EL AUTOR
José Luis Galar Gimeno (Zaragoza, 1965) es un novelista español.
Durante 11 años fue profesor titular de la Escuela Universitaria de Turismo de Zaragoza; trabaja como directivo de una empresa pública del sector turístico.
En 1998 publica su primera novela Muerte en un cabaret, al año siguiente ve la luz, La isla de los pelícanos, y en 2000 El agua que no moja las manos. Cuatro años más tarde publica La red del pescador, y en 2008 sale La frontera dormida, que se ha convertido con el tiempo en un long seller y en una novela de referencia para todos aquellos que buscan una perspectiva diferente sobre algunos acontecimientos transcurridos durante la Segunda Guerra Mundial en la frontera entre España y Francia, concretamente en Canfranc. El tráfico de arte expoliado y las más modernas investigaciones de la Policía Científica española dan cuerpo a esta novela. En 2011 aparece Angelitos Negros con la primera guerra del Golfo como telón de fondo, en donde se plantean cuestiones de gran profundidad desde el punto de vista de la ética política respecto a cuestiones fundamentales para la vida diaria como la energía, el envío de tropas a los conflictos internacionales, incluyendo contingentes de mercenarios, el uso de los servicios secretos del Estado, el expolio del subsuelo africano, etc...
En el año 2013 publica su primer ensayo titulado Tras Albert Cossery, basado en el desconocido escritor egipcio que se afincó en París y que vivió durante cincuenta y siete años en la misma habitación de hotel: la número 58 del hotel La Louisiane. La particular idea de Albert Cossery sobre cómo hacer la revolución consistía en intentar conseguir que cada lector de un libro suyo no fuera a trabajar al día siguiente ingresando en la cofradía de la pereza reflexiva. Escribió en su larga vida de noventa y cuatro años solamente ocho libros, a una media de dos frases por semana.
Actualmente, junto a la producción literaria experimenta con la imagen. Como storyteller cuenta historias utilizando los soportes que encuentra a su alcance: Luz de otoño es la primera experiencia como director de cortometrajes, basada en guión propio.
EL LIBRO
Vista general de Canfranc (Huesca)
Un enclave de los Pirineos guarda el mayor secreto entre Franco y Hitler. ¿Quién prefiere que la verdad permanezca dormida?
Una noche gélida de diciembre de 2005 muere en Canfranc un anciano oficial nazi. Pero los enigmas de su azarosa vida han sido confiados la noche anterior, en secreto de confesión, al joven párroco de la localidad, el padre Gúzman, quien adquiere el compromiso de entregar determinados documentos...
La especialista en arte para la política científica Patricia Hernando se deslumbra al descubrir el botín que escondía la casa del anciano alemán, y no puede permanecer impasible ante la visión de un Vermeer de cuya existencia se ha dudado a lo largo de los siglos. Sin buscarlo, el padre Guzmán y Patricia Hernando se han situado en el ojo del huracán de un asunto pendiente de la historia europea.
Y ahora saben demasiado para continuar viviendo tranquilos, porque la información a la que han tenido acceso es vivamente codiciada por grupos del poder económico para los que puede ser muy comprometedora.
IMPRESIONES
Una de las rutas elegidas por los nazis para traficar con el oro y las obras de arte expoliadas a los judíos fue la estación de Canfranc, un secreto entre Hitler y Franco que el escritor José Luis Galar despierta del pasado a través de su trepidante novela "La frontera dormida".
El autor, nacido en Zaragoza en 1965, ha querido que la presentación de su nuevo libro tuviera lugar en el Ayuntamiento de Canfranc, frente a su famosa estación internacional de trenes, ahora envuelta por andamios y maleza pero en la que aún se respiran misterios sin desvelar.
El autor, nacido en Zaragoza en 1965, ha querido que la presentación de su nuevo libro tuviera lugar en el Ayuntamiento de Canfranc, frente a su famosa estación internacional de trenes, ahora envuelta por andamios y maleza pero en la que aún se respiran misterios sin desvelar.
El Geografo, de Vermeer
Galar, quien reconoce que le interesa más el arte que el oro, destaca en ese botín nazi "El alquimista", un cuadro ficticio de Vermeer incluido en la colección personal de Hitler por contener una fórmula química mortal más destructiva que el Ébola. A partir de ahí, sacerdotes, espías, policías, anticuarios y asesinos irán apareciendo en Canfranc, Madrid, Roma, Lisboa y Ciudad del Vaticano para hilar un "thriller" histórico que nos devuelve a los años cuarenta, pero que transcurre sólo entre el 24 de diciembre de 2005 y el 4 de enero de 2006.
José Luis Galar ha afirmado que "la discreción aragonesa" ha hecho que los mayores del lugar callen las historias sobre los nazis en este lugar, sus bailes con las chicas de Canfranc o el paso de oro hacia las dictaduras de Franco y Salazar en compensación por la ayuda española y portuguesa a Alemania con materiales estratégicos como la blenda de las minas de Teruel.
"La frontera dormida" rememora ficticiamente todos aquellos acontecimientos, ocurridos cuando la bandera nazi ondeaba en la parte francesa de la estación, pues la frontera con España era marcada sólo por los raíles.
Fachada principal de la estacion de Canfranc
La estación de Canfranc fue al final de la II Guerra Mundial un hervidero de fugitivos, espías y contrabandistas, pero también de "vías abandonadas y ferrocarriles de la esperanza", ha comentado el autor. Pues Canfranc sirvió también para que judíos y la resistencia francesa escaparan de los nazis y éstos, a su vez, más tarde, huyeran de los aliados hacia países sudamericanos.
La espectacular y versallesca estación de Canfranc, inaugurada en 1928 por el rey Alfonso XIII, junto al presidente de la República Francesa G. Doumergue, y el general Primo de Rivera, es recordada ahora a través de este libro, para el que el autor se documentó en la sede de la Policía Científica de Madrid, donde una inspectora -al igual que en el libro- le explicó cómo reconocer que un cuadro es falso o no.
"Existen lugares tan acostumbrados al olvido que hasta los propios habitantes acaban por abandonarse a sí mismos y a los demás", escribe Galar al comienzo de su libro.
La estación de Canfranc fue al final de la II Guerra Mundial un hervidero de fugitivos, espías y contrabandistas, pero también de "vías abandonadas y ferrocarriles de la esperanza", ha comentado el autor. Pues Canfranc sirvió también para que judíos y la resistencia francesa escaparan de los nazis y éstos, a su vez, más tarde, huyeran de los aliados hacia países sudamericanos.
La espectacular y versallesca estación de Canfranc, inaugurada en 1928 por el rey Alfonso XIII, junto al presidente de la República Francesa G. Doumergue, y el general Primo de Rivera, es recordada ahora a través de este libro, para el que el autor se documentó en la sede de la Policía Científica de Madrid, donde una inspectora -al igual que en el libro- le explicó cómo reconocer que un cuadro es falso o no.
"Existen lugares tan acostumbrados al olvido que hasta los propios habitantes acaban por abandonarse a sí mismos y a los demás", escribe Galar al comienzo de su libro.
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