EL AUTOR
Pedro Herrasti nacido en Madrid, en 1964, es un escritor dedicado a la novela histórica.
Herrasti siempre ha estado muy vinculado al mundo de la escritura, se licenció en Periodismo, ejerció la profesión, aunque actualmente no se dedica a esta tarea. Reside en Jaén desde hace unos años y preside la Asociación de Amigos de la Biblioteca Provincial de Jaén.
Herrasti se siente muy satisfecho con su trayectoria, ya que el éxito de su novela El demonio de Lavapiés (2008) ha sido destacado y ahora tiene la oportunidad de sacar a la luz otra más.
EL LIBRO
Tras una azarosa vida luchando en los tercios de Flandes, Gonzalo García vive apaciblemente con su modesto empleo de alguacil en Lavapiés. Pero todo cambia cuando una madrugada se comete en su distrito un macabro triple asesinato en lo que parece ser un rito satánico. Gonzalo recabará la ayuda de la Inquisición y, junto con el dominico fray Diego (que hasta entonces vive retirado en la biblioteca de su convento), tratará de aclarar el crimen y el sentido de un pliego de papel que contiene extraños signos y cifras aparecido junto a uno de los cadáveres. Esa misma mañana, el rey Felipe IV recibe un escalofriante regalo: un corazón humano. Se inicia así una cadena de muertes y crípticos mensajes que siembra el terror en la corte. De las callejuelas sórdidas del Madrid de los Austrias a los salones de una corte en imparable declive, la novela de Pedro Herrasti lleva al lector a bucear en una época marcada por la traición y el fingimiento. Al tiempo que desvela las pasiones más oscuras del corazón humano.
La combinación de una trama de marcado carácter policíaco, el espíritu de aventuras y el predominio de la acción, junto a una muy eficiente y cuidada reproducción de época hacen de la obra de Pedro Herrasti una de las novelas más logradas y apasionantes sobre la España de los Austrias, con el valor adicional de mostrar no sólo la vida en la corte, quizá más conocida, sino el ambiente social y cultural que palpitaba a su alrededor. Una primera novela que más que una promesa es ya una obra muy acabada y potente.
IMPRESIONES
Pedro Herrasti nos propone una entretenida y trepidante aventura en el Madrid de los Austrias plagada de asesinatos, mensajes cifrados y ambiente de imperio en decadencia. Pienso que es inevitable la comparación con las obras del Capitán Alatriste de Reverte, ya que comparten época y escenario y es fácil llevarse por alguaciles, corchetes, recuerdos de los Tercios y callejuelas madrileñas; incluso atisbo algún guiño del autor con la cita a un tal Malatesta, importador de papel genovés.
Aspecto actual de la plaza de Lavapies (Madrid)
Destaco, además de la calidad de la escritura, la continua confrontación entre los dos personajes protagonistas, tan distintos y tan compenetrados a la hora de la verdad; las ordenes religiosas dominantes: jesuitas y dominicos; y sin duda alguna las diferencias entre clases sociales tan marcadas entonces como ahora. Me quedo con una frase de uno de los diálogos entre los protagonistas: "Una cosa es la ley y otra es la justicia" Una verdad como un templo que suscribe y constata hasta el malvado y misterioso demonio Peregrino... ¡Calla lengua, que te vas!
También es muy de agradecer las notas explicativas del autor al final del libro, donde de manera magistral expone los acontecimientos y personajes históricos en los que se basa y las añadiduras de su invención que completan y componen la obra. Para los habitantes o visitantes de Madrid no estaría mal recorrer los escenarios que todavía quedan en pie y que se describen en la obra.
Gonzalo García es alguacil en el barrio madrileño de Lavapiés, cargo alcanzado tras muchos años de permanencia en los Tercios españoles y de haber batallado en media Europa. Una noche es avisado de que una anciana se ha arrojado por la ventana de su cuarto y acude con sus hombres a lo que, a primera vista, se antoja un caso fácil y rápido de solucionar. Pero cuando llega se encuentra con algo inesperado y terrible: dentro de la casa de la anciana aparecen otros dos cuerpos, el de un hombre y el de una chica muy joven, con señales evidentes de violencia. En especial el de la chica, a la que se le ha arrancado el corazón en lo que parece, por los símbolos que la rodean, una ceremonia satánica. Además encuentra un papel lleno de extrañas letras y números, que parece contener un mensaje oculto.
