lunes, 31 de diciembre de 2012

LIBROS QUE HE LEIDO: OSCAR WILDE Y UNA MUERTE SIN IMPORTANCIA (Gyles Bandreth)



EL AUTOR

Gyles Daubeney Brandreth nació en Alemania en 1948 pero se crió en Inglaterra. Estudió Historia y Lenguas Modernas en la Universidad de Oxford. Su actividad profesional es muy diversa: escritor, periodista, hombre de negocios y presentador de televisión.

Ha colaborado en innumerables programas de televisión en Inglaterra, Estados Unidos y Australia, y ha intervenido regularmente en un programa concurso dedicado a los juegos con palabras.



Como periodista ha sido colaborador de algunos de los diarios más importantes de Inglaterra (The Guardian, The Sun), y es autor de páginas semanales de crucigramas en varias revistas.

Ha publicado cerca de cincuenta libros de todo tipo, desde libros sobre juegos y pasatiempos hasta un estudio internacional sobre instituciones penales. Sus libros infantiles han conocido un gran éxito en todo el mundo.

En el campo del teatro, fue el primer presidente del Festival de Teatro de Oxford y fundador de la Asociación Británica de Pantomima.

Es Presidente Honorario de la National Playing Fields Association, una asociación benéfica dedicada a la organización de actividades recreativas, especialmente para niños discapacitados o de familias necesitadas. Entre su bibliografía traducida al castellano, destacan El fantasma del número 13 y Juegos con números.

Su serie de novelas de intriga victoriana con Oscar Wilde de protagonista han resultado todo un éxito editorial a nivel internacional.

EL LIBRO

Londres, 1889. El célebre poeta y dramaturgo Oscar Wilde es ya una sensación literaria. Toda Europa está a sus pies y éste es su mejor momento. Pero cuando se encuentra con el cadáver desnudo de Billy Wood, un bello modelo adolescente, que ha sido degollado en una habitación oscura y asfixiante, no puede olvidar el brutal asesinato. Con la ayuda de su colega Arthur Conan Doyle, se dispone a resolver el crimen. Y, finalmente, tanto su peculiar ingenio como su acceso irrestricto a todos los ámbitos de la vida victoriana, desde los suntuosos salones de la bohemia mundana hasta el submundo criminal, terminan siendo elementos decisivos en la investigación del que resulta ser el primero de una serie de homicidios estrambóticos e inexplicables.


Oscar Wilde


Oscar Wilde y una muerte sin importancia combina una apasionante trama policíaca con la indiscreta revelación del mundo secreto de Oscar Wilde, desde sus sorprendentes amistades hasta su complejo matrimonio y su especial relación con Aidan Fraser, inspector de Scotland Yard.

Con el exótico trasfondo de Londres, Oxford, Edimburgo y París de finales del siglo XIX, Gyles Brandreth nos trae el característico y brillante ingenio de Oscar Wilde entrelazando toda la intriga y fascinación de la clásica novela inglesa de misterio con el irresistible retrato de uno de los grandes genios de la era victoriana.

IMPRESION PERSONAL

El autor elige a tres personajes de la realidad, Oscar Wilde, Robert Sherard (quien es el narador de la historia) y nada menos que a Sir Arthur Conan Doyle. Los embarca en un asesinato al mejor estilo Sherlock Holmes, dando a entender que fue Oscar Wilde en quien Doyle se inspiró para su célebre personaje. Al final del libro hay notas biográficas de los tres personajes y del autor, quien obviamente es un apasionado de Oscar Wilde. En las que da cuenta de la amistad real de estos 3 personajes.
Tomar a tres personas de la vida real, célebres las tres, y enredarlas en una ficción podría haber sido un desastre. Sin embargo, el resultado fue un libro genial,


Sir Arthur Conan Doyle


El libro es de lectura fácil, su texto es brillante y nos plantea un crimen que nos obliga a buscar al culpable. La trama al dar giros inesperados hace que no decaiga nunca la intensidad del relato. Oscar nos da su visión del mundo que le rodea, nos acerca a esa Inglaterra vistoriana de finales del XIX, nos trasmite su entusiasmo por la vida y nos ayuda a conocerlo como personaje.


Robert Sherard, amigo y biografo de Wilde, que es el narrador del presente relato


Lo mejor de todo, sin duda, es la ambientación: intenta recuperar la atmósfera (un tanto idealizada) en torno a Oscar Wilde, sus amistades literarias y pederastas y su ironía constante. Lo estropea el tono hagiográfico que pervierte por completo la realidad del escritor, rozando la caricatura. La historia tiene el aire victoriano de cualquier investigación de Holmes.

Casa de Oscar Wilde en Tite Street, Chelsea, Londres

ACTUALMENTE LEYENDO:  EL LIBRO EN EL QUE DESAPARECIO EL MUNDO (Wolfram Fleischhauer)

miércoles, 26 de diciembre de 2012

LIBROS QUE HE LEIDO: EL ALCALDE DEL CRIMEN (Francisco Balbuena)



EL AUTOR

 FRANCISCO BALBUENA DE LA CRUZ, nace el 15 de enero de 1966 en Torreperogil, provincia de Jaén. Estudió Ciencias de la Información en la Universidad Complutense. Escritor y periodista, actualmente reside en Madrid.



Ha ganado el IV Premio de Novela Ciudad de Badajoz con Portentos de ultramar (2001), el IX Premio de Novela Francisco García Pavón de Tomelloso con El oráculo de la tortuga (2007), el XI Premio Río Manzanares de Novela con su obra El jardín de ajenjo (2009) y el de Novela Negra Ciudad de Getafe 2010 con No hay perro que viva tanto. En 2011 ha publicado El alcalde del crimen.
Asimismo, ha sido finalista de numerosos premios, entre ellos el Planeta, el Fernando Lara, el Primavera y el Azorín.


En la actualidad combina su labor literaria con su trabajo en el Ministerio de la Presidencia.

EL LIBRO

Sevilla, 1776. La ciudad se ve sacudida con la aparición de una serie de sacerdotes decapitados. En todos los casos, los cuerpos no presentan herida alguna —salvo un corte limpio y preciso— y no hay rastro de sangre, sino tan solo una especie de líquido solidificado en torno a los cadáveres. El pánico comienza a apoderarse del clero y de toda la población. Gaspar de Jovellanos, juez de la ciudad hispalense, ayudado de Richard Twiss, un intrépido viajero inglés recién llegado a España, y de Mariana de Guzmán, una joven e inteligente aristócrata secretamente enamorada de Gaspar, comenzarán una búsqueda frenética del asesino ¿o asesinos? cuyos incesantes horrores parecen seguir unos vaticinios ya publicados. En la vorágine de tales sucesos, Sevilla se debate entre el miedo y el oscurantismo representado por el Santo Oficio y las nuevas ideas traídas por la Ilustración.

Real Audiencia de Sevilla, ilustracion del siglo XIX


Los únicos hilos de los que podrán tirar para esclarecer tan horrendos crímenes antes de que la población se levante en armas no parecen tener mucho en común. Por un lado, se está llevando a cabo una cuidada y selectiva eliminación de religiosos de oscuro pasado y reprobable comportamiento. Por otro, cuenta una leyenda que en la Semana Santa de 1767, cuando los jesuitas fueron expulsados del reino, alguien escondió un fabuloso tesoro de oro en uno de los edificios más emblemáticos de Sevilla. ¿Qué relación existe entre ambas pistas? ¿Estarán a tiempo de solucionar el rompecabezas antes de que la ciudad estalle? ¿Podrán Gaspar de Jovellanos y Mariana de Guzmán expresar libremente su amor antes de que la locura y el terror los arrastre a ellos también?

BREVE RESEÑA HISTORICA

Los Alcaldes del Crimen son una figura historica del Derecho español. Fueron instaurados en el siglo XVI y existieron hasta bien entrado el siglo XIX, tanto en las principales ciudades de la peninsula como en las colonias americanas. Eran funcionarios designados por el Rey y representaban el poder real en lo que se refiere a la Administracion de Justicia las ciudades sobre las que ejercían su jurisdicción. Desempeñaban funciones que hoy día corresponderían a un Juez de Instrucción, el Ministerio Fiscal y la Policia.

