EL AUTOR
Carolina Molina es periodista y autora de novela histórica. Desde 1995 se ha vinculado con la ciudad de Granada. De esta relación surge en 2003 la novela histórica La luna sobre la Sabika, que será su primera novela ambientada en Granada. Siguiendo con la temática andalusí escribirá Mayrit entre dos murallas (2004) y Sueños del Albayzin (2006). Ha colaborado en revistas granadinas como El legado andalusí, una sociedad mediterránea, Garnata y EntreRíos. Ha conferenciado sobre la cultura andalusí en bibliotecas de distintas partes de España y fue invitada por el Instituto Cervantes de Utrecht (Holanda) para hablar del legado de al-Andalus.
Sus últimas novelas, Las vidas de Iliberri y Guardianes de la Alhambra empiezan la trilogía de su personaje, Max Cid. En la actualidad coordina la sección del periódico digital El Heraldo del Henares " Erase un cuento" y dirige la colección de narrativa de la editorial granadina Zumaya. Ha coordinado el monográfico dedicado al relato breve "Los que cuentan" de la revista EntreRíos (2011).
EL LIBRO
Tras Sueños del Albayzin y Guardianes de la Alhambra, Carolina Molina nos ofrece la esperada continuación de su ciclo granadino.
Durante el siglo XIX, Granada, sufrió un fiero ataque a sus monumentos artísticos. Con la excusa de la modernidad, se destruyeron palacios, iglesias, puertas árabes y casas moriscas. A esta ciudad (ruina de lo que fuera el esplendor de al-Andalus) llega Max Cid a dirigir los negocios de su padre, fallecido en 1857. Aquí se enfrentará al rencor que siente por su propia madre, Bárbara Benajara, que siendo un niño lo apartó de su lado. Max es un joven inadaptado e inconformista, que en sus andanzas libertinas, conocerá a una dama madura y enigmática, Francesca di Mare, de la que se enamorará perdidamente.
Arriesgando la vida y su hacienda defenderá a cada monumento de su demolición, en especial el famosoArco de las Orejas, que aún permanece en el Bosque de la Alhambra. Vivirá los desbordamientos del río Darro y los incendios que devastarán la ciudad. Conocerá a personajes destacados de su tiempo, como el arqueólogo Manuel Gómez-Moreno, a los escritores Manuel Fernández y González o Pedro Antonio de Alarcón. Otros también asomarán a estas páginas como el pintor Mariano Fortuny o el joven Benito Pérez Galdós.
IMPRESIONES
Noches en Bib-Rambla es la continuación de Guardianes de la Alhambra y se centra en la destrucción del patrimonio artístico granadino durante la última mitad del siglo XIX. Su protagonista será Max Cid, el hijo de Manuel, que vivirá historias de amor al tiempo que luchará por mantener vivo los monumentos granadinos. En época imperó, entre otras cosas, obsesión por renovar la ciudad.
La locura demoledora acabó con Iglesias, restos de mezquitas, restos de murallas, palacios y casas, que vieron su fin en nombre de la modernidad. Y en medio de esta serie de despropósitos, hubo un hecho que resultó más digno de mención para Carolina Molina, la defensa que realizó toda la comunidad artística para impedir la demolición de la llamada Puerta de las Orejas o Puerta de Bib Rambla, la que hoy se encuentra en el Bosque de la Alhambra.
Puerta de las Orejas, en su actual emplazamiento, en el bosque de la Alhambra
La novelas de Carolina Molina denuncian la destrucción del patrimonio artístico de la ciudad de Granada, levantan acta de las tropelías llevadas a cabo hacia finales del XIX en nombre de la modernidad, y subrayan las acciones que algunos intelectuales de la época pretendieron evitar; paralelamente inventan situaciones de una realidad histórica y documentada poco común y, por supuesto, cuentan la vida de unos personajes que se mueven por unos impulsos solidarios y la lucha inquebrantable llevada a cabo en una realidad fácilmente reconocible aun en los días de hoy.
Noches en Bib-Rambla (2012), la segunda entrega de la serie, insiste en esa expoliación del patrimonio granadino, representado por la famosa puerta de las Orejas, cuyo vestigio aun hoy permanece en el Bosque de la Alhambra. Max Cid, hijo de Manuel, que ha vivido su infancia y juventud en Madrid, junto a unos tíos, vuelve después de muchos años de ausencia a la casa familiar para hacerse cargo de la herencia dejada por el padre y a enfrentarse a los deseos de su madre, la Benajara. Tras unos meses de correrías y juergas juveniles con algunos calaveras de su entorno, Juanito Morell, entre otros, realiza los primeros descubrimientos sobre el pasado romano de la ciudad andaluza, conocida con el nombre de Iliberri, interés que pronto inmortalizará en unos folletines publicados en prensa. Vive un amor, apasionado, con Francesca, aunque pronto averigua que se trata de la gran pasión de su padre, y se convierte para el joven Cid en un amor frustrado que más tarde curará con Valeria. La historia siempre se repite, y para ellos deberá transcurrir casi toda una vida para que los amantes vuelvan a unirse después de las numerosas peripecias que salpicarán su agitada existencia. Sobresale la sombra siempre presente del profesor, Julián Mínguez, en otro tiempo preceptor y amigo del padre difunto, que se convertirá en el mentor y maestro del joven Cid.
Paseo de los Tristes, Granada, junto al rio Darro, donde la autora ubica la vivienda familiar de los Cid
Paseo de los Tristes, Granada, junto al rio Darro, donde la autora ubica la vivienda familiar de los Cid
Carolina Molina ha escrito una novela de una fidelidad histórica asombrosa, con una amenidad literaria sorprendente, ambientada en una España tan decadente como romántica donde los lances de honor aun se medían con duelos, pero también despertaba el mundo de la especulación y de la modernidad en una Granada que no había descubierto el valor del patrimonio artístico que le daría la fama universal. Los personajes, psicológicamente, bien construidos realizan su papel según dicta su narradora y al hilo de la historia inventada, junto a la saga de los Cid, se asoman los nombres de Gómez-Moreno, los escritores Fernández y González o Pedro Antonio de Alarcón y un jovencísimo Pérez Galdós, se recuerda la figura de Irving y toda una larga lista de políticos, intelectuales, artistas o pintores vinculados a la ciudad. No faltan los datos históricos que a lo largo del XIX fueron tan abundantes como sorprendentes, la guerra de África, la visita de Isabel II y de Mariano Fortuny a la ciudad, la declaración de Monumento Nacional de La Alambra, el atentado del general Prim, el reinado de Amadeo I de Saboya, el general Pavía entra en las Corttes y pone fin a la Primera República Española, el pronunciamiento militar de Martínez Campos, las inundaciones de la vega granadina, la epidemia de cólera, el derribo de la Puerta de las Orejas o el incendio en la Alhambra, en 1890, que afectó a la Torre de Comares, se extendió por la Sala de la Barca y la galería próxima al Patio de los Leones.
Plaza de Bib-Rambla en la actualidad
Cuando uno termina de leer esta novela, Noches en Bib-Rambla, tras conocer las vicisitudes de toda una saga familiar, la lucha personal de Maximiliano Cid, los trabajos de la Comisión de Monumentos, o la defensa del patrimonio artístico, lo importante es que, sin duda, podamos entender como toda una realidad/ficción, se sustenta por el aliento, el sentido y el valor de las palabras, como acertadamente afirma un personaje al final cuando, vislumbrando la lejanía, se lamenta del incendio que asola a la Alhambra.
ACTUALMENTE LEYENDO: EL DUEÑO DEL SECRETO /Antonio Muñoz Molina)
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