EL AUTOR
Juan Eslava Galán (Arjona, Jaén, 7 de marzo de 1948) es un escritor español del género histórico, tanto de ficción como de no ficción. Ha publicado algunas novelas bajo el seudónimo de Nicholas Wilcox.
Hijo de olivareros, estudió en los colegios de Arjona hasta que, al cumplir los diez años, su familia se trasladó a Jaén para proseguir el bachillerato. Estos primeros años de estudios quedaron plasmados en su novela Escuela y prisiones de Vicentito González.
Cursó Filosofía y Letras en la Universidad de Granada, licenciándose en Filología Inglesa, y luego realizó un viaje al Reino Unido con el objetivo de ampliar sus estudios. Allí estuvo viviendo en Bristol y Lichfield, y fue alumno y profesor asistente en la Universidad de Aston, Birmingham.
A su regreso obtuvo una cátedra de Instituto de Bachillerato y, posteriormente, se doctoró en la Universidad de Granada con una tesis sobre Poliorcética y fortificación bajomedieval en el reino de Jaén. Miembro del Instituto de Estudios Giennenses.
Su novela más conocida es En busca del unicornio, que ganó el Premio Planeta en 1987, impulsando notablemente su carrera literaria.
Se declara un apasionado de la Edad Media, como puede verificarse fácilmente por la temática de su obra. Su bibliografía comprende más de cincuenta libros y ensayos, entre los que destacan sus muy irónicas Historia de España contada para escépticos o El catolicismo explicado a las ovejas, entre otros muchos títulos.
Autor realmente prolífico, puede publicar al año dos novelas además de libros de otros géneros. Tanto como novelista como historiador y ensayista hace gala de un particular sentido del humor, a veces satírico.
Como narrador, opta por los géneros de la novela histórica, la fantasía y el misterio. Entre las primeras destacan especialmente En busca del unicornio, ambientada en el reinado de Enrique IV el Impotente, valiéndose de una prosa de regusto medieval; El comedido hidalgo, que refleja con ecos cervantinos la España de fines del siglo XVI, o La mula y Señorita, cuyas tramas se desarrollan durante la Guerra Civil Española. Además, bajo el pseudónimo de Nicholas Wilcox, que es más bien un heterónimo con fotografía falsa incluso, ha escrito varias novelas que él mismo no duda en calificar como de estilo best-seller. Fue creado en un principio por el miedo a defraudar a sus lectores, pues el estilo y la narración de las novelas de Wilcox son realmente muy diferentes a las de Eslava Galán; no obstante, actualmente cuenta con una legión de seguidores.
Su libro reciente de mayor éxito es Una historia de la guerra civil que no va a gustar a nadie, que narra los sucesos más relevantes del conflicto fraticida español de un modo a medio camino entre la crónica periodística y la novela histórica.
Ha merecido importantes galardones por sus obras.
Casado, tiene dos hijas.
EL LIBRO
La guerra civil española
como no la ha contado nadie. ¿Otro libro sobre la Guerra Civil? Pues sí, otro,
pero con una diferencia: no marea con datos innecesarios y relata por derecho lo
ocurrido en aquellos tres años de locura homicida sin catequizar sobre quiénes
eran los buenos y quiénes eran los malos. Eso, que el lector lo
decida.
No es una novela, porque
todo lo que cuenta ocurrió (incluso las menudas historias que espantan o que
mueven a risa), pero se lee como una novela y pretende instruir deleitando. Por
eso está escrita en el tono que ya usó el autor en su Historia de España contada
para escépticos. El lector acompaña a un joven general, Franco, que tacita a
tacita se labra un porvenir y nos lo labra, de paso, a cuarenta millones de
españoles, pero también acompaña a muchos ciudadanos anónimos a los que la
guerra marcó para siempre.
IMPRESION PERSONAL
Hay que reconocer, de entrada, el acierto del título como reclamo: ante la proliferación actual de libros que abordan aspectos concretos de la guerra civil o que escarban en sus antecedentes y en su larga estela, una obra que se presenta así desde la portada llama la atención.
Pero conviene ponderar qué hay de exactitud en ese título para que el lector sepa lo que va a ofrecerle. La aproximación que efectúa Eslava Galán no gustará a los historiadores profesionales, porque falta el rigor científico que éstos exigirían. No se trata de que la obra esté mal documentada -que no lo está, en general- sino que abunda en explicaciones primarias, con una fuerte carga de protagonismos personales. Entiéndase esto como simple aviso, y no como valoración negativa a priori, porque ésa es una decisión del autor, que no pretende competir con el analista académico ni dirigirse a una elite: no es una historia para aulas, sino para el gran público.