Por otro lado, tres de los personajes principales de éste libro, Gaspar de Jovellanos, Richard Twiss y Pablo de Olavide, existieron realmente, aunque no consta de ningun modo que se relacionaran entre sí, siendo ésto producto exclusivo de la imaginación del autor.

Melchor Gaspar de Jovellanos, retratado por Goya


Melchor Gaspar de Jovellanos (Gijón, España, 1744-Vega, id., 1811) Político y escritor español. Hijo de una familia de la pequeña nobleza, estudió en Oviedo, Ávila y Alcalá, en cuyo colegio de San Ildefonso se doctoró en cánones a los veintiún años de edad. Tras finalizar los estudios, ingresó en la Administración, y en 1767 fue trasladado a Sevilla para desempeñar el cargo de alcalde del Crimen.
 
Ya en fecha muy temprana empezó a compatibilizar sus tareas laborales con su afición por el estudio y la escritura, influido siempre por las corrientes ilustradas. En 1787 presentó el drama El delincuente honrado, escrito en 1773, y por las mismas fechas se aproximó a la poesía con las epístolas Jovino a sus amigos de Salamanca, de tono moralizante y neoclásico, y A sus amigos de Sevilla, de contenido sentimental.

En 1797, tras un breve período como embajador en Rusia, fue nombrado secretario de Gracia y Justicia, pero sólo pudo ocupar el cargo durante un año debido a las presiones ejercidas por Godoy para lograr su destitución. Durante este breve período destacó por su voluntad reformista y por su lucha contra la Inquisición y las propiedades de la Iglesia.

Tras ser relevado del cargo regresó a Gijón, donde ejerció como consejero de Estado, aunque también por poco tiempo, puesto que se vio afectado por la oleada de conservadurismo antiilustrado de la época. Se le acusó de haber introducido en España una copia del Contrato social de Rousseau, libro prohibido en aquel momento, y por ello fue encarcelado y deportado a Mallorca (marzo de 1801).
 
Hasta mayo de 1802 residió en la cartuja de Valldemosa, en la cual escribió Memoria sobre educación pública, obra en la que defendía la necesidad de establecer la enseñanza del catalán en Mallorca, al tiempo que proponía la creación de un centro educativo en la isla. Posteriormente fue confinado en el castillo de Bellver, en donde sufrió un período de incomunicación forzosa que aprovechó para redactar varias obras, entre las cuales destacan las Memorias históricas sobre el castillo de Bellver, publicadas póstumamente, y un Tratado teoricopráctico de la enseñanza. Sólo fue liberado tras el motín de Aranjuez, en marzo de 1808, tres años antes de su muerte.

Richard Twiss (Rotterdam 1747 - Londres, 1821), fue viajero, escritor e hispanista inglés.

Hijo de un comerciante inglés residente en Holanda, éste le dejó suficiente dinero como para poder dedicarse a viajar y escribir el relato de sus experiencias. Su primera salida al continente le llevó a Holanda, Bélgica, Francia, Suiza, Italia, Alemania y Bohemia, volviendo a Inglaterra en 1770. Su primera obra fue una colección de anécdotas publicada anónima sobre el ajedrez en dos volúmenes: Chess: a compilation of anecdotes relative to the game, Londres, 1787 y 1789. Después su curiosidad se dirigió a España y Portugal,  países que imaginaba estarían por detrás de los otros en artes y literatura. En 1772 zarpó hacia la Península, viaje que repitió al año siguiente y que escribiría en Travels through Portugal and Spain in 1772 and 1773 (Londres, 1775; hay traducción moderna al español); la obra le mereció el elogio de doctor Samuel Johnson y fue reimpresa el mismo año en Dublín, y traducida al alemán y al francés al año siguiente, prueba del éxito que tuvo. Lleva, curiosamente, dos apéndices que son dos resúmenes, uno de historia de España y otro de literatura española, en el que se muestra especialmente interesado por la poesía lírica. Hizo después otros viajes y publicó Tour in Ireland in 1775 (1776) y A trip to Paris in July and August 1792 (Londres, 1793) describiendo el país donde se desarrollaba la Revolución francesa. De espíritu ilustrado y científico, llegó a ser miembro de la Royal Society y dedicó parte de su fortuna al intento, infructuoso y que casi le arruinó, de obtener papel a partir de la paja. En 1805 publicó en Londres Miscellanies, dos volúmenes

IMPRESION PERSONAL

Generalmente las novelas historicas tratan sobre la vida de algún personaje o sobre algún misterio o crimen ambientado en una determinada época del pasado. En el primer caso, nos encontramos más bien ante un ensayo, más propio del ámbito académico que del de la ficción. En el segundo, mezcla de estudio historico y novela negra o de suspense, suele ocurrir con frecuencia que ni se desarrolla bien la trama novelesca, ni la obra tiene el rigor histórico que debiera. No es, sin embargo, el caso de éste apasionante y largo libro, con el cual Francisco Balbuena consigue, no sólo la mejor novela histórica ambientada en Sevilla que se haya escrito nunca, sino además una de las mejores del género que haya leido nunca.

Real Alcazar de Sevilla, muralla y puerta


En este libro nos pasearemos por la desconocida Sevilla del siglo XVIII, sus edificios y monumentos, sus comunidades y sus costumbres. Una ciudad que había perdido ya su gloria de antaño, propiciada por la gran prosperidad que trajo el comercio con las Indias, y donde vegetaba aislada economica y culturalmente, siendo un foco de mentalidad y costumbres reaccionarias en pleno siglo de las luces, con la Ilustración gobernando una ciudad que no quería ser gobernada de forma racional.

Un libro muy interesante que pone en alerta a tus cinco sentidos. Un estilo ágil, dinámico y una trama realmente ingeniosa. En ocasiones podemos sentirnos aburridos con la lectura pero el autor sabe sacarnos de esos momentos triunfalmente. Con descripciones tan minuciosas que consigue situarte en esa Sevilla, no en la del sol, el azahar o la alegría sino en una ciudad oscura y llena de peligrosas callejuelas y asesinos o sospechosos detrás de cada esquina.

Francisco Balbuena se atreve en este libro a novelar a algunos personajes reales, como queda ya dicho anteriormente, y a hacerles vivir una situación ficticia, no cabe duda de que lo hace de una manera magistral.

La historia tiene un ritmo trepidante pero, sin embargo, no es el típico libro en el que los protagonistas no hacen más que correr y correr de un lado para otro. Además de la trama principal, la investigación de los crímenes y la búsqueda del asesino, lo que más me ha gustado de esta novela es cómo refleja el ambiente de Sevilla en esa época.

Es muy interesante ver cómo se plasma el enfrentamiento que había entre el Santo Oficio, la Inquisición, que representaba la obsesión por la religión, el miedo, el oscurantismo, las supersticiones y, en definitiva, lo tradicional, lo antiguo, lo caduco, y los representantes de la Ilustración, que simbolizaban las nuevas ideas, las ganas de modernizar el país, la tolerancia, el laicismo, el triunfo de la razón, la apertura hacia el exterior y el respeto.

Pero, en contra de lo que pueda parecer con estos enfrentamientos, en el libro no encontramos maniqueísmos, no todo es blanco o negro ni todos los personajes son buenos o malos. Todo lo contrario. Los personajes son reales, humanos, cercanos, y precisamente por eso sus comportamientos, sus pensamientos, sus ideas resultan verosímiles. Porque todos son capaces de lo mejor y de lo peor. Todos tienen razón, pero también instintos.
 
En definitiva una excepcional novela histórica sobre esa época tan poco conocida de Sevilla, dónde la trama, con ser brillante y muy inteligentemente trazada, no es ni mucho menos lo más importante, pués los auténticos protagonistas son la ciudad de Sevilla y sus gentes, desde la alta nobleza y clero hasta las clases más populares de ésta ciudad de grandísimos contrastes en una época, como no, convulsa de nuestra historia.
 
