EL AUTOR
Antonio Tabucchi
País: Italia
Nacimiento: Pisa, 1943
Defunción: Lisboa, 25 de enero de 2012
Antonio Tabucchi nació en Pisa, Italia, en 1943. Conocido sobre todo por sus trabajos sobre el escritor portugués Fernando Pessoa, enseñó Lengua y Literatura Portuguesa en la Universidad italiana de Siena, interés que le vino desde su juventud cuando, de viaje por París, encontró el poemario Tabacaria del poeta portugués. Como novelista, alcanzó éxito con Sostiene Pereira, que fue adaptada al cine, al igual que otra de sus obras, Réquiem. Sostiene Pereira obtuvo, además, el Premio Campiello, el Scanno y el Jean Monnet. Fue galardonado asimismo por su novela Notturno Indiano, con el premio francés Médicis étranger; y con el premio español de periodismo Francisco Cerecedo.
Escritor comprometido, consiguió con su novela La cabeza perdida de Damasceno Monteiro (1997) la revisión del caso que aparecía en la obra, resolviendo el asesinato de un ciudadano portugués. Tabucchi también practicó el género epistolar, como demuestra su compendio de cartas sin destinatario: Si sta facendo sempre più tardi (2001). Colaboró con diversos medios de comunicación, entre ellos Corriere de la Sera y el diario El País.
EL LIBRO
Con esta novela, una de las cumbres de la literatura de esta década, Antonio Tabucchi logró la unanimidad de la crítica, los más prestigiosos galardones y la respuesta masiva de los lectores.
Lisboa, 1938. La opresiva dictadura de Salazar, el furor de la guerra civil española llamando a la puerta, al fondo el fascismo italiano. En esta Europa recorrida por el virulento fantasma de los totalitarismos, Pereira, un periodista dedicado durante toda su vida a la sección de sucesos, recibe el encargo de dirigir la página cultural de un mediocre periódico, el Lisboa. Pereira tiene un sentido un tanto fúnebre de la cultura: prefiere la literatura del pasado, dedicarse a la elegía de los escritores desaparecidos, preparar necrológicas anticipadas. Necesitado de un colaborador, contacta con un joven, Monteiro Rossi, quien a pesar de haber escrito su tesis acerca de la muerte está inequívocamente comprometido con la vida. Y la intensa relación que se establece entre el viejo periodista, Monteiro y su novia Marta, cristalizará en una crisis personal, una maduración interior y una dolorosa toma de conciencia que transformará profundamente la vida de Pereira.
En 1996 el director italiano Roberto Faenza hizo una adaptacion cinematografica de ésta novela, protagonizada por Marcello Mastroianni y Joaquim de Almeyda. Para los interesados, dejo el enlace de la ficha tecnica. http://www.filmaffinity.com/es/film616541.html.
IMPRESIONES
Sostiene Pereira aparenta ser la historia de un rutinario y peculiar periodista en la Lisboa de los años treinta que se ve superado por los acontecimientos sin él haberlo previsto... Pero lo que de verdad encierra este breve e impactante libro es el relato de la toma de conciencia de un hombre común, alejado de la política para no tener problemas, que sufre un despertar acelerado gracias a otros personajes que empieza a conocer y que le hacen temer y dudar del aparentemente tranquilo mundo en el que vive y en el que, conscientemente, siempre ha querido pasar desapercibido.
