EL AUTOR
Leopoldo Alas «Clarín» fue profesor, escritor y crítico literario. Nacido en Zamora, pronto se trasladó a Asturias, de donde provenía su familia. Se doctoró en derecho y llegó a ser catedrático en la Universidad de Zaragoza y en la de Oviedo. Sus artículos periodísticos provocaron encendidas polémicas entre los escritores de su época. Muchos de sus ensayos y críticas se reunieron en Solos de Clarín (1881). También fue muy importante su labor como autor de cuentos y novelas cortas, entre los que sobresalen las colecciones El señor y los demás son cuentos (1893), Los cuentos morales (1896) y El gallo de Sócrates (1901). Tras aparecer La Regenta, su obra más conocida, publicó una segunda novela, Su único hijo (1890); en lo dramático, tan sólo consiguió estrenar una obra de teatro: Teresa (1895).
Su ideología fue progresista, y fue a partir de 1890, al sentir que no pertenecía a ninguna de las clases sociales del momento, cuando sustituyó ese dinamismo histórico por una moral más individual que reivindicaba la emancipación del hombre por la cultura. Murió en Oviedo en 1901.
EL LIBRO
En La Regenta, una de las cumbres de la novela realista, Leopoldo Alas alcanzó a cifrar de forma inolvidable uno de los motivos que obsesionaron a la narrativa europea de la segunda mitad del XIX: el retrato de un carácter femenino que se debate entre el deseo y su represión, y que sufre, en este caso, las asechanzas de un galán y de un cura. La peripecia tiene como trasfondo la magistral y despiadada descripción del entorno de Ana Ozores, esa Vetusta murmuradora y provinciana en la que toda vanidad e hipocresía tienen su asiento. José Luis Gómez, tras un minucioso análisis de las ediciones aparecidas en vida de Clarín, sigue el texto de la tercera (1901), revisada por el autor y publicada poco antes de su muerte. El prólogo de Sergio Beser sitúa al autor y su novela en el contexto de la creación europea y española de la época, mientras que la anotación facilita la comprensión de cada uno de los pormenores del rico universo clariniano.
IMPRESIONES
Publicada en 1884 y comparable sin duda alguna a cualquiera de las cumbres de la novela del siglo XIX, "La Regenta" justificaría por sí sola el lugar privilegiado que se asigna a Leopoldo Alas, Clarín (1852-1901), en la historia de nuestras letras como uno de los grandes narradores de la literatura castellana de todos los tiempos. Dominada por un poderoso motivo central la pasión sacrílega de Fermín de Pas por Ana Ozores de Quintanar, la trama argumental, tan compleja como apasionante, en la que se entretejen distintos hilos de acción, ambientes sociales y conflictos interpersonales, va dibujando con maestría una historia inolvidable contra el fondo que provee la vida de una capital de provincia española («Vetusta» no es sino la trasposición literaria de Oviedo) en el último tercio del siglo XIX.
Catedral de Oviedo, la Vestusta de la novela
La joven Ana Ozores, casada con un hombre mayor, bueno y despistado, don Víctor Quintanar, ex Regente de la Audiencia local, es asediada por un ambicioso clérigo, Fermín de Pas, y por un vulgar conquistador, Alvaro Mesía. Las muchas frustraciones de la guapa Ana, el abandono en que la tiene un marido solo interesado por el teatro y la caza, y la carencia de hijos, todo ello la arroja en brazos de Mesía y éste mata en un duelo calderoniano al marido burlado. Un tristísimo desenlace corona esta tragedia: a la ensoñadora y mística Regenta todavía le queda sufrir una prueba más, la absoluta soledad a la que la condena la hipócrita sociedad vetustense tras el adulterio.
Antes de dar el salto a la novela, Leopoldo Alas ya había hecho famoso y temido su pseudónimo, Clarín, gracias a sus críticas incisivas, así los satíricos paliques, y a sus ensayos. También había publicado en la prensa algún cuento tan memorable como Pipá.
Con La Regenta, Alas puso en práctica su concepción reformista de la literatura, según la cual ésta ha de servir para mejorar el mundo. Para Clarín, la novela era el resultado artístico de una observación de la realidad hecha con métodos parecidos a los empleados por las ciencias experimentales. El escritor pone a sus personajes en unas circunstancias concretas, anota además el peso de la herencia en ellos, y saca las consecuencias ineludibles.
A partir de este planteamiento, traza Clarín el fascinante y complejo fresco de su obra. En el páramo espiritual de Vetusta, dominada por nobles necios, curas egoístas y políticos caciquiles, no puede florecer el alma sensitiva de Ana Ozores. Por eso la ciudad «heroica» y mezquina se conjura para rebajar a la joven hasta el lodazal en que viven sus gentes.
Vetusta encierra el símbolo de la vulgaridad, la incultura y el fariseísmo. Ana encarna la idealidad torturada que perece ante la prosa del mundo. Con estas fuerzas en tensión, el escritor asturiano construyó un alegato inmisericorde de la vida provinciana española, ceñida a sus clases dirigentes, en tiempos de la Restauración, en el tercio final del siglo pasado.
Calle del caso histórico de Oviedo, donde se desarrollan las escenas de ésta obra
En Vetusta (nombre alusivo que recibe un lugar real, Oviedo) plasmó Leopoldo Alas el canto del cisne del romanticismo idealista mediante una novela divertida y cruel, repleta de ironía y de cultura, de hondura psicológica y de perspicacia sociológica.
En las páginas de La Regenta se recrea un gran fresco narrativo sobre la sociedad burguesa y urbana, dominada por la nobleza decadente, el clero egoísta y la política caciquil, centrado en la seducción y el adulterio de una dama, Ana Ozores, representativa de aquella sociedad. Influido por la escuela naturalista fundamentada en Zola y Maupassant, pero anclado aún en argumentos románticos, Leopoldo Alas "Clarín" escribió la que ha sido considerada como la mejor novela del siglo XIX español.
A esta epopeya crítica de la estupidez humana, nutrida con materiales de la experiencia y con ensoñaciones del espíritu melancólico del propio autor, se la tiene hoy como la mejor novela española después del Quijote.
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