ACTUALMENTE LEYENDO:  OSCAR WILDE Y UNA MUERTE SIN IMPORTANCIA (Gyles Brandreth).


 

domingo, 16 de diciembre de 2012

LIBROS QUE HE LEIDO: TREN DE VENGANZA (Xavi Casinos)



EL AUTOR

Francisco Javier Casinos Comas Nacido en Barcelona (1963), estudió psicología en la Universidad Autónoma de Barcelona (no consta finalización de estudios). Su carrera profesional ha estado vinculada a los medios de comunicación y a la política. Desde 1982 a 2001 en El Periódico de Catalunya, donde ocupó diversos puestos y, a partir de esa fecha, en diferentes cargos de instituciones o entidades públicas de Barcelona relacionadas con la comunicación.



Colabora como columnista en diversos medios, como los diarios Público y Avui, y ha escrito varios libros centrados básicamente en la investigación de la masonería; entre ellos Franco contra los masones, Quien es quién masónico y Paseos por la Barcelona masónicas. En 2010 debutó en el género de ficción con Tren de venganza

EL LIBRO

Rubén Cardona, ex policía que malvive en la Barcelona de 1848 tras ser represaliado por sus ideas radicales, recibe el sorprendente y bien remunerado encargo de proteger las obras del ferrocarril entre la capital catalana y Mataró, objetivo de continuos sabotajes. Su promotor es el indiano Tomás Boada, que emprende el proyecto después de amasar una gran fortuna en América. Cardona inicia así un a menudo frenético viaje por la Barcelona de la época en busca de los instigadores de los ataques. En esta labor recibe la ayuda de Francisco, fiel criado negro de Boada. Propietarios de líneas de diligencia, charlatanes supersticiosos y sociedades secretas acaban conduciendo al protagonista a desenredar una vieja y turbia historia de venganza implacable que regresa de un lejano pasado de traficantes de esclavos y batallas por independizar las colonias americanas, un círculo que se cierra en una remota isla africana. La propia investigación acaba implicando al mismo Cardona en un periplo iniciático por una Barcelona secreta que marcará ya para siempre su vida.

Primitiva locomotora de la linea Barcelona - Mataró


IMPRESION PERSONAL

Es una de esas novelas que dejan un regusto amargo al que la lee. En mi caso más que eso, ha sido una sorda irritación, y es que esta obra de un autor novel tiene un magnífico armazón que en su desarrollo ha sido totalmente y absolutamente desaprovechado.

He dicho que se trata de una novela, y rectifico, no es una novela, es una novelita. En efecto, poco mas de 135 páginas, con casi 40 capitulos !!!!!!, dónde todo sucede deprisa, muy deprisa, de forma apresurada casi diría yo, como aquellos panfleteros del siglo XIX que recibian su salario por las páginas o las letras que escribían, sin importarles demasiado el contenido de las mismas.

Y es que el planteamiento de la obra es muy bueno, por eso da rabia que esté tan mal desarrollado. Los personajes centrales, el ex policia Ruben Cardona, el indiano Tomás Boada y el negro Francisco, prometen mucho, son apasionantes ab initio, pero lamentablemente Xavi Casinos y aquí podríamos emplear un ejemplo cinematográfico, contaba con un guión de primera y unos actores formidables y en vez de realizar una buena pelicula, acaba confeccionando un telefilm barato.

Asi pues tenemos que la acción va demasiado rápida, los sucesos en vez de ir fluyendo naturalmente, se amontonan. Los personajes, no solo no evolucionan, sino que quedan totalmente planos y lo que es peor, poco o nada creíbles, pues la mentalidad de los mismos e incluso los dialogos entre ellos son de personas contemporáneas, muy lejos de la mentalidad de unos personajes del año 1848.

Antigua estación de la linea Barcelona - Mataró


En lo único que el autor no ha tenido prisa, ha sido en la prolija y absurda descripción de los rituales masónicos, información que no añade nada a la novelita y que cualquiera que esté interesado en el tema puede consultar en internet o algún libro especializado. Transcribirlos aqui además de superfluo es absurdo. Dándose además la curiosa circunstancia que el protagonista, que entra en la masonería por invitación de un amigo (sorprendanse, si), accede al grado de Maestro en sólo unos pocos meses. (Para reir o para llorar).

Lo unico bueno, ya lo apunté anteriormente, es la originalidad de la historia que sirve de base a la novela, y la creación de unos personajes, básicamente Rubén Cardona, que aunque en ésta primera obra ha sido irritantemente desaprovechado por su creador, puede no obstante volver en posteriores episodios que, esperemos, sean de más calidad literaria. En éste punto resaltar la falta de rigor profesional de los responsables de la editorial, que han permitido que ésta novela se publique así como está, cuando debiera haber sido revisada, aumentada y corregida.

ACTUALMENTE LEYENDO:  EL ALCALDE DEL CRIMEN  (Francisco Balbuena)

sábado, 15 de diciembre de 2012

LIBROS QUE HE LEIDO: EL BANQUETE (Orazio Bagnasco)



EL AUTOR

Empresario y escritor italiano, nacido en Génova en 1927. Aunque su formación universitaria le permitió ejercer de ingeniero desde que acabó sus estudios, lo cierto es que su verdadera pasión le impulsaba más al estudio de la historia gastronómica, especialmente de las antiguas artes culinarias. Convertido en un financiero de acreditada solvencia, aunó criterios empresariales y saberes gastronómicos en la creación de un auténtico emporio hostelero, la cadena de hoteles Ciga, al frente de la cual pudo ir atesorando más de cuatro mil quinientos volúmenes sobre arte cisoria, colección que hoy en día se encuentra depositada en la Fondation Bilbiothèque Internationale de Gastronomie, con sede en Lugano. Su labor incansable dentro de esta parcela de la cultura antigua le movió, en 1994, a patrocinar la publicación del catálogo del Fondo italiano y latino de obras de gastronomía, que abarca un período comprendido entre el siglo XIV y el XX.



A mediados de la década de los años noventa, Orazio Bagnasco sorprendió gratamente con el descubrimiento de una nueva faceta de su interesante personalidad, la de escritor de novelas históricas. Sin embargo, y a pesar de la referida sorpresa, su primera narración publicada no constituyó una ruptura brusca con la disciplina que desde siempre venía estudiando Bagnasco. Se trata de El banquete, una novela cuya acción se sitúa en las postrimerías del siglo XV, en medio de los solemnes preparativos de la boda que habrán de contraer, en Tortona, Gian Galezzo Sforza e Isabel de Aragón. El narrador presenta un interesante conflicto en el que, alrededor de las luchas por ostentar el poder, giran también la intriga, el sexo y la pasión culinaria, con lo que logra reproducir un magnífico fresco de las costumbres europeas de la época.

EL LIBRO



Asesinatos, intrigas, pasiones y luchas de poder se tejen alrededor de la comitiva nupcial que, a finales del siglo XV, viaja de Nápoles hasta Tortona para celebrar el fastuoso banquete que ha de coronar la boda entre Gian Galeazzo Sforza e Isabel de Aragón. Orazio Bagnasco nos introduce en un fascinante tapiz de emociones e intrigas, donde el erotismo y la gastronomía se unen para proporcionarnos un vívido retrato de las costumbres de la época, a la vez que el hilo conductor de la novela nos lleva a desentrañar una serie de asesinatos y una sorpresa final.

IMPRESION PERSONAL

Nos encontramos ante una rareza, porque ésta no es la obra de un escritor profesional, ni en realidad se trata de una novela o relato, tampoco de un ensayo histórico ni de un libro de cocina. No es nada de eso, pero todo eso conforma éste libro.

El banquete, es la narración del viaje de la comitiva nupcial, desde Nápoles hasta Tortona (primera población perteneciente al Ducado de Milán en el año en que transcurre la historia, 1489), que culminará con la boda entre Gian Galeazzo Sforza, Duque de Milan e Isabel de Aragón, hija del Rey de Nápoles, Alfonso de Aragón. La sensualidad, la rigurosísima reconstrucción de las costumbres renacentistas y las incesantes intrigas quedan eclipsadas por la orgía gastronómica (no es de extrañar que su glosario de quince páginas esté dominado por nombre de vinos, carnes y recetas) de una novela histórica única en su género.


