Siete largometrajes de ficción se encuentran en producción actualmente, bajo el auspicio del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos
Lo que nos queda por vivir en la pantalla grande cubana en este nuevo año, lo podemos avizorar en los siete largometrajes de ficción que actualmente se encuentran en producción, bajo el auspicio del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos.
Sumbe, de Eduardo Moya, filmado en 35 mm, retoma los aires belicistas de la cercana Kangamba, y de la inolvidable serie Algo más que soñar que dirigiera el propio Moya, para traernos otro episodio de la contienda en Angola. Filmada en el lugar de los hechos que se remontan al 24 de marzo de 1984, la cinta rememora la epopeya librada por un reducido grupo de obreros, maestros, médicos, técnicos y asesores cubanos que defendieron la ciudad de Sumbe junto a sus pobladores angolanos, a pesar de contar con un escaso armamento, hasta lograr derrotar a las fuerzas élites de la UNITA.
Otro teleasta imprescindible, como Rudy Mora, siempre recordado por la serie Doble juego propone, junto a la Compañía de Teatro Infantil La Colmenita, convertir en materia cinematográfica una de sus piezas más aplaudidas en el 2010, Y sin embargo se mueve. Las pícaras fantasías de Lapatún, quien logra convertirse de indisciplinado escolar en paladín de todos aquellos que prefieren soñar; serán acompañadas, al igual que en el espectáculo, por la música de Silvio Rodríguez.
No faltarán historias donde los adolescentes se adueñen de los protagónicos. Tal es el caso de La piscina, ópera prima de Carlos Machado, quien fuera galardonado en la VII Muestra de Nuevos Realizadores en el Concurso Haciendo Cine, justamente con este proyecto que esperamos pronto sea una realidad. Coproducido con Venezuela, el filme nos acercará a un día cualquiera de las vacaciones de cuatro adolescentes discapacitados, en el que se revelará que el entrenamiento que reciben de su profesor no es precisamente lo que más importa en la piscina.
Irremediablemente juntos, es la otra cinta que se vale de la mirada juvenil para señalar prejuicios sociales que aún perduran tristemente en la sociedad. Jorge Luis Sánchez, su director, propone con su segunda película, después de debutar en la sala oscura con El Benny, esta historia entresacada de las páginas de la obra de teatro De La Habana a Pogolotti, escrita por Alexis Vázquez. La historia de amor que enlaza para siempre la vida de Liz, una joven estudiante que vive en Miramar, junto a su familia blanca, con la de Alexander, un deportista de su misma edad que vive en Pogolotti con su familia negra; pondrá al descubierto las propias disfunciones de sus progenitores, quienes acudirán hasta a las más disparatadas ideas para impedir la unión de los amantes.
De amores, de Cuba, y de cariño filial, también habla, en Marina, su realizador Enrique Álvarez, quien traslada la cámara hacia el poblado de Gibara, en Holguín. Desde su bahía, con las olas del mar como testigos, el director de Miradas nos adentrará en el regreso de una joven a su pueblo natal, donde descubre a su llegada que su padre ha muerto y que su casa es habitada por damnificados de un ciclón. Interpretada por Claudia Muñiz, quien también participó como coguionista junto a Enrique, el personaje de Marina se enrola sentimentalmente con Pablo (Carlos Enrique Almirante), a quien al morir su abuelo nada lo ata para permanecer en el país, dejando a la joven nuevamente ante el vaivén de decidir su destino.
Otro de los títulos que ya causa expectativas es Juan de los muertos, el segundo largometraje de Alejandro Brugués, laureado con el Tercer Premio Coral 2007 por su Personal Belongings. En esta ocasión, y por primera vez en la filmografía cubana, Brugués pondrá a transitar a zombis por las calles de La Habana, contra los cuales pelearán infatigables —y por un «módico» precio— el desgarbado Juan (Alexis Díaz de Villegas), y su descerebrado «escudero» Lázaro (Jorge Molina).
A los jóvenes realizadores se unen nombres consagrados como Enrique Pineda Barnet y Juan Carlos Tabío. El realizador de La bella del Alhambra emprende una coproducción con España, que se acerca a la seducción de un hombre por otro, bajo el título de Verde, verde; mientras que el codirector de Fresa y chocolate vuelve al documental que lo vio nacer como realizador, ahora fascinado en Cimarrón con la persona de Esteban Montejo, inmortalizado por el escritor y etnólogo Miguel Barnet en su libro Biografía de un cimarrón.
A esta lista de películas se suman otros ocho proyectos que ultiman detalles para comenzar próximamente el rodaje. Tal es el caso de Siete días en La Habana, una cinta compuesta por siete segmentos que retratará una semana en la capital de la Isla contemporánea. Cada «día» de la película estará dirigido por un director diferente: el estadounidense Benicio del Toro, el español Julio Medem, el cubano Juan Carlos Tabío, los argentinos Gaspar Noé y Pablo Trapero, el palestino Elia Suleiman y el francés Laurent Cantet. El filme contará además con la participación del escritor cubano Leonardo Padura como coordinador de guiones, y un elenco artístico que incluye a los cubanos Jorge Perugorría, Mirta Ibarra y Vladimir Cruz.
A Siete días en La Habana le sigue el nuevo mediometraje de Eduardo del Llano, Naturaleza muerta; la ópera prima de Marilyn Solaya, Vestido de novia; así como las nuevas propuestas de Daniel Díaz Torres (La película de Ana), de Rigoberto López (Vuelo prohibido) y de Gerardo Chijona (Esther en alguna parte).
Promesas cinematográficas todas que, sin dudas, el público cubano, ferviente seguidor de lo que acontece en la pantalla criolla, agradecerá a lo largo de este año que recién comienza.
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