EL AUTOR
Jason Goodwin (1964), estudió historia bizantina en la Universidad de Cambridge. Es autor de On foot to the Golden Horn: A Walk to Istanbul (1993), Los señores del horizonte: una historia del Imperio otomano (1998) y Greenback: The Almighty Dollar and the Invention of America (2003), entre otros libros de historia y de viajes. El Árbol de los Jenízaros (Seix Barral, 2007), primera entrega de la serie de novelas protagonizadas por el insólito detective eunuco Yashim Togalu, consiguió el reconocimiento de la crítica y el público internacional, y fue galardonada con el Edgar Award a la mejor novela. Con la segunda entrega, La serpiente de piedra (Seix Barral, 2008), nominada al Macavity Award a la mejor novela, sus seguidores han continuado creciendo en todo el mundo.
EL LIBRO
El árbol de los Jenízaros, ambientada en el Estambul de 1836, y que como calificó el New York Times, como el thriller histórico perfecto, en que el protagonista, el afrancesado Yashim, eunuco, tendrá que descubrir el robo de unas joyas, la muerte de unos soldados de forma horrible, y descubrir si detrás están los Jenízaros, tropas de élite, que años atrás han sido masacradas y separadas de la dirección del imperio. Novela con una puesta en escena y un desarrollo perfecto, así como muy bien documentada, como corresponde a un autor, licenciado en historia bizantina.
IMPRESION PERSONAL
“El árbol de los jenízaros” está ambientada en el primer tercio del siglo XIX, justo cuando se inicia el declive y lenta descomposición del imperio otomano a pesar del intento de los últimos sultanes por reformar y modernizar un régimen corrupto imitando modelos occidentales. Para ilustrar este interesante periodo histórico se recurre a los tópicos más conocidos; sultán aburrido y ahíto de sexo, odaliscas envidiosas e intrigantes, eunucos corruptos. También a los lugares habituales de Estambul, el harem de Topkapi, Agia Sofía, Gran Bazar etc. La acción tiene como antecedente fundamental el exterminio cruel de los jenízaros en 1826 por orden del sultán Mahmut II. La trágica desaparición de este cuerpo de élite del ejercito turco tiene cierto paralelismo con la historia de los templarios y el novelista lo aprovecha para relacionar a los jenízaros con prácticas de tipo esotérico, en este caso inspiradas en el sufismo islámico, a fin de reforzar el ambiente de misterio que debe acompañar a la supuesta conspiración y los crímenes rituales que adornan la trama argumental.
Representacion tradicional de un soldado jenízaro
En la novela es patente la fascinación que ejercen sobre su autor los orgullosos jenízaros, la élite del Ejército turco, caídos en desgracia y eliminados poco antes de las fechas del relato en una verdadera noche de los cuchillos largos en versión alfanje y turbante. De hecho, la intriga se centra en una serie de macabros asesinatos en el marco de una venganza por el aplastamiento por parte del sultán de los jenízaros como fuerza militar. "Eran un tremendo instrumento bélico, y fue gracias a ellos que los sultanes conquistaron su imperio, pero se convirtieron en un elemento de inestabilidad interna".
Sultán Mahmud II
Sobre el harén imperial, en el palacio de Topkapi, Goodwin advierte contra la romántica imagen de exotismo, lánguida depravación y vicio que esa institución ha dibujado en la imaginación occidental. "Era simplemente una máquina de fabricar sultanes", dice, y añade con un guiño: "Aunque sin duda muy bien lubricada".
Torre Gálata, una de cuyas funciones era la de observatorio para prevención de incendios en la Ciudad de Estambul
La condición de eunuco de Yashim insufla tensión y misterio sexual en la novela. "Ésa es la idea, se van revelando progresivamente detalles del personaje, físicos y emocionales". La aristócrata rusa que tiene una aventura con él no parece descontenta, ¿eh? "Así es". Yashim no ha perdido todos sus poderes, no es, por decirlo à la Musil, un hombre carente completamente de atributos. "No, le han cortado los testículos pero lo demás sigue ahí. Es un caso diferente de los eunucos totales, los célebres eunucos negros del harén, a los que se castraba completamente de un solo golpe de hoja y que llevaban escondido en un pliegue del turbante un tubito de plata para orinar. En todo caso, los eunucos, unos y otros, ofrecían diferentes posibilidades sexuales, algunas incluso mejor para las señoras que las digamos convencionales". La historia completa de Yashim, cómo llegó a ser eunuco y de qué manera exacta se las arregla con el sexo, es algo que su creador irá desarrollando en nuevas novelas sobre el personaje.
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