Imagen actual de Tortona, villa donde se celebró el banquete nupcial


La historia apenas es trascendente, y en realidad sólo sirve de hilo conductor a un auténtico tratado sobre la interesantísima gastronomía de la época. Ni siquiera el hecho de que  ocurran cinco asesinatos entre los miembros de la comitiva nos pone en tensión ni nos intriga en absoluto. El único defecto es que es un poco repetitivo en la descripción de los diferentes platos y su elaboración. Por lo demás es una obra muy interesante que nos adentra no sólo en la gatronomía de la Italia del Renacimiento, sino en su vida diaria, costumbres y su forma de enfocar el día a día en esa apasionante época.

ACTUALMENTE LEYENDO:  TREN DE VENGANZA (Xavi Casinos)

viernes, 7 de diciembre de 2012

LIBROS QUE HE LEIDO: EL CASTILLO DE EPPSTEIN (Alejandro Dumas)



EL AUTOR

Alexandre Dumas (Villers-Cotterêts, 1802 - Puys, cerca de Dieppe, 1870), conocido en los países hispanohablantes como Alejandro Dumas, fue un novelista y dramaturgo francés. Su hijo, Alexandre Dumas fue también un escritor conocido.



Nació el 24 de julio de 1802 en Villers-Cotterêts. Hijo del general francés Thomas Alexandre Davy de la Pailleterie, mejor conocido como Thomas-Alexandre Dumas, y de Marie-Louise Elisabeth Labouret. Su padre era un hombre robusto, diestro en el uso de la espada y del que se cuentan numerosas proezas, todas ellas relacionadas con su capacidad y poder físico.

Apasionado cazador, el padre de Dumas murió cuando él aún no tenía cuatro años de edad. Dada la exigua pensión de que disponía su madre, Dumas recibió una escasa educación escolar. Con unos estudios deficientes empezó a trabajar como mensajero, vendedor de tabaco y como pasante de un notario. Dumas tenía un carácter indómito y soñador, dedicaba su tiempo a la caza y al cortejo de las muchachas de su edad.

En 1822 realizó su primer viaje a París, financiado con el producto de la caza. Quedó fascinado por la ciudad y el teatro. Por ello, unos meses después decidió volver con algunas cartas de recomendación para los antiguos amigos de su padre, afectos casi todos ellos a los Borbones.

En 1823 se instala en París y entra al servicio del Duque de Orléans como escribiente, gracias a su perfecta caligrafía y a la recomendación del General Foy. Continúa escribiendo y completando su formación de manera autodidacta. En 1825 se estrena su primer vaudeville, La caza y el amor y en 1826 publica su primera novela en prosa, Blanca de Beaulieu.

Con la representación, por la Comédie française en 1830, de Enrique III y su corte, consigue gran notoriedad y, en 1831, con Antony alcanza su primer éxito. Éxito que continuará a lo largo de su carrera literaria con el género de su predilección: el drama y la novela histórica. Se dice que fue el introductor del Romanticismo en el teatro francés, mostrando personajes orgullosos de sus propias pasiones.

Repartía el tiempo entre el trabajo, el estudio y el amor, que en 1824 lo sorprendió con un hijo, Alejandro Dumas hijo, fruto de su romance con la costurera Marie-Catherine Lebay. El 5 de marzo de 1831 vino al mundo Marie-Alexandrine, fruto de su relación con la actriz Belle Krebsamer, quien lo obligó a reconocer a la recién nacida, así como a su primogénito.

En 1832 Dumas realizó su primer viaje al extranjero (Suiza). Siguieron Italia (1835), Bélgica y Alemania (1838). Así inició su producción de diarios de viajes. También en 1838 sufrió la pérdida de su madre, a quien siempre dedicó sus mayores cuidados. En 1840 se casa con la actriz Ida Ferrer. Aunque no duró mucho el matrimonio, continuó ligado a ella debido a asuntos legales y económicos.

Es un autor prolífico (tragedias, dramas, melodramas, aventuras...) aunque, para atender a la creciente demanda del público, tuvo que recurrir a la ayuda, notoria, de "colaboradores" entre los que destacó Auguste Maquet (1839-1851) que intervino en varias de sus novelas, entre ellas Los tres mosqueteros y El Conde de Montecristo (1844). La discusión en torno a este tema ha concluido gracias la aparición de las papeletas en las que de manera autógrafa consta que fue él quien encontró las Memorias de D´Artagnan, obra de Gatien Courtilz de Sandras (editada por Emecé en 1961), base de su famosa novela. Fue Auguste Maquet quien investigó el trasfondo histórico y Alejandro Dumas quien le dio forma a la novela. Maquet publicaría poco después su propia versión, pero tanto ésta como la de Gatien son verdaderos esperpentos literarios, mientras la de Alejandro Dumas es muy ágil y divertida. Sus novelas históricas, llenas de vivacidad, gozaron del beneplácito del público, propiciadas por su publicación, por entregas, en los periódicos.

En 1846, cuando se encontraba en la cúspide de su carrera y su fama desbordaba las fronteras de su país natal, el ministro de Instrucción Pública de Francia, M. de Salvandy, invitó a Dumas a viajar a Argelia, a donde fue junto a su hijo y a un grupo de amigos. Recorrieron España y luego tomaron el barco La Veloce en el puerto de Cádiz, que los condujo a Argelia y Túnez. Las vivencias durante esos dos viajes se recogen en sus libros De París a Cádiz y La Veloce.

Amasó una considerable fortuna que dilapidó con prodigalidad en fiestas y cenas. Se hizo construir un castillo en Le Port-Marly denominado Monte-Cristo. Para ello llevó decoradores de Argelia y compró los muebles clásicos más caros. Mantenía a sus hijos, a las madres de ellos y a varias amantes, muchas de ellas actrices. Vivía con gran lujo y derroche; y aunque llegó a ganar sumas enormes de dinero, siempre estaba endeudado.

Tomó parte activa en la Revolución de 1848, con lo que se vio involucrado en problemas políticos. En ese mismo año rompió su relación con Maquet, el cual le denunció por haberse aprovechado de él. El juicio dictó que tenía que pagarle 145,000 francos en 10 años. Asediado por los acreedores, huyó a Bruselas en 1850, en donde terminó de escribir sus Memorias.

Regresó a París en 1853 y se embarcó en diversas empresas, cada cual más ruinosa. En 1847 había fundado el Théâtre Historique que, cuatro años más tarde, fue a la bancarrota. Fue también fundador del semanario Le Monte-Cristo (1857-1860) que también quebró.

En 1858 fue invitado por una acaudalada familia rusa a un viaje de placer, que lo llevó a San Petersburgo, Moscú, Astrakhan, Bakú, Georgia y las costa del Mar Negro. Ese viaje de nueve meses fue de gran provecho para su trabajo literario. A su regreso publicó varios libros sobre ese tema, así como traducciones de importantes autores rusos de esa época.

En 1859 viajó a Italia. Ahí conoció al general Giuseppe Garibaldi, a quien se une en Sicilia y ayuda con la compra de armas en Marsella, que él mismo transportaría en su buque Emma. Luego se dirigió a Tierra Santa. Camino hacia allá recibe la noticia de que Garibaldi ha desembarcado en Nápoles, por lo que se traslada a Palermo, desde donde comienza a transmitir a La Presse sus escritos sobre la situación de la guerra. (Los Garibaldinos).

Después de la victoria, Garibaldi nombra a Dumas Jefe de Excavaciones y Museos de Nápoles, donde vivió hasta 1864. De ese período es su libro La San Felice y también por esos días nació su otra hija Micaela, de su relación sentimental con Emilia Cordier.

A pesar de la vejez y la enfermedad, los relatos de Dumas continuaban llenando los diarios de París. Así que hasta sus últimos días sus seguidores pudieron disfrutar de El caballero Hector de Sainte-Hermine, su última novela publicada por entregas en Le Moniteur Universal.

