lunes, 10 de marzo de 2014

LA MANO DE FATIMA (Ildefonso Falcones)



EL AUTOR

Ildefonso Falcones de Sierra (Barcelona, 1959) es un abogado y escritor español, conocido por ser autor La catedral del mar (2006). Su obra prima se convirtió en la novela más leída del 2007 en España.

El 10 de junio de 2009 publicó su segunda obra, La mano de Fátima, que se convirtió rápidamente en un gran éxito vendiendo cincuenta mil ejemplares el día de su estreno, el 10% de la tirada inicial.

Hijo de un abogado y una ama de casa, la defunción de su padre cuando él tenía diecisiete años supuso el fin de su carrera deportiva como jinete. A esa edad se había convertido en el Campeón de España Junior en la categoría de salto. También destacó en hockey sobre hierba. Estudió en el Colegio de los Jesuitas de San Ignacio, y posteriormente comenzó en la universidad dos licenciaturas Derecho y Económicas, aunque decidió dejar la segunda para compaginar Derecho con un trabajo en un bingo de la capital condal.

Actualmente trabaja como letrado en su propio bufete, situado en el barrio del Ensanche de Barcelona. Aunque ya se había iniciado en la literatura, en estos últimos años ha compaginado el trabajo con su pasión de escribir libros. Tardó cinco años en terminar su primera novela.



Ideológicamente siempre se ha manifestado simpatizante del Partido Popular, e incluso en 2008 acompañó a Mariano Rajoy —por entonces candidato popular en las Elecciones Generales— en un acto político en la Iglesia de Santa María del Mar junto con otros dirigentes del Partido Popular catalán, como Dolors Nadal y Daniel Sirera

En 2010 el ayuntamiento de Juviles, en la provincia de Granada, acordó denominar Calle Ildefonso Falcones a una nueva vía del pueblo, dada la popularidad aportada al municipio por la novela La mano de Fátima.  El acto de inauguración tuvo lugar el 4 de abril de 2010 con asistencia del homenajeado

EL LIBRO

Joya representando la mano de Fátima

  • Nº de páginas: 960 págs.
  • Encuadernación: Tapa dura
  • Editorial: GRIJALBO
  • Lengua: CASTELLANO
  • ISBN: 9788425343544

  • (Del Blog del autor)

    En la opulenta Córdoba de la segunda mitad del siglo XVI, un joven morisco, desgarrado entre dos culturas y dos amores, inicia una ardiente lucha por la tolerancia religiosa y los derechos de su pueblo.

    En 1568, en los valles y montes de las Alpujarras, ha estallado el grito de la rebelión: hartos de injusticias, expolio y humillaciones, los moriscos se enfrentan a los cristianos e inician una desigual pugna que sólo podía terminar con su derrota y dispersión por todo el reino de Castilla. Entre los sublevados se encuentra el joven Hernando. Hijo de una morisca y el sacerdote que la violó, es rechazado por los suyos, debido a su origen, y por los cristianos, por la cultura y costumbres de su familia. Durante la insurrección conoce la brutalidad y crueldad de unos y otros, pero también encuentra el amor en la figura de la valerosa Fátima, la de los grandes ojos negros. A partir de la derrota, forzado a vivir en Córdoba y en medio de las dificultades de la existencia cotidiana, todas sus fuerzas  se concentrarán en lograr que su cultura y religión, las de los vencidos, recuperen la dignidad y el papel que merecen. Para ello deberá correr riesgos y atreverse con audaces y muy peligrosas iniciativas.

    Los lectores de La catedral del mar encontrarán en esta segunda novela de su autor las mismas claves que llevaron al éxito a la primera: la fidelidad histórica, que se entrevera con un apasionado relato de amor y odio, de ilusiones perdidas y esperanzas que dan sentido a la vida y la lanzan por los caminos de la aventura. De ese modo, su autor construye una trepidante novela que pretende reflejar la tragedia del pueblo morisco, ahora que se cumple el cuarto centenario de su expulsión de España, y que también relata una vida singular, la de un hombre fronterizo y enamorado que nunca se resignó a la derrota y luchó por la convivencia.

    IMPRESION PERSONAL

    El libro relata la historia real de la comunidad morisca que Ildefonso Falcones inicia con muy buen ojo a finales de 1568 a raíz del levantamiento que ese pueblo protagoniza en las Alpujarras granadinas y prolonga hasta su expulsión definitiva en 1610, cerca de cuarenta y dos años después.