Asumida esa premisa, es de justicia admitir que el autor conoce perfectamente su oficio: aquí podrá encontrarse una narración vibrante, plena de ritmo, trufada de diálogos más o menos fidedignos, con una estructura de capítulos breves que, más que leerse, se devoran. No es sólo cuestión de amenidad, sino de la habilidad para llegar al lector con la pincelada sentimental, el detalle cómico en momentos dramáticos y la crueldad omnipresente. Eslava Galán, sin necesidad de subrayados groseros, sabe transmitir la angustia y desolación del momento, hasta el punto de que esa sintonía con el latido humano de la contienda es el hilo conductor más evidente de su mirada.
Volviendo al título, puede producirse un cierto equívoco sobre la originalidad de la obra. No se trata tanto de esto último -el autor sabe que ante un episodio tan trillado el margen es muy reducido- cuanto de una decidida equidistancia al examinar los bandos en liza: de ahí la boutade de no satisfacer a nadie. Eslava habla de la brutalidad de Franco y su camarilla, pero también de las sacas y paseos en las ciudades leales; de la matanza de Badajoz, pero asimismo de los fusilamientos de Paracuellos; de las violaciones de los moros, pero sin olvidar que curas y monjas sufrían vejaciones y hasta la muer-te en zona republicana tan sólo por ser religiosos. Los hunos y los hotros, que decía Unamuno.
Convendría terminar con una somera reflexión sobre la oportunidad de esta obra en los momentos que vivimos. Nunca nos ha abandonado la tentación de exonerar a los considerados nuestros y responsabilizar a los otros al atribuir responsabilidades por aquella contienda, pero ahora reverdece esa tendencia: frente al sectarismo y la manipulación, nunca está de más recordar que la carga nos compete a todos. Ni aquello fue una República modélica, ni irreprochable fue el comportamiento de quienes decían defenderla ni, una vez desencadenada la guerra, todos los antifascistas eran demócratas. Por otra parte, la sublevación no fue inevitable, ni un puñado de militares tenía la misión providencial de salvar la patria, ni esto último podía significar, como se hizo, el exterminio del oponente. Tampoco es cierto que la guerra civil empezara en 1934 (¿por qué no en el 32 con la sanjurjada?). Por todo ello, frente a la parcialidad y la mistificación, sea bienvenido un libro como éste, aunque “no guste a nadie”. Seguro que tendrá miles de lectores que asentirán en silencio
En línea con lo anterior, si alguien busca una obra de referencia sobre la Guerra Civil, repleta de datos, detalles de la política o las acciones militares, etc, puede olvidarse de este libro. Ahora bien, si lo que quiere es tener una buena visión general de nuestro conflicto civil con un texto relativamente corto y que se lea con interés, que resulte ameno y hasta entretenido (si se puede hablar de entretenimiento cuando se tratan hechos tan trágicos), entonces este libro es ideal.
En la obra, Eslava Galán
utiliza el presente histórico a lo largo de todo el texto para zambullir al
lector en la historia que está contando, que se convierte así casi en una
novela. Esto lo refuerza con la inclusión de multitud de declaraciones y
anécdotas de protagonistas de la historia, insertadas en el texto a veces como
si se tratara de diálogos entre personajes. Todo ello, por supuesto, sin perder
el rigor, y manteniendo a lo largo de todo el texto una notable imparcialidad
hacia ambos bandos (o dicho de otra forma… pone a parir a ambos por igual, no
deja títere con cabeza). El resultado es que el libro se lee de un tirón y no
sólo eso, sino que consigue que el lector llegue a comprender lo que sucedía sin
necesidad de grandes detalles; al igual que “una imagen vale más que mil
palabras”, a menudo una anécdota o una frase de un testigo bien elegidas, valen
más que decenas de páginas de descripciones y datos. En este sentido, el autor
lo borda.
Eslava Galán mezcla en el
texto las descripciones neutrales con las críticas ácidas, la ironía, el
sarcasmo, las notas trágicas, y hasta pequeñas notas de humor. Todo ello bien
combinado consigue lo que decía: una magnífica obra de divulgación para los que
no sean expertos en esta parte de nuestra historia (esos buscarán algo más).
Para mí, un libro magnífico, que casi debería ser de lectura obligada para los
estudiantes de secundaria.
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