También desde 1869 trabajó en la recopilación de recetas de cocina de varios países que había visitado, para publicarlas en un gran volumen. Ese libro se terminó póstumamente (1873), bajo el título de Gran Diccionario de Cocina.

En 1870 Dumas se refugia en la casa de campo de su hijo en Puys, imposibilitado de regresar a la capital por la guerra con Prusia y su estado de salud. Muere de un ataque al corazón el 5 de diciembre, el mismo día en que los prusianos entraban en el pueblo.

Publicó aproximadamente 300 obras y numerosos artículos, convirtiéndose en uno de los autores más prolíficos y populares de Francia. Sus novelas van desde la aventura a la fantasía, pasando por la historia.

EL LIBRO



Tras extraviarse durante una cacería, el conde Élim descubre, en medio de una tormenta, un castillo que se alza en lo más profundo de un bosque alemán. Es la residencia del noble linaje de los Eppstein.

No tarda el forastero en descubrir los misterios que rodean al castillo, en particular a una de sus estancias, la cámara roja. Una macabra leyenda pesa sobre la familia desde tiempos inmemoriales: todas las mujeres que mueren en el castillo la noche del 24 de diciembre no encuentran el reposo eterno y regresan del más allá para atormentar a sus moradores. Y Albina, la bella esposa del malvado conde Maximiliano, no será una excepción.

IMPRESION PERSONAL

Es considerado un relato menor dentro de la vastísima obra de Dumas, pero no por ello deja de tener su encanto y sobre todo, calidad literaria. Cuando considerarmos a unos de estos "monstruos" que dio la literatura del siglo XIX, no podemos dejar de asombrarnos de su capacidad para novelar, atesorando así una ingente obra literaria, cuando sólo se escribía con pluma y no existían los medios tecnicos de hoy ni la facilidad de acceso a la información y a los viajes que disfrutatmos en el presente. Sorprende aún más que el nivel cualitativo de su escritura no decaiga en ningún momento, ni siquiera en éstas relatos injustamente considerados menores, dentro de su producción literaria.

Aunque como todos sabemos, Alejandro Dumas es conocido principalmente por sus novelas de Los tres mosqueteros fue también un prolífico escritor, en cierto modo camaleónico, pues se atrevió a cultivar con especial desparpajo todos los géneros narrativos y, en la mayoría de los casos, con una maestría y un éxito notables.
 
 
Paisaje de los Montes Taunus, cerca de Frankfurt, donde se sitúa la acción del relato

 
La prueba de ello es esta novelita de 200 páginas que podríamos encuadrar en el romanticismo y no creo errar si la etiqueto también como gótico, pues tiene todos los ingredientes del género.
 
Así, en esta novela pasearemos por los fantasmagóricos bosques del condado de Eppstein y las oscuras cámaras de su castillo dándonos, en ocasiones, de bruces con las ánimas pero respirando principalmente el aroma de esa presencia ultraterrena sin llegar a verla, flotando en todas partes como un ente que no escapa a nuestro pensamiento y perfuma la narración de principio a fin pues, si bien la novela tiene una trama argumental centrada en el descubrimiento del mundo por parte del príncipe Everard, no será sino la figura de su madre, muerta en Nochebuena, la que ocupe nuestros pensamientos de continuo y espíe nuestros gestos a través de las páginas de la obra.
 
A. Dumas nos guiará con mano magistral a través de una prosa arcaizante y poética al extremo (cómo sólo en su época se podía conseguir) y en los últimos tramos de la novela con una clara concepción teatral, a través de los oscuros pasillos que el destino ha urdido con respecto a la familia Eppstein y, así, asistiremos al enfrentamiento entre Conrado, hijo menor del conde, y su padre, lo que le valdrá el exilio; a la toma de posesión del condado por Maximiliano, un hijo "de apariencia", pues hace lo que debe hacer como noble sin importar el daño que haga ni a quién (incluso sintiendo satisfacción en caso de causarlo); a la pérdida de la inocencia y de amor de Albina, que finalmente fallecerá a manos de Maximiliano en la fecha señalada por la profecía maldita; al nacimiento de Everard y su exclusión de Eppstein; a la adolescencia de éste y su romance con Rosamunda; a los enfrentamientos de Everard con su padre, y demás situaciones que harán de esta novela una historia con secretos, con doncellas puras e inmorales y maquiavélicos amantes (bueno, uno); con amores apasionados, lealtad ciega y traición desatada; con inocencia y pureza; con espectrales venganzas, y con historia; sí, he dicho historia, pues la novela toma como fondo la época en que el mundo comenzaba a ver nacer a uno de los mayores generales de la historia, Napoleón Bonaparte, y Europa empezaba a acusar su influjo.
 
Es ésta una novela que pone un especial acento en las relaciones personales. Con unos personajes que encarnan el ideal caballeresco de los tiempos feudales, tan propio del romanticismo y donde el virtuosismo y la entrega altruista están presentes en la pareja de jóvenes que conducen el hilo de la narración, y metaforicamente nos muestra una sociedad que, de tener permanentemente estos valores, sería mucho más placentera, juiciosa, justa y equilibrada.
 
Encontraremos así mismo, un fuerte contraste entre los valores y acciones encarnados por estos personajes (y prácticamente por todos los personajes que pueblan sus páginas) con los actos éticamente reprobables y carentes de afecto de Maximiliano, cuyo carácter fuerte e irascible acompaña a su tendencia a sentirse El Señor y, por tanto, omnipotente a su antojo. Se observa así un amor casto y puro, profundo y sin brechas entre dos jóvenes unidos por una infancia común y cuya diferencia de formación académica servirá para unirlos más aún en un amor ideal y verdadero. Un amor impregnado siempre del aura que emana del espíritu de Albina y mancillado continuamente por el terror que despide Maximiliano.
 
Los personajes, por tanto, están muy bien dibujados. Quizás no presenten un gran desarrollo en cuanto a evolución interior, pues se manifiestan tal y como son de principio a fin, y siempre conocemos de antemano cual será su actitud frente a las diferentes situaciones, algo que puede ser un defecto al no tener capacidad para sorprenderte, pero que en este texto se convierte en una virtud, pues son tan vívidos que despiertan con facilidad las emociones hacia ellos.

Pocas pegas puedo poner al libro, que me ha parecido una delicia y lo he leído de un tirón. Me ha enganchado desde el principio con su lenguaje musical, y me he visto forzado a parar de leer en ocasiones, para no bebérmelo de un sólo trago y poder paladearlo tranquilamente . Quizás las últimas cincuenta páginas hayan sido, para mí, las menos satisfactorias, pues me han parecido mucho más teatrales que narrativas, y no me gusta demasiado este giro en la voz, pero no es algo que perturbe el contenido final de la novela.
 
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lunes, 3 de diciembre de 2012

LIBROS QUE HE LEIDO: LA PIEDRA LUNAR (Wilkie Collins)



EL AUTOR

William Wilkie Collins (Londres, 8 de enero de 1824 - ib., 23 de septiembre de 1889) fue un novelista, dramaturgo y autor de relatos cortos inglés. Fue muy popular en su tiempo, dejando escritas 27 novelas, más de 60 relatos cortos, al menos 14 obras de teatro y más de 100 obras de no ficción.
Es considerado uno de los creadores del género de novela policíaca, a través de una narrativa caracterizada por la atmósfera de misterio y fantasía, el suspense melodramático y el relato minucioso. Sus obras más conocidas son La dama de blanco (1860), Armadale, (1866) y La piedra lunar (1868).



