EL AUTOR
Ellis Peters es el seudónimo de Edith Mary Pargeter (1913 - 1995), escritora inglesa dedicada tanto a la novela histórica con tintes de novela negra como a la literatura más realista.
Nació en Horsehay, Shropshire, Inglaterra y allí vivió la mayor parte de su vida. Entre 1930 y 1940 trabajó como auxiliar de farmacia, adquiriendo los conocimientos sobre medicinas que utilizaría en sus obras. Nunca fue a la universidad, pero se convirtió en una erudita autodidacta en las áreas que le interesaban.
En 1936 escribió su primera novela. Durante la II Guerra Mundial trabajó en un puesto administrativo en la división femenina de la Royal Navy en Liverpool. Se le concedió la Medalla del Imperio Británico en 1944.
Además de la serie de Fray Cadfael ha escrito innumerables libros, tanto con su nombre verdadero como con el de Ellis Peters, que utilizó para distinguir su producción como escritora de novelas de misterio del resto. También era conocida por sus traducciones de los clásicos checos. Además, escribió bajo el nombre de Peter Benedict, Jolyon Carr y John Redfern.
Pargeter fue nombrada Oficial de la Orden del Imperio Británico (OBE) «por sus servicios a la literatura» en 1994.
En 1993 ganó el Cartier Diamond Dagger, un premio anual otorgado por la Asociación de Escritores del Crimen de Gran Bretaña a los autores que han hecho una contribución sobresaliente de toda una vida en el campo de la escritura de misterio.
Los escritores de misterio de América le concedieron su premio Edgar Allan Poe en 1963 por Death and the joyful woman.
EL LIBRO
FRAY CADFAEL, que en su juventud fue a las Cruzadas y vivió multitud de aventuras, vive ahora retirado en la abadía benedictina de Shrewsbury, cerca de Gales. Gran conocedor de las plantas y sus propiedades, y experto en la preparación de remedios con las mismas, es el encargado del herbario y del huerto. Hombre inteligente, observador y dotado de un gran sentido común, tendrá que utilizar todas estas cualidades para resolver los casos que se le presentan.
El ambicioso prior Roberto decide hacerse con las reliquias de santa Winifreda, que reposan en el pequeño pueblo galés de Gwytherin, pese a la oposición de los habitantes del mismo. Es entonces cuando se produce un terrible crimen y la experiencia mundana de fray Cadfael adquiere una importancia vital a la hora de resolver el misterio.
Fuente de Santa Winifreda (Gales)
IMPRESION PERSONAL
Un dulce sabor a muerte es la primera de una serie de 20 novelas que la autora comenzó a publicar en 1942 y que lleva por título Las crónicas de Cadfael.
Es la primera de veinte novelas protagonizadas por Fray Cadfael, monje benedictino, de 57 años, encargado del herbario en la abadía de Shrewsbury, pequeña localidad inglesa ubicada muy cerca de la frontera con Gales. La acción de cada una de las novelas de la serie se desarrolla entre los años 1137 a 1145, es decir durante gran parte del reinado de Esteban de Blois. Nos encontramos, por lo tanto en pleno siglo XII. Fray Cadfael proviene de una familia de campesinos galeses y fue cruzado y marino, antes de hacerse religioso. Como es un experto conocedor de las propiedades curativas de las plantas y sobre cómo usarlas como remedio para sanar dolencias o enfermedades ejerce además labores de médico aunque también se ocupa de cuidar el huerto.
En lo referente a los personajes, Cadfael es el único al que conoceremos en profundidad, y quizás también a Sioned, el resto están poco más que esbozados en un vano intento de agilizar la trama, supongo, pero me gustaría haber conocido algo mejor al herrero Bened o a Cay, por no hablar del párroco, que se ve desbordado por todo lo ocurrido.
La novela está ambientada en el primer tercio del siglo XII, pero bien podría haberlo estado en cualquier otro período del medievo, ya que no encontramos ningún detalle socio - económico ni político que lo pueda identificar, lo único que menciona es que Inglaterra estaba aún sumida en el sistema feudal, para conocer en qué época está ambientada tan sólo contamos con la fecha proporcionada por la autora en la novela.
A pesar de lo que digo en el párrafo anterior, el estilo es muy descriptivo. Baste como prueba que el asesinato se produce mediada la novela. Se pasa más de 120 páginas describiendo el convento y la campiña galesa, resulta lento hasta para una histórica, con el añadido de que no me ha hecho aprender nada de la Historia o el arte ingleses de la época.
La impresión que nos queda es que se trata de una novela algo corta, con la trama no muy bien desarrollada, y personajes planos, sin evolución alguna y que no nos dicen casi nada, de hecho a veces los confundimos, señal evidente de lo poco elaborados que están.
Ruinas de la Abadía de Shrewsbury
Otro aspecto curioso y digno de reseñar es que la trama no concluye con el descubrimiento del asesino, si no que se extiende algunos capítulos más en los que Fray Cadfael debe poner en juego toda su imaginación para que nadie salga perjudicado por el asunto, demostrando ser además un eficaz “montajista”. Este es otro elemento que pienso puede resulta sumamente motivador, tal y como lo fue para mí, para los aficionados al género. Aunque es importante descubrir quién asesinó a Rhisiart, tarea en la que Cadfael utiliza no sólo sus grandes dotes deductivas sino también todo su ingenio para que el culpable confiese la autoría del crimen, resulta fundamental además que se resuelvan adecuadamente los diferentes conflictos surgidos a lo largo de la narración de manera de que todos los implicados se sientan satisfechos. No se trata tanto de castigar o detener al “criminal” como que las diferentes historias de amor “terminen bien” o que cada personaje consiga finalmente colmar todas sus aspiraciones relacionadas, en este caso, con el traslado o no de las reliquias de la santa al monasterio, algo que Fray Cadfael consigue de manera magistral en ambos casos. No sólo demuestra ser un excelente detective sino también muy hábil a la hora de solucionar el embrollo – como sucede en esta novela – y colocar cada asunto en su justo lugar.
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