    Juviles, en la Alpujarra granadina


     Completa, detallada y exquisitamente documentada en todos los aspectos, a veces en exceso, único punto que algunos lectores (sobre todo los detractores de la novela histórica) podrían encontrar en contra de este magnífico libro, ya que a veces puede dar la impresión de apartarse de la historia principal para centrarse en la propia documentación, algo muy extendido entre los autores de este género literario. Aún así, sus cerca de mil páginas no decaen ni se hacen pesadas en ningún momento, sino más bien permiten una lectura dinámica, enérgica y repleta de matices que resultan altamente provechosos.

    Tengo que decir que a mi entender ese exceso de documentación (si se puede llamar así) no representa problemática alguna, pues dice mucho a favor del proyecto final que Falcones pretende llevar a cabo (a fin de cuentas lo que persigue es contar una historia dentro de un contexto histórico que requiere de ciertas explicaciones para una mejor comprensión por parte del lector), ya que además de sacar a colación los puntos más relevantes de ambas culturas en relación con el hilo que intenta seguir (recuérdense los libros plúmbeos del Sacromonte, la Virgen María como nexo de unión entre las dos religiones, así como el Dios de Abraham, el mismo para las dos, la Inquisición o las relaciones de los cristianos nuevos con Berbería), da todo lujo de detalles sobre cada materia a tratar, como la vida ecuestre, el arte, la cultura o el quehacer cotidiano de moriscos y cristianos a finales del siglo XVI y comienzos del XVII.

    El autor, a través de un estilo suave y penetrante y un lenguaje que aunque sencillo y al uso no deja de ser exquisito, juega con unos ingredientes que, si bien suelen ser comunes en todo tipo de novela, parece ser que es en la histórica donde encuentran mejor asentamiento y aceptación por parte del lector: amores imposibles o casi imposibles (Fátima, Isabel, Rafaela), venganza (perseguida a lo largo de gran parte de la historia por Brahim y Ubaid, incluso por Barrax), odio, guerra, represión, violencia extrema y, sobre todo y como colchón donde descansa todo lo anterior, el hecho histórico, en el que el autor se detiene con una rigidez digna de admiración. Conduce la historia con maestría y actúa a favor o en contra de cada personaje (sea cual sea su religión) según circunstancia y momento, dejando a cada cual a la altura que le corresponde, pues cuenta sin complejos, según en qué capítulos, las atrocidades cometidas por ambas comunidades y ensalza los hechos plausibles que las mismas llevan a cabo.


    Interior de la mezquita de Córdoba, reconvertida en templo cristiano


    La trama se desarrolla, con un movimiento imperturbable, principalmente en las Alpujarras, Córdoba y Granada, dando un protagonismo menor a Sevilla, reino de Valencia, Berbería –sobre todo Tetuán y Argel-, y al pueblo turco.

    La primera parte –En nombre de Alá- se centra en la guerra de las Alpujarras. Ildefonso Falcones cuenta con precisión milimétrica y atinado criterio los avatares de un pueblo regentado por Abén Humeya, cuyo nombre cristiano es Francisco de Válor y Córdoba, al que tras su muerte sucede su primo Aben Aboo. Hernando Ruíz, hijo de Aisha –morisca- y del sacerdote cristiano que la violó –hecho que se repetía una y otra vez en la viciada sociedad, sobre todo rural, de la época- crece en Juviles, un pequeño pueblo de la comarca granadina. Su madre, para evitar el rechazo de sus vecinos, se ve obligada a casarse con Brahim, un hombre déspota que odiaba a su hijo, conocido por todos como el Nazareno, por su descendencia cristiana.