Collins nació en Londres, el 8 de enero de 1824, hijo del conocido pintor paisajista y académico William Collins. Su segundo nombre, Wilkie, le fue impuesto en honor a su padrino, el también artista plástico David Wilkie. Desde los doce a los quince años vivió con su familia en Italia, etapa que marcó en buena medida su educación y la formación de su carácter. A los 17 años abandonó la escuela y se empleó como aprendiz en una importante firma de comercio de té, pero después de cinco infelices años, durante los cuales escribió (en 1844) su primera novela, Ioláni o Tahití tal como era (que permanecería inédita durante un siglo y medio, hasta 1999), ingresó en el Lincoln's Inn para comenzar a estudiar Derecho, aunque nunca llegaría a ejercer como abogado, pues se dedicó por entero a la literatura. Tras la muerte de su padre, en 1847, Collins publicó su primer libro, Memorias de la vida de William Collins (1848). También llegó a considerar la idea de iniciar una carrera como pintor, exponiendo un cuadro propio en la exposición de verano de la Royal Academy en 1849. Pero fue con la publicación de su segunda novela, Antonina o la caída de Roma (1850), y con la continuación de la misma, Basil (1851), cuando su carrera como escritor comenzó en serio.
Un acontecimiento decisivo en la carrera literaria de Collins tuvo lugar en marzo de 1851, cuando conoció a Charles Dickens por mediación de un amigo común, Augustus Egg. Desde ese momento, Collins y Dickens se hicieron grandes amigos, gracias, entre otras cosas, a su común afición por el teatro, y colaboraron mano a mano en revistas y ediciones, llegando incluso a ser coautores de varias obras. Además, Collins, en su labor como editor, lo fue de la obra de Dickens Household Words, y varias de las novelas de aquél serían publicadas por entregas en el semanario All the Year Round, editado por el autor de Oliver Twist, que acabaría editando y publicando por su cuenta las obras de su amigo. La amistad entre ambos duraría toda la vida, hasta el punto de que llegaron a ser parientes, pues el hermano menor de Wilkie Collins, Charles Allston, contrajo matrimonio con Kate Macready Dickens, segunda hija de Charles Dickens y de Catherine Thompson Hogarth. Tras la muerte de Dickens, Collins también asesoró a Georgina Hogarth, cuñada del gran escritor, cuando ésta preparaba, en 1880 y en colaboración con la hija mayor de Dickens, Mary Angela, una edición de las Cartas de Charles Dickens desde 1833 a 1870.

Collins padecía una variación de artritis conocida como gota reumática que le acabó provocando una seria adicción al opio, que tomaba en forma de láudano para aliviar el intenso dolor. Como consecuencia de ello, comenzó a experimentar ilusiones paranoicas en las que creía estar continuamente acompañado por un clon suyo al que llamaba "Ghost Wilkie". En su célebre novela La piedra lunar (1868) planteaba de forma destacada el tema de los efectos de la adicción al opio.

Mientras escribía dicha novela, su consumo de láudano era tan desmesurado, que posteriormente confesó no recordar lo que había escrito en una gran parte de la narración.

Collins nunca contrajo matrimonio, pero desde 1858 hasta su muerte mantuvo sucesivas relaciones intermitentes con la viuda Caroline Graves y posteriormente con su hija Elizabeth, a la que el escritor llamaba "Carrie". Cuando Caroline le abandonó definitivamente para casarse con un tal Joseph Charles Clow (octubre de 1868), Collins conoció a otra mujer, Martha Rudd, con la que tuvo tres hijos: Marian (n. 1869), Harriet (n. 1871) y Charles William (n. 1874). Entre medias, la viuda Graves había vuelto con Collins, manteniendo ambos su relación de forma discontinua hasta la muerte del escritor. Wilkie Collins murió en Londres, el 23 de septiembre de 1889, y fue enterrado en el cementerio Kensal Green de la capital británica. El epitafio de su tumba le destaca como el autor de la novela La dama de blanco.

Collins fue autor o co-autor de 27 novelas, más de 60 relatos cortos, al menos 14 obras de teatro y un centenar de piezas de no ficción. Algunas de sus obras narrativas fueron calificadas en su momento como "sensation novels", un género equivalente y precursor de las actuales novelas policiacas y de suspense y misterio. También escribió sobre la situación de las mujeres, sobre asuntos sociales y sobre la realidad cotidiana de su tiempo. Así, su obra Hide and Seek (1854) estaba protagonizada por uno de los primeros personajes sordos de la literatura inglesa. Como muchos otros escritores de su tiempo, publicó la mayor parte de sus novelas por entregas, en revistas como la mencionada All the Year Round, y por ellas llegó a ser reconocido como un maestro del estilo, creando el grado justo de suspense e intriga para lograr mantener a su público lector pendiente de la historia semana tras semana. La tirada de All the Year Round se incrementó notablemente con la publicación consecutiva de Historia de dos ciudades (1859), de Dickens, y La dama de blanco (1860), de Collins.

Tras la publicación de esta novela, Collins disfrutó de diez años de gran éxito. Su siguiente obra, Sin nombre (1862), combinaba denuncia social —criticaba una absurda ley que se aplicaba en aquella época a los hijos de padres no casados— con una densa estructura de thriller de venganzas.

Armadale (1866), la única novela escrita por Collins en la década de 1860 que no apareció por entregas en All the Year Round, suscitó feroces críticas, generalmente centradas en un personaje transgresor para la época: la malvada Lydia Gwilt. Además, la novela supuso un golpe financiero para el autor y un rotundo fracaso comercial: la suma adelantada por la revista The Cornhill Magazine en concepto de derechos de publicación fue excepcional, eclipsando por un margen sustancial los precios pagados por la gran mayoría de las novelas similares de la época, y finalmente las ventas, muy por debajo de las expectativas creadas, no consiguieron amortizar la inversión de los editores. La piedra lunar, publicada en 1868, fue la última de las novelas del ciclo más exitoso del autor y, pese a una acogida inicial un tanto fría por parte de los críticos y del propio Charles Dickens, significó un retorno de Collins a su estilo más característico y restableció el valor comercial de un escritor cuyo éxito en el competitivo mercado editorial victoriano había ido decreciendo desde su primera obra maestra. Considerada por muchos como obra precursora de la novela policiaca dentro de la tradición de la narrativa inglesa, La piedra lunar sigue siendo la novela de Collins más popular y más aclamada por la crítica. En su momento, fue definida por el poeta y dramaturgo T. S. Eliot como "la primera, la más larga y la mejor novela de la moderna literatura policiaca inglesa, en un género inventado por Collins y no por Poe",  y la escritora de género policiaco Dorothy L. Sayers (1893-1957) se refirió a ella como "probablemente la mejor novela policiaca jamás escrita".  Además, uno de sus personajes centrales, el Sargento Cuff, ha sido considerado como precursor literario del célebre detective de ficción Sherlock Holmes, creado por Arthur Conan Doyle en 1887.

La dama de blanco y La piedra lunar comparten una estructura narrativa poco común, similar a la de una novela epistolar, en la que cada parte del libro tiene narradores diferentes, cada uno con una voz narrativa diferenciada. (Armadale también tiene una estructura parecida, aunque en menor medida, de narración a través de la correspondencia entre personajes.)

Sin embargo, diversos factores (frecuentemente se citan la muerte de Dickens en 1870, que supuso para Collins la pérdida de su mentor literario; su creciente drogodependencia; y una inclinación poco aconsejable a utilizar su narrativa como vehículo de denuncia recurrente de las injusticias sociales, en detrimento del suspense y la intriga que tan buenos resultados le habían dado) condujeron a Collins a su declive en las décadas de 1870 y 1880. Sus obras (novelas y relatos cortos) de ese periodo, si bien no desprovistas de cierto valor literario, son generalmente consideradas como menores y, desde luego, inferiores a sus grandes producciones anteriores, por lo que han llegado a nuestros días prácticamente ignoradas por la crítica.

Las novelas posteriores a La piedra lunar contenían menos elementos de thriller y más crítica social. Los temas tratados seguían teniendo interés, pero la popularidad del autor disminuyó considerablemente. El controvertido poeta inglés Algernon Charles Swinburne (1837-1909) comentó acerca de Collins: "¿Qué fue lo que llevó a la perdición el gran genio de Wilkie? Algún demonio susurró: «¡Wilkie tiene una misión!»".