Al poco, el propio rey Felipe IV recibe en una caja un regalo escalofriante: un corazón humano. Eso hará que también el confesor real, el padre Iturbe, tome cartas en el asunto. Gonzalo va a contar con la ayuda en sus pesquisas de un fraile dominico, fray Diego, antiguo miembro de la Inquisición, que ahora vive retirado en el convento de Atocha. Fray Diego, gracias a sus conocimientos, podrá interpretar el contenido oculto del pliego de papel y de los que posteriormente irán llegando a casa del alguacil. En ellos se irán anunciando lugares y fechas de posteriores asesinatos, llegando, incluso, a cometerse uno dentro de los jardines del Palacio del Buen Retiro, residencia del rey.
Palacio del Buen Retiro (Madrid) en el siglo XVII. Los jardines traseros forman hoy el actual parque de El Retiro
Las investigaciones de Gonzalo y fray Diego les llevarán a abrir sucesos sórdidos del pasado acaecidos en el Convento de San Plácido y se verán muchas veces superados por las habilidades del misterioso “Peregrino”, firmante de los mensajes. De las calles más insalubres del barrio de Lavapiés hasta los palacios reales de una monarquía que se derrumbaba, ambos irán extrayendo sorprendentes e inquietantes conclusiones. Y siempre quedará una pregunta flotando en el aire: ¿realmente se enfrentan a un demonio capaz de desaparecer a su antojo y de matar con tanta con crueldad?.
Una de las cosas que más me ha gustado del libro es la recreación que hace del Madrid de Felipe IV, la capital de un imperio que se hundía y que a pesar de su grandeza de cara al exterior, dentro de sus calles y gentes se movía una pobreza casi extrema. El extremo lujo y los dispendios constantes de los nobles, iglesia y realeza dilapidaban sin piedad las riquezas del país, al igual que las guerras que se mantenían en Europa. Las calles de uno de los barrios más castizos de Madrid, el de Lavapiés, están trazadas con maestría y somos capaces de ver las casas desvencijadas, la tierra de las calzadas que se convertía en barro con las lluvias, las tabernas y figones, las casas de “moral relajada”, las broncas y peleas nocturnas.
Para los que somos de aquí o los que conocen bien la ciudad es fascinante hacerse un nuevo plano mental de la ciudad y de algunos de sus barrios siguiendo las palabras de Pedro Herrasti. Reconocer la iglesia de la Virgen de Atocha (aunque la actual está reconstruída sobre la anterior), que entonces pertenecía a un gran convento rodeado de jardines y tratar de imaginarlo resulta un ejercicio mental fascinante. O caminar junto a Gonzalo y fray Diego por la calle Atocha o por las que llevaban hasta el Alcázar de los Austrias (hoy Palacio Real, levantado sobre sus ruinas tras un pavoroso incendio).
Salon de Reinos, unico edificio integrante del Palacio del Buen Retiro que se conserva en la actualidad. Fue sede del Museo del Ejercito y actualmente su destino es servir de ampliación al Museo del Prado
También es de agradecer que recupere lugares de los que ya apenas quedan vestigios, como fue el Palacio del Buen Retiro, que se ubicaba, aproximadamente, en los terrenos que hoy ocupa el Museo del Prado, la iglesia de los Jerónimos (que era la del Palacio entonces), el hotel Ritz y llegaba hasta la actual plaza de Cibeles. A su espalda, pero dentro de él, estaban sus famosos jardines, el actual Parque del Retiro, abiertos al público desde el reinado de Carlos III. De este enorme palacio sólo quedan hoy el Casón del Buen Retiro, que se utilizaba como anexo al Museo del Prado para las colecciones de pintura del siglo XIX y que ahora es Centro de Estudios, y el Salón de Reinos que durante mucho tiempo fue el Museo del Ejército. El palacio, construido con materiales muy pobres, se deterioró con rapidez durante la invasión francesa, ya que las tropas napoleónicas lo usaron de cuartel y tuvo que ser derruido casi en su totalidad bajo el reinado de Isabel II.
Pedro Herrasti nos pasea por este monumental palacio y sus jardines con una naturalidad envidiable, como si lo conociera de toda la vida. Incluso nos habla de la famosa estatua del rey Felipe IV (que actualmente se sitúa en la Plaza de Oriente, frente al Palacio Real y que entonces estaba en los jardines del Buen Retiro) y del modo en que podía verse a través de muchas de las ventanas. Pero también nos hace imaginar, con un lenguaje muy gráfico, cómo se vivía en las casas y calles de Lavapiés, un barrio que tuvo durante siglos una numerosa presencia de familias judías y que en el momento de la acción es oscuro, sucio, triste y hasta peligroso. En algunas páginas pasearemos por la Plaza Mayor, la calle Alcalá, la calle Mayor, la Plaza de las Descalzas…Insisto, esta recreación es realmente buena.
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