    Hernando es educado, por una parte, en la religión musulmana, por sus padres, pero sobre todo por Hamid, un viejo alfaquí que se volcó en él y lo trató con el cariño que su padre se negó a ofrecerle; por otra, en la cristiana, por don Martín y Andrés, cura y sacristán, respectivamente, de Juviles. Hernando, como morisco, se ve envuelto en el levantamiento de las Alpujarras, a partir del cual los hechos se van sucediendo con una inmediatez mareante, pero sobre todo con la espontaneidad propia de un pueblo agobiado por el maltrato, la vejación y la humillación, tema sobre el que no voy a entrar en detalle porque se alargaría demasiado esta crítica. La conciencia de Hernando, aun del lado del pueblo morisco, le impide estar de acuerdo con las matanzas que su propia comunidad protagoniza, tan crueles como las que llevaban a cabo sus enemigos. Así pues, ayuda a escapar a una niña cristiana (Isabel) y a un noble, también cristiano, que resultó ser don Alfonso de Córdoba, duque de Monterreal, y que más tarde actuará como protector del joven morisco. El odio y la venganza, en definitiva la crueldad, aparecen por doquier en esta primera parte, donde la acción y el movimiento provocados por el continuo batallar no encuentran reposo. Apabullante.

    La segunda parte –En nombre del amor- cuenta la llegada de Hernando a Córdoba (de la que hace un repaso histórico y cultural exhaustivo, dejándola en el apetecible y muy apropiado lugar que se merece), su establecimiento en esa ciudad y la forma en la que va prosperando día a día, hasta el punto de convertirse en todo un personaje en su entorno. Entre la primera y segunda partes hay un movimiento en cuanto a las vidas amorosas de Brahim y de Hernando que el autor trata de justificar según las costumbres de cada religión y que el lector sufre en sus propias carnes. Una segunda parte, aunque más relajada que la primera, en la que los protagonistas se ven envueltos en continuos desengaños e injusticias por parte no sólo de los cristinos, sino de sus propios familiares. Tremenda.

    Casa de los Tiros, en el barrio del Realejo (Granada), residencia de los Granada-Venegas, la más importante familia morisca de España, familiares del Rey Boabdil .


     En la tercera –En nombre de la fe- Hernando realiza varios viajes –más o menos largos según la circunstancia y la necesidad del momento- a tierras granadinas, pero esta vez a la capital, donde el autor revienta en una orgía de detalles alrededor de la vida de esa ciudad en el siglo XVI. Su relación con ciertos personajes de la nobleza le concede un prestigio que en Córdoba ya había comenzado a disfrutar. Incluso la cúpula de la iglesia granadina le ofrece trabajar con ella, lo que le costó la confianza y el afecto que la comunidad morisca cordobesa había depositado en él. Una parte, tal vez, más intelectual que el resto, en la que el protagonista tiene la oportunidad de demostrar su eficiencia como traductor y colaborador con ciertos frailes y obispos. Deliciosa.
    En la cuarta parte –En nombre de nuestro Señor-, además de continuar viviendo en Córdoba, hace algún otro viaje a Granada y al reino de Valencia. Conforme se va aproximando el final, el autor va tejiendo una tela de araña que va aumentando la tensión y acaba desinflándose en las últimas páginas, en las que recibe noticias que le cambiarán –de nuevo- la vida. Un final inesperado que, sin embargo, no se aparta de la línea del resto de la novela. Una cuarta parte, que unida al epílogo, complementa sabiamente todas las anteriores en cuanto a calidad, ambientación y documentación. Más que satisfactoria.

    En cuanto a los personajes, hay que decir que están muy estudiados y magníficamente desarrollados. Llenan todo el hueco que el autor les exige en cada capítulo. Se mueven conforme las propias circunstancias y hechos históricos les van pidiendo, lo cual no es baladí en una novela de esta envergadura. Hernando –que representa la generosidad y la tolerancia, casi la perfección, en una época dominada por la iniquidad y la lucha entre religiones y razas- es un personaje que tiene multitud de altibajos, tanto sociales y económicos como personales o familiares, a lo largo de toda su vida.