EL LIBRO

La historia tiene lugar en Inglaterra, entre los años 1848 - 1850, y gira en torno a una bella joven de la aristocracia llamada Rachel Verinder quien en el día de su décimo octavo aniversario recibe como legado un fabuloso diamante conocido como "la piedra lunar" (The moonstone). El diamante provenía de la India y le había sido legado por su tío John Herncastle, un corrupto oficial inglés que había prestado servicios en esa entonces colonia inglesa. El diamante, además de su incalculable valor, tenía una enorme significación religiosa. En efecto, Herncastle lo había arrancado de la frente de una deidad hindú durante la toma de Srirangapatna, asesinando para ello a los monjes a cargo de su custodia. A partir de ese momento, tres devotos consagrarían su vida a recuperar del diamante. La narración utiliza elementos históricos reales, tales como la mencionada batalla de Srirangapatna y probablemente otros concernientes los legendarios orígenes del Diamante Hope o tal vez del diamante Orlov.

El aniversario de Rachel se celebra en un tenso, enrarecido ambiente. Entre los invitados se encuentran sus primos y a la vez pretendientes Franklin Blake y Godfrey Ablewhite. En esa ocasión, Rachel luce en sus atavíos el diamante y todos los invitados pueden verlo. Pero también tres funámbulos, con rasgos indostánicos,  que merodeaban en los alrededores de la mansión. Más tarde en la noche, el diamante desaparece misteriosamente del dormitorio de Rachel.

Los funámbulos son arrestados, pero el diamante no se encontraba en su posesión. Rachel se niega a responder a la policía y a que se efectúen búsquedas entre sus pertenencias, levantando así sospechas. Una joven al servicio de Raquel llamada Rosanna Spearman, enamorada a su vez de Franklin Blake, actúa asimismo de manera harto extraña y se suicida luego arrojándose en un siniestro pantano infestado de arenas movedizas. Rachel rechaza las atenciones de Franklin Blake y afectada de una profunda crisis emocional parte hacia Londres.

A partir de ese momento, comienza la búsqueda del diamante. Cada uno a su turno, los principales testigos van a dejar por escrito su versión de los hechos, comenzando por Gabriel Betteredge, jefe del personal de servicio y admirador de Robinson Crusoe.



Personajes
·  Rachel Verinder – personaje central, legataria del diamante denominado "la piedra lunar".
·  Franklin Blake – Primo y pretendiente de Rachel Verinder, cuarto narrador.
·  Godfrey Ablewhite – Filántropo, también primo de Rachel Verinder y esperanzado pretendiente.
·  Gabriel Betteredge – Jefe del personal de servicio, primer narrador
·  Rosanna Spearman – segunda dama de servicio, ladrona reformada, carácter trágico.
·  Drusilla Clack – prima de Rachel Verinder, segunda narradora, dama estricta, distribuidora de panfletos religiosos.
·  Mr. Bruff – Abogado de la familia, tercer narrador
·  Sargento Cuff – famoso detective, afecto a las rosas
·  Dr. Candy – Médico de cabecera de la familia, pierde luego su juicio.
·  Ezra Jennings – Raro e impopular asistente del Dr. Candy, sufre de cáncer y utiliza opio para aliviar sus dolores.
·  Los tres funámbulos hindúes, también referidos en la obra como "los hindúes"
·  Lady Julia - Madre de Rachel
IMPRESION PERSONAL

Debo confesar que hasta ahora nunca había leido a Wilkie Collins. Para ser totalmente sincero, ni siquiera lo conocía. Casualmente y encontrándome en una librería un cliente, al parecer amigo del librero, estaba adquiriendo una obra suya. El librero le dijo: "¿Te llevas a Collins?  Entonces, estás perdido". Ante semejante afirmación, me picó el gusanillo y empecé a investigar sobre él, con el resultado que decidí que tenía que leer algo suyo de inmediato. Y aquí estamos.

Qué quien es Wilkie Collins? Bueno, si han leído El Alienista y recuerdan la simpática pareja de criminalistas judíos, Caleb Carr nos dice de ellos que la lectura de los libros de Collins influye decisivamente en la elección de su profesión. La acción de El Alienista se desarrolla en 1896, y nada puede ser más lógico. Aunque, para el lector moderno, sólo el genial cocainómano de Baker Street ha sobrevivido a la literatura detectivesca decimonónica, lo cierto es que sus contemporáneos habrían tenido muy presente a Collins.

Para quien se haya acostumbrado a Holmes, intenso y ocurrente en sus cuentos cortos y tostón insufrible en sus novelas, La piedra lunar sorprenderá por su extensión (más de 700 páginas).

Sorprenderá aún más a quien tenga alguna experiencia en la narrativa. Sostener el interés en una historia que depende de la solución puzzlesca de un enigma durante tanto tiempo requiere de grandes dotes que ni siquiera Doyle poseía.

 Años antes de la aparición de Sherlock Holmes y su descendencia literaria, Wilkie Collins inauguró el género de las novelas de detectives con La Piedra Lunar. En ella parte de una desaparición aparentemente insoluble y recurre a una original estructura narrativa para desentrañar el misterio

Ante la dificultad para resolver el caso, cada uno de los testigos debe escribir detalladamente lo que vio y escuchó durante esos días. Collins despliega así su talento literario y su profundo conocimiento de la condición humana, y consigue perfilar nitidamente a cada uno de los personajes a través de las sospechas, posibles motivaciones e historias secundarias que surgen en sus testimonios, así como por medio de un contraste satírico de sus interpretaciones, en ocasiones opuestas. Una obra maestra que nos presenta una serie de hechos misteriosos desde los dispares puntos de vista de unos personajes inolvidables.

Además de la atenta lectura que Arthur Conan Doyle hizo de Wilkie Collins, apunto que también otro de los clásicos ingleses de finales del XIX le leyó también con notable fruición: estoy hablando de Bram Stoker, quien considero que aprendió bastante en La dama de blanco y en La piedra lunar sobre la estructura, el ritmo y la creación de un misterio para llevar a cabo la escritura de su Drácula.

Sabía que La piedra lunar era uno de esos clásicos del siglo XIX que admiraba Jorge Luis Borges.

 En La piedra lunar, como en La dama de blanco, la novela también va cediendo la voz narrativa a diferentes personajes; pero además de acercarnos al género epistolar o al diario personal, uno de los protagonistas, Franklin Blake, pide a los participantes de la historia que narren su relación con los sucesos. “Fui a ver a mi abogado para tratar algunos asuntos de familia y, entre otras cosas, hablamos de la pérdida del diamante hindú, acaecida hace dos años en la casa de mi tía en Yorkshire. El abogado opina, de acuerdo conmigo, que en honor a la verdad toda la historia debería quedar registrada para siempre por escrito.” (pág. 15)

La novela sitúa su acción en 1848, y después de una carta fechada en 1799 -donde se describe cómo el gran diamante conocido como la Piedra Lunar, llega desde la India a Inglaterra- el primer narrador será Gabriel Betteredge, el anciano mayordomo que lleva más de 50 años al servicio de la familia; y con una socarronería puramente inglesa nos acercará al nudo del misterio: a la desaparición de la Piedra Lunar, en la mansión de la familia en Yorkshire, la noche del cumpleaños de la joven Rachel Verinder, y el acoso de la casa por tres sospechosos hindúes.

La narración de Betteredge, que ocupa unas 300 páginas de las 718 totales, es la más extensa del libro y para mí la más conseguida, por su desarrollo en ella del nudo argumental, por el manejo narrativo de la intervención de múltiples personajes, pero sobre todo por el hallazgo de la propia voz narrativa, la de anciano mayordomo. Y, sin olvidarnos de la aparición de uno de los puntales de esta novela: el sargento Cuff. 

