudadela que existía en el interior de la Alhambra


    Sueños del Albayzín nos propone un recorrido por la Granada del siglo XIV, es decir, por la Granada Nazarí, combinando una historia de amor, pinceladas históricas de la época (con batallas y hechos reales en los que participa el protagonista) para centrarnos bien en el argumento, la construcción de la Alhambra. Además combina personajes reales como Ibn al-Jatib o el propio sultán Yusuf I con personajes ficticios como son los dos protagonistas, Said y Asha.

    Al final del libro Carolina Molina incluye una serie de anexos explicativos para no sobrecargar lo que es la novela en sí, cosa que agradezco enormemente porque cuando busco una novela histórica, lo que quiero leer es una novela y no una clase de historia. Me gusta que esté bien ambientada y bien centrada en la época de que se trate pero sin llegar a eclipsar la trama de la novela. No sé si me explico.

    En estos anexos nos encontramos: referencias árabes, lista de personajes, lista de personajes históricos, referencias para conocer mejor la ciudad de Granada que es especialmente interesante porque es como una guía turística de la novela para poder enclavar los escenarios y podría servir para hacer la ruta literaria; hechos cronológicos de Ibn al-Jatib; hechos cronológicos de la batalla de Tarifa.

    Asimismo, la propia Carolina Molina nos cuenta lo que hay de real y de ficción en la novela.

    Todo esto ayuda a centrar la historia de la novela pero sin interferir en el transcurso de la misma.

    Vista general del Albaicin, en la actualidad


    La pareja protagonista de Sueños del Albayzín no son los amantes de Teruel pero tontos son un rato. Y no los llamo los amantes de Granada porque esos son Boabdil e Isabel de Solís. Said es un cobarde en su relación con Asha. Pero es que Asha es una mujer caprichosa acostumbrada a hacer y deshacer en su casa desde siempre que se obceca con un enamoramiento… a ver como lo explico sin spoilear. Ella está enamorada de una persona que no conoce (porque no sabe quién es su enamorado) y por esto mismo odia a su marido.

    La verdad es que el carácter de Asha no me pega mucho con lo que se supondría que le hubiera tocado tener en aquella época. 

    Con Said tampoco he llegado a empatizar mucho. Su comportamiento a lo largo de la novela no es lo que se dice precisamente ejemplar, más bien todo lo contrario y, sin embargo, en todo momento se le trata como si fuera el héroe. 

    El que sí me ha gustado es Ibn al-Jatib. Siempre con la palabra justa en la boca, no en vano fue poeta y hombre polifacético donde los haya. Llego incluso a ser visir de Yusuf I además de médico y geógrafo.

    ACTUALMENTE LEYENDO:  LA BERLINA DE PRIM  (Ian Gibson)