jueves, 20 de enero de 2011

Se permuta (Juan Carlos Tabío, 1983)










Continuamos con la hilarante comedia "Se permuta", con guion y dirección de Juan Carlos Tabío, en su momento colaborador y posteriormente legítimo sucesor del maestro Gutierrez Alea. Como la mayoría de las peliculas de éste, las de Tabío reflejan en inteligente clave de humor las peripecias y pequeños dramas cotidianos que suponen la vida corriente de un cubano.

Una comedia que invita a la reflexión y critica algunos fenómenos negativos que surgen en la sociedad socialista. Las peripecias de una mujer que se muda de barrio "para mejorar la posición social" de su hija, devela la subsistencia de una mentalidad que responde a conceptos y patrones de la sociedad pre-revolucionaria y que contrasta con otras actitudes coherentes con los nuevos tiempos

Titulo Original: Se permuta
Dirección: Juan Carlos Tabío
País(es): Cuba
Idioma Original: Español
Formato: 35 mm
Categoría: Ficción
Tipo: Color
Duración: 103 min.
Año de producción: 1983

Productora: ICAIC
Distribuidora: Distribuidora Internacional de Películas ICAIC
Guión: Juan Carlos Tabío
Producción: Sergio San Pedro
Fotografía: Julio Valdés
Edición: Roberto Bravo
Música: Juan Márquez
Sonido: Raúl García
Dirección Artística: Nieves Laferté
Intérpretes: Rosita Fornés, Isabel Santos, Mario Balmaseda, Ramoncito Veloz, Silvia Planas, Manuel Porto

Sinopsis:
Una madre celestina se propone encontrar una casa en un vecindario apropiado para ella, alejar a su hija del mecánico que la asedia y buscarle un buen partido. No escatima esfuerzos, en su planificación de una cadena de permutas en la que involucra innumerables personas y viviendas, que le proporcionará la mansión con la que sueña. Solo que no ha contado con las decisiones de su hija.

Algunos premios y distinciones:

1984, Asociación Cubana de la Prensa Cinematográfica, Selección Anual, Seleccionado entre los filmes más significativos del año

1984, Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, Edición 6º, Ficción, Tercer Premio Coral


Superficialmente una especie de “Rohmer goes Cuba” que toma ese aspecto de cotidianeidad dulzona y cuitas amorosas, vaivenes sentimentales que arrastran una trama que va de azar en azar y de casa en casa dinamitada desde dentro con arreglo a un dispositivo metalingüistico notablemente ingenioso que juega con todo tipo de recursos para exponer, no ya una historia sino la misma comicidad de la película y sus elementos internos. Así no solo los actores rompen la cuarta pared (con apartes de raíz teatral) o el equipo de filmación aparece cogido por sorpresa durante una transición demasiado rápida, más allá de eso incluso el mismo Juan Carlos Tabío aparece en televisión explicando las decisiones narrativas y comentando la mecánica interna del humor, antecediendo, por ejemplo, al Lars Von Trier de la divertida pero excesivamente estirada “El jefe de todo esto”.
Encima el film funciona armónicamente en todos su niveles y tanto el “como se cuenta” (uso de bocadillos de habla, manipulaciones de la banda sonora, interacción de la música, fugas mentales, etc...) como “lo que se cuenta” resultan igualmente divertidos y se enriquecen mutuamente. De tal manera que las peripecias romántico-“habitacionales” del cada vez más numeroso grupo de personajes comandados por una antológica Rosita Fornés desbordan autenticidad callejera (la película no deja de retratar sin adulteración alguna un realidad social y los diferentes pretendientes metaforizan los status sociales habaneros y las pulsiones pequeñobusguesa de medrar de un modo u otro), ternura y el punto necesario de acidez redondeado por espléndidas actuaciones (Isabel Santos es un encanto), un asombroso dominio del gag y una riqueza post-moderna rematadamente lograda.

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