    Hay ocasiones en las que le va mal, otras muy mal (en las que Falcones consigue mantener al lector con el corazón en un puño), situaciones que sabe sortear y superar con resolución y soltura. También las hay buenas e incluso muy buenas (en las que el autor parece premiarnos con la relajación que inconscientemente buscamos después de tanta injusticia). Hamid, Aisha, Fátima, Rafaela o el propio Miguel, ponen un contrapunto de humanidad en medio de un campo en el que Ubaid (el arriero de Narila), Barrax o Brahim van sembrado toda la injusticia y venganza que cabe en una insurrección de estas características. El autor consigue que nos conmovamos con Fátima o Rafaela y odiemos a Ubaid o a Brahim al mismo tiempo que sufrimos con Hernando y repudiamos las acciones que ambas tropas llevan a cabo, como la que da lugar a la muerte de Gonzalico, que si bien Falcones no le saca todo el jugo que el hecho en sí merece, en mi opinión representa el símbolo alrededor del cual se mueve toda la ignominia y la crueldad que pretende reflejar en su obra.
    En definitiva, la historia de “La mano de Fátima” es un epilogo a la ocupación de la Península ibérica por los árabes, narra desde la guerra de las Alpujarras hasta la expulsión definitiva de los moriscos, teniendo como centro de la novela a su protagonista, Hernando, un morisco hijo de madre musulmana y del cura del pueblo. Esto marcará su existencia en el debate de convivencia de las dos religiones. Ese es uno de los aspectos claves del libro. La tesis de si era o no posible una convivencia en un momento en que las religiones formaban parte la médula espinal de los Estados.

    Hablar de convivencia entre modelos que excluyen a los no creyentes, a los que no participan de su modelo o concepto del gobierno, resulta realmente complicado. A pesar de los trabajos de los más moderados, basta con una chispa de las posiciones más extremistas para que todo el trabajo de convivencia sea destruido. En esto, el libro, muestra unos principios muy actuales, en todos los movimientos excluyentes se dan cita sectores más moderados y extremistas, pero todos tienen un objetivo común: la instauración de un sistema que excluye a una parte de la población. En el caso que nos ocupa, el objetivo no era otro que la recomposición del Reino árabe de Granada y, ¿por qué no? del Al-Andalus. Y en el fondo, incluso los movimientos más moderados, perseguían dicho objetivo.
    Hernando o Hamid imb Hamid, tal y como adoptó su nombre árabe, se posiciona en unos planteamientos moderados pero sin renunciar nunca a sus objetivos religiosos ni políticos.


    Decía que la obra es actual, tanto como desde que procedí a su lectura, muchas de las imágenes que se plasman en sus páginas se repiten en la prensa: la existencia de tribunales musulmanes paralelos al poder civil (caso en Cataluña), juicios de honor, degollamientos de hijas casadas con cristianos (recientemente en Italia), asesinato de espías cristianos (hace unos meses en abisinia), provocaciones entre religiones (invasión de musulmanes de la mezquita de Córdoba), aplicación extrema de la sharía (gran parte del mundo musulmán), guerra santa con gran violencia (conflictos de Irak y Afganistán)…… Así es la descripción que hace Ildefonso Falcones, cruel y dolosa, de la guerra de las Alpujarras que, incluso, puede llevar a algunos lectores abandonar su lectura. No lo recomiendo, su final no lo merece, pero nos podemos preguntar si sobra semejante fuerza descriptiva o, simplemente, no queremos ver hasta dónde puede llegar la crueldad humana. En 500 años no ha variado mucho, las noticias de los telediarios reproducen muchas de las descripciones.

    Y es que, 500 años después de la expulsión de los moriscos, nuestra sociedad ha recuperado un porcentaje importante de población musulmana. Nuestros pueblos y ciudades conviven, de nuevo, con musulmanes. Algo hay de diferente antes y ahora, en la sociedad occidental, el poder ya no está unido a la religión. Los comportamientos, los hábitos, las formas de la sociedad occidental, de la España actual poco tienen que ver con la lectura de la obra. Los objetivos de nuestra sociedad no son instaurar una ley religiosa, si no, según tendencias políticas, todo lo contrario.
    Hernando pasa de la miseria, a la riqueza y de la riqueza a la pobreza, en lo material, en lo espiritual y en el amor. Actual es la obra también en estos aspectos, la crisis económica hace mella en un país con más de 4,5 millones de parados. Pero, me quedo con los mensajes de esperanza, el trabajo honrado, los principios, la ayuda prestada, son recompensas del futuro. Los héroes de falcones tienen algo en común en este sentido.


    Lo que sí es la “La mano de Fátima” es una maravillosa historia de amor, conmovedora y cuanto menos imposible. Realmente apasionante y, por qué no, dura, dura como es toda la historia de nuestro personaje. La sensibilidad con que la que se plasma la historia de amor en toda la novela contrasta con la dureza de la obra.

    ACTUALMENTE LEYENDO:  EXPEDIENTE BARCELONA (Francisco Gonzalez Ledesma)

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