Imagen de la pelicula de 1996, donde aparecen los principales personajes
El personaje principal, Pereira, nunca conoceremos su nombre de pila, es un hombre mayor que se ha pasado toda su vida escribiendo crónicas negras, pero decide cambiar totalmente de aires aceptando un puesto como jefe de la sección cultural de un periódico lisboeta. Pereira vive una vida relativamente tranquila: es viudo, pero mantiene conversaciones diarias con el retrato de su esposa, cuya sonrisa distante le aconseja qué camino debe seguir. Sufre una cardiopatía que le preocupa mucho, aunque eso no le impide saltarse con asiduidad la dieta prescrita, tomándose al día varias omelettes especiadas y limonadas con más azúcar que otra cosa, que quebrantan su salud. Se dedica a traducir a los grandes autores del siglo XIX francés, cuya prosa le apasiona y quiere dar a conocer entre el público, aunque la ambigüedad política de algunos de esos textos hacen que no sean demasiado bien vistos por una censura preocupada por la procedencia "enemiga" de estas historias, que pueden contener mensajes subversivos. Pereira es un hombre, que vive en su propio y calmado mundo sin implicarse en la vida política de su país, regido en ese momento por la dictadura de Salazar. Todo esto cambia cuando entra en su vida Monteiro Rossi, un joven italiano idealista que inexplicablemente despierta en Pereira una vena casi paternal. Nuestro héroe le ofrecerá un trabajo como redactor de necrológicas anticipadas en su periódico, que serán totalmente impublicables por las convicciones revolucionarias del muchacho, que no duda en criticar abiertamente el credo fascista de muchos de los personajes a los que debería elogiar. Pereira no entiende por qué Monteiro Rossi insiste en complicarse la existencia teniendo tanto talento literario, aunque pronto hará responsable a Marta, la novia de aquel, una joven misteriosa y comprometida en la lucha contra la opresión que provocará más de un dolor de cabeza a nuestro pobre protagonista. Para más inri, Pereira conocerá al doctor Cardoso, un médico bastante culto que le hará plantearse cuestiones acerca de su papel en la sociedad, tanto como ciudadano como periodista. Es normal, con estas premisas, que la vida de Pereira se trastoque irremediablemente.
El libro está escrito con contundencia: desde el principio parece que estamos ante una declaración policial por la manera en que se estructura la historia. Un narrador externo, al que nunca conoceremos, alude al relato que hace Pereira de los hechos, utilizando hasta la extenuación la palabra "sostiene", que, sin embargo no resulta cargante, sino que mantiene el interés vivo a lo largo de toda la trama, dándole tensión y atractivo. La prosa del autor está muy cuidada estéticamente y asombra la facilidad con la que atrapa al lector haciéndole partícipe del entorno físico y mental de la novela, dos de los aspectos más logrados del libro. Además, hay que mencionar que los diálogos no están estructurados de forma tradicional, separando las conversaciones mediante guiones, sino que se siguen unos a otros simplemente delimitando la parte de cada personaje con un punto y seguido: esto le da un tono especial a la historia, que fluye sin tropiezos, y recuerda mucho al estilo de José Saramago, aunque Tabucchi va más al grano que el portugués en la acción. La caracterización de los personajes, humanizados tanto por sus pensamientos corrientes como por esas pequeñas y particulares manías propias que lo acercan al lector, es sencillamente sobresaliente. La ambientación de una Lisboa melancólica, a pesar de la claridad y brillantez de sus tardes soleadas nos traslada realmente a la ciudad, haciéndonos sentir que estamos allí, que caminamos por sus calles empedradas, que la brisa del Tajo nos sacude. La escenificación política va de menos a más: al principio poco sabemos de lo que se cuece más allá de la rutinaria vida de Pereira, pero a medida que éste va tomando conciencia sin quererlo de lo que pasa en el mundo, se abrirá sin tapujos el telón de la realidad social y aparecerá ante nosotros un país arruinado y reprimido por una estricta dictadura, los ecos de una guerra cercana (la española), que atemorizan al mundo entero y un mapa internacional que varios años antes de la II Guerra Mundial se mueve en la desconfianza y en el que bailan posibles alianzas estratégicas que se anticipan al horror que va a ocurrir. Y, a pesar de todo, Tabucchi no escribe un libro donde esto tenga preminencia absoluta, sino simplemente coloca a un hombre normal ante este espeso bosque dramático dejándolo caminar libre, logrando un apasionante relato que rebasa a su entrañable protagonista y que retrata con maestría un tiempo y un espacio enteros.
Cafe "A Brasileira" de Lisboa, en el que se inspira el autor para retratar el Cafe Orquidea, frecuentado por Pereira
Ni que decir tiene, es obra de IMPRESCINDIBLE LECTURA y aconsejable relectura.
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