Al principio, cuando el famoso sargento Cuff llega de Londres a la mansión de Yorkshire para intentar resolver el enigma de la desaparición del diamante, me pareció que ese policía mayor, en extremo delgado y que se muestra más interesado en el cultivo de las rosas que en el drama que tiene lugar a su alrededor, era un plagio de Sherlock Holmes. Después, pensando un poco en las fechas, me pareció que podía ser al revés. Lo comprobé en Internet: el sargento Cuff aparece en 1868 (más de 20 años después de la aparición en 1841 del Dupin de Poe), y el nacimiento de Sherlock holmes tiene lugar en 1887 en Estudio en escarlata. Así que ya sólo por esta razón empecé a valorar más esta novela; según avanzaba en su lectura no me cabía duda de que Arthur Conan Doyle la había tenido muy presente a la hora de crear a su inmortal personaje. De hecho, la relación que se establece entre el mayordomo Gabriel Betteredge y el sargento Cuff, en la que el primero actúa como asombrado narrador de las peculiaridades del segundo, prefigura la creación de la pareja Watson y Sherlock Holmes.

Y sobre esto imagino que habrá múltiples estudios, pero no existe conocimiento más grato que el que uno descubre por sí mismo.

También resulta fascinante la creación de la segunda voz narrativa, miss Clack, la prima solterona de Rachel Verinder (la joven a la que le es robada la Piedra Lunar). Y con su narración llegamos ya a la página 400 de la historia.

Y hasta aquí la novela, más allá del misterio planteado, funciona perfectamente gracias a las voces narrativas creadas: la del mayordomo y la de la prima solterona, que además son personajes absolutamente literarios, ya que ambos confían para dirigirse en sus vidas en el poder contundente de la palabra escrita. El primero es un gran admirador de la obra Robinson Crusoe de Daniel Defoe, libro que consulta como si fuese un oráculo; y la segunda cree plenamente en la capacidad redentora de sus panfletos religiosos, que intenta siempre repartir entre sus conocidos.

La narración la toma después el abogado Bruff y aquí parecía que ya se caía mi teoría de la creación de personajes literarios que confían por encima de todo en la palabra escrita; pero más tarde, traspasada ya la página 600, en la narración correspondiente al médico Ezra Jennings, nos encontramos al abogado Bruff retratado de esta forma: “Míster Bruff la ha abierto (la puerta) ante mí con sus papeles en la mano… sumergido en las leyes, impermeable a la influencia de la medicina.” (pág 640) y en la página 654: “Apoderándose en seguida de la pluma ha redactado la declaración con la fluida presteza de una mano experta”.

Cuando es Franklin Blake quien toma la voz narrativa la creación del personaje me ha parecido más convencional: aquí está el galán en apuros de la base folletinesca de la historia, el enamorado de Rachel Verinder, separado de ella por el misterio que envuelve la desaparición de la Piedra Lunar (un personaje que guarda más que un parecido con Walter Hartrhigt, el protagonista de La dama de blanco). Pero es él quien ha organizado la redacción de las experiencias del resto de los participantes en la trama y quien puede hacer metaliteratura al comentar los textos de sus compañeros. En uno de los momentos fundamentales para la resolución de su futuro, en concordancia con mi teoría, Blake aguarda su destino leyendo: “Míster Blake ha vuelto a hojear los volúmenes que se hallaban sobre la mesa de su alcoba. El guardián, Tatler y Pamela de Richardson; El hombre sensible de Mackenzie; Lorenzo de Médicis de Roscoe y Carlos V de Robertson…; todas ellas obras clásicas; todas (naturalmente) muy superiores a cualquier obra aparecida con posterioridad y todas, también (según mi actual punto de vista), poseedoras del gran mérito de no encadenar la voluntad del lector ni de excitar el cerebro de nadie”, escribe en la página 638 el médico Jennings al referirse a Blake; Jennings, el hombre solitario que se siente repudiado por los demás debido a su aspecto extraño, es otra de las grandes creaciones del libro; otro personaje puramente literario ya que acostumbra a escribir un diario con el que quiere que le entierren, pero regala a Blake las hojas correspondientes a su relación con él.

Es destacable también la creación del personaje de Rosanna Spearman, en cuya aparición trágica de pobre sirvienta la novela cobra tintes góticos.


La mayoría de los críticos consideran a esta obra como la precursora de la moderna novela de suspenso o misterio. T. S. Eliot se refiere a ella calificándola como "la primera, la más larga y la mejor de las modernas novelas detectivescas de Inglaterra". "La piedra lunar" utiliza en efecto recursos que llegaron a ser arquetipos de este género: una cantidad considerable de "sospechosos", ingeniosos sofismas en las argumentaciones, personajes presentes en el lugar del crimen que al mismo tiempo participan en su investigación en tanto que talentosos aficionados, la presencia de dos oficiales de policía que ejemplifican, uno al inepto policía regional, el otro al hábil investigador del Scotland Yard.

En esta novela Collins utiliza una vez más con éxito el recurso estilístico de la novela epistolar y narración múltiple de la cual ya se había servido en "La mujer de blanco" (The Woman in White): la sección narrada por Gabriel Betteredge (el jefe del personal de servicio) y por Miss Clack (una pariente pobre, morbosamente religiosa) brindan humor y patetismo a través del contraste con los testimonios de los otros narradores a medida en que se avanza en el desarrollo de la intriga.
Otro de los factores del éxito de "la piedra lunar" fue la colorida descripción de la adicción al opio.

Sin que sus lectores lo supieran Wilkie Collins escribía en realidad sobre su propia experiencia: en efecto, en sus años maduros fue víctima de una severa adicción al láudano y como consecuencia sufría delirios paranoicos. El más remarcable de ellos era su convencimiento de que estaba permanentemente acompañado por su doble, a quien humorísticamente apodaba "el fantasma Wilkie" (Ghost Wilkie)

Este fue el último gran éxito de Collins quien cerró así un ciclo extraordinariamente productivo de cuatro novelas sucesivas que se transformaron en "best sellers". Luego de "la piedra lunar" escribió otras novelas con críticas sociales más explícitas y que no alcanzaron a tener la misma audiencia que las precedentes.

Analizada hoy en día, desde una perspectiva post-colonial, la caracterización que Collins hace en "la piedra lunar" de los tres misteriosos hindúes presentes durante toda la intriga, es inhabitualmente positiva para una obra de esa época.

Esto da lugar a que este libro tenga una estructura muy moderna, ya que cada parte de la novela tiene un narrador distinto. Estos narradores múltiples aportan más matices a la historia que si fuera uno único, y hace que la historia sea coral, de manera que el único protagonista es el diamante.

A pesar de ser un libro bastante voluminoso, resulta una narración muy ágil y entretenida, que engancha desde el primer momento, y que aborda temas que en su día fueron motivo de escándalo como su descripción de los saqueos y abusos cometidos por algunos militares ingleses en la India, o la adicción al opio, que el propio Wilkie Collins padecía. En su época tuvo un gran éxito, tanto en su primera edición por entregas, como en la posterior recopilación en forma de libro.

También destaca en La piedra lunar la maestría de Collins para mostrarnos la verdadera personalidad de sus personajes a través de sus actos, que la mayoría de las veces se contradicen con sus palabras. Así el mayordomo, Betteredge, se ve a sí mismo como el perfecto mayordomo inglés, cuando en realidad es más bien un excéntrico, o la señorita Clark, que se considera una mujer religiosa y un compendio de virtudes, y que en realidad es una puritana celosa y metomentodo.

Como una de las primeras novelas de detectives de la historia, esta obra introdujo lo que luego serían convenciones del género: múltiples sospechosos con motivo y oportunidad, un detective extremadamente inteligente que muestra su alma sensible con un hobby delicado (el cultivo de las rosas), la reconstrucción del crimen, un giro final sorprendente, etc.

Por todo esto, además de un libro muy entretenido estamos ante una novela muy interesante para los escritores, por la estructura de narradores múltiples, la presentación de los personajes y los arquetipos del género que presenta.

 Quizá sea un libro demasiado largo para contar tan sólo el misterio de la desaparición de un diamante y puede que muchos no lleguéis al final. Pero si lo hacéis creo que, en mayor o menor grado, habréis disfrutado de una gran historia y de un grandísimo escritor como es Wilkie Collins. Tengo más libros suyos rodando por mi casa, y después de leer La piedra lunar estoy segura de que poco a poco iré leyendo todo lo que ha escrito éste genio injustamente olvidado.